jueves, 30 de marzo de 2017

Guerra de independencia de los Estados Unidos


La batalla del lago Pontchartrain fue un enfrentamiento naval ocurrido el 10 de septiembre de 17791 entre las flotas aliadas hispano-estadounidense, dirigida por el capitánWilliam Pickles, y la británica, en el contexto de la guerra de Independencia de los Estados Unidos. El encuentro, librado en las aguas del lago Pontchartrain, se saldó con una victoria aliada y la rendición el 16 de octubre del mismo año de las fuerzas británicas entre la actual Lacombe y el río Tangipahoa.










La toma de Menorca (del 19 de agosto de 1781 al 5 de febrero de 1782) fue un enfrentamiento bélico entre tropas británicas y una coalición de españolas y francesas, con victoria de las segundas, por el control de la Isla de Menorca (parte del Archipiélago Balear), durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Antecedentes

El 12 de abril de 1779, España y Francia renovaron el Tercer Pacto de Familia mediante el Tratado de Aranjuez, a raíz del cual la primera intervendría en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos junto a la segunda, que ya estaba inmersa en este conflicto contra Gran Bretaña. Uno de los puntos de dicho acuerdo establecía la cooperación militar de los dos reinos para la recuperación de la soberanía española sobre la Isla de Menorca, que estaba en poder británico desde 1763 en virtud del Tratado de París.

El 14 de septiembre de 1708 -en plena Guerra de Sucesión española- una escuadra angloholandesa, mandada por el almirante sir John Leake, bombardeó los fuertes de Menorca y desembarcó las tropas del general James Stanhope, que en menos de nueve días ocuparon totalmente la isla. Por el Tratado de Utrech, de 1713, Menorca fue cedida a Inglaterra, aunque España nunca renunció a recuperarla. Ulteriormente, en 1756, en el curso de la Guerra de los Siete Años, la flota francesa del almirante Glassionaire derrotó a la del inglés sir John Byng y las fuerzas de desembarco del duque de Richelieu conquistaron para Francia la isla balear. 
Aquella victoria francesa tuvo consecuencias trágicas y gastronómicas. La Royal Navy hizo responsable al almirante Bing de la derrota y, tras su sumario consejo de guerra, fue fusilado a bordo de su navío, ejecución que sigue siendo uno de los casos más polémicos de la Historia de Inglaterra. Más amable es el asunto gastronómico: se acepta casi universalmente que un cocinero del duque de Richelieu inventó una de las salsas más conocidas, la mahonesa o mayonesa, para conmemorar aquel triunfo. 
Menorca volvió a cambiar de manos enseguida: por la Paz de París, que puso fin a la Guerra de los Siete Años, la isla fue devuelta a Inglaterra en 1763. Mas en agosto de 1781, en la renovada guerra de España y Francia, unidas contra Inglaterra, una escuadra franco-española, mandada por el duque de Crillon y llevando a sus órdenes al conde de O'Reilly y al general Buenaventura Moreno, jefes de las fuerzas españolas de Mar y Tierra respectivamente, atacó Menorca. El general James Murria -que, sin duda recordaba el trágico final del almirante Byng- ofreció una valerosa resistencia, pero tuvo que capitular, finalmente, el 5 de febrero de 1782, y la isla fue eventualmente recuperada por España. 
El funesto Tratado de San Ildefonso, de 1796, unió la suerte de España a Napoleón contra Inglaterra y, dada la importancia estratégica de la isla de Menorca para los ingleses, el 7 de noviembre de 1798, las fuerzas del general Sir Charles Stuart desembarcaron en la zona de Adaya y en diez días derrotaron a la escasa y desmoralizada guarnición española, comandada por el brigadier Juan Nepomuceno Quesada. En barcos ingleses fueron transportados a la Península 3.528 soldados, 153 oficiales y los 600 infantes suizos -hechos prisioneros por los austriacos en contiendas anteriores y vendidos a España "a dos dólares por cabeza"- optaron por pasarse a los ingleses y formar parte de las fuerzas de ocupación. 
Sir Charles Stuart ingresó con todos los honores en la Orden Militar del Baño y fue nombrado gobernador de Menorca. Pero, por motivos de salud, a mediados de 1799, regresó a Inglaterra. Su sucesor en la gobernación de la isla, el general St. Clair Erskine, mostró un gran interés en reforzar las defensas y, por ello, solicitó al almirante Horatio Nelson -reciente vencedor de los franceses en Abukir- que, con parte de sus navíos, se desplazara desde Sicilia a Menorca. Solicitud que Nelson satisfizo, enviando al contraalmirante Sir Thomas Duckworth con seis navíos de línea. Según las malas lenguas, Nelson no quiso trasladarse a Menorca con toda la flota para no alejarse de su amante, Lady Hamilton. 
Finalmente, sin poder alegar más excusas, Nelson, a bordo del Toudroyant, un navío apresado a los franceses, arribó a Mahón el 12 de octubre de 1799. El Almirantazgo había dado instrucciones a Nelson para que reuniera en ese puerto una flota adecuada para batir a una poderosa escuadra francesa, que se hallaba frente a Finisterre. Pero días más tarde, se supo que la supuesta escuadra francesa no eran sino barcos españoles refugiados en Ferrol, por lo que la operación fue cancelada. 
En Menorca, Nelson pidió a Erskine que le cediera 2.000 hombres para colaborar en la expulsión de los franceses de la isla de Malta, solicitud que el general inglés rechazó rotundamente y, en vista de ello, el malhumorado gran almirante preparó su urgente regreso a Palermo. Pero una fuerte tormenta, con huracanados vientos del noroeste, le retuvo hasta el 18 de octubre. Durante aquellos seis días, Nelson se alojó en la casa predial de San Antonio, también conocida como Golden Farm o Quinta de Oro -hoy día inevitable atracción turística de Menorca- y, según cuentan las crónicas, se dedicó a poner al día su correspondencia y a resolver asuntos pendientes, como el consejo de guerra del día 15 contra un marinero acusado de robo, que fue condenado a muerte y ahorcado en la arboladura de su navío. El día 18 de octubre partió hacia Palermo. Cuatro meses después, el 18 de febrero de 1800, Nelson colaboró con el almirante Keith en la victoria sobre la flota francesa en Malta y pronto llegarían sus días de gloria y muerte en Copenhague, Tolón y Trafalgar. Respecto a su estancia en Menorca, por más que la romántica tradición quiera imponerlo, es falso que le acompañara su amante, Lady Hamilton. 
El último gobernador inglés de Menorca fue el general Henry Fox, quien tras ser nombrado comandante supremo de las fuerzas inglesas en el Mediterráneo, trasladó su cuartel a la isla de Malta, libre ya de franceses. Entre tanto, los países participantes en la Segunda Coalición contra Napoleón -Gran Bretaña, Rusia, Turquía, Austria, Portugal y Las Dos Sicilias- proseguían con desigual fortuna la guerra. 
Los triunfos de Nelson en Abukir; de Sir Sydney Smith en Acre y de Sir Ralph Abercomby en Alejandría forzaron a los franceses a evacuar Egipto. Pero las grandes victorias napoleónicas de Marengo (14-6-1800) y sobre todo la de Hohenliden, en Baviera (2-12-1800), obligó a Austria a firmar la Paz de Luneville en febrero de 1801, paz que prácticamente deshizo la Coalición y dejó sola a Inglaterra contra Francia. 
Tras casi diez años de continuada guerra, tanto Francia como Inglaterra necesitaban la paz. Ambas potencias estaban cansadas y tenían graves problemas políticos y económicos que resolver. En Inglaterra, debido a una serie de malas cosechas, reinaba un gran descontento y el agresivo primer ministro William Pitt, a causa de su impopularidad, se vio forzado a dimitir, siendo sustituido por el moderado Henry Addington. Napoleón Bonaparte, ya primer Cónsul, se dirigió al Gobierno inglés en actitud pacifica; el 1 de octubre de 1801 se alcanzaron en Londres los acuerdos preliminares y la Paz se firmó en la casa consistorial de la ciudad francesa de Amiens, el 27 de marzo de 1802. 
Por esta Paz, Francia e Inglaterra abandonaban Egipto, que debía ser devuelto a Turquía; Inglaterra restituía a Francia y a Holanda los territorios e islas conquistados, pero conservaría Ceilán y la India; se comprometía a devolver la isla de Malta a la Orden de San Juan de Jerusalén y, curiosamente, después de casi cuatro siglos de continuado uso, los reyes del Reino Unido de la Gran Bretaña, aceptaron dejar de autotitularse también Reyes de Francia. 
Por su parte, Francia se retiraba de Italia y prometía frenar su política expansionista. Con respecto a España, Napoleón consintió que Inglaterra conservara la isla española de Trinidad, ocupada en 1797 por la flota del almirante Harvey, pero, definitivamente, recuperaba Menorca y se aceptó la agregación de Olivenza -que había formado parte de Portugal hasta la Guerra de las Naranjas- al territorio español. 
Por parte de España, dicha paz la firmó José Nicolás de Azara; por Francia, José Bonaparte -hermano de Napoleón-; por el Reino Unido, lord Cornwallis; y por Holanda, el señor Schimmelpennick. 
"Los plenipotenciarios creyeron que con este tratado había desaparecido la enemistad entre Francia e Inglaterra, y se abrazaron emocionados en medio de los aplausos de cuantos presenciaban el acto", anotó un testigo presencial. Pero aquella paz a nadie convenció, apenas constituyó una tregua y tan solo un año mas tarde, al rechazar Inglaterra la devolución de la isla de Malta a los Caballeros de San Juan, la guerra se reanudó y Francia se tuvo que enfrentar a la Cuarta Coalición, formada por Rusia, Austria, Suecia e Inglaterra. La breve ocupación francesa de Menorca, de algo más de siete años, dejó en la isla una nueva ciudad, San Luis, y una aceptable red viaria. Pero los 71 años de posesión inglesa han dejado una huella más honda y perceptible. Los ingleses, por captarse la simpatía de los menorquines, adoptaron una política de tolerancia y respeto a las instituciones y costumbres locales. Y buena prueba de que lo consiguieron es el dato de que, cuando en 1778 se reanudaron las hostilidades con Francia, el gobernador ingles James Mostyn concedió la patente de corso a más de 50 naves menorquinas que atacaron los puertos y costas de la Península y de Francia. Diversas obras públicas fueron debidas a los ingleses, quienes fundaron y levantaron la ciudad de Georgetown -hoy Villacarlos-, y todavía podemos contemplar, en las cercanías de Mahón, el monumento erigido a la memoria del gobernador Sir Richard Kane, "uno de los mejores administradores británicos que tuvo la isla menorquina". 
Con el clero los ingleses tuvieron algunos problemas, que en general obedecían a que los curas menorquines se vieron forzados a tolerar contra su voluntad los cultos de las minorías protestante, griega y judía, establecidas en Menorca durante los años de ocupación inglesa. También en la arquitectura, mobiliario e, incluso, en las bebidas, hoy día, se percibe la influencia inglesa en Menorca. Varios de sus antiguos edificios reflejan el llamado estilo georgian o georgiano del siglo XVIII inglés, y la misma tendencia se percibe en muchos otros rasgos de la estética y las costumbres de la isla.






La batalla de Mobila (actual MobileAlabama) fue parte de la contraofensiva del Reino de Gran Bretaña para capturar la ciudad, reconquistada por el ejército español tras la batalla del Fuerte Charlotte, en el contexto de la Revolución Americana.
Fuerte Condé en 1725.
El 7 de enero de 1781, el ataque británico destrozó la coordinada defensa española. Las autoridades españolas desde la Capitanía General de Cuba, para soportar el ataque inglés, enviaron fuerzas adicionales con la intención de aguantar el tiempo que fuera necesario sin que cayera la plaza. Los británicos, mientras tanto, calculando las cuantiosas pérdidas en los hombres y los oficiales, huyeron de nuevo a su base principal en Panzacola renombrada a Pensacola por los ingleses. El gobernador de la Luisiana Española, mariscal de campo Bernardo de Gálvez, retomaría esta ciudad ese mismo año en la Batalla de Pensacola, dando por finalizada la legitima reconquista de la Florida para la Corona de España.
Oficialmente se confirmaría la vuelta al gobierno español de las dos Floridas en el Tratado de Versalles (1783).









La batalla de Pensacola (o de Panzacola), librada en Pensacola (actualmente en EE. UU.), marcó la culminación del esfuerzo de España por reconquistar las Floridas del dominio británico, en el contexto de la Revolución americana.

Batalla de Pensacola
La Reconquista de Florida
Spanish troops at Pensacola.jpg
Granaderos españoles y el batallón de La Habana entran en Fort George. Óleo.
Fecha9 de marzo8 de mayo de 1781
LugarPensacolaFlorida (Estados Unidos)
Coordenadas30°20′52″N 87°17′50″OCoordenadas30°20′52″N 87°17′50″O (mapa)
ResultadoVictoria decisiva española
Beligerantes
Bandera de España 1760-1785.svg Reino de EspañaUnion flag 1606 (Kings Colors).svg Reino de Gran Bretaña
Comandantes
Bandera de España 1760-1785.svg Bernardo de Gálvez
Bandera de España 1760-1785.svg José Solano y Bote
Bandera de España 1760-1785.svg José Calvo Irazábal Bandera de España 1760-1785.svg Francisco de Saavedra
Union flag 1606 (Kings Colors).svg John Campbell
Fuerzas en combate
32 navíos españoles1
4 fragatas francesas2
Más de 4.000 al inicio3
·3.675 granaderos españoles4
·725 cazadores franceses5
7.000 al final6
·Refuerzos de creoles de Luisiana, reclutas libertos, mercenarios belgas, irlandeses, valones y haitianos e indios aliados3
Union flag 1606 (Kings Colors).svg 1.500 soldados, marinos y milicianos3
1.0007 -2.0003 indios (800choctaw y el resto creek)8
Bajas
95 muertos y 202 heridos910510 -1559 muertos
56 desertores capturados antes de la capitulación11
1.113 combatientes,12 101 mujeres y 123 niños capitulan9
153 cañones9 y 2 sloops capturados13
300 soldados logran huir a Georgia


Antecedentes

Por el Tratado de París, de 1763, España cedió al Reino Unido de Gran Bretaña Florida, a cambio de la retirada de las ciudades de La Habana y Manila. De Francia recibió, en compensación por el resultado de la guerra, la Luisiana, que el país galo no podía mantener. En 1781, las dos potencias se encontraban nuevamente en guerra, pero las noticias de la ruptura de hostilidades llegaron a los territorios españoles antes que a los ingleses, por lo que el gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez, decidió dar un audaz golpe de mano para recuperar el territorio cedido. Había conquistado primero Mobila (o Movila) en marzo de 1780, tras la batalla del Fuerte Charlotte, y luego se dirigió hacia Pensacola.14
Para hacer frente a los ingleses, Gálvez reunió tropas venidas desde distintos puntos del Imperio y abastecimientos adicionales de Cuba, la Luisiana y otras partes.
Su ejército aumentó a siete mil hombres, lo que, para la época, era considerable. Dicho ejército se componía de soldados blancos, negros, cobrizos y mestizos.
Los defensores británicos contaban con unos dos mil defensores, de ellos mil trescientos soldados, trescientos marineros y trescientos negros.15 Tenían además dos fragatas, una de treinta y seis cañones y otra menor.15 Harto de las reticencias de la Armada para penetrar en la bahía de Panzacola y desembarcar los soldados, Gálvez ordenó a sus tropas emplear los barcos de Nueva Orleans el 11 de abril, el mismo día que once barcos británicos arribaron a Panzacola.15 Ante la falta de apoyo de la Armada, el 4 de mayo se decidió abandonar el ataque.16 Gálvez acudió entonces a La Habana en agosto para eliminar los obstáculos que impedían emprender la toma de la plaza británica y a mediados de octubre, tras nuevos retrasos, logró que una flota zarpase hacia el objetivo con unos cuatro mil soldados.17 Un huracán que se desató el 18 y duró una semana desbarató la escuadra y hundió varios barcos.18 Gálvez volvió a La Habana para solicitar más tropas, supuestamente para defender su provincia pero, en realidad, para acometer la conquista de Panzacola.19 No logró que la campaña avanzase ante la reticencia de los mandos de Cuba hasta la llegada de España de Francisco de Saavedra en enero de 1781, encargado por la corte de acelerar los preparativos y poner definitivamente en marcha el asalto a la plaza.20 Laa nueva escuadra, con mil quinientos soldados, partió finalmente de La Habana el 28 de febrero.21

Batalla

Toma de la isla de Santa Rosa y desembarco en tierra firme

El 9 de marzo la flota arribó junto a la isla de Santa Rosa, que cierra por el sur la bahía de Panzacola.22 Al día siguiente, se apresaron siete británicos que custodiaban los dos cañones que defendían la posición, que los españoles creían más fuerte.22 Tras establecerse una batería para proteger la isla de las dos fragatas británicas que patrullaban la bahía, se verificó el desembarco de las tropas, operación que duró hasta el día 17.23 Ese mismo día los españoles tuvieron noticia de la llegada de unos mil refuerzos desde la Mobila.23
Por lo peligroso de la misión, el jefe de la escuadra española, José Calvo Irazábal, como responsable de la seguridad de la flota, se negó a ordenar que sus barcos entraran en la bahía; aunque ya se habían adueñado de la isla de Santa Rosa, había encallado el navío San Ramón en la primera barra del acceso a la bahía.24 Bernardo de Gálvez se embarcó entonces en el bergantínGalveston, izó la bandera de almirante y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos.25 Ante la imposibilidad de obligar a la marina a penetrar en la bahía para trasladar a las tropas a tierra firme, pues esta creía que la profundidad de la barra entre la isla y esta era insuficiente, Gálvez había decidido hacerlo por su cuenta con los escasos barcos que habían llegado de Nueva Orleans, dejando en evidencia la renuencia de los mandos de la Armada.26 Por fin el grueso de la escuadra, que llevaba a la mayoría de las tropas, penetró también a primeras horas de la tarde del día 19.27 Los disparos de la batería de Barrancas Coloradas, situada frente a la isla de Santa Rosa, no causaron daños a la flota.28

Cerco de las defensas británicas

Gálvez inició el sitio de la plaza inglesa y, aunque corrieron el riesgo de ataque por una escuadra inglesa que estaba cerca, tenían esperanzas de una pronta terminación por estar los sitiadores enfermos y sin alimentos, desanimados y desilusionados por no haber podido abrir las trincheras.
Mapa de la bahía de Panzacola de Antonio Donato Paredes (1782). Al sur se observa la isla de Santa Rosa, que cierra la bahía. Al noroeste de la isla aparece marcada la batería de Barrancas Coloradas. Al norte de la bahía se aprecia la población y, sobre ella, las principales fortificaciones británicas.
Frente a los mil quinientos soldados de Gálvez, la guarnición del general John Campbell29 contaba con algunos más, unos mil novecientos, pero de escasa calidad.30 Defendían tres posiciones principales: el fuerte George y los reductos de la Reina y del Príncipe.31 El fuerte, cuadrado y con baluartes en sus esquinas, contaba con once cañones.31 Los reductos se encontraban al norte del fuerte y la batería de Barrancas Coloradas, al sur, a la entrada de la bahía.32 A esta última se unieron las tripulaciones de los dos barcos británicos, que no habían logrado impedir la entrada en la bahía de la escuadra española, protegida de su fuego por la batería de la isla Santa Rosa.33
La mañana del 22, Gálvez recibió novecientos hombres más, llegados como refuerzo desde la Mobila.34 Al día siguiente llegaron varios cientos de hombres más desde Nueva Orleans, lo que aumentó la fuerza sitiadora hasta algo más de cuatro mil soldados.35 Las semanas siguientes los españoles las pasaron tratando de acercar la artillería pesada al fuerte y hacerse con el reducto de la Reina, operaciones en las que sufrieron continuo hostigamiento por parte de los indios aliados a los británicos.36
En La Habana, el Comisionado regio Francisco de Saavedra consiguiendo vencer numerosos obstáculos consiguió preparar una flotilla hispano-francesa, colocando al mando a José Solano y Bote con un refuerzo al ejército de mil seiscientos hombres de tropa, que embarcó el 8 de abril y salió el 9.37 Las fuerzas iban a las órdenes del mariscal de campo Juan Manuel de Cajigal y Niño.38 Gálvez expresó en su diario de operaciones que el 19 de abril a las dos de la tarde tuvo noticia de que se hallaban a la vista catorce embarcaciones, entre ellas algunas de guerra, lo cual le preocupó pensando que eran naves al socorro del enemigo.38 Esa noche recibió confirmación de que eran las fuerzas de Saavedra y Solano que venían a reforzarlo.38 Llegaron a la isla de Santa Rosa con quince navíos, tres fragatas y otras embarcaciones con los refuerzos.38 El día 20 desembarcaron las tropas. Gálvez contaba entonces, entre tropa de tierra y marinería, con algo más de siete mil ochocientos hombres.39 La llegada de Solano, jefe desde entonces de los buques que participan en el asedio, mejoró de inmediato las relaciones entre las fuerzas de tierra y las de la Armada, hasta entonces muy tensas.40
A finales de abril los sitiadores comenzaron a erigir baterías para castigar el reducto de la Reina antes de atacar el fuerte.41 El 4 de mayo, los británicos enviaron un contingente a rodear y destruir el nuevo reducto español, construido para proteger las baterías.41 Desprevenidos los españoles, los británicos lograron su objetivo, destruyeron algunos cañones y dos de los reductos que protegían las baterías españolas.42El día 8 se produjo una gran explosión en el reducto de la Reina, debido al impacto de un obús de los sitiadores, que les permitió a estos tomarlo.43 Esa misma tarde comenzaron las conversaciones para la capitulación de los británicos, que concluyeron el mismo día.44 El 10 de mayo tuvo lugar la ceremonia de rendición.45

Consecuencias

El rey de España, Carlos III, otorgó a Bernardo de Gálvez los títulos de vizconde de Gálveston y conde de Gálvez,46 y a José Solano y Bote el título de marqués del Socorro por su actuación en la batalla de Pensacola. Asimismo, el ayudante de campo de Gálvez, Francisco Miranda (el futuro precursor de la independencia americana), más tarde será nombrado teniente coronel por su actuación en esta acción.
Poco tiempo después, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de resistencia, con lo que mantuvo el dominio español sobre el Caribe y aceleró el triunfo de las armas norteamericanas. Siendo Jamaica el último reducto inglés de importancia en el Caribe, Gálvez se dispuso a organizar un desembarco sobre la isla y sumarla a los territorios bajo soberanía española, pero en mitad de los preparativos le sorprendió el fin de la guerra.


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