Iglesias de la provincia de Almería
La Basílica Menor de Nuestra Señora de las Mercedes, en Oria (Almería, Andalucía, España), es un templo parroquial católico realizado en la segunda mitad del siglo XVIII en estilo barroco.
Historia
Las obras, comprendidas entre el 16 de marzo de 1767 y el 13 de mayo de 1779, fueron promovidas por el décimo marqués de los Vélez, Antonio Álvarez de Toledo, quien contribuyó igualmente a la construcción de varios templos en Vélez-Rubio. Su participación en la construcción de estas iglesias viene justificada en la percepción de parte de las rentas que sus súbditos habían de pagar a la Iglesia Católica a cambio de la obligación de construir y reparar los templos de su señorío.
El brote de barroco tardío en que se inserta el edificio informa de la cierta recuperación económica de la provincia de Almería y el interés igualmente mostrado por uno de los obispos más sobresalientes de la diócesis almeriense, donClaudio Sanz y Torres y Ruiz Castañeda, durante cuyo mandato se impulsa la construcción de los templos barrocos más importantes del panorama arquitectónico almeriense.
En 1810, las tropas napoleónicas destruyeron todo el decorado interior, retablos, imágenes, y la quemaron toda por completo, menos la fábrica. Fue nombrada Basílica Menor, perteneciente a la Basílica de San Juan de Letrán, de Roma, por el Papa León XIII en 1879. En el momento en que le otorgó la bula o el título de basílica menor, el Papa también entregó un relicario conteniendo el Lígnum Crucis que se conserva en la basílica.
En 1999 la Basílica fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Descripción
En este templo se viene a resumir de manera clara los postulados que el barroco desarrollará como propios en Almería: planta rectangular de cajón que permite una mayor posibilidad constructiva y ornamental, y que dota al templo de un mayor valor simbólico; emplazamiento del coro a los pies sobre arco carpanel, rasgo medieval de larga pervivencia en la arquitectura almeriense; cubiertas abovedadas con lunetos; cúpula de media naranja sobre el crucero, etc.
Al igual que el resto de las iglesias barrocas almerienses, la de Oria se presenta desornamentada en el interior. Aparece levemente moldurada, y con golpes decorativos a base de relieves carnosos que dejan entrever la aparición del rococó, que en el caso de Almería comienzan a incorporarse en los templos que se realizan hacia mediados del siglo XVIII. Sin duda, la portada es el elemento más sobresaliente del conjunto.
Ésta recoge la influencia del gran templo barroco almeriense: La Iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio, aunque siempre con menores pretensiones. Este influjo se debe a la participación en la construcción de la iglesia de Oria de Fray Pedro de San Agustín, autor de la iglesia velezana. Los materiales empleados, el lenguaje constructivo, el buen diseño de la fachada, el juego de volúmenes creado por las diferentes alturas de sus naves, la composición espacial, la grandiosidad de su portada, etc., lo colocan, junto con el templo deVélez-Rubio y la Iglesia de la Encarnación de Cuevas del Almanzora entre las tres obras fundamentales del barroco dieciochesco almeriense. Esta iglesia se sitúa en el centro de un amplio espacio urbano que la envuelve y que constituye una especie de atrio en el que la portada de los pies actúa como punto de atracción de la fachada. En esa portada contrasta la decoración de relieves menudos que rellena las enjutas, con la sobriedad de las pilastras, los entablamentos y frontones.
Esta sobriedad de elementos decorativos se ve rota por el juego plástico conseguido por los diferentes materiales utilizados en la construcción. El ladrillo, de dimensiones más corta y más ancha que el comúnmente empleado, confiere a los paramentos una textura especial, subrayada por la alternancia de cajones de mampostería revocada y encalada. Todo ello enlaza con la tradición mudéjar, que, por su economía, sencillez y belleza pervivió largamente en la provincia de Almería.
El plano de la fachada donde se coloca la portada aparece delimitado entre el majestuoso volumen de la torre y su cuerpo gemelo que quedó sin desarrollar, y en la que destacan el bello juego de volúmenes, dominados por la esbelta torre. El uso de los ladrillos rojos y los cajones de mampostería enlucidos y encalados proporcionan un intenso contraste cromático rojo y blanco.
La torre, por su parte, goza de personalidad propia dentro del conjunto, pues no sólo domina con su altura al resto de los volúmenes, sino que se construye enteramente en ladrillo, enlazando con la tradición mudéjar. En el interior se desarrolla un esquema cruciforme con capillas entre los contrafuertes y abiertas a la nave por medio de arcos apeados en gruesos pilares que aparecen recorridos por pilastras con ricos capiteles que simulan soportar un entablamento de gran cornisa. Presenta coro alto a los pies y capilla mayor de planta rectangular.
La cubierta se realiza por medio de bóveda de medio cañón con arcos fajones y lunetos, mientras que el crucero recibe una cúpula con pechinas.
La decoración interior se lleva a cabo mediante golpes decorativos a base de relieves de estuco que recuerdan el esquema compositivo del arte rococó.Rocalla, espejos, florones y motivos vegetales se conjugan con molduras mixtilíneas para decorar las cornisas, el intradós de los arcos, las pilastras corintias, los medallones de las pechinas, las bóvedas, el tambor y los nervios de la cúpula. Grandes florones penden de la parte central de las bóvedas de medio cañón que cubren las naves principales del edificio.
El frontal de la capilla mayor (que albergaba un retablo destruido durante la Guerra Civil Española) está decorado con un gran trampantojo de mediados del s. XX, obra de Pedro Cervantes, pintor natural del municipio almeriense de Cuevas de Almanzora. Esta pintura mural emula un retablo arquitectónico que contextualiza y enmarca el camarín de la Virgen de las Mercedes. En la calle central se ubican respectivamente, de menor a mayor altura, el camarín de la Titular del templo, una pintura de San Miguel Arcángel y, en el ático, una representación pictórica de la Santísima Trinidad.
Fuentes
- Este artículo es una obra derivada de la disposición relativa al proceso de declaración o incoación de un Bien de Interés Cultural publicada en el BOE N.º 289 el 3 de diciembre de 1999 (texto), que está libre de restricciones conocidas en virtud del derecho de autor de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Propiedad Intelectual española.
- DECRETO 176/1999, de 31 de agosto, por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de monumento, la basílica de "Nuestra Señora de las Mercedes", de Oria (Almería).
- Delegación episcopal para el Patrimonio cultural de la Iglesia, con datos aportados por Rosario Torres Fernández y María del Mar Nicolás Martínez, profesoras de Historia del Arte de la Universidad de Almería.
La Iglesia de San Benito1 o Iglesia-Fortaleza, situada en el municipio de Vícar (Almería,España), es un edificio religioso con elementos defensivos, de arquitectura mudéjar. Data de la segunda mitad del siglo XVI, siendo construida durante el mandato de Don Antonio Corrionero de Babilafuente, obispo de la diócesis de Almería entre 1558 y 1570.2 El monumento recibe el régimen de protección de Bien de Interés Cultural; está incoado como tal desde el 6 de marzo de 1985.
Se localiza en la Villa de Vícar, zona histórica y capital del municipio, de naturalezaalpujarreña, en la ladera de la Sierra de Gádor. Su torre, que da el carácter defensivo a la construcción, sufrió un gran deterioro a causa de la rebelión morisca en las Alpujarras en1568. El templo fue reformado en el año 1647, con elementos mudéjares de par y nudillo. Dentro del templo hay una talla del Cristo de la Salud, que es sacado en procesión en torno al 14 de septiembre, festividad de la Villa.
La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación situada en la localidad de Vera (Almería) España. Es una iglesia fortaleza construida en el siglo XVI .
Surgió como consecuencia de la destrucción de la antigua ciudad musulmana en el terremoto de 1518, cuando el rey Carlos I de España, tras este acontecimiento, pidió que se informase sobre la conveniencia de reedificar la ciudad y la fortaleza de Vera. Dicho informe consideraba muy conveniente y necesario por la defensa de la tierra la construcción de una ciudad de nueva planta, con muralla, torreones y «en el centro un templo parroquial, de planta rectangular y traza de fortaleza, con sendas torres en las esquinas». Siguiendo este planteamiento, en el año 1521 se inicia su construcción por alarifes moriscos bajo la dirección de Francisco Capilla.
El templo, por tanto, responde al planteamiento de iglesia fortaleza que ayude a la defensa de la población, tan cercana al mar y que tan continuamente se verá abatida por el ataque de piratas.
El aspecto de fortaleza es muy acusado, presenta al exterior toda la imagen de un castillo fuertemente defendido, con sus torreones en los ángulos, y sus muros altos y macizos. Los huecos serán verdaderas saeteras, y la decoración extraordinariamente sobria, careciendo de portadas o cualquier otro elemento que pudiera hacer el templo más vulnerable.
Se trata de un templo aislado, de una sola nave rectangular dividida interiormente en cinco tramos por pilares de fuerte resalte, en cuyos ángulos se sitúan potentes torres de planta cuadrada. Los muros son de gran grosor y, prácticamente, ciegos. Los pequeños huecos originales se abren a considerable altura y son verdaderas saeteras con carácter defensivo.
Las entradas, protegidas por la altura de su rasante, más elevada que la general de los terrenos que rodean el templo, son dos y se sitúan en el lateral norte, la principal, y otra secundaria, a los pies. Las portadas son simples huecos recortados sobre el muro, con un arco de descarga sobre el dintel. Lo más destacado de la fachada lateral, en cuanto a decoración, lo constituye una moldura que recorre la parte superior y un grupo de tres escudos, al parecer correspondientes al papa Adriano VI, al rey Carlos I de España y al obispo Diego Fernández de Villalán, éste es el único que se conserva en la actualidad.
Por lo que respecta al interior, queda organizado en una sola nave en cuyos muros se disponen columnillas muy delgadas que recorren la parte frontal de los pilares para terminar en una moldura. Las bóvedas son de crucería cuatripartitas y, en el presbiterio, de terceletes. A los pies del templo se coloca el coro, que descansa sobre una bóveda de lunetos. Los materiales empleados en la construcción son el ladrillo y cajones de mampostería, intercalando en algunos puntos, especialmente en las partes altas y en las torres, paños de sillares o sillarejos.
Su condición de iglesia fortaleza favoreció la creación de un acuífero bajo el suelo que permitía suministrar de agua a los refugiados en caso de ataque o asalto. No existe por tanto, ningún cementerio propio de la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario