Cristo y Santo Tomás (1467–1483) es una escultura de bronceque Andrea del Verrocchio hizo para uno de los 14 nichos en las paredes exteriores de la Iglesia de Orsanmichele en Florencia, Italia, donde ahora se le ha sustituido por una copia y el original trasladado dentro del edificio, que actualmente es un museo. La escultura muestra el episodio conocido como la Incredulidad de Tomás o también la Duda de Tomás, que ha sido frecuentemente representado en el arte cristiano desde al menos el siglo V, y se ha utilizado para elaborar diversos significados teológicos. Tomás el Apóstol dudaba de la resurrección de Jesús y tuvo que tocar sus llagas para convencerse Juan 20:24-29. El nicho de mármol circundante fue diseñado por Donatello para su San Luis de Tolosa (1413), pero la estatua fue trasladada a laBasílica de la Santa Cruz cuándo el nicho fue vendido al Tribunale di Mercanzia (el gremio de los comerciantes), quién encargó la obra a Verrochio.
La obra fue el primer trabajo basado en una historia para aparecer en la Orsanmichele. En su ejecución Verrocchio mostró un conocimiento sofisticado del estilo y la esencia de la escultura clásica. Las figuras fueron modeladas sin espaldas (es decir, no en redondo) puesto que eran para ser vistas frontalmente. Esto tuvo como ventaja añadida un ahorro en bronce (el cual era aproximadamente diez veces más caro que el mármol), haciendo que la obra fuera más ligera y fácil de encajar en el nicho.
La interacción entre los personajes de Cristo y Santo Tomás muestra un gran sentido de movimiento y diálogo. Las diferencias entre lo mortal y lo inmortal se destaca con un Cristo pasivo, casi en postura regia y el talante agitado y nervioso del incrédulo Tomás. El realismo creado por el artista indica claramente el periodo artístico en qué fue hecho, el Renacimiento.
El Tribunal de Mercancías[editar]
Parte de la jurisdicción del gremio de comerciantes era judicial y supervisora. Como tal, el tema de Cristo y Santo Tomás habría sido atractivo para ellos por su preocupación en la prueba y la presentación de evidencias irrefutables.
El crucifijo de bronce, es una escultura de Donatello situada en el altar mayor de la basílica de San Antonio de Padua en Padua. Tiene un tamaño de 180 x 166 cm y fue construido entre 1444 y 1447.
La obra fue probablemente el primer gran encargo de Donatello en Padua. La propuesta le debió de ser muy atractiva, para poder trabajar con la dificultad y el costoso bronce, que hizo partir a Donatello de Florencia a Padua en 1443.
Se conoce la historia del proyecto: en 1444 adquirió la cera para realizar el modelo, en 1449 se pagó la última cuota del pago del artista y en 1467 la obra fue expuesta en la basílica. El crucifijo no fue, probablemente, ejecutado para su colocación en el altar mayor ya que se añadió bastantes años después. Se cree que su ubicación inicial era para el centro del coro que se construyó por la misma época.
La escultura fue muy apreciada, por lo que, a partir del 1446, los comitentes decidieron encargarle un trabajo más importante a Donatello, la realización del altar mayor, en el cual estuvo laborando hasta 1450.
Descripción[editar]
El único trabajo en bronce fundido por el artista de esta magnitud hasta ese momento, había sido el San Luis de Toulouse, en 1423-1425 para Orsanmichele. Donatello originariamente había creado una figura desnuda, tal vez con un perizoma textil, pero en la época del barroco se le añadió un paño de pureza de bronce.
La figura de Cristo está modelada con gran atención en la anatomía, las proporciones y la intensidad de expresión, con una talla efectuada con un grave corte donde se aprecia la perfecta y armoniosa musculatura del cuerpo. Inclina la cabeza ligeramente hacia el lado derecho y está realizada minuciosamente modelada hasta el más mínimo detalle, con la apreciación del extremo sufrimiento. Los ojos se encuentran profundamente hundidos, la boca entreabierta como en el momento de la última exhalación.
Pero este crucifijo de Padua, evita totalmente el realismo exagerado de la Cruz "campesina" tallada en su juventud. Crea en esta de bronce, una figura atemporal, que respeta, a diferencia del crucifijo de Florencia, los cánones clásicos de la escultura antigua.
Crucifijo de Brunelleschi o de la capilla Gondi son denominaciones de una talla en madera policromada, la única que se atribuye a Filippo Brunelleschi, conservada en la capilla Gondi (cappella Gondi) de Santa Maria Novella en Florencia, datable entre 1410-1415. Sus medidas son 170x170 cm.
Giorgio Vasari recoge que esta obra fue esculpida en respuesta al también florentino crucifijo de Santa Croce, de Donatello, que Brunelleschi había criticado por su exasperado naturalismo, diciendo que había representado a un contadino ("campesino"). Desafiado por su amigo Donatello a superarlo, Brunelleschi realizó su propia versión del Crucificado, a la vista de la cual Donatello se maravilló tanto que dejó caer los huevos que llevaba en el regazo.
Sea o no verídica esta anécdota recogida por Vasari, lo cierto es que Brunelleschi realizó su crucifijo sin un encargo previo. La talla permaneció en su casa o taller (Officina) hasta un año antes de su muerte, cuando decidió donarlo a los frailes dominicos de Santa Maria Novella. Estos la emplazaron en el pilar tras la capilla de Filippo Strozzi y la capilla Bardi (donde todavía son visibles los clavos que la fijaron), para posteriormente ser trasladado a la capilla Gondi (en 1572).
Descripción y estilo[editar]
Aunque el relato no fuera verosímil, dada distancia temporal documentada entre las dos obras (entre dos y nueve años); en todo caso la obra de Brunelleschi se configura de manera completamente distinta a causa de la composición y de su solenne gravitas.
Brunelleschi reelabora el modelo del Cristo doblado (piegato) sobre la cruz que Giotto realizó en el Crucifijo de Santa Maria Novella (una croce sagomata).
La obra se caracteriza por un atento estudio de la anatomia y de las proporciones, con un resultado centrado en lo esencial inspirado en la Antigüedad, que exalta la dignidad sublime y la armonia de la obra. En comparación con la obra de Donatello es más idealizada y mesurada; la perfección matemática de sus formas pretende reflejar la perfección divina del sujeto.1 Los brazos abiertos miden lo mismo que la altura de la figura, la arista de la nariz en el rostro apunta al baricentro del ombligo, ect. El cuerpo se modela a partir del estudio de un desnudo, de hecho no presenta el perizoma, que se adjunta aparte con una tela. Brunelleschi habrái sido el el primero en definir esta práctica, poco común en los talleres fiorentinos del siglo XV.
Al modelo giottesco Brunelleschi incorpora una ligera torsión hacia la izquierda que crea más puntos de vista privilegiados y genera spazio ("genera espacio") en torno a sí, lo que induce al observador a un recorrido semicircular en torno a la figura.2
Según Luciano Bellosi3 esta obra sería la prima opera rinascimentale della storia dell'arte ("la primera obra renacentista de la historia del arte"), punto de referencia para las siguientes de Donatello, Nanni di Banco y Masaccio.
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