viernes, 19 de agosto de 2016

Fortificaciones por países - Argentina

La Guardia del Monte o de San Miguel del Monte, fue un puesto fortificado que integró la línea de defensa del territorio de Buenos Airesen su frontera con el indio. Dio origen a la ciudad y partido de San Miguel del Monte.

Antecedentes

Avance de la frontera
Hacia 1735 las invasiones de pampasaucas chilenos y serranos comenzaron a ser más frecuentes y las expediciones resultaban ineficaces pues los indios ganaban rápidamente el desierto y las fuerzas que los perseguían iban mal montadas y pertrechadas, desconociendo el territorio pampeano.
Tras los grandes malones de 1740 (Luján y La Matanza) y 1741 (Luján) se firmó un tratado con el cacique Cangapol1 para asegurar la frontera establecida en el río Salado (Buenos Aires), pero era una solución provisoria: el 28 de julio de 1744 200 pehuencheschilenos atacaron Cañada de la Cruz y Luján. El maestre de campo Cristóbal Cabral salió a perseguirlos, matando 70 indígenas.
El 26 de septiembre de ese año, el Cabildo de Buenos Aires aprobó un proyecto presentado por Julio de Eguía para aumentar el número de fortines que serían cubiertos por milicianos pagados a ración, pero no especificaba sus ubicaciones.
Nada se hizo y al año siguiente el maestre de campo Juan de San Martín y Gutiérrez desplegó milicianos en los puntos más favorables de cada partido de la frontera, fundando en 1745 la Guardia del Zanjón, un asentamiento en el pago de las Conchas y otro en los pagos de la Matanza al que se agregaría luego el Fuerte de Pergamino (1749).
Para 1750 la dura vida, la falta de pago, armamento y víveres había hecho desertar a los milicianos y la frontera quedaba nuevamente desguarnecida. En 1752 una serie de malones impulsó al Cabildo de Buenos Aires a proponer un avance de la línea de fronteras militares, siguiendo el avance de hecho de la población de campaña y permitiendo dejar territorio a retaguardia. Los fuertes se ubicarían uno sobre las nacientes del río Salto (Fuerte de Salto), que se convertiría en avanzada del fuerte de Arrecifes, en Laguna Brava (Guardia de Luján o Fuerte San José de Luján, actual Mercedes) como puesto avanzado del fuerte de Luján y en lalaguna de Lobos (Fortín Lobos). Simultáneamente, para el servicio de la nueva frontera se creaban tres compañías de paisanos campestres, pagados y armados de lanzas, los llamados Blandengues de Buenos Aires.

Guardia del Monte

No se conoce la fecha de creación de la primera guardia en la zona de San Miguel del Monte. Alguno suponen que para 1745, cuando el maestre de campo Juan de San Martín desplegó una partida en la frontera del Pago de la Matanza, pero es factible que se tratara de un antecedente de la llamada Guardia de López. Por otra parte, en 1761 un informe recomendaba el traslado de dicha guardia de López, de la cual para esas fechas ya no hay referencias, por lo que pudo haber dado origen al asentamiento.
En 1774 una comunicación de Bernardo Antonio de Lalinde, comandante del Fortín del Juncal, al entonces gobernador Juan José de Vértiz y Salcedo ya menciona la guardia: "Señor al cargo de Roque Jacinto Sandoval, soldado de la Guardia del Monte, pasan a la capital diez indios y dos indias de la parcialidad de Yatí".
La Guardia del Juncal actuaba como base de la del Monte y proporcionaba su guarnición, probablemente volante en esas fechas. El mismo Lalinde envía el 1 de enero de 1778 una "Lista de la gente que se halla destacada en la Guardia de San Miguel del Monte Gargano, y Nuestra Señora de Remedios, frontera de la Matanza".
Estaba emplazada en el cuartel 1º de la ciudad de San Miguel del Monte, en las manzanas 97, 98 y 99, frente a la Plaza Vértiz por el norte y a la orilla norte de la laguna por el sur, no lejos de la boca del arroyo Totoral. En la línea de defensa, se ubicaba a 60 Km al suroeste de la guardia Del Zanjon, a 40 Km al sureste del fortín Lobos, a 28 Km al suroeste de la Guardia del Juncal.
El nombre se originaba en los montes cercanos a la laguna, usados como punto de concentración y descanso por los indios en sus incursiones. La Guardia recibió diversas designaciones: Guardia del MonteGuardia de la Laguna del MonteGuardia de San Miguel del Monte y Guardia de San Miguel del Monte Gargano. La designación de Gargano responde al monte Gargano, ubicado en el sur de Italia, donde se apareció según la leyenda San Miguel Arcángel al pueblo que resistía a los bárbaros.
Como respuesta la expedición a Salinas Grandes realizada por el entonces comandante de frontera maestre de campo Manuel Pinazo, el a la guardia fue atacada por mil indios, confederación de tribus tehuelches, pampas y ranqueles encabezada por el ulmenChenquihuala (o Cheuquehualá). La Guardia fue destruida totalmente y sus defensores encabezados por el alférez Santos Molina muertos, en la matanza conocida como la "Navidad trágica de 1778", que daría origen a la "Leyenda de Guecubú", o de la Laguna de Monte.
El 2 de enero de 1779 Lalinde escribió al nuevo virrey Vértiz: "No es dudable creer que no tenían aquella noche centinela, y como no tiene puerta ninguna el fuerte que lo cierra, se entraron a su salvoconducto, toda la multitud, de suerte que en sus mismas camas los irían matando; aunque no parecen más que cuatro, cuerpos de los milicianos de la Guardia, pueden que llevasen algunos por tomar lengua, y luego matarlos como suelen hacerlo o quizá logrando el disparar alguna larga distancia les dieran alcance y los mataran."
Desechado el plan de una ofensiva general propuesto por Pedro de Cevallos, el nuevo virrey Juan José de Vértiz y Salcedo dispuso una expedición encabezada porFrancisco Betbezé para proponer una nueva línea fortificada para la defensa de la frontera.
Betzabé, acompañado por Juan Joseph de SarmientoNicolás de la Quintana y Pedro Nicolás Escribano inició su expedición al otro lado del Salado en el Fuerte de Salto. El 12 de abril de 1779 presentó su informe aconsejando dejar en su lugar los fuertes y fortines en razón de que había todavía mucho campo sin cultivar a su retaguardia de la línea de frontera lo que no justificaba un avance y concluía por recomendar que "Si se determinare (como lo creo importante útil y conveniente y aun necesario por ahora) subsistan las guardias de la frontera donde actualmente se hallan, o inmediaciones que dejó insinuadas, gradúo indispensable construir un reducto junto a la laguna de los Ranchos entre el Zanjón o Vitel y el Monte; regularizar la mayor parte de los fuertes, que están en disposiciones despreciables, y construir algunos a las inmediaciones indicadas de los que se hayan de mudar; de forma que los de Vitel, Monte, Luján, Salto y Rojas, sean guardias principales y residencias o cuarteles de cinco indispensables compañías de blandengues, y el proyectado en los Ranchos con los de Lobos, Navarro y Areco, sirvan de fortines con una pequeña guarnición, para estrechar las avenidas y facilitar el diario reconocimiento del campo comprendido en el cordón y su respectivo frente".
Respecto de la Guardia del Monte informaba que "la situación en que se encuentra es bastante ventajosa, en una loma, que está a poco más de cien toesas de la barranca que forma la laguna del mismo nombre". El Fuerte era de forma aproximada a un cuadrado, de 34 metros por 35 varas de lado, con un foso de tres varas de ancho por dos de profundidad. Los "muros" consistían de estacas desiguales y poseía un rastrillo. Los ranchos se encontraban tan deteriorados que la munición debía guardarse en el alojamiento del oficial.
El 1 de junio de 1779 Vértiz dio su aprobación al proyecto, variando solo el lugar de traslado del Zanjón al elegir en vez de la laguna de Vitel la de Chascomús. Cada una de las cinco compañías de blandengues constaría inicialmente de solo 54 soldados.
El Comandante General de la Frontera Juan José de Sardén fue el responsable de los trabajos para convertir la deteriorada guardia en la nueva "Guardia principal" pretendida por lo que se le considera el fundador de Monte. Ese mismo año se inició la reconstrucción de la Guardia bajo la dirección del Ayudante Mayor de Frontera Sebastián de la Calle, quien comunicó al Virrey el 19 de noviembre sobre los trabajos realizados, entre los cuales se cita a la capilla que se erige bajo la advocación de San Miguel Arcángel y bajo el patronato de Nuestra Señora de los Remedios, que estaba ubicada frente a la actual Plaza Vértiz. El primer capellán del Fuerte sería Fray Francisco Martínez, de la orden franciscana, nombrado el 12 de agosto de 1779.
En agosto de 1780 una gran invasión indígena del cacique Linco Pagni que alcanzó Chascomús y Luján provocó un inesperado cambio en la política defensiva de la frontera sur del Virreinato. Juan José Sardén propuso que la laguna de Los Ranchos fuera también guarnecida con una compañía de blandengues y "aumentar el Cuerpo de Blandengues hasta el número de seiscientos, repartidos por seis Compañías" que se establecerían una en Chascomús, otra en Monte, dos en Luján, una en Salto, y otra en Rojas. Especificaba la composición de dichas unidades e incluso el sueldo de sus integrantes y recomendaba utilizar para su financiamiento el Ramo de Guerra de la ciudad de Buenos Aires y de ser preciso "echar mano del de Cruzadas y Cautivos, como lo hizo el Excelentísimo Señor virrey de Lima en atención que estas tropas hacen continuamente la Guerra contra unos infieles irreconciliables, imposibles de reducirlos al Santo Evangelio".
El Capitán de navío Félix de Azara en su reconocimiento de las Guardias y Fortines de la Frontera relataría en 1796: "Como los bárbaros recibían continuamente reclutas voluntarias de Chile, se hizo necesario aumentar el número de compañías, y el de sus plazas ó individuos; y para pagarlas, se impuso el ramo de guerra que aprobó el Rey en 7 de septiembre de 1760. También se alteró el plan de defensa, porque de errantes y lanzeros que eran los blandengues, se fijaron en varios puntos, ó guardias, repartidas por la frontera y se armaron como dragones sirviendo en caballos propios. Apenas se hubo entablado esto, cuando los hacendados y el Ilustre Ayuntamiento solicitaron que dichas guardias se avanzasen á determinados puntos ó parages, que se hicieron reconocer, pero los dictámenes ó informes fueron siempre tan varios y opuestos como las pasiones ó modos de pensar de sus autores, y redugeron algunos puestos y adelantaron otros."
La nueva línea de fortificaciones quedó concluida en 1781 y constaba del fuerte de Salto, el Fuerte San José de Luján, el Fuerte San Juan Bautista de Chascomús, la Guardia del Monte, el fuerte San Francisco de Rojas, el fortín Lobos, el Fortín Nuestra Señora del Pilar de los RanchosFortín NavarroFortín San Claudio de Areco,Fortín de las Mercedes y Fortín Melincué. Los fuertes fueron ocupados por los blandengues, y los fortines por 12 milicianos "a ración y sin sueldo", con la misión principal de detectar brechas y avances de exploradores y facilitar la aproximación, comunicación y enlace entre los fuertes, por cuanto se hallaban separados entre 70 y 100 km: esas posiciones debían defender una línea cuya longitud total alcanzaba los 330 km.
El Virrey Vértiz en su Memoria de Gobierno detalla que mandó " que a toda diligencia se acopiasen materiales, albañiles, y se construyesen de nuevo todos los antiguos fuertes, por no hallarse ninguno en estado de defensa, y se aumentasen los que se comprendían en la nueva planta, como se practicó por un método uniforme y sólido con buenas estacadas de Andubay, anchos y profundos fosos, rastrillo y puente levadizo, con baluartes para colocar la artillería y mayor capacidad en sus habitaciones y oficinas, en que comprende un pequeño almacén de pólvora, y otro para depósito de armas y municiones, con terreno suficiente por toda la circunferencia para depositar caballada entre el foso y estacada (…) En cada fuerte mandé poner una compañía de dotación compuesta de un capitán, un teniente, un alférez, un capellán, cuatro sargentos, ocho cabos, dos baqueanos, un tambor, ochenta y cinco plazas de blandengues, su total cien plazas, con uniforme propio para la fatiga del campo, armados con carabina, dos pistolas y espada, con lo que ejercitados de continuo en el fuego así a pie, como a caballo al paso, al trote y galope con subordinación, policía y gobierno interior, a cargo de un comandante subinspector de toda la frontera con dos ayudantes mayores colocados a la derecha, izquierda y centro de ella con una dilatada instrucción, adiciones y órdenes particulares, se ha logrado poner este cuerpo en estado respetable para algo más que indios".
El "Reglamento de las Compañías de Cavallería Provincial de las Fronteras de Buenos Aires, y de las raciones con que debe asistirse a las Milicias y Presidiarios" del 28 de junio de 1779 especificaba los sueldos correspondientes: el capitán 50 pesos mensuales, el alférez 25, el capellán 20, los sargentos 14, los cabos 11, el tambor 10, el baqueano 12 y los soldados solo 10. Debían subsistir y mantener a su costa el uniforme y los caballos necesarios. Los presos eran usados como trabajadores bajo el régimen carcelario para el arreglo y mejoramiento de los fuertes.
La ración mensual por individuo, según informe del oficial real Martín José de Altolaguirre del 9 de octubre, consistía en bizcochos, yerba, sal yodada, harina, tabaco, carne y leña, por un total de 20,24 pesos.

Población

Vértiz complementó las medidas estrictamente defensivas con otras destinadas a favorecer el asentamiento de población al abrigo de los fuertes, no ya sobre la base exclusiva de las familias de los soldados sino reuniendo a los vagabundos que recorrían los campos y a los campesinos dispersos en la campaña vecina.
Un bando del 3 de octubre de 1780 ordenó que todos los pobladores se asentaran a distancia de tiro de cañón de los fuertes, con pena de la vida para los que desobedecieran. El 11 de marzo de 1781 dictó una orden general a todos los sargentos mayores de campaña para que continuasen conduciendo a los fuertes a todas las familias que aún habitaran parajes apartados y estuvieran expuestas a las invasiones. Incluía en la orden también a quienes aún sin hallarse en situación de peligro carecieran de residencia fija, a los peones de chacras y estancias, y a los que vagaban por la campaña sin ocupación conocida.
Las medidas fueron exitosas y el primer censo (noviembre de 1781) indicaba que la población era: en San José de Luján (Mercedes) 464 personas, en San Antonio del Salto 421 personas, en San Juan Bautista de Chascomús de 374 personas, en San Miguel del Monte 345, en San Francisco de Rojas 325 personas, en Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos 235 y en San Claudio de Areco (Carmen de Areco) solo 85 personas.
El censo de 1782 no incluyó a los blandengues solteros, criados y peones, pero registró también la producción de trigo: el de Salto estaba en primer lugar en población con 493 personas (98 vecinos) y una producción de 1.800 fanegas de trigo, lo seguía la Guardia de Luján (Mercedes) con 442 personas (80 vecinos), si bien tenía las familias más numerosas y una mayor producción: 2.050 fanegas. Atendiendo a la población, seguía Chascomús (83 vecinos, 328 personas, 1.500 fanegas), Rojas (63 vecinos, 256 personas, 700 fanegas), Monte (49 vecinos, 236 personas, 220 fanegas), Ranchos (56 vecinos, 204 personas, 350 fanegas) y Areco (27 vecinos, 127 personas, 113 fanegas).
En 1792 la Guarnición del Fuerte de San Miguel del Monte ascendía a 85 soldados entre Blandengues y Milicianos.
Al iniciarse el siglo XIX la población afincada en los fuertes-pueblo había crecido: la Guardia de Luján (Mercedes) encabezaba el censo con 2000 personas (un crecimiento del 352%), la seguían Chascomús (1000 personas, 205%) y Ranchos (800 personas, 292%), luego Salto con 750 personas (un crecimiento del 52%), y con igual número Monte, que sin embargo ostentaba un crecimiento del 218%. Muy cerca de esos números, cerraba el censo Rojas (740 personas, 189%). La actividad productiva, especialmente en Monte, era ya básicamente ganadera.
Durante ese período, al igual que las guardias de Chascomús y Luján, sirvió como centro de detención de detenidos políticos: tras la caída de Carlos María de Alvear en1815 (coronel Pedro Andrés García).
En 1819 Juan Manuel de Rosas adquirió la estancia "Los Cerrillos" en San Miguel del Monte. Allí organizó una compañía (aumentada al poco tiempo a regimiento) de caballería, los "Colorados del Monte", para combatir a los indígenas de la zona pampeana. Fue nombrado su comandante, y alcanzó el grado de teniente coronel.
El 20 de abril de 1822 el Fuerte pasó a ser asiento del regimiento de Blandengues de la Frontera, creado sobre la base del regimiento Húsares del Orden y distintas compañías de carabineros de los regimientos de la campaña.
El 16 de octubre de 1823 un malón cayó sobre Monte causando numerosos muertos. El general Gregorio Aráoz de La Madrid, que vivía entonces en el pueblo donde poseía una panadería relataría:"Yo me hallaba en la Guardia del Monte solo, y el coronel Arévalo permanecía también allí con el cuerpo que le habían mudado de nombre, llamándole de Blandengues, no recuerdo si en el 1823 o 1824, y había dispuesto mi marcha a Buenos Aires para el siguiente día, no sé de qué mes; cuando en la madrugada de él, se introduce un número crecido de indios pampas y arrebatan las caballadas del cuerpo que pastaban en la parte del Salado, y hacían una reunión además de haciendas vacunas y de familias cautivas que habían sorprendido. Estaba ya ensillando mi caballo para marcharme, cuando se me agolpa el vecindario de la Guardia a pedirme que no los desampare y que me quede a defenderlos, pues todo el vecindario se comprometía a ponerse bajo mis órdenes y salir a defender sus haciendas y sus familias."
Para 1829, fecha en la cual se proyectó la traza del éjido del pueblo, la Guardia del Monte había dejado de cumplir una función de defensa ante el alejamiento de la frontera.







El Fuerte del Zanjón, o Fuerte del Zanjón de Nuestra Señora de Mercedes, fue un puesto fortificado que integró la primera línea de defensa del territorio de Buenos Aires en su frontera con el indio. Ubicado en el llamado "pago de Magdalena", en el actual cuartel 9° del partido de Brandsenprovincia de Buenos Aires, sirvió hasta1779 cuando la frontera fue adelantada y su sector cubierto por el nuevo Fuerte San Juan Bautista de Chascomús.

Antecedentes

Hacia 1735 las invasiones de pampasaucas chilenos y serranos comenzaron a ser más frecuentes y las expediciones resultaban ineficaces pues los indios ganaban rápidamente el desierto y las fuerzas que los perseguían iban mal montadas y pertrechadas, desconociendo el territorio pampeano.
Tras los grandes malones de 1740 (Luján y Matanza) y 1741 (Luján) se firmó un tratado con el cacique Cangapol para asegurar la frontera establecida en el río Salado (Buenos Aires), pero era una solución provisoria: el 28 de julio de 1744 200 pehuenches chilenos atacaron Cañada de la Cruz y Luján.
El 26 de septiembre de ese año, el Cabildo aprobó un proyecto presentado por Julio de Eguía para aumentar el número de fortines que serían cubiertos por milicianos pagados a ración, pero no especificaba sus ubicaciones.

Guardia del Zanjón

Ese año el cabildo y el gobernador dispusieron el despliegue de milicianos en los puntos más favorables de cada partido de la frontera, lo que fue ejecutado al año siguiente por el maestre de campo Juan de San Martín y Gutiérrez, fundando en 1745, sobre la base de la guardia de Magdalena establecida en 1741, la Guardia del Zanjón en el pago de Magdalena, entre el río Samborombón y un zanjón o arroyo que desembocaba en él.
La ubicación se encontraba en el cuartel 9° del actual Partido de Brandsen, a unos 2 kilómetros al este de la Ruta 2 en su km. 87, cerca del pueblo de Samborombón.
El asentamiento del Zanjón, sobre la margen norte del Samborombón, era un rancho rodeado por una estacada de palo a pique y un corral rodeado, que cubría la zona de las tolderías del cacique Bravo, cuya tribu estaba pacificada. El capitán San Martín levantó también un asentamiento en el pago de las Conchas y otro en los pagos de la Matanza (Guardia Puesto de López) al que se agregaría luego el Fuerte de Pergamino (1749). En partidas de no más de 8 milicianos por turnos semanales avanzaban a descubierta 10 o más leguas al sur de su acantonamiento y permanecían una semana manteniéndose sobre el terreno y batiendo su sector para prevenir incursiones.
Para 1750 la dura vida, la falta de pago, armamento y víveres había hecho desertar a los milicianos y la frontera quedaba nuevamente desguarnecida.
Aprovechando la situación, Cangapol y el cacique Felipe Yahati pusieron fin al tratado de paz y en febrero destruyeron las misiones jesuitas de Nuestra Señora de los Desamparados y Nuestra Señora de la Concepción.
En agosto los serranos atacaron nuevamente el pago de Magdalena. En noviembre la Guardia del Zanjón fue nuevamente puesta en pie y los aborígenes de las reducciones se refugiaron a la vera del fortín.
En diciembre de 1751 los serranos atacaron nuevamente Magdalena. El 7 de abril de 1752 el Fuerte del Zanjón recibía una partida de 200 balas, 80 piedras de sílex y 8 libras de pólvora para la tropa y, posteriormente, dos palas y dos azadas para ayudar a reparar y mejorar las defensas.

Frontera de 1753

Ese mismo año, el Cabildo de Buenos Aires proponía un plan para avanzar la línea de fronteras militares siguiendo el avance de hecho de la población de campaña y permitiendo dejar suficiente territorio a retaguardia. Los fuertes se ubicarían: el fortín del Salto sobre las nacientes del río Salto, que se convertiría así en avanzada delfuerte de Arrecifes, en Laguna Brava (Guardia de Luján o Fuerte San José de Luján, actual Mercedes) como puesto avanzado del fuerte de Luján y en la laguna de Lobos, rápidamente descartada por la vieja posición del Zanjón donde se levantaría un nuevo fuerte. Las distancias previstas eran de 36 a 38 leguas entre el del Zanjón y Luján, y de este a Salto 24. Hacia el norte proseguian el de Pergamino y Arrecifes, establecidos años antes.
En 1753 se trajeron para la obra materiales de la Reducción de la Concepción (actual Partido de Castelli). También fue destinado el mercedario fray Francisco Marcos Sosa, cura de la parroquia de Quilmes, para establecer la capilla del partido de la Magdalena y Guardia del Zanjón.
Félix de Azara en su reconocimiento de las Guardias y Fortines de la Frontera relata: "Esta es la época y la causa de la guerra con los indios, que ha ocasionado tantas muertes de una y otra parte. Para sostenerla formó el Gobernador D. José Andonaegui tres compañías de paisanos campestres, pagados y armados de lanzas. Llamó á la primera Valerosa, á la segunda Conquistadora, á la tercera Invencible, y á todas Compañías de blandengues, porque al pasar la revista en esta plaza, blandearon las lanzas. Aunque destinó la primera compañía al Zanjón, la segunda á Luján, y la tercera al Salto, no les permitió destino fijo, queriendo que siempre estuviesen en movimiento."
Finalmente, la compañía de Blandengues de Buenos Aires llamada La Atrevida, al mando del capitán Juan Blas Gago, fue destinada al Zanjón. El 8 de setiembre de1757 el Ramo de Guerra entregó a Juan de Lezica, diputado a cargo de la compañía La Atrevida, la suma de $ 2084 reales para la paga de los milicianos y de sus gastos.

Cambios de ubicación

En octubre de 1758 el teniente de Dragones José Ignacio de Zavala,1 nuevo comandante del fuerte por muerte de Juan Blas Gago, propuso la reconstrucción del fuerte en una posición que juzgaba más conveniente, ¾ de legua al frente: "solicito diez carretas con materiales para hacer un cuartel, porque la gente no tiene donde recogerse, porque esta todo por el suelo, y podrido los palos, las maderas del cuartel están buenas y antes que las quemasen se podrían remediar mandándome carretas con cañas y más cuatro bergas de las que tiene el Rey en el Riachuelo, para hacer un mangrullo para el centinela, y mandándome lo que pido podré mudarlo a otra loma que hay aquí inmediato, y más alta que descubre mucho la campaña y con eso nos libraríamos de los ratones que los hay más que mosquitos en un bañado. Corral no hay para a caballada, los cañones los he clavado en el suelo sirviendo de poste para atar a los caballos. Todo está muy malo, las pajas y las cañas para embarillar el cuartel se traerán en carretas de la Ensenada, porque aquí solo quesos de bagual2 hai para cocinar en lugar de leña".
La solicitud de Zavala fue autorizado por el Gobernador Interino Alonso de la Vega, previo informe favorable del Maestre de Campo capitán de Dragones Lázaro de Mendinueta, pero para el 18 de noviembre de 1758 aún no se había hecho nada y Zavala informaba al Teniente del Rey que "…había hablado con Carmona para la fabricación del fuerte y cuartel y ver que puede hacer, pues estamos viviendo a la intemperie del sol que nos abrasa y de las polvaredas, y lo peor es no tener a toda la gente junta y acuartelada".
El 18 de febrero de 1759 Zavala informaba que "Gerónimo Carmona ha concluido con la madera (…) toda la que me ha traído es muy buena y ya tengo hecho el fuerte y cuartel, el que me parece ha quedado muy bueno y muy grande, pues dentro del fuerte caben 400 hombres bastante descansados. Solo el cuartel me salió un poco chico por no alcanzarme la madera pues solo tiene con capilla y cuarto de oficial 28 varas y media. El fuerte tiene de frente 52 varas largas y de fondo 47, tiene sus cubos o garitas para los centinelas, dos corrales y otro bastante capaz para todos que debe concluirse para el 20 o 21".
Finalmente, el 23 de febrero informa que "El fuerte y corral y todo lo demás queda ya concluido, lo que me parece ha quedado muy bueno. Geronimo Carmona ha hecho mucho más de lo que pensaba, ya que ha concluido con todo, y traído maderas muy buenas de las Islas del Tordillo". El 8 de noviembre Zavala informa al Inspector General coronel Maguna que el nuevo fuerte San Martín es nuevamente asiento de la Compañía de Blandengues La Atrevida. Para 1761 el paso de los blandengues que se dirigían de Buenos Aires a la Guardia del Zanjón era lo suficientemente regular como para provocar la bifurcación del Camino Real, siguiendo la traza de la actual avenida Mitre en Wilde.
En octubre de 1766 el Inspector General de la Frontera Sur sargento mayor Clemente López Osornio3 solicitó al gobernador Francisco de Paula Bucarelli el envío de"2000 postes y 400 cañas para reparar la fortificación que se encontraba muy destruida, no sirviendo sus instalaciones ni para defensa de sus habitantes ni de refugio para la población circundante que se ha retirado por el temor a los ataques de los indios". En marzo de 1767 López Osornio informaba a sus superiores que con los materiales recibidos el capitán Juan de Mier y Terán había concluido la refacción, teniendo ahora el fuerte 57 varas por lado con empalizada de palo a pique sin foso, construida con 1124 postes de ñandubay, un rancho con capacidad para 150 hombres, un alojamiento para oficiales, capilla, un rancho como piquete de entrada y dos corrales con empalizada de 620 palos de ñandubay.
El 1º de octubre de 1767, estando la capilla a cargo del padre Pedro Celestino el fuerte fue consagrado a Nuestra Señora de las Mercedes. El puesto fue denominado desde entonces como "Fuerte del Zanjón de Nuestra Señora de Mercedes" o fuerte del Zanjón. La imagen de la capilla hoy se encuentra en Chascomús.
El 9 de marzo de 1768, en razón de la sequía y consiguiente escasez de pastos, propuso sin éxito un nuevo traslado a la banda sur del río Salado (Buenos Aires).
Pedro de Cevallos.
Después de una fuerte invasión realizada en enero de 1777Pedro de Cevallos quien asumía el gobierno del nuevo Virreinato del Río de la Plata, envió instrucciones al Cabildo para que estableciera guardias en lugares estratégicos para poner inmediato remedio a las invasiones de los indios. El 2 de julio de 1777 se reunió a esos efectos el Cabildo. El maestre de campo Manuel Pinazo, que asistía a la reunión, propuso que las guardias establecidas al norte del Salado, fueran trasladadas a la banda sur y colocadas la del Zanjón en la laguna de los Camarones (actual partido de Pila), la de Luján a los manantiales de Casco (jurisdicción de Bragado) y en el fuerte de Salto a la laguna del Carpincho (partido de Junín). De las otras cuatro guardias mantenidas por los milicianos "a ración y sin sueldo", proponía dejar solo dos, la de la Matanza (llevándola al arroyo de Las Flores), y la de Las Conchas (trasladada a la Laguna del Trigo).
Para el traslado del Fuerte del Zanjón a Camarones y el de La Matanza al Arroyo de las Flores, se determinó que "(…) era obligación de los vecinos concurrir con carretas, bueyes y todos los elementos que fueren necesarios para realizar este traslado ya que esto era un servicio al Rey".
En noviembre numerosas partidas de indios de lanza se concentraron en arroyo Dulce y laguna de Melincué con intención de atacar Areco,Salto y Pergamino. Pese a ser época de cosechas, la población se replegó sobre los fuertes.
Esto último impulsó a Cevallos a su regreso después de expulsar a los portugueses de Colonia del Sacramento a reunir una junta de guerra en la ciudad, para que aconsejara medidas contra los indios. Pinazo formó parte de esta junta, que insistió con su proyecto anterior, pero Ceballos deseaba una solución radical y solicitó a la Corte autorización para preparar una ofensiva general sobre toda la extensión de la frontera con un ejército de 10 o 12 mil hombres que reuniría las milicias de las provincias de Buenos AiresCórdobaSan LuisMendoza y algunos de Santiago del Estero.

Fin del Fuerte del Zanjón

La autorización real para llevar la ofensiva propuesta por Cevallos llegó en 1778, en momentos en que Juan José de Vértiz y Salcedo (1778-1784), tomaba a su cargo el Virreinato. El 10 de setiembre de 1778 una nueva junta de guerra que integraba Pinazo se opuso al proyecto de Cevallos arguyendo la imposibilidad de levantar y mantener un ejército tan numeroso y volviendo a proponer el traslado de las guardias al sur del Salado.
Antes de decidir, Vértiz encargó al teniente coronel Francisco Betbezé realizar un reconocimiento de los lugares que ocupaban los fortines y de las zonas señaladas para el traslado.
Betzabé, acompañado por Juan Joseph de SarmientoNicolás de la Quintana y Pedro Nicolás Escribano inició su expedición al otro lado del Salado en el Fuerte de Salto. El 24 de febrero de 1779 Pedro Nicolás Escribano adelantó al Virrey su recomendación de que Los Camarones era un lugar inadecuado al tratarse de "una loma que en el invierno y épocas de lluvias quedaba aislada por dos lagunas salobres y los bañados que se formaban por la poca posibilidad de escurrimiento del agua". Tampoco había buenas pasturas en sus inmediaciones por lo que las caballadas debían ser mantenidas a distancia de la fortaleza, lo que las ponía al alcance de los indios y tornaba vulnerable la posición. Finalmente la posición se encontraba al sur del río Salado, por lo que podía quedar aislada por una crecida del río. Escibano recomendaba elegir "Las barrancas, situada a 16 leguas del actual emplazamiento al norte del Salado y contaba con buenas pasturas y leña en abundancia".
El 12 de abril de 1779 presentó su informe aconsejando no avanzar la línea sino fortalecerla, dejar en su lugar los fuertes y fortines en razón de que había todavía mucho campo sin cultivar a su retaguardia de la línea de frontera lo que no justificaba un avance y concluía por recomendar que "Si se determinare (como lo creo importante útil y conveniente y aun necesario por ahora) subsistan las guardias de la frontera donde actualmente se hallan, o inmediaciones que dejó insinuadas, gradúo indispensable construir un reducto junto a la laguna de los Ranchos entre el Zanjón o Vitel y el Monte; regularizar la mayor parte de los fuertes, que están en disposiciones despreciables, y construir algunos a las inmediaciones indicadas de los que se hayan de mudar; de forma que los de Vitel, Monte, Luján, Salto y Rojas, sean guardias principales y residencias o cuarteles de cinco indispensables compañías de blandengues, y el proyectado en los Ranchos con los de Lobos, Navarro y Areco, sirvan de fortines con una pequeña guarnición, para estrechar las avenidas y facilitar el diario reconocimiento del campo comprendido en el cordón y su respectivo frente".
Aconsejaba sí, la instalación de un fuerte el la zona de las Lagunas de Vitel, la que contaba con aguadas, buenos pastos y leña, y permitiría privar a los indios de un lugar de reunión y descanso en sus malones. El 1 de junio de 1779 Vértiz dio su aprobación al proyecto, variando solo el lugar de traslado del Zanjón al elegir en vez de la laguna de Vitel la de Chascomús.
Ese mismo comenzaron las obras. En agosto de 1780 una gran invasión indígena del cacique Linco Pagni que alcanzó Chascomús y Luján provocó un cambio en la política defensiva de la frontera sur del Virreinato a cargo del nuevo Comandante de Fronteras Juan José Sardén. Para 1781 el Fuerte del Zanjón había sido reemplazado en el dispositivo de defensa y la nueva línea de fortificaciones constaba del fuerte de Salto, el Fuerte San José de Luján, el Fuerte San Juan Bautista de Chascomús, elFuerte de Monte, el fuerte San Francisco de Rojas, el fortín Lobos, el Fortín Nuestra Señora del Pilar de los RanchosFortín NavarroFortín San Claudio de Areco,Fortín de las Mercedes y Fortín Melincué.

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