martes, 5 de junio de 2018

Santos por meses y días

santos del 2 de junio

Santos Marcelino y Pedro, mártires
fecha: 2 de junio
†: c. 304 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: San Marcelino, presbítero, y san Pedro, exorcista, mártires, acerca de los cuales el papa san Dámaso cuenta que, durante la persecución bajo Diocleciano, condenados a muerte y conducidos al lugar del suplicio, fueron obligados a cavar su propia tumba y después degollados y enterrados ocultamente, para que no quedase rastro suyo, pero más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila trasladó sus santos restos a Roma, en la vía Labicana, dándoles digna sepultura en el cementerio «ad Duas Lauros».
Oración: Señor, tú has hecho del glorioso testimonio de tus mártires san Marcelino y san Pedro nuestra protección y defensa; concédenos la gracia de seguir sus ejemplo y de vernos continuamente sostenidos por su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Marcelino y Pedro se encuentran entre los santos romanos que se conmemoran en el canon I de la misa. Marcelino era un prominente sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro, según se afirma, era un exorcista. Debido a un error de lectura del Hieronymianum, se había llegado a la conclusión de que otros mártires perecieron con ellos, en número de cuarenta y cuatro, y así lo consignaba el anterior Martirologio Romano, lo que fue enmendado en el actual. Un relato muy poco digno de confianza sobre su pasión, declara que ambos cristianos fueron aprehendidos y arrojados en la prisión, donde tanto Marcelino como Pedro mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos, para obtener nuevas conversiones, como la del carcelero Artemio, con su mujer y su hija. De acuerdo con la misma fuente de información, todos fueron codenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, como también se le llama. Marcelino y Pedro fueron conducidos en secreto a un bosquecillo que llevaba el nombre de Selva Negra, para que nadie supiera el lugar de su sepultura y se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por medio del mismo verdugo que posteriormente se convirtió al cristianismo.
Dos piadosas mujeres, Lucila y Fermina, exhumaron los cadáveres y les dieron conveniente sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Labicana, no sin recoger antes algunas reliquias. El papa Dámaso, autor del epitafio para la tumba de los dos mártires, declaró que siendo niño, se enteró de los pormenores de su ejecución por boca del propio verdugo. El emperador Constantino mandó edificar una iglesia sobre la tumba de los mártires y quiso que ahí fuera sepultada su madre, Santa Elena. En el año de 827, el Papa Gregorio IV hizo donación de los restos de estos santos a Eginhard, antiguo hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas en los monasterios que había construido o restaurado; por fin, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Seligenstadt, a unos veintidós kilómetros y medio de Francfort. Todavía se conservan los relatos donde se registraron minuciosamente todos los detalles de los milagros que tuvieron lugar durante aquella famosa traslación. La prueba de que en la Roma antigua se rendía mucho culto a estos dos santos, está en que abundan inscripciones para conmemorarlos, como ésta: «Sáncte Petr (e) Marcelline, suscipite vestrum alumnum» (Sanos Pedro y Marcelino, recibid a vuestro alumno).


Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se afirma, ejercía el exorcismo. Uno de los relatos que habla de la "pasión" de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que nadie supiera el lugar de su sepultura.
Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires, y quiso que en ese sitio fuera sepultada su madre Santa Elena en el año 827.
El Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.
Las personas oraban: "Marcelino y Pedro poderosos protectores, escuchad nuestros clamores".






Santo Domingo Ninh, mártir
fecha: 2 de junio
n.: 1842 - †: 1862 - país: Vietnam
canonización: B: Pío XII 29 abr 1951 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Elogio: En la ciudad de Au Thi, en Tonquín, santo Domingo Ninh, mártir, joven agricultor, que, por no querer pisotear la Cruz, fue decapitado en tiempo del emperador Tu Duc.
Domingo Ninh fue un joven vietnamita que dio un alto testimonio de fortaleza moral en la profesión y confesión de la fe cristiana, por la que dio la vida. Había nacido en Trung-Linh el año 1842. Se dedicaba a la agricultura, y siendo un adolescente fue literalmente arrastrado por su padre a contraer matrimonio con una joven a la que él no amaba. Por ello reaccionó negándose a consumar el matrimonio y a tener por válida aquella unión. Aficionado a la lectura, procuraba su propia formación humana y religiosa. Acusado de ser un cristiano fervoroso fue arrestado y conducido delante del tribunal. El joven confesó su fe sin ambages y no sirvieron amenazas ni promesas para llevarlo a pisotear la cruz y renegar de Cristo. Fue torturado, maltratado y metido en una dura prisión donde hubo de padecer muchísimo, sin que las miserias de su detención debilitasen su fuerte ánimo. Por fin fue condenado a muerte y decapitado en An-Triem el 2 de junio de 1862. Fue canonizado el 19 de junio de 1988.




San DictinoDictinio o Dotino (? - c. 420) fue un eclesiástico y escritor hispano, obispo de Astorga entre los siglos IV y V, inicialmente priscilianista y después converso al catolicismo.

Su etapa priscilianista[editar]

Mencionado como de origen griego12​ o gallego,3​ Dictinio era hijo de Sinfosio, que era obispo en Gallaecia,n 1​ quizás de Orense4​ o tal vez regionario.3​ Sinfosio fue uno de los prelados que en el concilio de Zaragoza del año 380 declaró su adhesión al priscilianismo, adoctrinando a su hijo en la misma religión y ordenándole presbítero.
Por estas fechas Dictinio escribió una obra teológica titulada Libra (llamada así por estar estructurada en doce partes, al igual que la libra romana estaba dividida en doce onzas) en la que defendía posturas trinitariasmodalistas y aceptaba la legitimidad de la mentira cuando se utilizase en defensa de la religión, animando a sus correligionarios a hacerse pasar por católicos para garantizar su seguridad.56​ Los contenidos del libro, que no se conserva, se conocen por la refutación que de él hizo San Agustín en Contra mendacium.7​ Algunos autores8​ suponen que dejó escritos otros tratados similares, aunque no hay noticia de ellos.
Para solventar las diferencias entre priscilianistas y católicos, los primeros apelaron a la intermediación del papa Dámaso I, que se negó a recibirles, y a la de Ambrosio de Milán, quien dictaminó que los católicos admitieran en su iglesia a los priscilianistas si éstos condenaban las herejías que habían aprobado y evitaban la consagración episcopal de nuevos obispos; el trato no fue cumplido, pues pronto fueron consagrados Dictinio en Astorgan 2​ y Paterno en Braga. Cerca del año 396 se celebró en Toledo un concilio al que Sinfosio se negó a asistir, sin dar ocasión a que se resolviera la causa contra los priscilianistas.9

Su retractación[editar]

En el año 400 se reunió el I Concilio de Toledo, en el que Sinfosio confesó que había consagrado a Dictino obligado por el pueblo gallego, entre el cual el priscilianismo estaba muy extendido. Sinfosio y Dictino abjuraron de su herejía para abrazar el catolicismo;n 3​ Dictinio además reprobó sus propios escritos, y los asistentes al concilio restituyeron a los dos en su dignidad episcopal, esta vez según los cánones de la Iglesia Católica.10​ Esta disposición no fue del agrado de algunos prelados, que hacia el año 404 comisionaron al obispo Hilario y al presbítero Elpidio para apelar al papa Inocencio I,4​ quien confirmó la decisión conciliar con un llamamiento a la unidad en su decretal Saepe me et nimia.11n 4
Tras su retractación Dictinio dio ejemplo de virtud, que después de su muerte le hizo acreedor del culto de santidad: en el año 447 el papa León I el Magno alababa su memoria al tiempo que condenaba sus escritos, que también fueron anatematizados en el Concilio de Braga del 561.12​ En la recopilación de las actas conciliares del s. VII se le mencionaba como "de santa memoria",10​ y en el año 925 el obispo Fortis lo llamaba "santísimo, gloriosísimo y poderosísimo patrono mío después de Dios".13​ Su festividad se conmemoraba el día 2 de junio,14​ el 1115​ o el 2416​ de julio, aunque tras la reforma de 196917​ fue retirado del santoral por no haber sido canonizado oficialmente.
Se desconoce la fecha de su muerte, que diversos autores datan arbitrariamente en 42018​ o 430.19​ Tradicionalmente se creyó que sus restos reposaban en el monasterio de su advocación cuya iglesia mandó construir él mismo en Astorga,n 5​ donde había una lápida que lo mencionaba.13​ En el año 1550 se abrió la sepultura, sin hallar sus restos; algunos autores conjeturan que tal vez fue trasladado al Monasterio de Santo Toribio de Liébana junto con Toribio de Astorga en los primeros tiempos de la invasión musulmana;9​ otros suponen que su cabeza se encuentra entre las reliquias veneradas en la catedral de Astorga.

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