Primeros años
Sigurd Magnusson era el segundo de los hijos de Magnus III. Su madre era Tora, una concubina del rey. Aunque los tres hermanos tenían diferentes madres, todos tenían el mismo derecho al trono.
Acompañó a su padre en las campañas militares de conquista en las colonias noruegas de las
Islas Británicas en
1098. Ese mismo año fue nombrado rey de las
Órcadas. No se sabe si, después de esa primera expedición, Sigurd regresó a Noruega con su padre, pero cuando Magnus III volvió en una segunda expedición en
1102, Sigurd se encontraba en las Orcadas.
Por una alianza estratégica entre Magnus III y el rey
irlandés Muirchartach Ua Brian, Sigurd se casó con una hija de este último. En
1103 Magnus III murió en una emboscada en Irlanda y Sigurd, entonces de 14 años, abandonó a su esposa niña y regresó a Noruega para ser investido como rey.
Rey de Noruega
Compartió el trono con sus hermanos
Øystein y
Olaf. Sigurd y Øystein se encargaron del gobierno, pues Olaf tenía unos 3 o 4 años y falleció pronto.
No se sabe a ciencia cierta las razones por las que Sigurd decidió emprender un viaje a Jerusalén (llamado en idioma nórdico Jorsal o Jorsalaborg). Se piensa que el viaje fue planeado entre los dos hermanos, y se acordó que Øystein gobernaría todo el país mientras Sigurd se encontrase en el extranjero.
Cruzada
Cuando partió de Noruega, el rey Sigurd contaba con 18 años. Organizó una comitiva de 60 barcos, cada uno con 100 hombres (en total un ejército de unos 6,000) y zarpó de
Bergen en el otoño de
1108. En la expedición, además de militares, había campesinos y
esclavos. La tripulación tenía la intención de enriquecerse, y los esclavos viajaban bajo la promesa de obtener la libertad.
Tres años tomó el viaje (
1108-
1111). Sigurd pasó el invierno en el sur de
Inglaterra, donde se entrevistó con el rey
Enrique I. En la primavera de
1109 continuó el viaje a lo largo de la costa
francesa y el norte de la
Península Ibérica. Hasta entonces, el viaje se desarrollaba sin contratiempos, pues en el norte de
España gobernaban reyes cristianos que habían iniciado la
Reconquista. El rey noruego permanecería un largo tiempo en la ciudad santa de
Santiago de Compostela.
Cuando prosiguió el viaje hacia el sur, se enfrentó en constantes escaramuzas contra los
musulmanes, tanto para conseguir provisiones como para debilitar el dominio
islámico en España y
Portugal. Combatió en
Sintra,
Lisboa y
Alcácer do Sal, contribuyendo a que esas ciudades fuesen incorporadas al dominio cristiano.
Los reyes Balduino y Sigurd cabalgando hacia el Río Jordán. Ilustración de Gerhard Munthe en la Heimskringla, 1899.
Aunque la ciudad de Jerusalén había sido conquistada por los ejércitos cristianos en la
Primera Cruzada (
1099), aún permanecían amplias zonas del norte de Tierra Santa en manos de los
sarracenos. Sigurd otorgó apoyo militar a Balduino, y ambos conquistaron la ciudad de
Sidón; mientras Balduino atacaba la ciudad por tierra, la flota noruega lo hizo por mar.
En el año nuevo de 1111, Sigurd abandonó Tierra Santa. Visitaría
Chipre y el
Peloponeso, y posteriormente
Constantinopla (que los noruegos llamaban
Miklagard). En la ciudad imperial recibió los honores por parte de
Alejo I, y ahí permaneció un corto tiempo, antes de regresar a Noruega por vía terrestre.
El regreso a Noruega
Sigurd retornó a su país con escasos 100 hombres. Una parte del ejército había muerto en combate, otros regresaron después en pequeños grupos, y una parte considerable permaneció en Constantinopla para integrarse a la
guardia varega del emperador. Probablemente esos noruegos volvieron a su patria después de acumular cierta riqueza en la capital imperial.
De regreso a Noruega, Sigurd encontró grandes cambios. Su hermano Øystein había levantado varias edificaciones religiosas, civiles y militares, y gobernaba con gran popularidad entre sus súbditos. Según
Snorri Sturluson, Sigurd era aventajado por su hermano no sólo en presencia física, sino también en
elocuencia, conocimientos y aptitud para tejer relaciones sociales.
Sigurd se estableció en
Konghelle, donde levantó un castillo y la iglesia de la Vera Cruz. Nada queda en la actualidad de esas construcciones.
El
29 de agosto de
1123 falleció repentinamente Øystein, y Sigurd se convirtió en el único soberano. No se sabe mucho acerca de esta última fase de su reinado, quizá porque, como da cuenta Snorri, se trató de un período de paz en el reino. Un acontecimiento de esta época fue una pequeña campaña militar en
Småland,
Suecia, donde los habitantes habían renegado del cristianismo y retomado la
creencia pagana nórdica.
En
1130, estando en
Oslo, el rey enfermó y murió rápidamente. Tenía entonces unos 40 años y había gobernado durante 27. Fue sepultado en la
Catedral de San Hallvard de esa ciudad.
Magnússona saga en Heimskringla
Magnússona saga es uno de los relatos de
Heimskringla de
Snorri Sturluson sobre los reyes noruegos. Por un tiempo, tres hijos de
Magnus III gobiernan juntos Noruega, Sigurðr apodado
el Cruzado que lanza su campaña hacia Jerusalén,
2 Eysteinn y
Óláfr. Una de las mejores partes de la saga trata sobre la relación entre Sigurðr y Eysteinn, que Snorri amplía y recrea ampliamente como se recoge en
Morkinskinna.
Legado
A su muerte, se desató una cruenta
guerra civil por motivos de sucesión, que duraría más de 100 años.
Matrimonios y descendencia
Sigurd fue casado por su padre con Biadmunia (n. 1094/97), una hija del rey
Muirchertach Ua Briain en 1102 o 1103, cuando tenía alrededor de 13 años. Cuando accedió al trono noruego, repudió a su esposa.
3
Tuvo como amante a Borghild Olafsdatter (n. 1094) de Skjeberg, Store-Dal,
Østfold, con la que tuvo un hijo:
En
1128 decidió divorciarse de Malmfrid, situación que fue rechazada por el obispo de Bergen, ante lo cual Sigurd creó una nueva diócesis en
Stavanger, cuyo obispo, un inglés de nombre Reinaldo, lo casó con una joven de nombre Cecilia. En este matrimonio no tuvo hijos.
En
1096, Tancredo participó junto a su tío Bohemundo en la
Primera Cruzada. En
Constantinopla, los líderes cruzados fueron presionados por
Alejo I Comneno a que le prometieran ceder al
Imperio bizantino las tierras que conquistaran a los musulmanes. A pesar de que la mayoría de los restantes líderes habían prestado ya juramento al Emperador (muchos con la deliberada intención de incumplir su palabra), Tancredo rechazó tajantemente pronunciar el juramento.
Habiendo participado en el
cerco de Nicea en
1097, vio como la ciudad era tomada por el ejército de Alejo Comneno debido a las negociaciones secretas de este con los turcos
Selyúcidas. A partir de este momento Tancredo no confió en los bizantinos. Más tarde ese mismo año, tomó
Tarso y otras ciudades de
Cilicia, y participó en el
cerco de Antioquía en
1097.
El año siguiente, durante el ataque a
Jerusalén, Tancredo, y
Gastón IV de Bearn, reclamaron la honra de haber sido los primeros cruzados en entrar en la ciudad el
15 de julio. Ambos hicieron centenares de prisioneros
musulmanes, dando protección a algunos de estos en el tejado del
Templo de Jerusalén. Pero a la mañana siguiente no pudo evitar que los
cruzados masacraran a los refugiados en el templo, musulmanes y
judíos, hombres y mujeres. Cuando se estableció el
Reino de Jerusalén, Tancredo recibió el Principado de Galilea, vasallo de ese reino.
Tancredo renunció a su principado para hacerse regente de Antioquía en
marzo 1101, cuando su tío Bohemundo fue aprisionado por los
Danisméndidas en 1100. Expandió el territorio del principado al tomar tierras de los bizantinos, a pesar de que en la década siguiente Alejo Comneno intentó, sin éxito, subyugarlo al control de su imperio.
En
1104 también se hizo regente del
Condado de Edesa cuando
Balduino II fue aprisionado en la
batalla de Harrán. Y después de su liberación en
1108, Balduino tuvo que luchar contra Tancredo, aliándose a algunos gobernantes musulmanes locales para retomar su condado y ver a su regente y rival volver para
Antioquía.
En
1109, con la muerte de
Gervais de Bazoches, Tancredo volvió a asumir el control del Principado de Galilea. Se rechazó a honrar el
Tratado de Devol, tratado por el cual Bohemundo juró vasallaje a Alejo Comneno, y por varias décadas el Principado de Antioquía se mantuvo independiente del Imperio Bizantino. En
1110 tomó
Krak de los Caballeros, ciudad que más tarde se haría una importante fortaleza del
Condado de Trípoli.
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