jueves, 17 de noviembre de 2016

Fortificaciones por países - España

Castros de Cantabria

Los Castros del monte Dobra, en el término municipal de San Felices de Buelna(CantabriaEspaña), constituyen una red de peculiares asentamientos defensivos de cronología cántabro-romana, estratégicamente situados sobre los pasos naturales entre el valle de Buelna y la costa cantábrica.
La sierra del Dobra se dispone en dirección Este-Oeste, cortando transversalmente el curso del río Besaya. La zona alberga tres yacimientos situados en las cimas del sector occidental del Monte Tejas-Dobra:
  • Pico Toro es un pequeño castro fortificado ubicado en el pico más occidental del macizo del Dobra.
  • La Peña Mantilla se sitúa en la cara Oeste de la cima. Buena parte del mismo está ocupado por afloraciones y agujas de lapiaz, además de varias dolinas.
  • Las Lleras es un castro fortificado, situado en una pequeña elevación sobre la ladera meridional del macizo del Dobra.

Pico Dobra 2.JPG











El castro de la Loma es un yacimiento arqueológico situado en la Montaña Palentina, en la localidad de Las Heras de la Peña, dentro del término municipal de Santibáñez de la Peña. Está compuesto por las ruinas de un oppidum (ciudad fortificada) cántabro, probablemente de los camáricos, y los restos de varios campamentos romanos que llevaron a cabo su asedio. Su descubrimiento ha tenido gran trascendencia debido a sus importantes vestigios relacionados con las guerras cántabras.

Ubicación

El castro se encuentra situado en un paraje conocido como la Loma, un alto situado al sur de la localidad de Santibáñez de la Peña que domina la zona junto al río Valdavia, una localización clásica en recintos fortificados similares.
Este yacimiento se halla a unos 50 km de los castros de monte Cildá y monte Bernorio; su ubicación aproximada es 42°48′07″N 4°43′48″OCoordenadas42°48′07″N 4°43′48″O (mapa).

Descubrimientos

Detalle del arranque de la murallatras el foso de seis metros excavado en la roca.
El hallazgo del yacimiento de la Loma fue realizado en 2003 por el investigador de Reinosa Miguel A. Fraile, dentro de sus trabajos sobre las guerras cántabras.1 Posteriormente comenzaron las excavaciones, dirigidas por Eduardo Peralta Labrador, doctor en protohistoria y arqueología del Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad de Cantabria.
Según estas investigaciones, el lugar estuvo habitado desde la Edad del Hierro por una importante comunidad indígena que fortificó el castro que habitaba. Se han encontrado restos de grandes murallas y sobre todo de un foso externo de grandes dimensiones (unos 4 m de profundidad) rodeando un enclave de 10 ha, lo que hace pensar que se trata de un poblado de gran importancia, que puede tratarse2 de la capital de los Tamáricos, la mítica Tamarica (o Kamarica)3 que era asociada con Velilla del Río Carrión tras el hallazgo allí de las Fuentes Tamáricas.4
Vista interior de varios fondos de cabañas de la II Edad del Hierrotras la puerta de la muralla.
Subvencionadas por la Junta de Castilla y León y la Diputación de Palencia, las primeras excavaciones se llevaron a cabo en 2003, que fue cuando aparecieron las cabañas interiores y las evidencias del recinto amurallado y el foso. La muralla está formada por dos murallas superpuestas y la profundidad del foso, de unos 4 m, tallado en la roca, es descrito por el director de las excavaciones como «una obra faraónica».5 Los trabajos de construcción y fortificación se calcula que tuvieron que ser llevados a cabo por varios miles de personas. Asimismo, y aunque aún no se han encontrado evidencias, se cree que debía disponer de una necrópolis.
Posteriormente aparecieron en las cercanías los restos de varios campamentos romanos que rodeaban el castro, con sus correspondientes fortificaciones, donde se han encontrado sesenta puntas de flecha, proyectiles de catapulta, puntas de pilum, monedas de la época de Augusto e incluso clavijas de tiendas de campaña.1 Al oeste se encontró un pequeño castellum de forma ovalada y un sistema de trincheras que salían del recinto defensivo, descendiendo hacia el río para rodear el castro.
Además de restos humanos, de incendios y de la destrucción provocada por los romanos en su conquista, se han encontrado cerámica celtibérica, múltiples objetos personales, cuchillos con mango de cuerno de ciervo, pendientes, agujas para el pelo, anillos y hoces. Los restos fueron trasladados en un primer momento a Santanderpara su estudio y posteriormente al Museo Arqueológico de Palencia.
Pero lo que más ha llamado la atención de este yacimiento ha sido la gran cantidad de puntas de flecha (más de 600) encontradas en la Loma. Según declaró su director en 2007 es «la colección más importante del mundo romano, seguida por alguna colección de Siria, con un número de proyectiles muy inferior», lo que da una idea del asedio al que fue sometido el castro.5
En 2006, el director de las excavaciones tramitó la documentación para que la Junta de Castilla y León declare este asentamiento Bien de Interés Cultural.6 Tras cuatro campañas de excavaciones, el yacimiento se encuentra en estado de abandono, con las estructuras al descubierto, corriendo un grave riesgo de expolio, por lo que se encuentra en la lista roja de Patrimonio.7

Historia

Historia de la Loma

Vista de uno de los tres campamentos legionarios identificados utilizados durante el asedio. Se aprecia la típica puerta en clavícula y parte de la circunvalación que lo rodeaba.
La zona norte de la provincia de Palencia pertenecía a la Cantabria clásica; en ella se encuentran importantes vestigios como el castro del monte Cildá y el castro del monte Bernorio. El asedio de la Loma está enmarcado dentro del bellum cantabricum, las campañas llevadas a cabo por el Imperio romano para el sometimiento de los cántabros y los astures, últimos reductos de resistencia en Hispania contra la invasión romana, que se prolongó entre los años 29 a. C. y 19 a. C. y en la que participó el emperador Augusto.
Según las investigaciones, este paraje estuvo habitado desde la Edad del Hierro. Por su situación, pertenecía a la tribu de los camáricos, siendo muy posible que, dadas las dimensiones del poblado, fuera ésta su capital, Camarica. El sistema defensivo del castro estaba compuesto por dos murallas superpuestas de considerable altura y un foso externo de unos 4 m de profundidad tallado en la roca de la montaña.

Asedio y destrucción

Estas circunstancias hicieron que los romanos adoptaran para el asedio la táctica de rodear el castro con campamentos. Instalaron un campamento legionario principal, de unas 5 ha, en una colina al sur del castro, con su correspondiente agger y empalizada, alineado con otros campamentos menores que rodearon y aislaron el oppidum.
Para el asalto, las legiones llevaron a cabo ataques a distancia con flechas y catapultas. Se han encontrado proyectiles incendiarios de catapulta y flechas incendiarias.8Posteriormente, vencida la resistencia a base principalmente de piedras y lanzas de los moradores, se produjo la entrada en el enclave, el incendio y su subsiguiente destrucción a tenor de las pruebas encontradas.1 Por las dimensiones de los campamentos, se calcula que el asedio pudo ser llevado a cabo por unos 5000 legionarios.
Tras la destrucción del castro, no hay pruebas de que los romanos siguieran utilizando el lugar.
Dado que es un yacimiento de reciente descubrimiento, todavía no ha sido identificado por ningún historiador con alguna de las ciudades importantes de los cántabros descritas por los clásicos y, al contrario de lo que ocurre con VellicaBergidaJulióbriga o Aracillum, no existe constancia del asedio de Tamarica, por lo que no se descarta la identificación del castro de la Loma con alguna de estas ciudades.







El castro de la Peña de Sámano se localiza en la junta vecinal de Sámano en el término municipal de Castro Urdiales, Cantabria (España), en un macizo calizo denominado Peña de Santullán. Su altitud oscila entre los 336 metros de la Peña de Sámano, en la zona este del recinto, y los 200 metros del Portillo Bajo de Vallegón, en el extremo sur del recinto. Constituye un punto estratégico del valle desde el que se domina todo el entorno, incluido el ámbito costero. Presenta una extensión aproximada de 10 hectáreas y está rodeado de fuertes pendientes. Los puntos más elevados del yacimiento se localizan en la zona oriental (cotas de 336 y 305 metros).
La fortificación del castro se ha llevado a cabo aprovechando las excelentes condiciones defensivas del emplazamiento, de tal modo que se ha combinado hábilmente las estructuras defensivas naturales con las artificiales. El resultado es un emplazamiento fuertemente fortificado, en el que se condiciona el paso por puntos determinados (puertas y caminos), y se dificulta o impide cualquier otro acceso mediante sólidas estructuras defensivas.
La gruesa muralla que rodea el castro tiene más de 2 metros de espesor y constituye una obra contra talud que permite situar al defensor en una posición elevada sobre el atacante. Asimismo, dada su considerable anchura, constituye un buen medio de comunicación al poder ser utilizada como camino. La muralla alcanza un mayor desarrollo en la zona norte (casi medio kilómetro de longitud), en donde se localiza un gran acceso de 30 metros de largo por casi 3 metros de ancho, denominado "Puerta de la Sangaza". La muralla ha sido reforzada en el extremo este, a la altura de la cota de 336 metros, debido a su vulnerabilidad desde un posible ataque desde la eminencia de la Peña de Santullán. Continúa su trazado hacia el sureste adquiriendo una mayor potencia, debido a la más fácil accesibilidad de esta zona. En la zona sur el relieve su acentúa y en el suroeste se refuerzan de nuevo las defensas al construirse el elemento estratégico denominado "La Puerta del Vallegón". Esta puerta, a la que se accede tras salvar los portillos Alto y Bajo, tiene unas dimensiones reducidas y permite el acceso a la parte oeste del castro.
El castro "intramuros", constituye un único recinto con dos sectores diferenciados. El sector occidental presenta unas mejores condiciones de habilitabilidad y protección. Se han excavado en esta zona posibles estructuras de habilitación asociadas a abundante material arqueológico. El sector oriental es mayor y su acceso se practica únicamente desde el sector anterior. No se han documentado en este sector estructuras de habitación ni se han hallado materiales arqueológicos.
En la parte oeste del recinto del castro existe una pequeña cavidad conocida como "La Cueva del Ziguste", en cuyo entorno se han hallado materiales metálicos atribuidos a la Segunda Edad del Hierro (puntas y regatones de lanzasfíbula, etc.).
El castro ha sido muy maltratado por las excavaciones furtivas antes de su descubrimiento oficial.









El Castro de Las Rabas es un Bien de Interés Cultural de Cantabria, con la Categoría de Yacimiento Arqueológico declarado por Decreto 37/2004, de 22 de abril. Se encuentra en Celada Marlantes, dentro del término municipal de Campoo de Enmedio.
El Castro de Las Rabas, también conocido en la bibliografía como «asentamiento cántabro de Celada Marlantes», se localiza en el paraje del mismo nombre, a kilómetro y medio al noroeste de la localidad de Celada Marlantes. El emplazamiento está circundado por lomas ligeramente más elevadas hacia el norte y el oeste: las Encinas, La Mayuela y Las Quintanas. Por el sur y el este los límites orográficos vienen marcados por el cauce del río Marlantes.
El conocimiento del yacimiento de Las Rabas parece estrechamente unido a las excavaciones en la villa romana de Julióbriga iniciados en la década de los años 1950. Los resultados de las mismas y las exploraciones de la zona en relación con el trazado de la vía romana que, siguiendo el curso del Besaya conduce a la costa, llevaron al descubrimiento en el entorno de Celada Marlantes de una necrópolisalto-medieval que aseguraba una continuidad histórica del poblamiento en la comarca. Así, la búsqueda del asentamiento prerromanocondujo al hallazgo de vestigios arqueológicos que han sido datados en el siglo I a. C.
La mayor parte de las intervenciones se realizaron en la vertiente norte del castro, que proporcionó abundante material cerámico y metálico. La cerámica predominante está realizada a mano y con variados motivos decorativos tanto impresos como incisos y con motivos típicos (acanaladuras, uñadas, espigados, etc.) de las culturas del Hierro I, y aún anteriores. Junto a estas, pero en menor número, aparecen cerámicas de tradición celtibérica de pastas finas, decoradas con motivos característicos de dicha cultura. De la misma manera, el material metálico conformado por puntas de lanzacuchillos afalcatados, fíbulas de diversa tipología, hachasclavos, etc. nos informa de la superposición sobre el sustrato anterior de las influencias de los pueblos del Hierro II.
La última campaña ha sacado a la luz los restos de unos posibles fondos de cabañas circulares, en la vaguada que forman la vertiente norte del castro de Las Rabas y las estribaciones del alto de La Mayuela.

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