PANO. CASTILLO
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Pocos kilómetros al norte de Graus, un desvío bien señalizado nos encamina hacia el poco conocido Valle de la Fueva, situado en el interfluvio Cínca-Ésera. Tortuosa carretera nos adentra hacia el mismo. Poco después de rebasar el monasterio budista de Panillo, y en la cota más alta de la carretera cuando ya se da vista al pueblo de Pano, sale a nuestra izquierda una pista en buen estado, que en corto trayecto nos deja a muy poca distancia del castillo.
A la altura del citado monasterio, levantando la vista se aprecia el recinto fortificado, asomando entre la maleza. Es uno de los situados a cota más alta de entre los aragoneses.
Este conjunto religioso-militar hoy ruinoso, formó parte, junto con los de Troncedo, Clamosa y Abizanda, de la avanzadilla cristiana contra las plazas musulmanas de Graus, Barbastro y Monzón (Ver mapa). Su construcción se data hacia 1055-1060, realizada por canteros locales, a imitación de los maestros lombardos. En el extremo suroeste del recinto (ver planta)se sitúa una torre circular desmochada, construida al modo lombardo de soga y tizón con sillarejos bien escuadrados .
Sobre la zona más alta de lo restante del muro sur, los monjes del vecino santuario budista de Panillo, levantan pequeños "pináculos" con sillares caídos del conjunto que con su forma de pagoda rematan el muro. Son visibles desde gran distancia y dan la sensación de almenas. Además, hay un "tenderete" de banderolas con oraciones en caracteres chinos sobre el recinto del castillo.
Si se piensa en que fue edificación erigida contra "infieles" para reconquistar la tierra del sur, es paradójico el hecho de que sobre sus ruinas, otros "infieles" eleven preces a sus exóticas deidades.
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El 9 de Noviembre de 2005, en una más de las agradables "correría pirineas" junto a mi amigo y buen conocedor de la zona y del románico aragonés, José Luis Aramendía, nos acercamos de nuevo al castillo, pues por la prensa local sabíamos de las actividades de un campo de trabajo durante el pasado verano. No sorprendió de manera agradable ver la zona muy despejada de la vegetación que con anterioridad ocultaba el recinto defensivo y el templo. También el comprobar la existencia al interior de la torre de un espacio cuadrado en planta que cerraba con bóveda de medio cañón con eje este-oeste (igual que la cercana iglesia).
Dicho espacio no contó en origen con comunicación al exterior. Probablemente lo que vemos fue una torre de varias plantas, siendo esta la que cumplió el papel de almacén, como suele ser lo habitual. El acceso al interior es probable que se efectuara por vano en la propia bóveda y escala de madera, al estilo de lo visto en otras torres de esta hechura. La torre debió de ser con sus tres plantas más cadalso, espectacular.
Lugar estratégico que domina el valle de la Fueva hacia el este y gran territorio del Cinca hacia poniente, teniendo comunicación visual con el Castillo de Samitier. A pesar del día brumoso, la panorámica en esa dirección es de gran belleza (Imagen 17)
El muro sureste, del que aún subsiste buena altura, a pesar de la inquietante "escombrera" que hay a sus pies, conserva tres cubos de sección rectangular. En un plano algo inferior al castillo, la iglesia, canónicamente orientada, y con su puerta al norte, asoma entre la vegetación (Imagen 9).
Al interior del recinto del castillo, lo que fuese espacio interior se halla colmatado, en espera de una excavación arqueológica que nos muestre su estructura, al igual que en este año de 2008 se ha hecho con la iglesia castrense (Imagen 14).
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En la base del muro adosado al torreón hallamos una serie de aspilleras cuya función al igual que las halladas en los muros exteriores de los castillos de Abizanda y Loarre, es la de verter a su través líquidos hirvientes o inflamables contra el enemigo situado al exterior.
Solo así se justifica su angostura y la marcada pendiente que poseen y que puede adivinarse en las imágenes 10 a 13.
En la parte alta del pequeño recinto, al lado norte de la torre subsiste lo que fuera aljibe del castillo (Imagen 15) que también espera excavación.
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La iglesia castrense dedicada a santa Engracia se halla a una veintena de metros al sur del castillo . Su hechura es la misma que la vista en la edificación de la torre y muralla. Hasta tal punto que cuando se toma la imagen de su alargado cilindro absidal desde el este, no se sabe si es iglesia o cubo de muralla (Imagen 3). La reciente campaña de este pasado verano de 2005, la ha liberado de maleza, así como de la colmatación que semiocultaba elementos como la puerta del muro norte, permitiendo su total contemplación (Imagen 1).
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Se trata de un templo de nave única, orientado y de unos 14 x 5 m. Falta su muro de poniente así como el cerramiento superior. A juzgar por el espesor de los muros del templo es lícito pensar que cubriese con bóveda de piedra de medio cañón (Imagen 7).
Carece de cualquier elemento decorativo como corresponde a una austera capilla castrense. Un ventanal abre en el centro del cilindro absidal. Resta del mismo su base y ambas jambas; pero ya no el medio punto superior (Imagen 14 ).
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Contemplando el exterior del muro sur, da la sensación de marcarse un amplio presbiterio; pero no tiene traducción al interior del templo. Allí solo hallamos el alargado cilindro absidal y tras él, la nave. Es sin duda un efecto óptico propiciado por el hecho de existir dos contrafuertes de sección rectangular en los muros laterales, a semejanza de los vistos en la fortificación. En el situado al lado norte, se abrió una de las portadas del templo.
Hacia mitad del muro norte, y en un estrecho cuerpo ligeramente adelantado hay un pequeño vano adintelado que comunica templo y recinto castrense (Imágenes 24, 25, 27 y 28 ). Desde el interior del templo vemos un desproporcionado dintel sobre el vano , y tras un amplio zaguán, otro, mas moderado, apeado en ménsulas sencillas sobre jambas rectas (Imágenes 27 y 28).
En el lado sur del templo, donde debió de existir otro vano de acceso al interior, a juzgar por la jamba restante. Su ábside aún se halla vigilante sobre el acceso a Graus.
Todo esto decía en mi última visita a finales de 2005. Tengo una amiga arqueóloga que tiene una amiga arqueóloga y a ambas las saludé a finales de 2008 en una deliciosa charla que Juan Luis Arsuaga impartió en Huesca sobre su labor en Atapuerca. Pues bien, la segunda, Julia Justes me dio noticia de que se había excavado y consolidando el templo poniendo de manifiesto que efectivamente hubo una puerta en el lado sur del mismo (Imágenes 18 a 22)
La excavación ha liberado el interior del templo de la tierra que lo colmataba, dejando al descubierto el estrato rocoso sobre el que asienta. En el mismo pueden adivinarse perfiles de sepulturas antropomorfas una infantil hacia mitad de la nave y otras ocupadas parcialmente por los sillares del paramento (Imágenes 17 y 22).
Poco al sur del templo quedan los restos de una estancia rectangular como evidencia de que además de fortificación e iglesia hubo poblamiento en este lugar (Imágenes 20 a 31).
En fin, una vez más fortificación e iglesia componiendo conjunto religioso militar como fue la norma en la reconquista del solar del reino. Su recuperación y consolidación es sin duda una muy buena noticia que asegura la pervivencia de este lugar de referencia en los albores del viejo reino de Aragón.
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http://www.romanicoaragones.com
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