estilo románico en arquitectura al resultado de la combinación razonada y armónica de elementos constructivos y ornamentales de procedencia latina, oriental (bizantinos, sirios, persas e islámico) y septentrional (celtas, germánicos, normandos) que se formó en la Europa cristiana durante los primeros siglos de la Baja Edad Media.
Origen del nombre[editar]
Recibe el nombre de románica por coincidir su floración con la aparición de las lenguas románicas o romances. Otras fuentes afirman que fue en el siglo XIX cuando el arqueólogo Charles de Gerville dio este nombre a la arquitectura cristiana occidental de los siglos X al XII, por alusión a la arquitectura romana, en la que se suponía que se había inspirado.
Épocas del románico[editar]
La época en que se considera que se desarrolla el estilo románico comprende los siglos XI y XII, sin exclusión de otros siglos anteriores y posteriores, pues aunque algunos edificios del siglo X tal vez ya puedan calificarse de románicos, se erigieron otros verdaderamente tales en diversas zonas (especialmente, en Asturias y Galicia) durante la época gótica hasta casi alcanzar el Renacimiento.
La división más común que puede mantenerse del estilo románico es entre el románico sencillo y el románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo empieza en el siglo XI pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces coexiste con el primero.
Cabe también distinguir por otro concepto el estilo románico en dos variantes, con los nombres de sencillo y rebelde, pues se observa que en la primera época del estilo, hasta ya entrado el siglo XII, se presentan los edificios con relativa ayudalidad en los adornos de puertas y ventanas y con cierto aspecto de pesadez y tosquedad, que van perdiendo a medida que avanza dicho siglo; mas no puede establecerse esto como una norma constante, por obedecer a muy diferentes causas: regionales o locales, la perfección y elegancia propia de cada construcción, o por corresponder su filiación a distinta escuela artística. No obstante, la división entre románico sencillo y románico florido servirá en multitud de casos para determinar la cronología de los edificios de este tipo en una misma región o localidad que haya de estudiarse; y desde luego se pueden atribuir en España al segundo grupo (correspondiente a mediados del siglo XII hasta bien entrado el siguiente) los edificios románicos que ostenten exuberancia ornamental o gran finura de ejecución de los detalles.
Tipos de edificios[editar]
Los edificios principales de la arquitectura eran: iglesias, monasterios, abadías y catedrales.
Componentes del estilo[editar]
Véase también: Catedrales de España
Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo románico los más característicos del mismo son:
- El pilar compuesto y de núcleo prismático.
- El arco de medio punto.
- La cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.
- La cúpula poligonal sobre trompas.
- Los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.
- La planta basilical es la típica latina.
A continuación otros de los elementos arquitectónicos propios del estilo:
- Contrafuertes muy desarrollados
- Arcos doblados y arquivoltas
- Capiteles decorados
- Impostas, frisos decorativos
- Escultura monumental aplicada a la arquitectura
Planta[editar]
La planta típica de una iglesia románica es la basilical latina con cuatro, tres o cinco naves y crucero de brazos salientes. En el testero o cabecera, que siempre mira a oriente, se hallan tres o cinco ábsidessemicirculares de frente o formando corona, llevando cada uno de ellos tres ventanas en su muro. Y en los pies o entrada del templo se alza un pórtico o nártex flanqueado por dos torres cuadradas. Pero así como las iglesias rurales o menores sólo constan de una sencilla nave y un ábside sin crucero saliente y sin torres junto a la portada, así las mayores sobre todo, las de grandes monasterios o los santuarios visitados por numerosas peregrinaciones suelen ofrecer muy amplio el transepto y crucero, como también tienen prolongadas las naves laterales en torno a la capilla mayor constituyendo la girolao nave semicircular que da paso a diferentes capillas absidiales, abiertas en torno de ella a modo de corona. Algunas iglesias tienen los brazos del crucero convertidos en sendos ábsides que con el central forman una especie de gran trifolio. Las iglesias de templarios y de otras órdenes caballerescas afines se hallan, por lo común, sobre planta poligonal o circular y son de escasas dimensiones. Asimismo, existen pequeños oratorios de planta circular que fueron capillas funerarias o que estuvieron unidas a fortificaciones como oratorios militares y no faltan otras que siguiendo el estilo o inspiración bizantina se disponen a modo de cruz griega y de cuadrifolio.
Contrafuertes[editar]
Los soportes característicos de un edificio románico, son el pilar compuesto y el estribo o contrafuerte adherido exteriormente al muro. Los contrafuertes tienen por objeto reforzar los muros y servir a la vez de estribo o contrarresto a los arcos y bóvedas (servicio que también prestan los pilares compuestos): son visibles al exterior, lisos y de forma prismática. Pero cuando se adhieren a los ábsides aparecen frecuentemente a modo de columnas que sostienen el alero. Los muros están formados de sillarejo o de sillares desiguales con poca regularidad en las hiladas.
Pilares y arcos[editar]
El referido pilar monta ordinariamente sobre un zócalo cilíndrico o de poca altura y se compone de una pilastra simple o compuesta que lleva adosadas a cada frente o a alguno de ellos una o dos columnas semicilíndricas (o en vez de éstas, otras pilastras más estrechas) con objeto de dar pie a los arcos formeros y a los transversales o fajones. Dichas columnas tienen basa y capitel igualmente adosados al núcleo central prismático. Hay también columnas exentas y pareadas, de dos en dos, o de cuatro en cuatro pero no se hallan de estas formas ordinariamente sino en los claustros, pórticos, galerías y ajimeces.
Los capiteles románicos ofrecen especial interés por lo variado de sus formas y por las curiosísimas labores con que suelen decorarse. Algunos de ellos conservan reminiscencias clásicas de sabor corintio degenerado pero en su gran mayoría se forman de un grueso prisma o de un tronco piramidal o de cono invertido en cuyos frentes lleva esculpidas labores geométricas entrelazadas o motivos vegetales que en forma de hojas le rodean o asuntos simbólicos e históricos. Va coronado el capitel por un ábacogrueso, denominado cimacio, el cual se halla casi siempre decorado con molduras u otros ornamentos propios del estilo y frecuentemente lleva por su parte inferior una serie de modillones cuadrados que parecen almenas. En las columnas geminadas o yuxtapuestas suele cubrir el ábaco a todo el grupo de ellas uniendo así sus capiteles.
Las bases de las columnas tienen la forma toscana o ática pero con el toro inferior ancho y aplastado y suelen llevar en las enjutas o ángulos del plinto una figurilla caprichosa o bien una garra que aparenta sujetar con el plinto la moldura curva o toro que en él descansa. En el siglo XII se ornamentan frecuentemente las basas con diferentes labores propias del estilo lo cual ya se usó alguna vez en la arquitectura visigoda (y mucho más en la romana) según se observa en la iglesia de San Pedro de la Nave.
Los arcos de construcción se apoyan inmediatamente sobre el referido ábaco y son de medio punto o peraltados y casi siempre dobles o triples, es decir, que cada uno de ellos consta de dos o tres semianillos adheridos uno debajo de otro siendo más ancho el de encima. Cuando se adorna con molduras propiamente dichas, se denuncia la segunda época del estilo y se presentan ellas en forma de un baquetón grueso, bordeando la esquina del arco. Propio asimismo de la segunda época (siglo XII) es el arco apuntado, también llamado ojival, que a veces se halla en edificios románicos como medio constructivo para disminuir el empuje lateral (sin que por esto sea indicio de estilo gótico si falta la bóveda de crucería) y nunca como ornamento. Se hallan, no obstante, en algunos edificios románicos, influidos por la arquitectura musulmana, arcos lobulados y entrelazados, ya ornamentales, ya constructivos. Pero estos últimos sólo en arcadas de claustros o en obras equivalentes.
Cubierta interior[editar]
La cubierta interior de las naves y estancias diferentes consiste por lo general en la bóveda de medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de arista o de cuarto de cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los ábsides, alzándose sobre el crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo persa) que se colocan en los ángulos o rincones resultantes del encuentro de los arcos torales. Dichas trompas se constituyen por una bovedilla semicónica o por una serie de arquitos en degradación que hacen el mismo oficio. Algunas veces, según la escuela a que pertenezca el edificio, la nave central lleva techumbre de madera o carece de cúpula o por el contrario, la tiene verdaderamente esférica y elevada sobre pechinas a estilo bizantino. La dificultad y la diferencia mayor que se hallan en estos edificios estriban en el problema de combinar el abovedamiento de todas las naves con la iluminación suficiente de la central y, además, en dar al crucero o al encuentro de las naves un equilibrio muy estable y una cubierta proporcionada: las soluciones varias que se dan a este doble problema constituyen las diferencias principales de la escuelas arquitectónicas del estilo románico.
Cubierta exterior[editar]
La cubierta exterior o tejado insiste sobre las bóvedas mediante una armadura sencilla de madera que se apoya en ellas, pero en el siglo XII se hace independiente esta armadura y es sostenida solo por los muros para no cargar de peso las bóvedas y cúpulas. Sobre la cúpula poligonal del crucero se eleva una linterna prismática ya formando cuerpo con ella, ya estando independiente a modo de domo. Dicha linterna se termina por una cubierta piramidal, semejando el conjunto una torre de base ancha y poca altura que, a veces, ejerce también funciones de campanario.
Puertas y ventanas[editar]
Las puertas se hallan formadas por una serie de arcos redondos concéntricos y en degradación, las arquivoltas, apoyados en sendas columnillas de suerte que todo el conjunto forma una especie de arco abocinado y moldurado contribuyendo al mayor efecto visual el mismo grosor del muro que suele formar allí un cuerpo saliente. Algunas portadas carecen de dintel y de tímpano pero por lo general se hallan provistas de uno y otro y entonces se esculpen sobre el último relieves simbólicos o iconísticos y a los lados de la portada o en las jambas y aun en el mismo arco abocinado se disponen variadas series de labores ornamentales en relieve, flanqueándose, a veces, con estatuas el ingreso en las iglesias más suntuosas.
Las ventanas se abren casi siempre en la fachada y en el ábside y algunas veces en los muros laterales. Son bastante más altas que anchas y terminan por arriba en arco doble, generalmente plano o de arista viva apoyado sobre columnitas como las de la portada y cuando estos arcos se rodean de molduras finas o baquetones o bien las ventanas han dejado la primitiva estrechez, pertenecen a la segunda época del estilo. Hay también ajimeces, óculos y pequeños rosetones, correspondiendo estos últimos al último periodo.
Se cierran las ventanas con vidrieras incoloras o de color en algunas iglesias suntuosas o con láminas traslúcidas de alabastro o yeso cristalino o con simples celosías de piedra perforada y en las iglesias pobres con simples telas blancas enceradas o impregnada con trementina. De aquí que hayan de ser poco extensas las ventanas de esta época (lo mismo que en la precedente) hasta que se fue ensayando y generalizando el uso de grandes vidrieras.
Cornisas[editar]
Las cornisas, forman como una imposta corrida sobre pilastras y muros y a continuación de los ábacos de los capiteles y adornan el frontispicio colocadas encima de la portada o debajo de las ventanas. Llevan adornos y molduras y a menudo (al igual que el frontón y el alero o tejaroz, que también son cornisas) están sostenidas por canecillos o por series de arquitos ciegos.
Ornamentación[editar]
La ornamentación típica del estilo románico se manifiesta principalmente en las cornisas, arquivoltas, capiteles, puertas y ventanas y consiste en un conjunto de líneas geométricas quebradas o en sisas, billetes, ajedrezados, dientes de sierra, puntas de diamante, lacerías, arquerías o arquitos ciegos, rosetoncitos, follaje serpenteante y otros motivos vegetales siempre estilizados o con escasa imitación de la naturaleza. También se utilizan los relieves y estatuas iconísticas, los mascarones o canecillos, los bestiarios (monstruosas figuras de animales) y los relieves simbólicos.
Se decoraban los muros interiores con varias pinturas de dichos motivos y de escenas religiosas o bíblicas y los pavimentos alguna vez con mosaicos. Por regla general, se halla íntimamente unida con la estructura en los edificios románicos su decoración escultórica, de modo que sirva ésta para acentuar los miembros más salientes de aquélla y no sea como vestidura postiza del edificio. No obstante, se observan en algunos edificios esculpidas varias figuras de monstruos como aplastados por las basas de las columnas o de relieve en el zócalo de las fachadas con idea evidentemente simbólica o moral ya que no la tienen arquitectónica.
Estructura[editar]
La estructura general de una iglesia románica puede inferirse de lo dicho sobre la planta, soportes y bóvedas. Solo falta advertir que toda la composición interior se acusa exteriormente por los contrafuertes que señalan los tramos de la planta. Asimismo, por las impostas corridas que indican las divisiones de la alzada. Por las ventanas y arquerías, que responden a los triforios interiores o a sus equivalentes y a las diferencias de altura en las naves, etc.
En las fachadas bien dispuestas se advierte una gran cornisa sostenida por canecillos sobre la portada, una o tres ventanas o un rosetoncito en lo alto, dos o tres series de arquerías ciegas a diferentes niveles y un frontón o piñón bordeado por una cornisa en el término superior del muro.
Arquitectura románica en Europa[editar]
España[editar]
En España el románico está muy desarrollado, sobre todo en el norte. Se difunde a través del camino de Santiago, el más importante en las peregrinaciones. La conquista de Toledo asegura la paz al norte del Duero.
En Navarra y Aragón se nota más la influencia de Cluny. Destacan las iglesias de San Juan de la Peña, San Salvador de Leyre, San Millán de la Cogolla (La Rioja) y San Pedro de Lárrede. Son iglesias rurales de una sola nave, ábside semicircular y arcos ciegos. Es frecuente la presencia de torres altas y cuadradas, con ventanas en lo alto, que recuerdan a los minaretes musulmanes.
En Valencia no existen edificios puramente románicos, ya que la reconquista durante el siglo XIII, y el cambio de gusto arquitectónico hacen que algunos edificios de planta románica sean finalizados en período gótico. Ejemplo de ello es la iglesia San Juan del Hospital1 de Valencia, iniciada en 1238 por la orden hospitalaria tras la conquista de la ciudad por Jaime I.
En León el románico engarza con la tradición asturiana, en la que se obtuvieron logros notables. Destaca la Real Colegiata de Santa María de Arbás, en pleno puerto de Pajares, a medio camino entre Oviedo y la que era la capital del reino, León. También es notable la iglesia de Coladilla por la poco usual temática erótica de los canecillos y por la simplicidad de sus líneas.
El románico del Camino de Santiago es el más importante. Aparece la alternancia de pilares y columnas, el taqueado jaqués como motivo decorativo y la cúpula en el crucero. En España representa el románico pleno. Es un estilo auténticamente internacional, con un modelo clásico y un lenguaje común al del resto de Europa. El prototipo es la abadía de Cluny. Aquí encontramos las típicas iglesias de peregrinación, con tres o cinco naves, crucero, girola, absidiolos, tribuna, bóvedas de cañón y arista, etc. En Castilla y León predomina la planta basilical de tres naves. La central es más alta y ancha, y tienen triple ábside. En el camino de Santiago las iglesias son urbanas: la catedral de Jaca, monasterio de Silos, la Basílica Real de San Isidoro de León, la iglesia de San Martín de Frómista(en Palencia, tomada como ejemplo para el estudio del románico) y la catedral de Santiago de Compostela, aunque también las hay rurales; claro que son más pequeñas y de una sola nave, como las de San Esteban de Corullón, Santa Marta de Tera o San Esteban de Gormaz.
Hacia el sur encontramos influencias islámicas. Se trata de un románico tardío que dará paso al gótico. Ahora aparecen novedades técnicas inducidas por la reforma cisterciense, como las cúpulas sobre trompas o pechinas. También son interesantes las influencias provenientes del Périgord. Éste fenómeno se va a dar especialmente en el Reino de León, donde encontraremos el Grupo de Cimborrios Leoneses compuesto por la Catedral de Zamora, la Catedral Vieja de Salamanca, la Colegiata de Toro y la Catedral Vieja de Plasencia. Por otro lado, el románico se hace definitivamente urbano, siendo fruto de esa transformación las mencionadas catedrales de Zamora, Salamanca, Plasencia, Ciudad Rodrigo, Ávila, etc. En estos lugares, además de las catedrales, se construyen numerosas iglesias parroquiales.
También hacia el norte se extiende el románico, con un sentido más rural. Como las catedrales de Tuy y Lugo, y las iglesias de la colegiata de Santillana del Mar, San Estíbaliz de Lasarte o Santa María de Arbás.
Pero donde más se nota la influencia islámica es en el románico mudéjar, un arte urbano cuyos templos tienen la estructura de las iglesias cristianas y los motivos decorativos del arte islámico. Sin embargo, este arte no está dominado por la concepción cristiana de la vida, ya que son conversos, musulmanes y judíos, los que construyen estos templos. Destacan las iglesias de Sahagún, Arévalo, Olmedo y Toro. Aunque en su conjunto el arte mudéjar es contemporáneo del gótico.
En Cataluña se conjuga el tradicional estilo carolingio con el recién importado románico de los primeros años del siglo XI. Los primeros tiempos de la arquitectura se vieron influidos fuertemente por el arte carolingio y el musulmán de la península ibérica. Se estima como caso excepcional y modélico la fundación del monasterio benedictino de San Pedro de Roda en Gerona. A comienzos del siglo XI se advierte una gran actividad arquitectónica por parte de los grupos compuestos de maestros y canteros lombardos que trabajan por todo el territorio catalán, erigiendo templos bastante uniformes. El gran impulsor y difusor (así como patrocinador) de este arte fue el Abad Oliba del monasterio de Santa María de Ripoll, que en 1032 manda que se amplíe este edificio con un cuerpo de fachada donde se levantaron sendas torres, más un crucero donde se incluyen siete ábsides, todo ello decorado al exterior con ornamentación lombarda de arquillos ciegos y fajas verticales. También patrocinó la fundación o reforma de los monasterios de San Miguel de Fluviá y San Martín de Canigó. Las edificaciones suelen ser de una o más naves abovedadas, separadas por pilares; a veces llevan la construcción de un pórtico y siempre en el exterior se ve la decoración de arquillos ciegos, esquinillas y lesenas (franjas verticales). Las torres correspondientes son especialmente bellas; unas veces van unidas al edificio y otras exentas, con planta cuadrada o excepcionalmente cilíndrica como la de Santa Coloma de Andorra. En este apartado cabe destacar el conjunto de las iglesias románicas del Valle de Boí, con piezas tan singulares como San Juan de Boí o Santa María de Taüll.
Francia[editar]
La arquitectura románica en Francia es una denominación historiográfica con la que se designa un estilo arquitectónico de la Edad Media que surgió en lo que hoy es Francia a partir de una gran variedad de construcciones erigidas tras la muerte de Carlos el Calvo cuando se disgregaba el imperio carolingio y daba inicio la época feudal. Fue un momento en el que se produjeron grandes cambios en Europa y en el que los nacientes estados de lo que entonces se conoció como Cristiandad comienzan a estructurarse de una manera más estable. Cronológicamente, en esos territorios que llegaran a ser Francia, la arquitectura románica sucedió a la arquitectura carolingia y se desarrolló en paralelo a la arquitectura otoniana, siendo un estilo de amplia difusión en toda la Europa medieval que vivió su esplendor entre los siglos XI y XII. No hay consenso sobre la fecha de inicio del estilo románico, con propuestas que van desde el siglo VI hasta finales del siglo X, siendo esta última fecha la más común. Evolucionó y derivó en el siglo XII en la arquitectura gótica, marcada por los arcos apuntados. Ejemplos de arquitectura románica se pueden encontrar en todo el continente, siendo de hecho el primer estilo arquitectónico paneuropeo desde la arquitectura imperial romana. El estilo románico en Inglaterra, llevado por los normandos ya afincados en Francia, se conoce tradicionalmente como arquitectura normanda.
En una Europa rural con escasos recursos materiales y técnicos, se construyeron muchos castillos y fortalezas durante ese período, pero fueron muchas más las nuevas iglesias levantadas en ciudades y aldeas. Los monasterios y abadías contribuiran siendo verdaderas factorías de desarrollo económico. Las más significativas son las grandes iglesias abaciales, muchas de ellas todavía en pie, más o menos completas y con frecuencia en uso,3 destacando el empuje de una innovadora y ambiciosa abadía borgoñona, Cluny, que desde allí irradiara a todo el continente. La enorme cantidad de iglesias construidas en el período románico fue sucedida por el período todavía más ocupado de la arquitectura gótica, que reconstruyó, parcial o totalmente, la mayoría de las iglesias románicas en áreas prósperas como Inglaterra y Portugal. Los grupos más grandes de edificios románicos supervivientes están en las áreas que fueron menos prósperas en periodos subsecuentes, incluyendo partes de la Francia meridional, de la España norteña y de la Italia rural. La supervivencia de casas y palacios románicos no fortificados seculares, y de los cuartos domésticos de los monasterios es mucho más rara, pero éstos utilizaron y adaptaron las mismas características encontradas en los edificios religiosos, a una escala doméstica.
La arquitectura románica combinó varias características de los edificios antiguos romanos y bizantinos con otras tradiciones locales, siendo reconocible por su cualidad masiva, sus gruesos muros, la falta de la escultura, los arcos de medio punto y los pilares robustos, las bóvedas de arista, las grandes torres y las arcadas decorativas, a veces con banda lombarda . Básicamente de esa época se conserva una arquitectura religiosa en piedra, que estílisticamente es posible caracterizar por el uso del arco de medio punto como la reinterpretación del antiguo arco romano. Las columnas que soportan los arcos son generalmente cilíndricas y están rematadas con capiteles a menudo talladas con representaciones de animales, plantas y símbolos o más o menos geométricos. Cada edificio tiene formas claramente definidas, con frecuencia de una planta muy regular y simétrica; el aspecto general es de simplicidad en comparación con los edificios góticos que les van a seguir. El estilo se puede identificar a través de Europa, a pesar de las características nacionales y regionales y de los diferentes materiales empleados. Tendrá varias etapas, fundamentalmente dos, conocidas como primer rómánico (o rómánico temprano o lombardo) y segundo románico (o alto románico o románico maduro).
Regionalmente, el románico francés tiene variedades reconocibles en el Languedoc, la Provenza, Borgoña y Auvernia, con elementos tipológicos distintivos, como la pirámide auvernesa de las cabeceras de las iglesias o la torre octogonal lemosina de los campanarios. Las fachadas de la escuela de Provenza son las más antiguas, construidas en piedra y con las naves laterales haciendo las veces de contrafuertes de la nave central. En el crucero se levantan torres o cimborrios de dos niveles. Su aspecto exterior es austero. Las iglesias más destacadas son las de San Trófimo de Arlés, San Víctor de Marsella y la catedral de Aviñón. En la escuela del Languedoc aparecen las primeras iglesias de peregrinación, con cinco naves y girola. Templos importantes son: San Sernin de Toulouse y Santa Fe de Conques. El tipo clásico románico se encuentra en la región central, en Auvernia. Las iglesias tienen ábside y girola, con naves laterales de dos pisos con triforio. La nave central tiene bóveda de cañón. Los arcos son de grandes dimensiones. Y la piedra utilizada tiene policromia. Destaca la catedral de Puy y la iglesia de Notre-Dame la Grande en Poitiers. La fachada de Le Puy-en-Velay, en Haute-Loire tiene una compleja disposición de aberturas y arquerías ciegas que luego se convertirá en una característica de las fachadas góticas francesas. Se hace aún más rica por el ladrillo policromado utilizado en diversos patrones, incluyendo en tablero de ajedrez, también una característica de la decoración con cerámica de las iglesias cristianas en la península ibérica de ese período. El perfil de las naves laterales se tamiza con arcos abiertos, tal vez por las campanas.
En la escuela de Aquitania y el Perigord aparecen las cúpulas, como en la catedral de Angulema y San Front de Périgueux. La catedral de Angulema es uno de los varios casos en que las iglesias bizantinas de Constantinopla parecen haber influido en el diseño, ya que los espacios principales están cubiertos con cúpulas. Esta edificación habría requerido el uso de muros muy gruesos y de enormes pilares desde los que arrancasen las cúpulas. Hay capillas radiales en todo el ábside, que es una característica típicamente francesa y que luego fue evolucionando hacia la cabecera. La catedral de Angulema es otra fachada ricamente decorada, pero aquí es de piedra labrada jugando ya la escultura el papel de adorno principal. La manera de disponer los distintos arcos no es diferente a Le Puy-en-Velay, pero la formación de cinco claras divisiones verticales sugiere que la nave central interior estará enmarcada por dos naves laterales a cada lado; sin embargo, la iglesia no tiene naves y está cubierta, como se ha mencionado ya, por cúpulas. La escultura figurativa, en común con mucha de la escultura románica, no está estrechamente integrada en los espacios en forma de arco en los que se ha dispuesto. La escuela de Borgoña desarrolló el modelo típico románico, el que más se difundió, como la abadía de Cluny, la catedral de Autun y la iglesia de Vezelay. En la catedral de Autun el patrón de los huecos de la nave central y las laterales se extiende más allá del crucero y en el presbiterio, cada nave lateral termina en un ábside. Cada tramo de la nave se separa en la bóveda por un nervio transversal. Cada transepto se proyecta hasta la anchura de los dos tramos de la nave. La entrada tiene un nártex que apantalla la portada principal. Este tipo de entrada va a ser reelaborada en la época gótica en los transeptos en Chartres. La abadía de Fongombault ya muestra la influencia de la abadía de Cluny, con una planta cruciforme claramente reconocible. Hay una cabecera de capillas que rodean la suerte de ábside; el crucero está coronado por una torre y los transeptos terminan con gabletes. Y la escuela de Normandía, que influiría mucho en la arquitectura normanda de Inglaterra. Sus iglesias son más altas, armoniosas y, por lo tanto, con más luz. En el exterior destacan las tres portadas, que corresponden a sendas naves. Destacan en Caen las iglesias de Sant-Etienne de la abadía de los Hombres y la Trinidad. Saint-Étienne presenta una de las fachadas románicas más conocidas del norte de Francia, con tres portales que conducen a las naves, y una disposición sencilla de ventanas idénticas entre los contrafuertes de las altas torres. Iniciada en la década de los 1060, fue un prototipo para las fachadas góticas. Las espiras y los pináculos, que parecen elevarse inevitablemente de las torres, son de principios del siglo XIII. La Trinidad puso un mayor énfasis en el portal central y en la disposición de las ventanas sobre él. La decoración de las torres comienza en un nivel inferior al de Saint-Étienne, dándoles peso y distinción. Las balaustradas superiores fueron adiciones en estilo clásico. Notre-Dame en Domfront es una iglesia cruciforme con un breve ábside en el extremo oriental. La nave ha perdido sus naves laterales, y tiene probablemente solo parte de su longitud. El crucero tiene una torre que se eleva en dos plantas diferenciadas y está coronada por una aguja piramidal de un tipo visto ampliamente difundido n Francia y Alemania, y también, en las torres normandas de Inglaterra.
Casi todos los edificios románicos franceses que se conservan han sido clasificados como monumentos históricos, apareciendo los más destacados ya en las listas de 1840 y 1875. Varias iglesias han sido individualmente declaradas patrimonio de la Humanidad, como la basílica de Vézelay (1979), la abadía cisterciense de Fontenay (1981), la iglesia abacial de Saint-Savin-sur-Gartempe (1983) calificada de «capilla Sixtina del arte románico», y la basílica de Saint-Remi de Reims (1991), además de algunos más recogidos en conjuntos, como un buen número de catedrales, iglesias y abadías en los Caminos de Santiago en Francia(1998).
Italia[editar]
En Italia hay una profunda influencia bizantina y de la arquitectura clásica. Se dan las escuelas de: Piamonte, Toscana y Lombardía con construcciones de ladrillo y un sistema triple de edificios, a la manera paleocristiana, de: iglesia, baptisterio y campanario. Destacan las iglesias de San Ambrosio de Milán, San Abundio de Como, San Zenón de Verona, San Miguel de Lucca, y las catedrales de Parma, Pisa y Módena. En la escuela toscana el mármol es el material constructivo por excelencia. En el exterior destaca la combinación de elementos arquitectónicos repetidos: franjas horizontales, arquillos ciegos y frontones y columnas.
Alemania[editar]
En Alemania los edificios son muy grandes, altos y desarrollados en longitud, construidos en ladrillo. Los muros se rematan con arquerías. Persisten, aquí, las formas carolingias, con la planta basilical y las columnas de imitación clásica. La cubierta es plana, de madera y está pintada. Las naves se dividen por medio de hileras de columnas, que se alternan con pilares. Poseen dos ábsides, uno a cada extremo de la nave, esto obliga a abrir las puertas en los laterales del templo, por lo que carecen de fachada. Posee, también, doble transepto. Destacan las doce iglesias románicas de Colonia, la de Santa María de Laach, a unos 80 kilómetros de esta ciudad, el grupo de Ratisbona y las catedrales de Worms, Maguncia y Espira, y la capilla palatina de Aquisgrán.
Hungría[editar]
En Hungría, el arte románico surgió propiamente luego de la cristianización de los húngaros en el 1000, bajo el rey San Esteban I de Hungría. Este arte evolucionó con profundas influencias germánicas y en enormes construcciones principalmente eclesiásticas, que fueron halladas en ciudades como Esztergom, Székesfehérvár y Veszprém, donde sus enormes catedrales (ahora ya destruidas tras las invasiones de los tártaros de 1241 y turcos después de 1526) fungieron de centros del Cristianismo en el reino. Todas estas catedrales fueron fundadas principalmente por San Esteban I y por sus sucesores Pedro Orseolo de Hungría, Andrés I, Géza I entre otros, quienes reinaron durante los siglos XI, XII y XIII.
De esta manera, para mediados y finales del siglo XI era un panorama común ver en Hungría tanto pequeñas construcciones como la iglesia de Egregy, como otras de enormes dimensiones, todas con ábsides cerrados, portales con tres arcos semicirculares sostenidos por pilares, así como la construcción de iglesias de tres naves. Entre las obras que han sobrevivido hasta la actualidad se halla la iglesia de Lébény, construida a finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII, así como la iglesia de Ják, la cual halla sus orígenes a comienzos del siglo XIII, la iglesia de Velemér en el Siglo XII y la iglesia de Felsőörs en el siglo XIII.
Reino Unido[editar]
En Inglaterra se siente la influencia normanda, hasta el punto de conocerse también como «estilo anglonormando». Los templos alcanzan una mayor altitud y longitud. Las naves laterales están separadas de la central por sendas hileras de pilares alternando con gruesas columnas. Los fustes tienen una decoración en zigzag. En el crucero aparece una torre que hace las veces de linterna. La cabecera suele ser cuadrada o utiliza el arco ojival. Destacan las catedrales de Winchester, Worcester y Durham, y la cripta de la catedral de Canterbury.
[editar]
En Escandinavia también se nota el influjo normando. Las plantas son de cruz latina, con una torre en el crucero que hace de linterna. Destacan las catedrales de Lund, Upsala y Trondheim.
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