viernes, 18 de noviembre de 2016

Historia - Las Cruzadas

primera cruzada

El sitio de Marrat an-Numan tuvo lugar en diciembre de 1098 durante la denominada Primera Cruzada y fue mantenido por un ejército cruzado en contra de esta ciudad siria, que por entonces se encontraba bajo la autoridad de la dinastía fatimí. Según las crónicas de la época, tras varias semanas de cerco, la guarnición formada por una milicia de la ciudad cedió a la entrada de los asaltantes quienes en represalia, emprendieron de manera sistemática durante varias semanas su pillaje y destrucción, así como la persecución y exterminio de sus habitantes, hasta su partida en enero de 1099. Otras fuentes y testigos cristianos como Alberto de Aquisgrán1 2 denunciaron prácticas de canibalismo por parte de los atacantes cruzados.

Sitio de Maarat
Primera Cruzada
CrusadersThrowingHeadsOfMuslimsOverRamparts.jpg
Cruzados tirando las cabezas de los musulmanes por las murallas durante el sitio
Fechanoviembre - Diciembre 1098
LugarMa'arrat al-Numan.
ResultadoVictoria de los cruzados
Beligerantes
Cross Templar.svg CruzadosFatimid Flag.png Fatimies
Comandantes
Blason province fr Provence.svg Raimundo de Tolosa
Blason sicile famille Hauteville.svg Bohemundo de Tarento
Milicia Local
Fuerzas en combate
DesconocidoHabitantes + Milicia
Bajas
DesconocidoAlrededor de 20.000 civiles muertos

Eventos anteriores

Después de que los cruzados, dirigidos por Raimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento, lograran con éxito la captura de Antioquía, comenzaron a realizar diversos ataques por los alrededores durante los meses invernales, en una disputa interna por el control de Antioquía y de sus alrededores.
Los cruzados no habían mantenido una buena línea de suministros, lo cual llevó al hambre generalizada y a una grave carencia del necesario equipamiento para los ejércitos cruzados. En junio de 1098, Raimundo Pilet, un caballero del ejército de Raimundo de Tolosa, dirigió una primera expedición contra Maarat, una importante ciudad en la carretera hacia damasco, pero sus tropas se encontraron con una importante guarnición musulmana que les derrotó con grandes bajas cruzadas. Durante el resto del verano los cruzados continuaron en su marcha hacia el sur y capturaron numerosas ciudades pequeñas, para volver a Maarat en noviembre.

Asedio y conquista

Hacia finales de noviembre, miles de cruzaros comenzaron el asedio de la ciudad. Los ciudadanos al principio no le dieron excesiva importancia, tras haber derrotado al primer contingente de cruzados, y en la confianza de que los cruzados no podrían mantener el asedio durante el invierno, y que no podrían asaltar la ciudad, protegida por un profundo foso y fuertes murallas. Los defensores de la ciudad, en su mayoría una milicia urbana y ciudadanos sin experiencia, lograron mantener los ataques durante dos semanas, en las que los cruzados aprovecharon para construir una torre de asedio, que les permitió asaltar las murallas mientras que un grupo de caballeros lograba, en la confusión, trepar por el lado contrario utilizando escalas.
Los cruzados ocuparon las murallas el 11 de diciembre, y los musulmanes se retiraron hacia el interior de la ciudad. Ambos ejércitos se prepararon para descansar durante la noche, pero los más pobres de entre el grupo de cruzados aprovecharon ese momento para entrar en la ciudad y dedicarse al saqueo. En la mañana del 12 de diciembre la guarnición negoció con Bohemundo de Tarento la rendición a cambio de un salvoconducto. Los musulmanes se rindieron, pero los cruzados comenzaron inmediatamente la masacre de la población.
Al mismo tiempo, Bohemundo se hizo con el control de las murallas, mientras que Raimundo controló el interior de la ciudad, en una prolongación de su disputa sobre el control de los territorios conquistados.
Este y otros episodios denunciados de abusos en contra de las poblaciones locales o de prácticas extremas de guerra, fueron difundidos por la tradición oral y amplificados por la propaganda para crear una visión hostil de los invasores que contribuyó al aglutinamiento de la población local. La pervivencia de esta visión, elevada a la categoría de mito, es empleada por algunos sectores de la historiografía como argumento en apoyo de las tesis del supuesto enfrentamiento secular sostenido entre sociedades musulmanas y cristianas,3 o utilizada de manera recurrente por sectores que fomentan la xenofobia.







El sitio de Nicea tuvo lugar entre el 14 de mayo y el 19 de junio del año 1097, durante la Primera Cruzada. Fue el primer enfrentamiento entre el ejército cruzado y los turcos selyúcidas, que terminó con la victoria cruzada y la captura de la ciudad por parte del ejército bizantino.

Sitio de Nicea
Primera Cruzada
Siege of Nicaea.jpg
Fecha14 de mayo - 19 de junio de 1097
LugarNicea
Coordenadas40°35′00″N 30°08′00″ECoordenadas40°35′00″N 30°08′00″E (mapa)
ResultadoVictoria cruzada
ConsecuenciasConquista cristiana de Nicea
Cambios territorialesNicea pasa a control bizantino
Beligerantes
Cross templars.svg Cruzados
Komnenos-Isaac-Arms.svg Imperio Bizantino
Turcos Selyúcidas
Comandantes
Blason province fr Provence.svg Raimundo IV de Tolosa
Blason Lorraine.svg Godofredo de Bouillón
Blason sicile famille Hauteville.svg Bohemundo de Tarento
Kilij Arslan I
Fuerzas en combate
Cruzados:
30.000 infantes
4.200-4.500 caballeros1
Bizantinos:
2.000 arqueros2
Guarnición de la ciudad más 10.000 refuerzos3
Bajas
5.000 muertos y 10.000 heridos25.000 muertos y 15.000 heridos

Antecedentes

Nicea, una ciudad localizada en la costa este del Lago Ascanio, estuvo en poder del Imperio bizantino hasta el año 1077, en el que los turcos selyúcidas le arrebatan la ciudad y establecen la capital del Sultanato de Rüm. En 1096, la Cruzada de los Pobres llegó hasta Nicea después de haber saqueado todos los alrededores de la ciudad, pero fueron rápidamente destruidos y dispersados por los turcos. Por ello, el sultán Kilij Arslan I no se tomó como una amenaza la segunda oleada de cruzados que llegó más tarde, hasta el punto de dejar a su familia y su tesoro en Nicea para ir a combatir contra los danisméndidas por el control de Malatya.

El asedio

Tras múltiples acuerdos y juramentos tomados entre el emperador Alejo Comneno y los principales generales cruzados, el ejército cruzado comenzó a movilizarse para abandonar Constantinopla a finales de abril de 1097. Godofredo de Bouillón fue el primero en llegar a Nicea seguido de Bohemundo de Tarento, el sobrino de éste, TancredoRaimundo IV de Tolosa y Roberto II de Flandes, acompañados de Pedro el Ermitaño, algunos supervivientes de la Cruzada de los Pobres y un pequeño contingente de tropas bizantinas lideradas por Manuel Butumites. El 6 de mayo llegaron a la ciudad, con escasas provisiones, por lo que Bohemundo ordenó traer alimentos tanto por tierra como por mar. El asedio comenzó el 14 de mayo, asignándose diferentes tropas del ejército cruzado a diferentes secciones de los muros de la ciudad, que se encontraban fuertemente defendidos por doscientos torres. Bohemundo acampó en la zona norte de la ciudad, Godofredo en el este y Raimundo y Ademar de Puy en el sur.

La derrota de Kilij Arslan

El 16 de mayo los defensores turcos salieron de la ciudad para atacar a los cruzados, pero fueron derrotados rápidamente y perdieron doscientos hombres. Viéndose así en una situación desesperada, los turcos enviaron mensajes a Kilij Arslan suplicándole su regreso, el cual, al darse cuenta de la peligrosa amenaza que suponían los cruzados, regresó rápidamente a Nicea. Las primeras tropas turcas llegaron el 20 de mayo y fueron derrotadas por Roberto de Flandes. El 21 de mayo se enfrentaron el ejército cruzado y el ejército de Kilij Arslan en una batalla que duró toda la noche y, tras numerosas pérdidas en ambos bandos, terminó con la rendición de Kilij Arslan, a pesar de las súplicas de los turcos de Nicea, cuya situación era crítica.
El resto de los cruzados fueron llegando a Nicea lo largo del mes de mayo y principios de junio, con Roberto II de Normandía y Esteban II de Blois a la cabeza. Mientras tanto, Raimundo y Ademaro comenzaron a construir una gran máquina de asedio que fue colocada en la Torre Gonatas con el fin de mantener ocupados a los defensores de los muros mientras los zapadores iban minando los cimientos de la torre desde abajo. La torre fue dañada pero no se llegó a derribar.

Llegada de las tropas bizantinas

El emperador bizantino Alejo I no acompañó a los cruzados en su campaña, sino que avanzó detrás de ellos y estableció su campamento cerca de Pelecanum. Desde allí, envió por tierra los botes que necesitaban los cruzados para cruzar el lago Ascanio, el cual había sido utilizado hasta ese momento por los turcos para aprovisionar a la ciudad de alimento. Los botes, cargados de turcopolos (arqueros mercenarios), llegaron el 17 de junio, al mando de Manuel Butumites. Los generales Taticius y Tzitas también fueron enviados junto a dos mil peltastas. Los habitantes turcos de Nicea habían escrito a Alejo solicitando su ayuda tras la rendición y retirada de Kilij Arslan, por lo que dio órdenes a Butumites de negociar en secreto y al margen de los cruzados, la rendición de la ciudad. Taticius fue el encargado de unirse a los cruzados y llevar a cabo un asalto directo a los muros, mientras que Butumites intentaría hacer lo mismo, de forma que pareciera que los bizantinos habían capturado la ciudad. Tras la maniobra, el 19 de junio lo turcos se rendían a Butumites.
Cuando los cruzados se dieron cuenta de la estratagema de Alejo, se mostraron decepcionados y enfadados, puesto que no pudieron saquear la ciudad para obtener dinero y provisiones. Butumites fue nombrado duque de Nicea y prohibió la entrada de los cruzados a la ciudad en grupos superiores a 10 personas al mismo tiempo. Butumites también expulsó a aquellos generales turcos de los que desconfiaba (de hecho, estos hombres intentaron tomar como rehenes a los guías bizantinos para negociar con el emperador). La familia de Kilij Arslan fue enviada a Constantinopla, pero finalmente fueron puestos en libertad sin pedir rescate. Alejo aprovisionó a los cruzados con dinero, caballos y otros pertrechos, pero esto no sirvió para aplacar la rabia de los cruzados por no haber podido saquear la ciudad. Por ello, Butumites decidió no permitir la salida de los cruzados hasta que hubieran jurado vasallaje al emperador Alejo, si no lo habían hecho aún en Constantinopla. En un principio, Tancredo y Bohemundo se negaron, pero finalmente accedieron y tomaron el juramento.

Consecuencias

Los cruzados abandonaron Nicea el 26 de junio, dividiéndose en dos contingentes. El primero, en la vanguardia, estaba formado por Bohemundo, Tancredo, Roberto de Normandía, Roberto de Flandes y Taticius, y el segundo de ellos, en la retaguardia, estaba formado por Godofredo, su hermano Balduino de Bolonia, Esteban de Blois y Hugo de Vermandois. Taticius, como enviado bizantino, tenía instrucciones de asegurar la entrega de todas las ciudades conquistadas al imperio.
Tras su primera victoria, los cruzados avanzaban con la moral alta, como se puede apreciar en las cartas de Esteban a su mujer Adela de Blois, donde le indica que llegarán a Jerusalén en cinco semanas. El 1 de julio se enfrentan y vencen de nuevo a Kilij Arslan en la batalla de Dorilea y en octubre alcanzan la ciudad de Antioquía, donde comienza un largo asedio. No llegarán a Jerusalén hasta junio del año 1099, dos años después de su salida de Nicea.







El Tratado de Devol o Tratado de Diabolis fue un acuerdo firmado en 1108 entre Bohemundo de Antioquía y el emperador bizantino Alejo I Comneno a consecuencia de la Primera Cruzada. Aunque el tratado no entró en vigencia inmediatamente, se tenía previsto que convirtiera al Principado de Antioquía en un estado vasallo del Imperio bizantino.
Al inicio de la Primera Cruzada, los ejércitos cruzados se reunieron en Constantinopla y prometieron devolver al Imperio Bizantino cualquier territorio que pudieran conquistar; sin embargo, Bohemundo, el hijo del ex enemigo de Alejo, Roberto Guiscardo, reclamó el Principado de Antioquía para sí. Alejo no reconoció la legitimidad del Principado y Bohemundo se marchó a Europa en busca de refuerzos. Entró en guerra abierta contra Alejo, pero fue pronto forzado a rendirse y a negociar con Alejo en el campo imperial en Diabolis (Devol), donde fue firmado el tratado.
Bajo los términos del Tratado, Bohemundo acordó convertirse en vasallo del Emperador y defender el Imperio toda vez que este lo necesitara. Asimismo, aceptó el nombramiento de un Patriarca griego. A cambio, se le dieron los títulos de sebastos y doux (duque) de Antioquía. Asimismo, se le garantizó el derecho a heredar a sus descendientes el Condado de Edesa. Más tarde, Bohemundo se retiró a Apulia donde murió. Su sobrino, Tancredo, quien fue regente en Antioquía, se negó a aceptar los términos del Tratado. Temporalmente, Antioquía cayó bajo influjo bizantino en 1137, pero no fue hasta 1158 cuando en realidad se convirtió en vasalla bizantina.
El Tratado de Devol es visto como un ejemplo típico de la tendencia bizantina a resolver disputas a través de la diplomacia, más que por medio de la guerra. Así también, fue tanto un resultado como una causa de desconfianza entre los bizantinos y sus vecinos de Europa Occidental.

Antecedentes

El asedio de Antioquía de una pintura medieval en miniatura.
En 1097, los ejércitos cruzados se reunieron en Constantinopla tras haber viajado en grupos hacia el este a través de toda Europa. Alejo I, quien había solicitado solo algunos caballeros occidentales para que le sirvieran como mercenarios en su lucha contra los turcos selyúcidas, bloqueó a estos ejércitos en la ciudad y no les permitió dejarla hasta que sus líderes juraran devolver al Imperio cualquier territorio que le hubiera pertenecido con anterioridad y que pudieran conquistar en su camino a Jerusalén.1Finalmente, los cruzados juraron cumplir con ello de manera individual, más que como grupo; algunos como Raimundo IV de Toulouse fueron probablemente sinceros, pero otros como Bohemundo quizás nunca tuvieron la intención de honrar su promesa. A cambio, Alejo les brindo guías y escolta militar.2 A pesar de ello, los cruzados no se exasperaron por las tácticas bizantinas, tales como negociar la rendición de Nicea por los selyúcidas cuando todavía estaba bajo asedio por los cruzados, quienes tenían la esperanza de saquear la ciudad para financiar su viaje. Los cruzados, sintiéndose traicionados por Alejo quien fue capaz de recuperar una serie de ciudades importantes e islas y de hecho buena parte del Asia Menor occidental, continuaron en su camino sin ayuda bizantina. En 1098, cuando Antioquía había sido capturada tras un largo asedio y los cruzados se encontraron a sí mismos sitiados en la ciudad, Alejo marchó para reunirse con ellos, pero al ser notificado por Esteban II de Blois que era un caso perdido, regresó a Constantinopla.3 Los cruzados que habían resistido inesperadamente el asedio, creyeron que Alejo los había abandonado y consideraron que los bizantinos no eran dignos de confianza.4 Por lo tanto, consideraron que sus juramentos no eran válidos.5
Para 1100, existían varios Estados Cruzados, incluyendo el Principado de Antioquía, fundado por Bohemundo en 1098. Se argumentó que Antioquía regresaría al dominio bizantino, a pesar de las supuestas traiciones de Alejo,6 pero Bohemundo la reclamó para sí.7 Obviamente, Alejo no estuvo de acuerdo: Antioquía tenía un puerto importante, era un centro de comercio con los países de Asia y un baluarte de la Iglesia Ortodoxa Oriental, con una importante Patriarca griego. Solo había sido capturada unas cuantas décadas previas, a diferencia de Jerusalén que estaba mucho más alejada y no había estado en manos bizantinas por siglos. Es así que Alejo no reconoció la legitimidad del Principado, al creer que debía ser devuelto al Imperio conforme al juramento de Bohemundo de 1097. Por ello, se dedicó a tratar de desalojar a Bohemundo de Antioquía.7
Bohemundo añadió un nuevo insulto tanto a Alejo como a la Iglesia Ortodoxa en 1100 cuando nombró a Bernardo de Valencia como el Patriarca Latino y al mismo tiempo expulsó al Patriarca griego, Juan el Oxita, quien huyó a Constantinopla.8 Poco después, Bohemundo fue capturado por los Danisméndidas de Siria y fue encarcelado por tres años, durante los cuales se eligió a su sobrino Tancredo como regente.9 Después que Bohemundo fue liberado, fue derrotado por los selyucidas en la batalla de Harrán en 1104.10 Esta derrota llevó a la reanudación de la presión contra Antioquía de parte de los selyucidas y de los bizantinos. Bohemundo dejó a Tancredo en el mando y se dirigió al Oeste, pasando por Italia y Francia, en busca de refuerzos. Se ganó el apoyo del papa Pascual II11 y el apoyo del rey francés Felipe I, con cuya hija se casó. No queda claro si su expedición califica como una cruzada.7
Los familiares normandos de Bohemundo en Sicilia habían estado en conflicto con el Imperio bizantino por más de 30 años. Su padre, Roberto Guiscardo, fue uno de los enemigos más fuertes del Imperio. Si bien Bohemundo estaba fuera, Alejo envió un ejército para que retomara Antioquía y las ciudades de Cilicia. En 1107, lugar de utilizar el nuevo ejército que había organizado para su cruzada contra los musulmanes en Siria, Bohemundo emprendió una guerra abierta contra Alejo, cruzando el Adriático para sitiar Dyrrhachium, la ciudad más occidental del Imperio.12 Al igual que su padre, Bohemundo fue incapaz de hacer avances significativos al interior del Imperio; Alejo evitó una batalla campal y el asedio de Bohemundo fracasó, en parte debido a una plaga que se propagó entre su ejército.13 Pronto, Bohemundo se encontró a sí mismo en una posición sin salida posible al ser aislado frente a Dyrrhachium: su fuga por mar fue cortada por los venecianos y Pascual II le retiró su apoyo.14

Acuerdos

Emperador bizantino Alejo I Komnenos.
En septiembre de 1108, Alejo pidió que Bohemundo negociara con él en el campo imperial de Diabolis (Devol). Bohemundo no tenía otra alternativa más que aceptar, dado que la plaga había asolado a su ejército y que no sería capaz de derrotar a Alejo en el campo de batalla. Admitió que había violado su juramento en 1097,15 pero se negó a reconocer que tenía alguna incidencia en las circunstancias actuales, pues, a ojos de Bohemundo, Alejo también había violado el acuerdo de dar marcha atrás el asedio de Antioquía en 1098. Alejo estuvo de acuerdo en considerar los juramentos de 1097 como inválidos.16 Los términos específicos del tratado fueron negociados por el general Nikephoros Bryennios y fueron registrados por Ana Comnena:17
  • Bohemundo estuvo de acuerdo en convertirse en un vasallo del Emperador, así como del hijo y heredero de Alejo, Juan;18
  • Acordó ayudar a defender el Imperio, donde sea y cuando sea requerido de hacerlo. Asimismo, accedió a recibir un pago anual de 200talentos a cambio de este servicio;
  • Se le concedió el título de sebastos y doux (duque) de Antioquía;
  • Se le otorgó Antioquía y Alepo como feudos imperiales, la última de las cuales no era controlada ni por los cruzados ni por los bizantinos, pero se entendía que Bohemundo intentaría conquistarla;
  • Estuvo de acuerdo en entregar Laodicea y otros territorios silicios a Alejo;
  • Estuvo de acuerdo en dejar que Alejo nombrar un patriarca griego "entre los discípulos de la gran iglesia de Constantinopla" (La restauración del Patriarca griego marcó la aceptación de la sumisión al Imperio, pero planteaba cuestiones canónicas que eran difíciles de resolver.19 ).20
Las condiciones fueron negociadas de acuerdo con el entendimiento occidental de Bohemundo, por lo que él se vio a sí mismo como vasallo feudal de Alejo, un "señor feudal" (homo ligius o ἄνρωπος λίζιος) con todas las obligaciones que ello implicaba, como era habitual en Occidente: se vio obligado a llevar ayuda militar al emperador, salvo en las guerras en las que estuvo involucrado, y a servirlo contra todos sus enemigos en Europa y en Asia.21
Ana Comnena describió el procedimiento con detalles muy repetitivos, con Bohemundo señalando frecuentemente sus propios errores y alabando la benevolencia de Alejo y el Imperio. Por lo que se deduce que el procedimiento debe haber sido bastante humillante para Bohemundo. Por otra parte, la labor de Ana estaba dirigida a alabar a su padre y los términos del tratado no pueden haber sido totalmente exactos.
"Juro a ti, nuestro más poderoso y santo emperador, el Señor Alejo Comneno, y a tu colega Emperador, el tan deseado Señor Juan Porphyrogenitos que voy a obedecer todas las condiciones a las que he acordado y hablado por mi boca y a mantenerlas inviolable por todos los tiempos y a cuidar ahora y siempre las cosas que sean para el bien de tu Imperio y nunca albergaré ni siquiera la más mínima idea de odio o de traición hacia ti [...] y todo lo que sea para el beneficio y el honor de la dominación romana que voy tanto a tomar en cuenta como a ejecutar. Por lo tanto me permito disfrutar de la ayuda de Dios y de la Cruz y de los Santos Evangelios."
Juramento realizado por Bohemundo, en conclusión del Tratado de Devol, como fue registrado por Ana Comnena22
El acuerdo fue escrito en dos copias: una fue dada a Alejo y la otra a Bohemundo. Según Ana, los testigos de la parte de Bohemundo que firmaron su copia del tratado fueron Mauro, obispo de Amalfi y representante papal; Renard, obispo de Tarento, y el clero menor que lo acompañaban; el abad del monasterio de San Andrés en Brindisi, junto con dos de sus monjes; y varios "peregrinos" innominados (probablemente soldados del ejército de Bohemundo). De la corte imperial de Alejo, el tratado fue presenciado por el sebastos Marinos de Nápoles, Roger hijo de Dagoberto, Pedro Aliphas, Guillermo de Gante, Ricardo de Salerno, Geoffrey Mailli, Hubert hijo de Raoul, Paul el Romano, los embajadores Peres y Simon de Hungría, y los embajadores Basilio el Eunuco y Constantino.23 Muchos de los testigos de Alejo eran occidentales que tenían altos cargos en el ejército bizantino y en la corte imperial;24 Basilio y Constantine eran embajadores al servicio de los familiares de Bohemundo en Sicilia.
Ninguna de las copias sobrevivió. Deben haber sido escritas en latíngriego o en ambos. Es igualmente probable el uso de ambas lenguas dado el número de occidentales presentes, muchos de los cuales habrían sabido latín. No está claro hasta qué punto fueron conocidas las concesiones de Bohemundo en toda Europa latina, ya que solo unos pocos cronistas mencionan el tratado: Fulquerio de Chartres simplemente dice que Bohemundo y Alejo se reconciliaron.25

Análisis

Asia Menor y los Estados Cruzados alrededor de 1140.
El Tratado favoreció más a Alejo, pues proveyó la absorción final de Antioquía y su territorio por parte del Imperio.26 Alejo, reconociendo la imposibilidad de echar a Bohemundo de Antioquía, intentó absorberlo al interior de la estructura del dominio bizantino, y lo puso a trabajar para el beneficio del Imperio.27
Bohemond conservaría Antioquía hasta su muerte con el título de doux, a menos que el emperador (bien Alejo o bien, en el futuro, Juan) optara por cualquier motivo renegar del trato. El Principado volvería a ser regido por el imperio bizantino tras la muerte de Bohemundo. Por lo tanto, Bohemundo no podía establecer una dinastía en Antioquía, aunque se le garantizó el derecho a transmitir a sus herederos el Condado de Edesa y cualesquier otros territorios que lograra adquirir al interior de Siria.26
Los territorios de Bohemundo debían incluir San Simeon y la costa, los pueblos de Baghras y Artah, y las posesiones latinas en Jebel as-Summaq; sin embargo, Latakia y Cilicia revertirían al Imperio. Thomas Asbridge señala que mucho de lo que el Emperador concedió a Bohemundo (incluida la propia Alepo) todavía estaba en manos musulmanas (por ejemplo, ni Bohemundo ni Alejo controlaban Edesa, aunque en ese momento Tancredo era su regente, así como de Antioquía), lo que contradice la evaluación de Lilie según la cual a Bohemundo le fue bien con el tratado.28 René Grousset llama al Tratado un "dictado", pero Jean Richard subraya que las normas de derecho feudal a las cuales Bohemundo debió someterse "no fueron de ninguna manera humillantes."21 Según John W. Birkenmeier, el tratado marcó el punto en el cual Alejo debía desarrollar un nuevo ejército y nuevas doctrinas tácticas con las cuales usarlos, pero no fue un éxito político bizantino, pues "cambió la libertad de Bohemundo por un señorío titular sobre el Mezzogiorno que nunca podría ser efectivo, y por una ocupación de Antioquía que nunca podría ser llevada a efecto."29
Los términos del tratado han sido interpretados de muchas maneras. Según Paul Magdalino y Ralph-Johannes Lilie, "el Tratado como fue reproducido por Ana Comnena muestra una familiaridad sorprendente con las costumbres feudales occidentales; si fue redactado por un griego o un latino en el servicio imperial, tuvo una consideración destacada por la visión occidental del status quo en el Mediterráneo Oriental."30 También la tuvieron las iniciativas diplomáticas a las que Alejo se comprometió, con el fin de hacer cumplir el Tratado de Tancredo (tales como el tratado concluido con Pisa en 1110-1111 y las negociaciones para la unión con la Iglesia llevadas a cabo con Pascual II en 1112).31 En contraste, Asbridge ha argumentado recientemente que el tratado derivó de precedentes tanto griegos como occidentales y que Alejo quería mantener a Antioquía bajo el sistema de pronoia.28

Consecuencias

Un mosaico con la representación de Juan II, hijo de Alejo, quien capturó Antioquía en 1137.
Bohemundo nunca regresó a Antioquía (se marchó a Sicilia donde falleció en 1111) y las cláusulas del tratado cuidadosamente elaboradas nunca fueron implementadas.32 El sobrino de Bohemundo, Tancredo, se negó a honrar el tratado.10 Para él, Antioquía le pertenecía por su derecho de conquista. No vio ninguna razón para entregarlos a alguien que no había participado en la Cruzada y que, de hecho, había trabajado activamente en contra de ella (como los cruzados creían). Los cruzados parecen haber sentido que Alejo engañó a Bohemundo para que le concediera Antioquía; ellos ya creían que Alejo era artero e indigno de confianza y esto puede haber confirmado sus creencias. El tratado se refiere a Tancredo como el poseedor ilegal de Antioquía y Alejo había esperado que Bohemundo lo expulsara o lo controlara de alguna manera. Tancredo tampoco permitió que un Patriarca griego entrara en la ciudad; en su lugar, los Patriarcas griegos fueron nombrados en Constantinopla y detentar nominalmente el poder allí.
La cuestión del estatus de Antioquía y las ciudades cilicias adyacentes fueron un problema para el Imperio por muchos años posteriores. Aunque el Tratado de Devol nunca entró en efecto, proveyó la base legal para las negociaciones bizantinas con los cruzados para los siguientes treinta años, y para los reclamos imperiales de Antioquía durante los reinados de Juan II y de Manuel I.33 Por ello, Juan II trató de imponer su autoridad, viajando a Antioquía él mismo en 1137 con su ejército y asediando la ciudad.34 Los habitantes de Antioquía intentaron negociar, pero Juan exigía la rendición incondicional de la ciudad.35 Tras solicitar el permiso del Rey de Jerusalén, Fulco, mismo que recibió, Raimundo, el Príncipe de Antioquía, accedió a rendir la ciudad a Juan.35 El acuerdo, por el cual Raimundo juró honrar a Juan, se basó explícitamente en el Tratado de Devol, pero fue más allá: Raimundo, quien fue reconocido como un vasallo imperial por Antioquía, prometió al Emperador la libre entrada a Antioquía y se comprometió a entregar la ciudad a cambio de investidura con Alepo, ShaizarHoms y Hama, tan pronto como fueran conquistadas de los musulmanes. Luego, Raimundo gobernaría las nuevas conquistas y Antioquía regresaría al dominio imperial.36 Al final, la campaña fracasó, parcialmente debido a que Raimundo y que Joscelino II de Edesa, quien habían sido obligados a unirse a Juan como sus vasallos, no colaboraron. Cuando Juan insistió en tomar posesión de Antioquía, los dos príncipes organizaron un motín.37 Juan se encontró sitiado en la ciudad y fue forzado a marcharse en 1138, retornando a Constantinopla.38 Diplomáticamente, aceptó por insistencia de Raimundo y Joscelino que ellos no tuvieron nada que ver con la rebelión.39 Juan repitió su accionar en 1142, pero falleció de improviso y su ejército bizantino se retiró.38
No fue hasta 1158, durante el reinado de Manuel I, que Antioquía se convirtió efectivamente en vasalla del Imperio, luego de que Manuel forzara al príncipe Reinaldo de Châtillon jurar fidelidad a él en castigo por el ataque de Reinaldo sobre la Chipre bizantina.40 El Patriarca griego fue restaurado y gobernó simultáneamente con el Patriarca latino.41 Antioquía, debilitada por los regentes sin poder tras la captura de Reinado por los musulmanes en 1160, siguió siendo un estado vasallo bizantino hasta 1182 cuando las divisiones internas que siguieron a la muerte de Manuel en 1180 obstaculizaron la capacidad del Imperio para hacer valer su reclamación.
En la frontera balcánica, el Tratado de Devol marcó el fin de la amenaza normanda al litoral sureño del Adriático durante el reinado de Alejo y posterior. La eficacia de las defensas fronterizas desterraron cualesquiera invasiones posteriores a través del Dyrrachium por la mayor parte del siglo XII.

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