jueves, 6 de agosto de 2020

FILOSOFÍA - ÍNDICE SISTEMÁTICO


Fin configuracional

Segundo modo dimensional de la idea de fin [110]. Hablaremos de fin configuracional cuando el referente figure como una multiplicidad simultánea [109]. El fin configuracional queda determinado por la frontera o límite que le impone su contexto exterior: el fin es ahora el confín. Hablamos, en este sentido, del “fin de la tierra firme”; más difícil es hablar del “fin del mundo”, si es que éste es ilimitado, aunque sea finito procesualmente (cabe decir que el universo einsteiniano, finito e ilimitado, es finito procesualmente –un rayo de luz viajando en línea recta vuelve al punto de partida en un tiempo finito–, pero es ilimitado configuracionalmente).


http://www.filosofia.org/filomat/df113.htm






Modos entitativos de la idea de Fin

Segunda dirección posible para establecer las flexiones de la idea de fin [110]. Los modos entitativos los obtenemos de la consideración del referente como entidad totalizada o unificada por el propio fin. Distinguimos dos flexiones o modos entitativos: el modo constitutivo [115] y el modo consuntivo [117].




Fin constitutivo

Primer modo entitativo de la idea de fin [114]. Representaría una determinación inmediata de la idea general de fin como identidad sintética [214-217]. El referente [109] será ahora un proceso (o configuración) cuyo resultado (contexto) con el cual se identifica aquél (o aquélla) desempeñe el papel de un “lugar de resolución” o término de plenitud o “perfeccionamiento” del referente. El fin es ahora, sobre todo, un finis operis, un “destino” que confiere significado al referente y lo lleva a su plenitud o perfección actual: el fin constitutivo de las tijeras es cortar la tela o el papel; el fin de la máquina o del organismo, como unidad o totalidad de sus piezas u órganos, es su funcionamiento (su “función”). El fin constitutivo, por tanto, no destruye o aniquila al referente, sino que lo constituye o actualiza (“la función [el fin] crea el órgano [el referente]”), bien sea en sí mismo, bien sea como parte incorporada a una totalidad o sistema más complejo, en el cual el referente mantenga su entidad, aun cuando ésta esté subordinada. El fin de la familia es la sociedad (si solamente en una sociedad suprafamiliar las familias pueden subsistir y reproducirse; el fin del embrión es el organismo maduro).


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Fin constitutivo / Causa sui

No es siempre fácil establecer el punto en el cual puede decirse que el referente es conservado [115] (y no suprimido, tollere) en el proceso de subordinación a un sistema más complejo. Tampoco es fácil resolver las dificultades derivadas de la proximidad de la idea de un fin constitutivo con la idea de una causa sui [127]: si el fin es constitutivo del referente, ¿cómo podría tomarse este referente como sujeto de un fin antes de haber sido conformado por ese fin? Acaso la única forma disponible para evitar el peligro de reducción de la idea de fin constitutivo a la idea de causa sui sea el poder mantener una distancia entre el referente y su fin constitutivo, que sea compatible con la misma constitución de aquél por éste; y acaso esto sólo sea posible cuando la distancia sea la que media entre los elementos de una misma clase. De aquí, la dificultad -por no decir imposibilidad- del concepto de una “autodirección” de la humanidad histórica, dado que “Humanidad” no es individuo de una clase, sino individuo único o clase de un solo individuo. La distancia podría venirnos dada en el contexto de dos vías diferentes:

1ª) Estaremos en el caso en el que el fin del referente Ri se ponga en la constitución del propio referente Ri considerado como un proceso recurrente (o como una configuración estacionaria). Cabría hablar, en estos casos, de un fin constitutivo cerrado, continuativo o recurrente. De una “población” cuya variación reproductiva esté en función de su propia densidad (según la ecuación no lineal clásica xt+1 = rx1(1-xt), siendo r la tasa de reproducción y t el tiempo) puede decirse que tiende a estabilizarse (que tiene un fin configuracional constitutivo) para valores de r entre 1 y 3; para r = 3'57 se instaura un caos y la idea de fin se desvanece.

2ª) Estaremos en el caso en el cual el fin del referente R1 se ponga en la constitución de otro referente R2 que tenga con el primero relaciones tales que nos permitan decir que el fin del referente R1 es un R2 tal que sólo pueda conformarse una vez cumplido R1 (que, a su vez, haya sido definido como una entidad que necesita incorporarse a R2 para constituirse). Hablaremos de un modo constitutivo abierto o de un modo constituyente o terminativo. La “maduración” del organismo joven tiene lugar en el organismo adulto; el adulto es el fin constituyente del joven. El fin constituyente de la edificación de una casa es la casa misma (finis coronat opus), lo que implica que la casa (un equivalente lógico suyo: los planos, las maquetas, etc.) debe estar previamente dada a su construcción.

http://www.filosofia.org/filomat/df116.htm







Fin consuntivo

Segundo modo entitativo de la idea de fin [114]. Corresponde a la acepción mundana de fin como “finar”, como “acabamiento”. Podría ser derivado dialécticamente del modo constitutivo [115], como el caso límite suyo de reflexivización de la totalización. En efecto, el fin consumativo (del referente) nos lleva, al mismo tiempo a un valor límite de la idea general de fin [109]. Porque si en el modo consuntivo el fin comporta la desaparición del referente (si no su aniquilación, sí su transformación o resolución de sus partes formales: la muerte es el fin interno de la vida del organismo, y sería muy forzado decir que el fin del organismo es su cadáver, como si este fuese el resultado de la vida orgánica, pues es irrelevante el intervalo de tiempo en el que pueda mantenerse la forma cadavérica), ¿cómo puede tener lugar la identificación de un ente (por ejemplo, el organismo) y su negación (su muerte, no su cadáver)? Dicho de otro modo: ¿en qué términos puede ser pensable como identificación sintética la finalización por la que acaba un proceso o configuración. El “acabamiento”, en efecto, puede interpretarse como una totalización del proceso o configuración, a la manera como totalizamos una serie de sumandos “tirando la raya” para sumarlos en un total. La totalización constituye la unidad de la multiplicidad de un todo; el resultado desempeña la función de una reflexivización en virtud de la cual decimos que el “acabamiento” del flujo de términos hace posible la totalización.

Por supuesto, el fin consuntivo puede dársenos como un fin interno del referente (aunque no como un fin determinado absolutamente por una ley interna suya, puesto que ésta siempre implicará el entorno termodinámico) o como un fin abrupto (el fin de la trayectoria, en principio indefinida, de un satélite artificial, interrumpida por un misíl que la intercepta). En rigor, la distinción entre fin interno y fin externo (el fin abrupto es un límite del fin externo) es función de los criterios utilizados. Podríamos hablar de “fin consuntivo contextual” para designar las situaciones en las que el fin consuntivo del referente tiene causas de contexto precisas. En el caso de la evolución de una población, en función de su densidad, de la que hemos hablado, para r1, la población tiende a 0 (fin consuntivo); pero esta tendencia está contextualmente determinada (por ejemplo, por el agotamiento de los pastos consecutivo a un previo incremento desequilibrado de la población). Y la población de la que hablamos puede ser tanto humana como de ratas, o de microorganismos.

http://www.filosofia.org/filomat/df117.htm








Modos fundamentales de la Idea de Fin

Tercera dirección posible para establecer las flexiones de la idea de fin [110]. El sujeto operatorio interviene siempre en la génesis de los sistemas finalísticos, sistemas que incluyen la idea de fin (puesto que las identidades presuponen siempre un sujeto operatorio que interviene en la conformación del referente). Pero aquí nos atenemos a las estructuras de tales sistemas finalísticos, resultantes de la “composición” entre el referente y el fin [109]. Y la composición resultante puede inclinarse hacia una de dos opciones. Hablaremos de finalidad lógica [119] y de fin proléptico [120].


http://www.filosofia.org/filomat/df118.htm







Finalidad lógica

Primer modo fundamental de la idea de fin [118]. Cuando la composición resultante (en las estructuras de sistemas finalísticos resultantes de la “composición” entre el referente y el fin) no contiene al sujeto operatorio (cabría decir una composición “inmediata” respecto de la mediación específica de un sujeto operatorio, animal o humano), hablaremos de finalidad según el modo material o finalidad lógica. La idea de finalidad se aproxima ahora asombrosamente, otra vez, a la idea de destino [115], incluso de “sino” [112] de un proceso en marcha, cuyo término se supone ya predeterminado. Cuando logramos recomponer un jarrón, roto en pedazos, en todas sus piezas menos una, el conjunto de estas piezas con-forman el contorno de la pieza que falta; cuando tomamos esta pieza y la encajamos en el resto, decimos que ella está destinada a llenar el hueco, que se adapta a su contorno vacío, que se conforma a él; para el jarrón recompuesto, la pieza que falta es su fin, y no es propositivo, pues suponemos que las líneas de fractura se produjeron al azar. La finalidad atribuida a las alas del cuervo (“para volar”) carece también de todo significado propositivo: al batir sus alas, el cuervo vuela, obedeciendo a su sino, según una trayectoria de-finida; el nexo entre el referente (las alas del cuervo) y su fin (el vuelo del cuervo) es un nexo lógico inmediato (respecto de cualquier propositividad), inscrito en la misma estructura de las alas, cuyo concepto no se hubiera conformado al margen del vuelo del ave (el vuelo tiene, con las alas del cuervo, un nexo estructural en el plano procesual, del mismo orden que, en el plano configuracional, mantiene la cabeza del fémur de nuestro ejemplo anterior, con su acetábulo).


http://www.filosofia.org/filomat/df119.htm

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