domingo, 17 de enero de 2016

Estados de la península ibérica en la edad media





la corona de castilla











Hablar del nacimiento y desarrollo del Condado de Castilla es hacerlo de una de las señas de identidad de la España en que vivimos.
El difuso e incierto nacimiento remoto de Castilla ha llenado innumerables páginas de diversos estudiosos, historiadores, literatos y científicos, todos ellos afectados por un cierto sentimiento romántico.
Escudo de Castilla en una iglesia Miranda de Ebro
No llegan a ponerse totalmente de acuerdo en los detalles, ni seguramente lo harán, puesto que el origen de este territorio y su organización política en la Alta Edad Media (siglos VIII y comienzos del IX), que será con los siglos uno de los grandes reinos hispanos, surge en medio de una de las épocas más conflictivas y con menos documentos escritos conservados, por lo que las conclusiones son, casi siempre, hipotéticas y muy influidas por lo legendario.
Lo que sí parece claro es que el origen de Castilla hay que buscarlo en los intermitentes procesos de repoblación y resistencia que se originan al este del Reino de Asturias y que tiene sus primeros movimientos en las últimas décadas del siglo VIII. Hay que recordar que el eje principal por el que atacar a Asturias y León durante las casi permanentes razzias cordobesas es precisamente el costado oriental del joven reino, especialmente por el Valle del Ebro.
El Condado de castilla fue la marca oriental del Reino Asturleonés, en un entorno especialmente guerreroLas gentes que lo protagonizan son, mayoritariamente, una combinación de pueblos celtibéricos poco romanizados (cántabros y vascones) y que tampoco se hallaban demasiado influidos por el modo de vida y sistema político visigodo. Son pueblos eminentemente guerreros con ánimo de libertad e independencia.
Cierto es que a estos territorios llegarían también algunos minoritarios contingentes de emigrantes del sur (hispano-romanos e hispano-visigodos) que se habían concentrado al norte de la Cordillera Cantábrica tras la conquista musulmana y la labor emprendida por Alfonso I de recogida de población cristiana para deshabitar la Cuenca del Duero.
Pero, en general, el origen guerrero e independiente de la mayor parte de la población, la peligrosidad de estas tierras y su carácter montañoso y pinariego no invitaría a la instalación en ellas de importantes señores de la vieja nobleza visigoda ni relevantes señores eclesiásticos, por lo que la feudalización que se da en el reino astur-leonés, aquí no se produce, impidiendo que la tierra se concentre en manos de una aristocracia.
Mapa del Condado de Castilla en tiempos de Fernán González
En definitiva, las peculiares condiciones del nacimiento y juventud de este territorio forjarán y garantizarán, durante siglos, el carácter de libertad individual de los castellanos, que se opondrán activamente a las razzias musulmanas. De igual modo no aceptarán de grado el completo sometimiento a Oviedo y León, por lo que las tiranteces y revueltas secesionistas contra la corte serán continuas.
Esta personalidad tendente a la independencia guerrera y el peligro de los ataques musulmanes forzarán a la construcción de numerosas fortificaciones que darán, con el tiempo, nombre propio al condado primero y reino después. Estos castillos no hay que imaginarlos como las grandes fortalezas bajomedievales que han perdurado hasta nuestros días en todo el solar español, sino como pequeños atalayas y recias torres situadas en lugares estratégicos y con carácter plenamente defensivo.
Es una época de inferioridad cristiana frente a un Emirato de Córdoba que se consolida y domina bélicamente casi toda la península.
Decimos que su control es sólo bélico porque las aceifas cordobesas van a castigar intermitentemente durante décadas y siglos el territorio cristiano norteño (prácticamente hasta la disolución del califato a comienzos del XI), pero sin una voluntad clara de ocupación firme ni de asentamiento estable.
La falta de ambición repobladora emiral y califal hará del fenómeno reconquistador cristiano un proceso imparable. A pesar de que durante varios siglos, los cristianos del norte van a recibir continuas acometidas y numerosas derrotas, perdiendo fortalezas y desbaratando incipientes repoblaciones, siempre el proceso retornaría al poco tiempo, recuperándose el terreno perdido.
La iglesias románicas del norte de Burgos suelen ocupar los solares de templos prerrománicos de tiempos del Condado
Esta Castilla original que va cobrando personalidad propia, en medio de un territorio castigado por la destrucción musulmana y la escasa dependencia directa de la capital ovetense, es un territorio poco delimitado conocido desde antiguo como Bardulia. Geográficamente, se puede situar al oeste de Álava y ocuparía la zona montañosa del sur de las actuales provincias de Cantabria y el norte de Burgos (también el noroeste de Palencia, la llamada comarca de Campoo).
Prueba de este avance intermitente hacia el sur es la concesión del famoso fuero a los repobladores de Brañosera (población en la esquina noreste de Palencia, casi en el límite provincial con Cantabria). Corría el año de 824, durante el reinado de Alfonso II "El Casto" cuando Munio Núñez concede a unas cuantas familias procedentes de los Picos de Europa una serie de derechos de explotación de las nuevas tierras.
Iglesia palentina de Salcedillo, aldea situada junto a Brañosera
A mediados del siglo IX, durante el reinado de Ramiro I, Castilla va adquiriendo notoriedad y surgen los dos primeros Jueces de Castilla: Nuño Rasura y Laín Calvo (842)
Rodrigo y Diego primeros condes de Castilla
Los primeros condes castellanos fueron nombrados por los reyes asturianos de entre los miembros de su familia, para garantizar su fidelidad y control, en la segunda mitad del siglo IX
Detalle de la puerta románica de Moradillo de Sedano fue repoblada por el Conde Rodrigo
Los condes tienen el encargo real de cuidar de la defensa de unas tierras alejadas del poder áulico y en peligro de constante de agresión musulamana, además de cobrar impuestos y administrar justicia.
Los dos primeros condes son Rodrigo y su hijo Diego Rodríguez Porcelos. Es la primera vez que un conde dependiente de los reyes de Asturias se hace hereditario, aunque se piensa que el motivo fue la gran fidelidad que el conde Rodrigo profesó hacia Alfonso III en sus particulares conflictos políticos internos.
Urbel del Castillo, Burgos
Ambos condes hacen un esfuerzo repoblador notable. Rodrigo desplaza la frontera hasta Amaya, Urbel del Castillo y Moradillo de Sedano, en el año 860. Su hijo Diego hace lo propio con Castrojeriz y Oca (alrededor del 880).
Estatua de Diego Rodríguez Porcelos, fundador de Burgos
Diego Rodríguez Porcelos pasará a la historia también por la repoblación de la ciudad de Burgos en 882, futura Cabeza de Castilla.
Ruinas del castillo de Castrojeriz
Tres condes alcanzan el Duero
Tras la posible muerte por ejecución de Diego por sublevarse contra Alfonso III, el monarca asturiano decidirá fragmentar la marca oriental de su reino en distintos territorios dirigidos por varios gobernantes, para evitar la concentración en uno solo y la ilusión de un movimiento de independencia.
Este periodo de división del territorio castellano abarca desde finales del siglo IX hasta el año 931.
En esta situación de fragmentación acontece un hecho de enorme trascendencia para los intereses de los reinos cristianos en su empresa reconquistadora, que no es otro que el alcance repoblador, en 912, del Río Duero y la ocupación de varios castros situados cerca de su ribera: Roa, Aza (o Haza), Clunia y San Esteban.
Murallas de Haza. Lienzos meridionales
Tan histórico avance recae sobre los tres condes que se reparten la marca oriental castellana: Nuño Núñez, Gonzalo Fernández y Gonzalo Téllez.
Fernán González y la independización de facto de Castilla
Si hay un conde de Castilla que ha pasado a la memoria colectiva castellana es Fernán González. Ciertamente su protagonismo no es sólo legendario sino que históricamente nadie niega su papel como verdadero impulsor de la independencia de Castilla.
Torre de Fernán González, n el corazón de Castilla (Covarrubias)
Aunque legendariamente se le relaciona como descendiente de uno de los Jueces de Castilla, lo que parece ser cierto es que fue hijo del citado Conde Gonzalo Fernández.
Se puede afirmar que tras su brillante gobierno, el Condado de Castilla sólo mantiene a nivel formal su vasallaje feudal a León, porque de facto, es un territorio prácticamente independiente, que hace hereditario el título de conde, como si de una monarquía se tratase.
Para conocer más sobre la biografía y hechos históricos del Conde Fernán González, visite la página:
García Fernández y Almanzor
Tras la muerte del gran conde Fernán González en 970, su hijo García Fernández, hereda el Condado de Castilla.
Son tiempos de una cierta paz entre los reinos cristianos y el Califato de Códoba y de gran autonomía castellana frente a León.
Sin embargo, los buenos y calmados tiempos van a durar bien poco. García Fernández va a tener que dirigir Castilla en uno de los periodos más difíciles de su historia, la que coincide con el gobierno del caudillo Almanzor en Córdoba.
Mezquita de Córdoba. Arquerías de Almanzor
Almanzor, siguiendo los preceptos de la yihad islámica combatió de manera incesante a la España cristiana durante toda su vida. Su objetivo, además de escarmentar y diezmar al infiel, fue el de obtener botines de guerra, especialmente esclavos que nutrían la floreciente economía del califato cordobés. Pero nunca tuvo intención de reconquista efectiva y repoblación estable de los territorios septentrionales de la Península.
Castillo de Langa de Duero. Soria
León y otros reinos cristianos peninsulares, tras incesantes derrotas y devastaciones, tuvieron que pactar y someterse a Almanzor, menos García Fernández que mantendría una pugna desigual pero valerosa.
Con todo, las plazas castellanas al sur del Duero que se habían ganado en las últimas décadas han de abandonarse para reforzar los viejos castros del Duero y hasta el propio conde García Fernández muere tras una batalla celebrada cerca de Langa (Soria) contra los moros en el año de 995.
Castillo de Calatañazor desde el Valle de la Sangre
Castilla en manos de Sancho el Mayor
Almanzor muere tras su última expedición a San Millán de la Cogolla sin haber sido derrotado, pues los historiadores modernos coinciden en que la batalla de Calatañazor fue sólo una leyenda.
Sin embargo, Almanzor tras décadas de destrozar los reinos cristianos, les hizo el mayor favor posible: dejar herido de muerte el califato por los problemas sucesorios que generó su política interna.
Es por ello, que los últimos condes de Castilla, Sancho García (el de los buenos fueros) y García Sánchez gobiernan en el periodo en que el califato agoniza en medio de una guerra civil, por lo que la recuperación económica y social del Condado se acelera.
Estatua del conde Sancho García en Oña
Pero Castilla, como condado, tiene sus años contados. García Sánchez, último conde de Castilla es asesinado en León en el año 1029 por lo que el Condado pasa al rey más poderoso de la época: Sancho el Mayor de Navarra, por su matrimonio con Mayor de Castilla o Munia, hermana del asesinado e hija del anterior conde, Sancho García.
Además, Sancho vence a Bermudo III, rey de León en 1037, unificando un vasto reino que ocupa casi el tercio septentrional de la Península, en una franja desigual que abarca desde el Atlántico hasta el corazón de los Pirineos.
Para conocer más sobre sobre Sancho el Mayor, visite la página:
El estatus de Castilla, como condado jurídicamente subordinado a León, va a expirar definitivamente, cuando Sancho el Mayor reparte sus posesiones entre sus hijos, asignando Castilla a Fernando, pero ya no en calidad de condado sino de reino. Por tanto, este monarca, que reinará como Fernando I, es el primer rey de Castilla.
Fernando I el Magno. Estatua en Burgos

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