lunes, 3 de octubre de 2016

Arte de paisajes


La Sagrada Familia Santa y donantes es una pintura del artista del Renacimiento italiano Vittore Carpaccio. Está en el Museo Calouste Gulbenkian, en LisboaPortugal.
Muestra la Sagrada Familia a la izquierda, y dos donantes con ricas ropas en el lado derecho, adorando el Cristo Niño en el centro. En el fondo hay un paisaje imaginario, con los Reyes Magos cabalgando hacia la escena principal.










San Francisco en éxtasis es un cuadro realizado al óleo sobre tabla por el pintorrenacentista italiano Giovanni Bellini. Mide 124 cm. de alto y 142 cm. de ancho. Está datado hacia 1480. Se conserva en la Colección Frick de Nueva York.
La obra está firmada “IOANNES BELLINVS” sobre un cartellino sobre un arbusto que queda abajo a la izquierda.
La tela representa a San Francisco de Asís mientras se encuentra en éxtasis recibiendo los estigmas.
A la izquierda se encuentra un asno inmóvil que puede interpretarse como símbolo de humildad y paciencia o también la estupidez y la obstinación.
A la derecha, sobre un banco, se encuentra una calavera, símbolo de la muerte.
Es una de las obras que el artista realizó en torno al año 1480, como la Resurrección de Cristo que se conserva en los Museos de Berlín y el San Jerónimo del Palacio PittiFlorencia. Estas obras se caracterizan por enmarcar una amplia gama de sentimientos humanos en la variedad del campo y el cielo italianos. Cuida el detalle sin caer en lo anecdótico.










San Jorge en el bosque es una pintura al óleo sobre tabla (22,5x28,2 cm) del pintor alemán del RenacimientoAlbrecht Altdorfer, fechado en 1510, y conservado en la Alte Pinakothek de Munich.

La obra es un óptimo ejemplo del estilo de la escuela danubiana, de la cual, Altdorfer fue uno de los más importantes protagonistas.
San Jorge a caballo, luchando con el dragón, aparece de hecho como un pretexto, relegado a la parte inferior de la tabla, para representar la magia del paisaje boscoso, salvaje y agrestre, que evoca una atmósfera misteriosa, llena de encanto. La figura humana, al contrario de la representación tradicional, aparece pequeña, subyugada por la fuerza de la naturaleza. El colorido de tonos verdes y marrones, y la inusual posición de las figuras, permite contemplar un paisaje espacioso, que se pierde en lontananza, hacia la montaña.

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