miércoles, 19 de agosto de 2020

FILOSOFÍA - ÍNDICE SISTEMÁTICO

 

Categorías ontológicas / Categorías gnoseológicas

Consideramos como auténticas categorías ontológicas precisamente aquellas que puedan considerarse delimitadas por las propias unidades científicas. Las ciencias positivas constituidas son, según esto, nuestro “hilo conductor”, un hilo que no nos lleva, desde luego, a un sistema o tabla de categorías, sino, más bien, a una rapsodia de las mismas. Una rapsodia en la que figurarán pongamos por caso, las “categorías lógicas”, las “categorías matemáticas”, las “categorías mecánicas”, las “categorías químicas”, las “categorías biológicas”, las “categorías etológicas”, las “categorías antropológicas”, las “categorías lingüísticas”, etc. En el conjunto o rapsodia global de categorías habrá que distinguir diferentes subconjuntos según criterios capaces de englobar a ciertas categorías, dejando fuera a otras; de este modo, podremos acaso poner a un lado las categorías lógicas y las matemáticas, englobándolas bajo el rótulo de “categorías formales” (propiamente son órdenes o subórdenes de categorías) y a otro lado las categorías físicas, químicas, biológicas, etc., englobándolas bajo el rótulo de “categorías materiales”. El “principio” será siempre el mismo: tantas categorías como ciencias; tantos tipos de categorías como tipos de ciencias podamos establecer. En este sentido, las categorías ontológicas se corresponden con las categorías gnoseológicas y recíprocamente.







Materialismo gnoseológico

Teoría de la ciencia [169] que adopta el punto de vista gnoseológico [170], ofreciendo una clasificación [227] de los conocimientos humanos en base a criterios explícitos de corte materialista, una clasificación de las alternativas metacientíficas relevantes desde el punto de vista de la dualidad materia/forma [184] (descripcionismo, teoreticismo, adecuacionismo y circularismo), y una teoría sobre la génesis, estructura y validez de las ciencias [189] conocida como teoría del cierre categorial [788].







Teoría del cierre categorial

Nombre que recibe la teoría de la ciencia característica del materialismo filosófico, y que se caracteriza:

1. Por atenerse a las ciencias positivas ya establecidas (Matemáticas, Física, Biología, Termodinámica, etc.) en la medida en que estas ciencias son independientes unas de otras sin perjuicio de sus eventuales involucraciones.

2. Por la consideración de cada ciencia como delimitando una categoría de la realidad irreducible a las demás categorías [152-167]. Una ciencia se mantiene en la inmanencia de esa categoría, que no está constituida por un objeto sino por múltiples objetos o términos que mantienen entre sí relaciones definidas y se componen o disocian mediante operaciones capaces de dar lugar a otros términos de la categoría a partir de los precedentes. El cierre alude precisamente a esta capacidad de las operaciones para determinar objetos que siguen perteneciendo a la categoría y la amplían, y en la medida en que este cierre va estableciendo concatenaciones entre objetos que establecen los límites de una unidad categorial se denomina “cierre categorial” [206].

3. Las ciencias no se entienden como representaciones mentales o simbólicas de la realidad que pudieran adecuarse a esta realidad o, por lo menos, incidir sobre ella a efectos prácticos, tecnológicos. Las ciencias, propiamente, ni siquiera son “conocimiento de una realidad exterior a ellas”, sino más bien una reconstrucción de la realidad misma que culmina en los momentos en los cuales se logra una identidad sintética entre algunos cursos de sus desarrollos, a través de la cual la identidad sintética puede definir la verdad científica [217]. Por tanto, la verdad de las ciencias no se predica de la ciencia en general sino de cada uno de sus teoremas. Y, por supuesto, una ciencia no se puede considerar, sin más y exclusivamente, como un conjunto de verdades, puesto que muchos de sus contenidos no son ni verdaderos ni falsos, sino puramente intercalares. Por ejemplo: la verdad del teorema de Pitágoras [207] (en un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma del cuadrado de los catetos) no consiste en la supuesta adecuación de los triángulos rectángulos empíricos con supuestos triángulos ideales que flotasen en un cielo uránico o en la mente de los geómetras; su verdad consiste en la identidad misma entre la suma de las áreas de los cuadrados de los catetos y el área del cuadrado de la hipotenusa.






Ciencia (acepciones de)

Distinguimos cuatro acepciones del término ciencia:

  1. Ciencia como “saber hacer” (la ciencia del zapatero consiste en saber hacer zapatos); tiene que ver con la técnica, el arte o la prudencia.
  2. Ciencia como “sistema de proposiciones derivables de principios”; cubre la Geometría de Euclides y muchas disciplinas teológicas y filosóficas.
  3. Ciencia categorial estricta, ciencia positiva, ciencia en sentido “moderno” (Mecánica, Termodinámica, Biología molecular, etc.).
  4. Ciencia categorial ampliada (las ciencias positivas culturales: Lingüística, Antropología, etc.).

La teoría del cierre categorial [788] toma como referencia de sus análisis a la acepción (3).





Gnoseología general

Se orienta hacia la determinación de una idea general de ciencia para estimar el grado de cientificidad característico de una disciplina determinada. Conlleva dos trámites:

(1) Analítico (Gnoseología general analítica), destinado a determinar “anatómica” o estructuralmente las partes formales constitutivas de todas las ciencias.

(2) Sintético (Gnoseología general sintética): estudia la constitución dinámica o “fisiológica” de las ciencias en funcionamiento.






Gnoseología especial

Se orienta hacia la determinación de la constitución y límites internos de una ciencia positiva concreta (“Gnoseología de la Aritmética”, “Gnoseología de la Mecánica”, etc.). No puede llevarse adelante a espaldas de la gnoseología general, ni recíprocamente.






Gnoseología / Disciplinas en general

“Gnoseología” designa aquí, en primer lugar, desde luego, al análisis de las disciplinas científicas (Geometría, Termodinámica…) [170], y, por analogía de atribución, al análisis de cualquier otro tipo de disciplina; porque, aunque no todas ellas sean científicas, en el sentido de las ciencias positivas [169], su organización para la enseñanza les obliga a adoptar una estructura similar a las de aquellas que, en la tradición aristotélica de los Segundos Analíticos, se denominan “ciencias” (así, la Mariología es considerada por sus cultivadores como una ciencia). Distinguimos, por tanto, el término Gnoseología del término Epistemología, reservando este último para todo cuanto tiene que ver con el análisis del conocimiento (por ejemplo, en el sentido de la “Epistemología genética” de Piaget), esté o no organizado en la forma de una “disciplina”.

Una disciplina es inseparable, desde luego, de la materia en torno a la cual ella gira: la Musicología es inseparable de la materia constituida por las sinfonías, por las sonatas, las óperas; la Etnología es inseparable de la materia constituida por las sociedades preestatales (las tribus amazónicas o las australianas), …; sin embargo, las disciplinas son disociables de sus materias respectivas, aunque no sea más que por la posibilidad de compararlas entre sí, según términos, relaciones u operaciones homólogos o análogos (homologías o analogías que tienen lugar más en el plano gnoseológico de la sintaxis o de la pragmática que en el plano ontológico). Precisamente la dualidad entre gnoseología y ontología –y utilizamos el concepto en un sentido análogo al que tiene en Geometría Proyectiva (por ejemplo, la dualidad entre puntos –como intersección de infinitas rectas– y rectas –como colineación de infinitos puntos)– tiene que ver con esa disociabilidad de los inseparables [63]. No puedo separar el momento gnoseológico del momento ontológico de una ciencia, pero puedo disociar la perspectiva gnoseológica (y entonces me encuentro con el “cuerpo de la disciplina” de que se trate) de la propia ontología (y entonces me encuentro con la materia de esa disciplina, con la realidad “ontológica” misma, pongamos por caso, de las acciones o disposiciones prácticas denominadas “bioéticas”). Una disciplina consiste gnoseológicamente, en efecto, ante todo, cualquiera que sea su materia, en un conjunto de instituciones técnicas, o sociales, tales como libros, cátedras, departamentos, congresos, comunidades gremiales de especialistas, con sus tradiciones correspondientes, etc. Y esto, tanto si se trata de la Mariología como si se trata de la Termodinámica. Hay revistas y congresos internacionales de Mariología, en los que se confrontan escuelas diversas, como hay revistas y congresos internacionales de Termodinámica. Los análisis que Kuhn hizo célebres en torno a los paradigmas y a las comunidades científicas han de considerarse referidos también a las disciplinas en general, sean o no científicas. No sólo hay “paradigmas” y “cambios de paradigma” en Termodinámica, sino también en Mariología. Precisamente por ello el concepto kuhniano de paradigma es, antes que un concepto de teoría de la ciencia específica, un concepto de “teoría de las disciplinas”. Se comprende la gran confusión que amenaza a quien habla de “comunidades científicas”, porque, según lo dicho, tanto las comunidades de mariólogos como las comunidades de termodinámicos mantienen, desde el punto de vista estructural, histórico y social, extraordinarias semejanzas mutuas, sin que estas semejanzas permitan considerar a las comunidades de mariólogos como una comunidad científica en sentido específico. No disponemos de terminología comúnmente aceptada; pero preferiríamos hablar, por nuestra parte, de “comunidades disciplinares” (incluyendo a las comunidades de los científicos) y no de “comunidades científicas” (incluyendo a las disciplinares).

Un ejemplo: la Bioética [507-538] es “hoy”, ante todo, el nombre de una disciplina. Y las razones de esta afirmación son de esta índole: que antes de 1970 no se encuentran ni libros, ni congresos, ni revistas, ni departamentos que lleven en sus rótulos el término “Bioética”; pero durante la década de los años setenta comienzan a surgir instituciones, libros, congresos, etc., con este rótulo, según una curva ascendente (o acaso, en la fase ascendente de las llamadas curvas en S). Por ejemplo, en 1971 André Hellegers [un ginecólogo que formó parte por cierto de una comisión vaticana sobre el control de natalidad, hacia 1965] funda el Centro de reproducción humana y bioética del Instituto Kennedy de la Universidad de Georgetown. En España, en 1975, se funda el Instituto Borja de Bioética en San Cugat, auspiciado por la Compañía de Jesús. En 1984 se crea el Departamento de Bioética de la Universidad de Navarra (impulsada por el Opus Dei). Importante es la fundación, en 1997, de la Sociedad Internacional de Bioética que preside el doctor Marcelo Palacios. Cabría multiplicar los nombres de estas nuevas instituciones, que simultáneamente implican una gran proliferación de cursos, conferencias, publicaciones, revistas, congresos… A través de internet puede constatarse la presencia internacional actual de la Bioética. Como en toda disciplina viva y juvenil, la agitación es permanente. Van delineándose diferentes corrientes o escuelas, confesionales unas (orientadas principalmente por jesuitas, como el Centro de Bioética de Roma), otras abiertamente laicas (como la expresada en el Manifesto di Bioetica Laica, firmado por Carlo Flamigni, Armando Massarenti, Maurizio Mori y Angelo Petroni); unos terceros quieren ser neutrales, es decir, quieren mantenerse en una concepción de la Bioética estrictamente científica o acaso filosófica. En cualquier caso ya es posible determinar, independientemente de las declaraciones de principio, el cuestionario, el temario o la problemática en torno a la cual se desarrollan los congresos, los libros o las conferencias de Bioética. El análisis de las cuestiones, temas o problemas de los que se ocupa la nueva disciplina constituye, desde luego, el obligado punto de partida para un análisis gnoseológico, y equivale a una “definición deíctica” de la Bioética, aunque su contextura gnoseológica o filosófica sea muy precaria. Es una definición del mismo tipo que la que Eddington proponía para la Física: “Física es lo que se contiene en el Handbuch der Physik.” A la pregunta ¿qué es la Bioética? responderíamos deícticamente (“empíricamente”): “Bioética es la disciplina que se ocupa de cuestiones similares a estas: eutanasia pasiva, eutanasia como suicidio asistido, aborto con fetos malformados, clonaciones de individuos humanos, eugenesia, transplantes de cerebros o de órganos, bancos de gametos, siameses inseparables, aborto con embriones múltiples…”.


http://www.filosofia.org/

No hay comentarios:

Publicar un comentario