domingo, 9 de agosto de 2020

FILOSOFÍA - ÍNDICE SISTEMÁTICO

 

Teoría de teorías de la Causalidad en función del primer criterio

Una teoría de la causalidad [123] debe ofrecer criterios de decisión acerca del contexto en el cual se consideran aplicables las categorías causales. (Entre estas “decisiones” haremos figurar también aquellas que defiendan la imposibilidad de determinar el radio de tales contextos, como sería el caso de algunas concepciones sobre la incertidumbre, acausalismo o transcausalismo propios del territorio de la mecánica cuántica.)

O bien se concede al contexto una amplitud máxima, la totalidad de los universos lógicos del discurso, o bien se limita los contextos de la causalidad excluyendo, por ejemplo, los contextos matemáticos o lógicos, o bien se restringe la causalidad a regiones fisicalistas, o acaso a aquellas en las que se desenvuelve la acción humana (según el principio verum est factum) o, por último, se contrae la amplitud hasta su grado mínimo, igual a cero. Un ejemplo de lo primero, la doctrina de la causalidad final universal de la tradición escolástica. Ejemplo de lo segundo, el concepto de causalidad de Malebranche o de Russell (también de Bunge) en cuanto inferencia de unas áreas a otras continuas de espacio-tiempo.

La retracción de la amplitud de los conceptos de causalidad puede afectar a la totalidad del mundo de los fenómenos, es decir, puede pretender anular todo contexto gnoseológico sin por ello recaer en el acausalismo filosófico –tal sería la situación del ocasionalismo de Geulincx o Malebranche o la concepción del mundo en términos de sino (Shicksal) al modo spengleriano o incluso la situación que, según algunos, se deriva de la teoría general de la Relatividad, a través de una aproximación de la Idea de causa a la Idea de razón. 

http://www.filosofia.org/filomat/df124.htm






Teoría de teorías de la Causalidad en función del segundo criterio

Respecto al formato lógico [123] de la Idea de causalidad diremos que una teoría de la causalidad deberá decidir si las relaciones causales son monádicas [por tanto, reflexivas, como el concepto de causa sui, C(x,x)], o bien si son diádicas [tipo C(x,y)], como parece pedirlo el par de conceptos correlativos causa-efecto; o bien, si son n-ádicas [C(x,y,z,…)]. Debemos advertir que no debe confundirse la forma compleja poliádica con la forma compleja multibinaria o poliádica simple, a saber, [C(x,y), C(x,z), C(y,z)] o bien C(x,y), C(z,y), etc. que corresponde con la Idea de con-causalidad. El formato poliádico complejo representa, en rigor, una resolución de la relación global de causa en un complejo de relaciones que, por separado, no podrían llamarse causas (ni, en su conjunto, por tanto, con-causas), sino, más bien, momentos o componentes de la causalidad. La relación causal C(x,y,z) vendría a ser la abreviatura de un complejo de relaciones distintas pero entretejidas P(x,y), Q(x,z), S(y,z). La teoría de las cuatro causas de Aristóteles se interpreta muchas veces en la línea de la con-causalidad, de suerte que cada tipo de causa concurra con las demás a la formación del efecto; pero tiene muchos aspectos que permiten reinterpretar los diferentes tipos de causas (eficiente, material, etc.) más como momentos o componentes causales de un proceso causal único, que como causas concurrentes.

http://www.filosofia.org/filomat/df125.htm






Teoría de teorías de la Causalidad en función del tercer criterio

Respecto a la naturaleza misma constitutiva [123] de la relación causal, la decisión fundamental se ordena a optar por una solución formalista (que entienda la relación causal como una relación en la que los contenidos o materia de los términos, al menos en lo que a sus mutuas conexiones de identidad o unidad sinalógica respecta, hayan de ser “evacuados”) o bien por una solución materialista, que rechace la posibilidad de esa evacuación de los contenidos. Podrán considerarse como formalistas todas las teorías de la causalidad que no hagan intervenir directamente en la relación causal a la materia misma de los contenidos de los términos en tanto mantienen una continuidad, identidad sustancial o unidad sinalógica [213] –en el sentido del autos–, más que esencial –en el sentido de isos– sino solamente a través de la forma de la relación. Esto tiene lugar, por ejemplo, en las concepciones de la causalidad en cuanto relación “equívoca”, en virtud de la cual dos fenómenos, cualquiera que sea la naturaleza de sus contenidos (aunque entre ellos no exista no ya identidad sustancial o unidad sinalógica pero ni siquiera unidad esencial), sucesivamente repetido de un modo regular están en relación causal, según la doctrina de Hume tal como la interpreta A. Pap (Teoría analítica del conocimiento, Madrid, Tecnos, 1964, pág. 155). Una ley causal de la forma “A causa B” (donde “A” y “B” designan tipos de acontecimientos que pueden repetirse) tiene la fórmula K' “A está conectado regularmente con B”: (x) (Ax → Ey) [(y sucede a x) By)].

Consideramos que este tercer punto de decisión (formalismo o materialismo) es el de mayor importancia filosófica para discriminar la profundidad de las diferentes concepciones de la causalidad y estimamos que una teoría formalista de la causalidad es siempre una teoría superficial, de naturaleza más bien psicológica.

http://www.filosofia.org/filomat/df126.htm






Causa sui

“Causa de sí mismo”: condición de una causa en virtud de la cual su sustancia consistiese en ser efecto de su propia causalidad. Esto haría que la causa sui debiera ser “anterior a sí misma”, pues la causa es anterior al efecto; por ello la idea de causa sui [116] la consideramos absurda. La raíz de este absurdo no es otra sino el hecho de estar constituida a partir de una relación aliorrelativa (la de causa a efecto), una relación reflexiva que, por tanto, es contradictoria y tan sólo puede reconocerse (como sin duda la han reconocido algunos filósofos, entre ellos Benito Espinosa) a título de concepto límite contradictorio, a la manera del concepto de “distancia cero” entre dos puntos A y B. No ha de confundirse la idea límite de causa sui con la idea de causalidad circular (A → B → C → C… → A) porque en el círculo causal el primer eslabón y el último no son el mismo sustancialmente (autos) sino sólo esencialmente (isos) [213].

http://www.filosofia.org/filomat/df127.htm






Teoría de teorías de la Causalidad en función del cuarto criterio

En lo que se refiere a la dimensión predicativa [123] de la Idea de causalidad, es preciso distinguir si la Idea de causa ha de computarse como una idea uniforme, respecto de las relaciones causales concretas (caso de la concepción de Hume, cuyo formalismo rígido favorece el entendimiento de la causalidad como una idea unívoca) o bien como un género porfiriano uniforme, aunque determinable según diversas especies que lo diversifican por diferencias sobreañadidas, o bien como un género combinatorio [817] cuyo núcleo factorial pide un desarrollo interno según diversos modos o figuras, a la manera como el núcleo del concepto de palanca (P,R,A) se desarrolla en sus tres especies consabidas, o como el núcleo factorial del concepto de “silogismo” (P,S,M) se desarrolla dialécticamente según sus 4 figuras y 256 modos, de los cuales no todos son legítimos.

http://www.filosofia.org/filomat/df128.htm






Campo de la relación causal (planteamiento de la cuestión)

Supuesto que las relaciones causales tienen un campo no nulo y supuesto que tampoco tienen un campo universal [123] (y advertimos que la relación podría ser universal sin ser conexa), la cuestión más importante que se nos plantea es la de determinar criterios eficaces para delimitar las condiciones que han de reunir determinados sistemas de términos para que puedan considerarse vinculados por la relación causal; condiciones cuya ausencia nos permitirá reconocer la realidad del sistema de términos que no podrán, sin violencia, considerarse vinculados por esta relación causal, sin que por ello podamos considerar acausales a estos sistemas (que podríamos llamar “transcausales”).

Podríamos ensayar, como hilo conductor inicial que nos conduzca a la delimitación del campo de la relación causal, la pregunta ¿por qué? Parece que el campo de la relación causal no es más extenso que el campo en el que tiene aplicación la pregunta ¿por qué? Este hilo conductor, por lo menos, nos permitirá poner fuera de la relación causal a todas aquellas preguntas que puedan considerarse afectadas por los interrogantes: ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, incluso al interrogante: ¿qué es? La causa no responde a la esencia o sustancia, ni al dónde ni al cuándo –de lo que podríamos inferir que las esencias no están ligadas causalmente, ni tampoco están ligados causalmente los lugares o los dóndes, a pesar del análisis propuesto por Hume, cuando pretendía reducir la relación causal a una asociación, según ciertas condiciones, de términos por lugares y tiempos.

Aun concediendo provisionalmente que el campo de las relaciones causales se mantiene dentro del campo de aplicación de la pregunta ¿por qué?, es indudable que no es coextensivo con él. Pues muchas veces –en realidad, casi todas–, la pregunta ¿por qué? investiga, para decirlo con la terminología tradicional, razones y no causas [132]. Cuando respondemos a la pregunta: “¿por qué en el triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es la suma de los cuadrados de los catetos?”, no pretendemos haber encontrado una causa, sino una razón o fundamento. Por tanto, para lograr una delimitación más precisa del campo de la relación causal necesitamos criterios que nos permitan separar causas de las razones dentro de su común característica de respuestas posibles a la pregunta ¿por qué? {FGB 216-217}

http://www.filosofia.org/filomat/df129.htm

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