lunes, 28 de enero de 2019

EVANGELIOS Y LECTURAS DEL 03 DE FEBRERO DEL 2019


Lecturas del Domingo 4º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

EN los días de Josías, el Señor me dirigió la palabra:
«Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones.
Tú cíñete los lomos:
prepárate para decirles todo lo que yo te mande.
No les tengas miedo,
o seré yo quien te intimide.
Desde ahora te convierto en plaza fuerte,
en columna de hierro y muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra.
Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte
—oráculo del Señor—».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/.
 Mi boca contará tu salvación, Señor.

V/. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, 
inclina a mí tu oído y sálvame. R/.

V/. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

V/. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

V/. Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación,
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Hermanos:
Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente.
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.
Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.
Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Lucas (4,21-30), del domingo, 3 de febrero de 2019
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Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían:
«¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del 

Fernando Torres cmf

Un profeta positivo
      De entrada parece que todos los profetas lo son siempre de desgracias. Nos anuncian un futuro incierto y entre las sombras que vislumbran nos hablan de amenazas, cataclismos, guerras, epidemias y no sé cuantas otras cosas. Todas malas. Todas negativas. Sus palabras se convierten en amenazas que llegan hasta dentro y rompen la poquita armonía y paz que, quizá, habíamos conseguido establecer en nuestra vida. 
      Jesús, está claro, es un profeta. Pero no es de esos a lo que estamos acostumbrados. Es muy diferente. No hace ruido. No entra en nuestra vida con grandes gritos ni aspavientos. Apenas unas palabras sencillas. En el Evangelio, continuación del del domingo pasado, hace una de las homilías más breves de la historia. No hace más que recoger lo que ha leído en un texto del profeta Isaías y decir que todo eso se ha cumplido ya. Era un texto que hablaba de liberación para los oprimidos, de consolación para los afligidos, de salud para los enfermos, de libertad para todos. Era el anuncio de la buena nueva de Dios para todos. 
      En la segunda lectura, Pablo explica también el núcleo del mensaje de Jesús. Es un texto ya conocido pero que vale la pena volver a leerlo y releerlo. Muchas veces. Y llevarlo en la cartera. Y en la mente y en el corazón. Dice que la mejor forma de vivir en cristiano es amar. Ése es el carisma mejor. Explica lo que es amar. Es un amar como el de Jesús, que da la vida por todos, sin medida, sin condiciones. Es el mismo amor de Dios. Porque el cristiano está llamado a vivir el amor de Dios. Pablo explica lo que es y lo que no es el amor. Nos recuerda que sin ese amor nada tiene sentido. Podemos trabajar mucho, dar mucho dinero a los pobres, rezar horas y horas, ayudar en la parroquia y muchas otras cosas. Si todo eso se hace sin amor, no vale nada. Es pura pérdida de tiempo. 
      Ése es el centro del mensaje del profeta Jesús. Como se ve, no contiene amenazas sino una invitación a vivir en el amor. No habla de un futuro tenebroso sino de un presente lleno de luz y de sentido. En el amor descubrimos la presencia de Dios cerca de nosotros. En el amor se nos hace transparente que los que nos rodean son nuestros hermanos y hermanas, aunque a veces nos parezca que actúan como si no lo fueran. En el amor, la vida se nos hace más vivible y somos más felices. Lo curioso es que la reacción ante el mensaje de Jesús fue de total oposición. Si les hubiese amenazado con el diluvio final, posiblemente le hubiesen escuchado más. Pero el mensaje de Jesús descolocaba a sus oyentes, les invitaba demasiado a cambiar de vida. Nosotros somos hoy a la vez oyentes del mensaje de Jesús y portavoces para el mundo. Con nuestra vida demostraremos que vivir el amor abre un futuro mejor para la humanidad y para el mundo. 

Para la reflexión
      ¿Somos los cristianos profetas en nuestra sociedad? ¿Cuál es el contenido de nuestra profecía? ¿Qué mensaje ofrecemos con nuestra vida? ¿Y con nuestras palabras? ¿Cuál es el más valioso?






Liturgia Viva del Domingo 4º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

CUARTO DOMINGO – TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)
  1. Jesús Pide Profetas como Él Mismo
  2. El Mayor de Todos los Dones es el Amor
Saludo (Ver Primera Lectura)
Antes de que tú nacieras, te conocí y te elegí;
estoy contigo para liberarte, dice el Señor.
Que el Señor Jesús sea nuestra fortaleza, 
y que él esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante
1.     Jesús Pide Profetas como Él Mismo
    Por experiencia sabemos que estamos dispuestos a escuchar a los otros, con tal de que nos digan lo que nos agrada, lo que se ajusta a nuestro modo de pensar. Pero cuando nos recuerdan cosas   -incluso cosas buenas-  que exigen mucho de nosotros o que distorsionan nuestro modo de pensar y de actuar, cerramos nuestros oídos y nuestros corazones. Sin embargo, es bueno que Jesús nos recuerde valores que sacuden nuestra conciencia cuando nos descuidamos de practicarlos: como perdonar, preocuparse de los pobres, alzarse a favor de lo recto y justo. Escuchemos hoy al Señor y a todos los que hablan en su nombre.

2.     El Mayor de Todos los Dones es el Amor.
    A veces oímos a personas que expresan su decepción, como por ejemplo: “He dado tanto tiempo y esfuerzo a la comunidad parroquial y ahora ni siquiera me han elegido como miembro del consejo parroquial”, o “Mira todo lo que he hecho por mi familia y fíjate cómo mis hijos me decepcionan”. ¿Refleja esta queja acaso un amor a sí mismo frustrado, o muestra un verdadero espíritu de amor y de servicio a los otros? Jesús nos va a decir con palabras fuertes que el amor no se siente ofendido ni es resentido. Es confiado y aguanta todo. Pidámosle al Señor, que está aquí  con nosotros, que, con su gracia, nuestro amor sea genuino y profundo.

Acto Penitencial
¿Escuchamos al Señor 
incluso cuando sus palabras son exigentes? 
Examinemos nuestra conciencia.
        (Pausa)
  • Señor Jesús, cuando tu palabra quiere despertarnos de nuestra indiferencia y auto-complacencia, haz que sepamos escucharla y acogerla en nuestro corazón:
    R/  Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, cuando veamos injusticia y maldad en derredor nuestro, danos el valor de alzarnos y hablar en con vigor y valentía:
    R/  Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, cuando encontremos a los pobres, danos la fuerza y los medios para ayudarles: haz que nos comprometamos en su favor:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Por tu bondadosa  misericordia perdónanos, Señor, 
y disponnos para hacer asequible a todos tu Buena Nueva, de palabra y de obra. Y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
1.   Jesús Pide Profetas como Él Mismo
Pidamos a Dios 
que sepamos escuchar su palabra 
y llevarla a la práctica en nuestra vida.
                (Pausa)
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú nos diriges hoy las palabras exigentes 
del evangelio de Jesús, tu Hijo.
Que no sean palabras 
que proceden  de un pasado lejano, 
sino que sean palabras vivas que nos impacten ahora
y nos sacudan de nuestra mezquina paz 
con nosotros mismos.
Danos la gracia de percibir los signos 
y las necesidades de nuestro tiempo
y ayúdanos a hablar alto sin miedo, 
con la palabra viva de  nuestras vidas,
el mensaje de verdad, de justicia y de amor
de Jesucristo nuestro Señor.

2.  El Mayor de los dones es el Amor
Oremos para que sigamos creciendo
en el auténtico amor de Dios y del prójimo.
        (Pausa)
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú nos conoces y sigues amándonos
incluso cuando te fallamos a ti y también  a los hermanos.
Tu amor fue profundo 
hasta el punto de entregar a tu propio Hijo,
para que nosotros viviéramos 
y aprendiéramos a amar.
Llena nuestros corazones 
con un amor constante y agradecido 
que se derrame sobre nuestros hermanos y hermanas. 
Danos fuerza para seguir amando a las personas 
aun cuando llevemos todavía las cicatrices
de las heridas que otros nos han infligido.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.

Primera Lectura (Jer 1,4-5.17-19): ¡Álzate y Diles!
    Dios elige a Jeremías para la ingrata y perturbadora misión de ser profeta. Él tiene que ser la voz de Dios. Dios le dará fuerza y protección.

Segunda Lectura (1 Cor 12,31-13,13): El Mayor de los Dones es el Amor
Ningún don de la gracia sirve para nada a no ser que esté inspirado por un amor que se da a sí mismo. Este amor es el corazón de toda vida cristiana. Dios completará ese amor y lo perfeccionará en la gloria del cielo.

Evangelio (Lc 4,21-30): ¿Pero quién se piensa que es él?
     Jesús explica a la gente de su pueblo, a sus paisanos de  Nazaret,  que tiene una misión profética y que ésta está destinada no sólo a sus privilegiados paisanos y compatriotas, sino a todos. La oposición del pueblo no puede parar a Jesús.
Nota: Para hacer más inteligible la lectura de hoy se aconseja añadir los versos previos (17b-19) del domingo pasado, ya que, al menos parcialmente, el pueblo reacciona contra esa afirmación de Jesús.

Oración de los Fieles
Conscientes de nuestra misión en el mundo   -ser profetas del amor misericordioso de Dios-, pidamos a nuestro Padre del cielo que nos dé la gracia de ser fieles y valientes en nuestra tarea y misión, y digamos: R/ Señor, queremos acoger y proclamar tu Palabra.
  • Por todos los cristianos, para que seamos fieles a nuestra misión profética, señalando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo los valores salvadores del Evangelio, roguemos al Señor: 
    R/ Señor, queremos acoger y proclamar tu Palabra.
  • Por todos los profetas en la Iglesia y en el mundo, para que guarden la esperanza viva en la victoria final de la justicia y la verdad, del amor y de la vida de Dios, roguemos al Señor. 
    R/ Señor, queremos acoger y proclamar  tu Palabra.
  • Por los sin voz y los que viven privados de sus derechos humanos, para que encuentren cristianos que tengan el valor de defenderlos y de hablar resueltamente por y a favor de ellos, roguemos al Señor.  
    R/ Señor, queremos acoger y proclamar  tu Palabra.
  • Por los que trabajan por un mundo mejor, para que las contradicciones que encuentren no les amarguen la vida, sino que el amor auténtico les inspire a unir, más que a polarizar y a dividir. 
    R/ Señor, queremos acoger y proclamar  tu Palabra.
  • Por todos nosotros, reunidos aquí en torno a la palabra y al pan eucarístico del Señor, para que experimentemos el evangelio como un mensaje de Dios pensado para hoy, y la eucaristía como lazo de unidad y fraternidad, roguemos al Señor.  
    R/ Señor, queremos acoger y proclamar  tu Palabra.
Señor Dios nuestro, no te pedimos que satisfagas nuestras expectaciones personales. Sobrepasa nuestros pensamientos y proyectos, y ábrenos a tu mundo y a tus planes por medio de la palabra retadora de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Junto con estos signos de pan y vino
te ofrecemos nuestro deseo sincero, 
y también nuestros titubeos, 
de anunciar las palabras apasionantes de tu Hijo
al mundo cegato de hoy.
Danos la visión de tu Hijo, 
parte para nosotros el pan de la fortaleza, 
para que sin  componendas
acojamos y compartamos  la Buena Nueva de salvación
que nos proclama Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Demos gracias al Padre del cielo, 
porque nos ha dado a su mismo Hijo Jesús 
para proclamarnos su palabra viva 
y para fortalecernos con su pan de vida.

Invitación al Padre Nuestro
Oremos con las palabras de Jesús
al Padre de todos
para que nos dé hoy el pan de su palabra
y la comida de fortaleza de la eucaristía.
R/ Padre nuestro…

Líbranos
Líbranos, Señor, de todos los males;
y cuando te pedimos la paz en nuestros días
danos reconciliación y unidad
contigo y los unos con los otros.
No permitas que vivamos en la falsa paz
de la indiferencia o del compromiso con el mal. 
Infunde en nosotros la santa inquietud
de sentir que tu palabra 
se dirige personalmente y nos interpela a nosotros
y de esforzarnos con esperanza y alegría 
hacia la plena venida  entre los que amas
del reino de nuestro Salvador Jesucristo.
R Porque tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión
Este es Jesucristo, el Señor,
la palabra viviente del Padre, 
que vivió tal como habló
y cuya voz no pudo ser silenciada
ni siquiera con la muerte.
Dichosos nosotros, invitados ahora 
a escuchar su palabra 
y a participar en este su banquete de salvación.
R/  Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tú nos has dirigido hoy 
la poderosa palabra de Jesús, tu Hijo.
En él tú nos has dado una muestra
de lo que nosotros y el mundo pudiéramos ser
si nos arriesgáramos a vivir como él.
Danos su espíritu y su fortaleza
y no permitas que nos resignemos
al mal en el mundo y en nosotros mismos.
Despiértanos con tu palabra, 
danos hoy profetas que nos animen
a hacer todo lo que podamos 
y a esperar todo del futuro 
que tú has comenzado en nosotros
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Se nos ha proclamado la palabra de Dios como Buena Noticia para hoy. -  Es un mensaje de esperanza y amor que es más fuerte que todo el mal y que toda contradicción. Que la palabra de Dios nos mantenga sensibles a las necesidades de nuestro tiempo, a los valores que fácilmente  olvidamos y a los derechos humanos que hoy son conculcados.  Que el Señor nos dé fuerza y valor para ello.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre

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