jueves, 17 de noviembre de 2016

Fortificaciones por países - España

Torres defensivas de la provincia de Barcelona

La Torre Roja es una fortificación medieval situada en Viladecans cuyo nombre originalmente era Torre Burguesa porque era desde donde se controlaba la Cuadra Burguesa, controlada por jurisdicción del territorio del Castell d'Eramprunyà . Su nombre actual se debe al color rojo característico de las rocas del territorio del Eramprunyà con las que está construida.
Inicialmente esta construcción era una torre de planta cuadrada con cuatro pisos de altura construida en el siglo XIII. Las edificaciones anexas laterales son de principios del siglo XIX, realizadas por el arquitecto Francisco de Paula Nebot por encargo de Mercedes Oratsmarsó propietaria del edificio en la época.
A finales de la década de 1970 se utilizó como instituto público de forma provisional mientras se construía el actual Instituto de Sales. Actualmente preside una plaza a la que da nombre y en su interior, en la planta baja, está ubicada la sede del Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC, antiguo INEM)y el resto del edificio está destinado al Área de planificación Territorial y Promoción del Ayuntamiento de Viladecans.










La torre de Santiago es una torre de vigilancia de Pineda de Mar que está adosada al Mas Castellar, el elemento fortificado mejor conservado del municipio. Corresponde a una de las muchas torres de defensa que fueron construidas a lo largo de toda la costa entre los siglos XIV y XVII.
En aquellos tiempos eran frecuentes las incursiones de corsarios turcos o berberiscos y de piratas sin jurisdicción. Valga como ejemplo la inscripción que hay en el dintel de la puerta de la iglesia parroquial de Pineda: "A 1 d'agost de MDXIV a punta d'alba XI galiotes del turc es posaren la gent a la plage cremaren les portes de la sglésia e moltes cases e mataren e cativaren IXX animas pujant fins a la casa de palau a migjorn se tornaren en barcas. Per reparo ses poblats ses fortificada esta sglesia de Pineda".
Para prevenir estos ataques, las torres de vigía hacían función de atalayas de vigilancia y al mismo tiempo constituían elementos defensivos, generalmente formando parte de un sistema fortificado o estratégico de defensa, intercomunicado a través de señales de humo o fuego. El número de torres llegó a ser tan grande que el litoral del Maresme era conocido como la costa torreada. La mayor parte de las torres conservadas son de los siglos XVI y XVII. Podían ser de planta cuadrada o redonda, aisladas o adosadas a las masías. Eran coronadas de almenas o matacanes alrededor de la azotea. En Pineda había torres de defensa en Can Cànoves, en Torre de Merola, en Can Jalpí y en la Rectoria Vella. La más interesante es, sin embargo, la Torre de Santiago, prototipo de torre cilíndrica con la base ataludada y corona de matacanes. Se comunica con la masía mediante una poterna a la altura de la segunda planta, accesible a través de un puente. Junto a la Torre se encuentra la masía, con tejado a dos vertientes, formada por tres cuerpos: el central más ancho y dos en sentido paralelo a la fachada posterior. El conjunto ha sido restaurado cuidadosamente, conservando todos los detalles arquitectónicos.
Torresantjaume.jpg







La torre de la Sierra de la Petita es un edificio fortificado en la sierra de la Petita en el término municipal de la población de Berga perteneciente a la comarca catalana del Berguedá de la provincia de Barcelona. Está incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña y protegida como Bien Cultural de Interés Nacional.

Historia

El 19 de julio de 1713 la sierra fue escenario de un fuerte combate durante la guerra de Sucesión Española. La torre de La Petita formó parte de un proyecto de fortificación del castillo de San Fernando de Berga, firmado por el ingeniero Antonio López Sopeña en 1797, obra que no se realizó en su totalidad. Finalmente se hizo el año 1836, en el contexto de la Primera Guerra Carlista.2
La junta del museo de Berga ha propuesto la rehabilitación del lugar para convertirlo en museo de las Guerras Carlistas de Cataluña.2

Descripción

Este fortín está situado en una atalaya que permite visualizar todo el Berguedá. Es de planta circular y volumen troncocónico. Tiene una planta baja medio enterrada y una superior cubierta con bóveda de piedra. Está flanqueado por pequeñas aspilleras y matacanes, que se conservan en mal estado, junto con los restos de la muralla que la unían con el castillo de San Fernando de Berga. La fábrica de construcción es de piedra irregular y mortero. Está flanqueado de matacanes y algunas pequeñas aspilleras. Actualmente toda la obra está sometida a un proceso de degradación muy rápido. En el entorno encontramos otros vestigios de fortificaciones. La sierra es punto de paso obligado para todas las comunicaciones del norte de Berga.






La Torrota de los Moros, o la Torrassa, es una torre románica del municipio de Castellcir, en la comarca del Moyanés. Está en la orilla derecha de la riera de Castellcir, unos 600 metros al norte de Ca l'Antoja y un kilómetro al suroeste del Castillo de Castellcir.
Se trata de una torre redonda hundida de la que solo queda aproximadamente un cuarto de círculo. El diámetro original del conjunto es de unos 8 o 9 metros, y el grueso de los muros de unos 2 metros, que se debían ir reduciendo a medida que se alzaba la torre. Al pie de la torre hay restos de un muro que puede pertenecer a un cierto cerrado en torno a la torre. El recinto tiene unos 22 metros de largo por unos 17 de ancho. La torre debía tener unos 14 metros de altura, de los cuales se conservan 4,5.
La Torrassa, desde el lado de mediodía.
Según algunas conjeturas,2 podría tratarse del Castillo del Tenes al que sustituyó el Castillo de Castellcir, pero también es plausible que este otro castillo sean las ruinas que se conocen con el nombre de Cerro de Vilacís o, simplemente, Vilacís, aunque estas parecen corresponder a la capilla de San Miguel de Argelaguer. Según las fichas de Patrimonio de la Generalidad de Cataluña,3 se trata de una torre de enlace entre los dos castillos, el del Tenes y el de Castellcir.







Leyendas

Se han recogido diversas leyendas sobre el Castillo de Castellcir. Una de ellas narra que el edificio feudal tenía una salida subterránea que daba paso a otro lugar unos kilómetros más allá, donde había una gran torre. Esta era conocida con el nombre de la Torrassa (la Torrota de los Moros), y pertenecía a los condes de Hogar. La gente, llena de curiosidad, más de una vez se había metido dentro, pero el fuerte viento apagaba las antorchas. Pasaron muchos años, y los campesinos taparon el agujero: siempre se perdían corderos y cerdos. La leyenda dice que en la Torrassa hay un cordero de oro enterrado, que, por supuesto, no ha sido nunca encontrado.
Castellcir. La Torrassa dels Moros 7.JPG


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