jueves, 30 de marzo de 2017

Guerra de independencia de los Estados Unidos

Batallas de España en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos


La batalla de Cabo Espartel fue una batalla naval de dudoso resultado en la que se enfrentaron una flota hispano-francesa comandada por el almirante Luis de Córdova y una británica dirigida por el almirante Richard Howe. Dichas fuerzas se encontraron el 20 de octubre de 1782 después de que Howe hubiera conseguido abastecer de provisiones a Gibraltar, sometida en aquel entonces, por las fuerzas de la Casa de Borbón, al Gran Asedio de Gibraltar ocurrido durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Batalla del Cabo Espartel
Guerra de Independencia de los Estados Unidos
Escadre de Richard Howe en vue de Gibraltar 1782.jpg
Ayuda a Gibraltar de Howe, 11 de octubre de 1782.Richard Paton
Fecha20 de octubre de 1782
LugarOcéano Atlántico
Coordenadas35°55′33″N 5°54′39″OCoordenadas35°55′33″N 5°54′39″O (mapa)
Resultado
Dudoso:
  • Retirada de la flota británica1
  • La ruta de suministros a Gibraltar permanece abierta2
Beligerantes
Bandera de España España
Royal Standard of the King of France.svg Francia
Bandera de Reino Unido Gran Bretaña
Comandantes
Bandera de España Luis de CórdovaBandera de Reino Unido Richard Howe
Fuerzas en combate
38 Navíos de línea. 2604 cañones35 Navíos de línea. 2612 cañones
Bajas
59 muertos. 301 heridos.68 muertos. 208 heridos.

Antecedentes

Cuando España entró en la guerra de Independencia de los Estados Unidos en 1779, uno de sus principales objetivos era el de recuperar Gibraltar a los británicos. Poco después de comenzada la guerra, fuerzas españolas y francesas iniciaron el Gran Asedio a Gibraltar de 1779 cortando el acceso por tierra a la península y decretando un bloqueo naval que resultó ser un tanto "poroso". El asunto fue considerado algo muy grave por los los jefes políticos y militares británicos ya que España estaba buscando la cesión del territorio mediante negociaciones pacíficas.
La Flota del Canal, la cual se encontraba bajo las órdenes del almirante Richard Howe, tuvo que lidiar con varios asuntos conflictivos durante el verano de 1782. Aparte de proteger el Canal de la Mancha de las incursiones hispano-francesas, la Flota también tenía que contar con la posibilidad de una acción en el mar del Norte por parte de la Provincias Unidas de los Países Bajos contra el transporte de indispensables abastecimientos provenientes del mar Báltico y además tener dispuesto el convoy para abastecer Gibraltar que se estaba preparando en Spithead.
Este convoy zarpó el 11 de septiembre y estaba formado por treinta y cinco navíos de línea, un gran convoy destinado a Gibraltar y otro adicional con destino a las Indias. Las órdenes del almirante Howe eran entregar los suministros a Gibraltar y regresar de inmediato a Inglaterra, pero debido al mal tiempo y vientos contrarios, el 9 de octubre la flota destinada a Gibraltar solo había llegado al cabo de San Vicente.
Mientras, la flota hispano-francesa encargada del bloqueo a Gibraltar se encontraba anclada en la bahía de Algeciras. Estaba compuesta por 49 navíos de línea bajo el mando del almirante español Luis de Córdova y muchos de ellos se encontraban en bastante mal estado. El 10 de octubre, una fuerte tormenta provocó daños severos en la flota aliada. Y entre los otros muchos desperfectos un barco de línea quedó varado, otro marchó a la deriva hasta ponerse al alcance de los cañones de Gibraltar y un tercero fue arrastrado a través del estrecho de Gibraltar hasta el mar Mediterráneo.3
El almirante Howe se reunió con todos sus capitanes e impartió detalladas instrucciones para la llegada segura de los transportes. El 11 de octubre, los transportes comenzaron a entrar en el Estrecho seguidos por la flota de escolta. Cuatro transportes consiguieron anclar en Gibraltar, pero el resto fue arrastrado por las fuertes corrientes hasta el mar Mediterráneo mientras que el resto de la flota continuó su navegación por el Atlántico.3
Con el viento a su favor la flota del almirante Córdova salió en su persecución con los grandes navíos al tiempo que ordenaba a sus buques más pequeños y rápidos que no perdieran la pista de los británicos. El 13 de octubre, los ingleses consiguieron reagruparse a cincuenta millas al Este de Gibraltar lejos de las costas españolas y navegaron al sur, hacia la costa marroquí, por debajo de la flota que les perseguía. Finalmente, el 15 de octubre, con viento favorable, los barcos británicos se adentraron de nuevo en el Estrecho llevando exitosamente el convoy dentro de Gibraltar entre el 16 y el 18 de octubre.

Batalla

El 19 de octubre, la flota conjunta fue avistada al Este de Gibraltar. El almirante Howe, tratando evitar la batalla en el Estrecho, levó anclas y arrumbó hacia el Oeste con los aliados siguiéndole. Una vez dejado el Estrecho de Gibraltar, Howe redujo la velocidad de navegación ofreciendo a Córdova, que mantenía el barlovento, la opción de entablar combate.
El 20 de octubre, el almirante Córdova ordenó la persecución sin cuartel, sin importarle romper la formación de la flota. La línea de batalla británica quedó a estribor de la flota hispano-francesa y alrededor de las 13:00 horas y después de que el buque insignia del almirante Córdova, el Santísima Trinidad de 120 cañones, alcanzara el centro de la línea combinada, ambas flotas se encontraban a menos de dos millas de distancia una de otra. Los británicos redujeron velas con el fin de ajustar su línea de batalla y a las 17:45 horas, la vanguardia de la flota combinada abrió fuego. Los ingleses devolvieron el fuego al tiempo que el almirante Howe ordenaba retirada a toda vela dejando al menos a 14 barcos enemigos fuera del alcance de sus cañones. Ningún barco británico fue dañado de consideración a pesar de los esfuerzos del almirante español quien mantuvo la persecución hasta el día 21 en que las flotas estaban separadas por más de doce millas. Howe se dirigió entonces a toda vela hacia Inglaterra, acorde a las órdenes recibidas, mientras que De Córdova realizó algunas reparaciones de urgencia con intención de reanudar la acción pero el enfrentamiento no volvió a producirse pues los barcos ingleses eran de mejor vela y más andar gracias sobre todo al forrado de cobre de sus cascos.

Consecuencias

Howe consiguió su objetivo principal, asegurar que el convoy llegara a Gibraltar indemne y retornar a Inglaterra. El éxito del reabastecimiento alivió la dura presión de las divisiones posicionadas en Gibraltar asegurando su supervivencia precisamente en una época en la que las fuerzas británicas habían sufrido una desmoralizante sucesión de derrotas en MenorcaFlorida y las Indias Occidentales.
Este oportuno abastecimiento junto con el fracaso de la tropa hispano-francesa en su ataque a Gibraltar del 13 de septiembre fortalecieron la posición británica en las conversaciones de paz que se iban a celebrar poco después. Los diplomáticos ingleses se mantuvieron firmes en lo referente a Gibraltar a pesar de las cesiones que España estaba dispuesta a realizar .

La batalla naval se situa en aguas del Estrecho de Gibraltar en octubre de 1782, en el largo bloqueo que mantenían las escuadras hispano francesas a la Plaza, durante la guerra que mantuvo la Corona de España contra Gran Bretaña entre 1779 y 1783, cuando se entró en el conflicto de lado de Francia y los independentistas norteamericanos, ya que desde unos años antes ya ayudaba España a los estadounidenses con material de guerra y dinero.

La escuadra hispano francesa al mando del Teniente General don Luis de Córdoba se encontraba apostada en el surgidero de Algeciras, con la intención de impedir cualquier tipo de socorro de los británicos a Gibraltar. Los aliados eran conscientes que dado el mayor andar de los navíos británicos era mejor esperarlos en alguna zona estratégica, que ir detrás de ellos.

Tras la guerra los esfuerzos de construcción de navíos de línea españoles se fijaron como meta mejorar la velocidad de los buques, ya que durante la guerra, y como se verá a continuación, se habían dado cuenta de que eran muy pesados, respecto a los navíos británicos y no podían alcanzarlos en caza. De ahí las pruebas de comparación de los sistemas Gautier y el nuevo de Landa, con el San Juan, como mejor exponente del primero y el San Ildefonso del segundo, siendo este último el mejor en todas las pruebas comparativas, y sentando un sistema de construcción muy mejorado y que paliaba las deficiencias de la última guerra. (1)

Por lo tanto a falta de una escuadra veloz, Córdoba se encontraba al mando de una potente y numerosa flota, que esperaba "agazapada" y en posición de dar a la vela en cuanto se avistase una escuadra enemiga. Esta posición, si bien permitía salir en pos de las escuadras enemigas con un viento de Poniente, que es la que se suponía la entrada en el estrecho, dejaba demasiado expuestos a los elementos. Como sucedió el 10 de octubre cuando un tremendo temporal sacudió la zona. 

El resultado del temporal no pudo ser más negativo, y aunque no se hundió ningún buque muchos quedaron muy dañados. Se rompieron muchos cables de los navíos e hizo garra a unos y a otros y abordarse varios de ellos. Arrastró a unos desde las inmediaciones de Algeciras hasta puente de Mayorga, dejándolos con una o dos anclas sólamente. El San Dámaso perdió los palos de trinquete y bauprés y sufrió un abordaje con otro buque. El San Miguel quedó varado en Gibraltar con muchos daños y fue apresado por los ingleses (2), la fragata Santa Perpétua también quedó varada en la playa de Mayorga. El navío Triunfante y la fragata Santa Magdalena quedaron bajo los fuegos de los fuertes de Gibraltar, y fueron disparados con bala roja, aunque sin mayores consecuencias. Toda la escuadra quedó en movimiento y con gran trabajo de anclas que se hacía necesario para evitar que otro temporal dispersara demasiado a los buques. Como le sucedió a la fragata española Santa Lucía y la francesa Cresoent y a el navío San Pablo que habían sido alejados y hacían supremos esfuerzos por reunirse con la escuadra. 

Estando así las cosas para la combinada apareció el día 11 por la tarde con viento fresquito del SO la escuadra británica de Howe, escoltando un convoy de buques mercantes con dirección a Gibraltar. Al anochecer la flota británica se encontraba sobre Punta Carnero, pasando al Mediterráneo, no logrando fondear en el Peñón más que cuatro mercantes.

Debido al Poniente y a las corrientes la escuadra de Howe se fue adentrando más en el Mediterráneo, alejándose de Gibraltar y perdiéndose de vista del vigía de Algeciras en la mañana del día 13. La escuadra de Córdoba, ese mismo día, aprovechó un viento de ONO para salir, quedando toda fuera a las cuatro de la tarde. Sin más incidente que el disparo desde la Plaza de Gibraltar al navío Triunfante, que se hallaba cerca, con bala roja.

En sucesivas calmas hasta el día 15 la flota combinada fue arrastrada por las corrientes hasta las cercanías de Vélez-Málaga. La escuadra británica era seguida en sus evoluciones por unidades menores de Córdoba. El mismo día 15, con viento E bonacible, la escuadra combinada tomó la bordada del Sur, en demanda de la costa de Berbería, teniendo conocimiento de que el enemigo se encontraba al SE, a seis leguas. Se siguió la bordada hasta la media noche, a 2 leguas de la costa africana, virando entonces de bordo y quedándo en facha a esperar el día, para evitar que los británicos pudieran aprovechar la oscuridad para pasar por aquellos parajes.

Amaneció el 16 con tiempo oscuro y viento duro del Este. La escudra tomó la vuelta del Norte y se aminoró aparejo, según iba arreciando el viento. Los jabeques y otras pequeñas embarcaciones, que habían salido unidas a la Armada para el apresamiento del convoy, se separaron de arribada.

Al Anochecer se tomó la vuelta del sur, a la capa con trinquete y mesana, intentando estar más cerca de África que de España. Ya que por allí era más probable que al día siguiente se encontraran a la escudra británica y sólo dejaban como posible escape de estos la Plaza de Gibraltar. Decididamente los aliados iban a la caza de Howe, y estas maniobras demostraban que se intentaba encontrarlos como fuera. Debido a la oscuridad Córdoba temió que no todos los buques a su mando hubieran virado al Sur, así que se izó la señal de unión, y la falta de correspondencia de tres de los repetidores confirmó la sospecha del General español. En consecuencia a media noche se viró de bordo en vuelta del NE. Al amanecer del 17 se reconoció que 17 navíos se había separado, aunque a las 11 de la mañana ya estaban todos reunidos de nuevo, cambiando el rumbo en demanda del Estrecho, pero debido a varios cambios de viento la escuadra se encontró a la altura de Vélez-Málaga.

El 18 se dirigió Córdoba de nuevo al Estrecho, pasando Marbella por la tarde. Los batidores informaron que el enemigo se encontraban cerca. La escuadra quedó en facha por babor, esperando el día, a tres o cuatro leguas del Monte de Gibraltar.

El día 19 se mareó hacia el Estrecho, descubriendo a la escuadra de Howe, que huyó en buen orden hacia el Océano. Pero debido a que la escuadra aliada era de menor andar no se les pudo alcanzar, aunque se les persiguió hasta que a la caída de la tarde se les perdió de vista.
  • Composición de las flotas

    (Elaborada por el usuario del foro, taisensuikan)

    Escuadra Aliada hispano francesa (46 navíos de línea) 
    (según Fernández Duro). 
    Buques franceses en cursiva; los demás españoles. 

    - Invincible 
    (Teniente General Lamotte-Picquet), 110
    Guerriere, 74
    Dictateur, 74
    Robuste, 74
    Suffisant, 74
    Guerrero, 70
    Arrogante, 70
    Santa Isabel, 70
    San Isidro, 70
    San Lorenzo, 70
    Zodiaque, 74
    Rayo (Jefe de Escuadra Posada), 80
    San Isidoro, 64
    Firme, 70
    Terrible, 74
    San Vincente (Jefe de Escuadra Ponce de León), 70
    Royal Louis (Jefe de Escuadra de Bausset), 110

    San Joaquin, 70
    Castilla, 64
    San Juan Bautista, 70
    San Justo, 70
    Vencedor, 70
    España, 64
    Galicia, 70
    Serio, 70
    Triunfante, 70
    Brillante (Teniente General Vizconde de Rochecouart), 70
    Septentrion, 64
    Indien
     , 64
    San Rafael, 70
    Santísima Trinidad (Comandante en Jefe de la escuadra combinada, Teniente General Don Luis de Cordoba), 120 (buque insignia) 
    Bretagne, 110
    Actif, 74
     
    Atlas, 70
    San Eugenio (Teniente General Conde de Guichen), 70
    Miño, 54
    Terrible (Teniente General? Bonet), 110

    León (Teniente General Don Miguel Gaston), 64
    Purisima Concepción, 112 
    San Fernando, 80
    Africa, 70
    Bien Aimé, 74

    Astuto, 60
    Oriente, 70
    San Julian, 60

    Notas: 
    - Los navíos españoles nombrados de 70 cañones en realidad portaban 74.
    - El Santísima Trinidad no había sido remodelado y seguía con tres puentes.
    - Según Duro la organización aliada era algo extraña: los almirantes estaban en lugares impares y varios de ellos estaban en buques de la nacionalidad opuesta.
  • Escuadra británica (34 navíos de línea) 
    (Según el inglés Schomberg)

    VANGUARDIA 
    Primera División:
    - Goliath
     (74) - Ganges (74) - Royal William (80) - Britannia (100) Vicealmirante Barrington. - Atlas (98) - Ruby (64) - Panther (64) 
    Segunda División:
    - Foudroyant
     (80) - Edgar (74) - Polyphemus (64) - Suffolk (74) - Vigilant (64) 

    CENTRO 
    Primera División:
    - Valiant
     (74) - Crown (64) - Alexander (74) - Sanson (64) - Princess Royal (98) - Victory (100) Comandante en Jefe el Almirante Lord Howe. (buque insignia) 
    Segunda División:
    - Blenheim
     (98) - Asia (64) - Egmont (74) - Queen (90) - Bellona (74) 

    RETAGUARDIA 
    Primera División:
    - Raisonable 
    (64) - Fortitude (74) - Princess Amalia (80) Contralmirante Sir Richard Hughes- Berwick (74) - Bienfaisant (64) - Dublin (74) 
    Segunda División:
    - Cambridge
     (80) - Ocean (90) Contralmirante Millbank. - Union (90) - Buffalo (64) - Vengeance (74)
Aún así la caza continuó por la noche, con rumbo ONO, en buena unión, con la esperanza de lograr más viento que los británicos y amanecer en su cercanía. Lamentablemente el convoy británico había podido meterse en Gibraltar el día 17 sin problemas y sin que los aliados pudieran hacer nada, debido a que el tiempo y la oscuridad lo habían impedido.

Se descubrió al enemigo el día 20, antes de la salida del sol, a 5 o 6 leguas por el SSO, a la altura del Cabo Espartel. Al momento la armada combinada emprendió la caza con toda diligencia y sin sujección a puestos, rumbo O, cuarta del SO. Los británicos formaban su línea de combate a estribor. El rumbo de la escuadra hispano francesa era tan de encuentro con la británica que a las 10 de la mañana desde el navío de Córdoba se señalaba al navío de cabeza de la escuadra ligera mantener la misma dirección que se llevaba desde la salida del sol. Desde este primer navío, el francés Invincible, hasta el Santísima Trinidad, insignia de la flota, había 40 buques.

La necesidad de emprender la caza con toda diligencia y sin sujección a puestos para aprovechar momentos en que cada vez se hiciese más inevitable el ataque, acarreaba accidentalmente un gran perjuicio, como era hallarse en la cabeza del sur del pelotón el navío del General Córdoba y el navío francés Terrible, de 110 cañones, del comandante de la 2ª Escuadra, y tan atrasado el Purísima Concepción, que sólo podría llegar a la cola de la futura línea. Es por ello que desde el insignia de Córdoba hasta la cabeza de la línea había 40 buques sin General que dirigiese los puestos de la línea accidental.

Así se llegó a la una de la tarde y las dos flotas se encontraban a sólo dos millas, y se mandó formar la línea de combate indicada sin sujección a puestos indicada, estrechando las distancias entre matalotes de medio cable y tras poner los botes en el agua. El enorme pelotón que había sido la escuadra combinada se fue entonces convirtiendo en línea, mientras el Santísima Trinidad hacía esfuerzos por subir al centro de la misma desde atrás. Los británicos arribaban y agrandaban así poco a poco el espacio entre las dos flotas, además de colocar en facha su vanguardia y centro para estrechar más su línea de combate, lo cual aprovechó Córdoba para llegar a tiempo al centro de su línea, sobre las tres de la tarde, quedando entre el San Rafael y el Bretagne francés, quedando por la popa de este 13 navíos. A las 4 y media de la tarde y formada gran parte de la línea combinada, desde el Santísima Trinidad se izó la señal de ataque general, aún sabedores que la retaguardia aliada no podría participar en un primer ataque por hallarse demasiado alejada. A las 5 y 40 minutos dio el momento de la arribada con rumbo OSO, señalando al mismo tiempo al General de la retaguardia, al Conde de Guichen la señal de doblar al enemigo si le fuese posible, lo único que podrían hacer los navíos tan atrasados. Ya que la claridad de la noche presagiaba que se podría combatir como si fuera de día y podría darles tiempo a llegar.

A las 5 y 47 minutos la vanguardia de la combinada rompió el fuego, al poco rato lo hizo la retaguardia, quedando fuera de fuego 12 navíos después de los 2 de popa del General Córdoba, y más tarde se rompió en el centro. Los británicos llegaban arribados sucesivamente, pero debido a su mayor andar dejaron sin objeto de fuego al Santísima Trinidad e inmediatos que le batían la retaguardia. Esto podía tener el peligro de que la vanguardia combinada aguantara excesivo castigo, así que Córdoba despachó a la fragata Santa Bárbara con orden a la escuadra ligera de vanguardia para que llegado ese extremo se apartara. Pero por alguna desconocida razón de los británicos, tal vez pusieran en facha su vanguardia, perdieron velocidad y se observó al centro y parte de la retaguardia hispano francesa abrir fuego de nuevo. 

En este estado de cosas el General Córdoba, viendo que se le ponía de nuevo en ventaja la maniobra, mandó arriar el farol de señales, ya que no se veían las banderas, de cesar el combate, lo que verificó al instante la Santa Bárbara. La combinada fue entonces avanzando la línea a través de la británica y se empeñó de nuevo el fuego de los navíos de la retaguardia hasta el segundo navío después del Santísima Trinidad, a las 10 y media de la noche. Pero sólo duró un cuarto de hora, porque los británicos algo arribados y con más vela salieron del fuego en todas partes, cesando el fuego general y observando como la escuadra de Howe formaba su orden de retirada relativa al andar de los navíos. A todos los navíos británicos les sobraba aparejo sobre las gavias sólas respecto de la armada combinada. Córdoba mando izar la señal a las 11 de la noche de conservarse ciñiendo el viento sobre las gavias, un muy flojo del NNE, que durante la noche viró al NE.

Al día siguiente, el 21, la combinada amaneció con los enemigos a la vista entre el SSO y el SO a desiguales distancias, siendo los más inmediatos a una distancia de entre 3 y 4 leguas, siendo sólo 25 navíos y 5 buques menores, no viendo la vanguardia, observando como los que estaban a la vista hacían todo lo posible por ir hacia ella. Y por el mayor andar consiguieron perderse de la vista de la combinada a las 5 y media de la tarde. El General Córdoba había dispuesto la señal, desde primera hora, de reparar prontamente las averías y prepararse para reanudar el combate. Pero no se pudo volver a ninguna refriega porque el día 22 los británicos habían desaparecido ya completamente de la vista. 

Como decíamos al principio del artículo este mal andar de los buques propició que tras la guerra se intentara remediar este problema con las pruebas a diferentes navíos construídos con planos distintos. Porque si bien en este combate se vio perfectamente este problema, al no poder alcanzar al enemigo cuando este huyó, en otros episodios de la misma guerra los navíos españoles habían sido cazados por este mismo motivo, como pasó con la escuadra de Lángara en 1780 cuando fue alcanzada por una escuadra británica muy superior, que alcanzó a la mayoría de los navíos españoles sin problemas. 

Así pues Córdoba vio el panorama y dio la señal de ceñir el viento proa NNE formando la escuadra en orden de columnas de bolina.
En conclusión
Gran Bretaña podía vanagloriarse de que 34 navíos hicieron frente a 46 enemigos, pero lo cierto es que esto sólo podía ser sentido así por la gente profana al mundo marino o debido a la propaganda de los periódicos locales. La gente que conoce el oficio sabe que la circunstancia de tanta ventaja de vela, suple con diferencia al mayor número de buques. Lo cual evitó que en la escuadra combinada no pudieran entrar en combate hasta 12 navíos de la retaguardia, de los cuales había 2 poderosos navíos de tres puentes y 2 de 80 cañones, y tres Generales de la Armada. 

Bien mirado los británicos no sólo no combatieron en inferior número sino que los aliados combatieron en una línea accidental de puestos, sin los Generales naturales de los puestos y con menos navíos combatiendo. La escuadra británica se retiró a las 4 horas y media de combate, sin que la parte más cargada de este fuera no más de 2 horas, de lo que resulta que o bien se retiraron ante fuerzas que les batían en menor número o que la política británica aconsejaba no aventurar su escuadra a los incidentes de una acción tenaz por parte de la escuadra de Córdoba que dejase a los británicos en inferioridad de condiciones. Y no entramos en la discusión de si los británicos llegaron a utilizar la bala roja o no, por decoro a la dignidad de la Corona Británica, y si se hubiera dado el caso de apresar al navío del Almirante mismo, debería ser tratado como incendiario sin remisión ni aceptación de persona, por una conducta y unos medios tan impropios de cualquier humanidad. (3) 

Los daños de los buques británicos lo sabrán en sus Arsenales (4) , mientras que la flota combinada tuvo en general 9 palos mayores rendidos, 6 de trinquete, 2 de mesana y 4 de bauprés. 20 masteleros de gavia, 2 de velacho, una verga mayor, 2 de trinquete, 4 de gavia y 2 de velacho, y algunas piezas de respeto. 
https://www.todoababor.es/articulos/espartel.htm

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