LA ESCLAVITUD EN LA ANTÍGUA GRECIA .-
Por otra parte, existe un comercio de esclavos con los pueblos bárbaros vecinos: tracios, escitas, capadocios, paflagonios, etc.67 Los mecanismos son relativamente idénticos a los de la trata de negros: profesionales locales venden sus congéneres en los mercados de esclavos griegos. Los principales centros de comercio de esclavos parecen haber sido Éfeso, Bizancio o Tanais, en la desembocadura del río Don. Si algunos esclavos bárbaros son víctimas de guerra o de piratería local, otros son vendidos por sus parientes.68
Existen pocos testimonios sobre el tráfico de esclavos, pero varios elementos lo atestiguan. Algunas nacionalidades están representadas de manera importante y constante entre la población servil, así como el cuerpo de arqueros escitas utilizado por Atenas como fuerza de policía (300 individuos al principio, cerca de un millar después).69 Los nombres atribuidos a los esclavos en lascomedias tienen a menudo una connotación de lugar: así, «Tratta», utilizado por Aristófanes en Las avispas, Los acarnienses o en La paz significa simplemente «mujer tracia». En las épocas clásica y helenística, es el señor el que pone el nombre a su esclavo. Puede llevar el de su amo; un étnico, como el mencionado; un nombre de lugar (Asia, Carion, Lydos, etc.); un nombre, seguido de su patria de origen (Manes para un lidio, Midas para un frigio, etc.); un nombre de personaje histórico (Alejandro, Cleopatra, etc.). En resumen un esclavo puede llevar prácticamente cualquier nombre; sólo los basados en nombres de países bárbaros están específicamente reservados a los esclavos.
La nacionalidad del esclavo era un criterio esencial para los compradores más importantes. Aconsejaba que en un mismo lugar no se habían de concentrarse demasiado esclavos del mismo origen, para limitar los riesgos de una revuelta.71 Es probable que, como los romanos, algunas nacionalidades fueran mejor valoradas como esclavos.
El precio de los esclavos varía en función de su competencia. Así, Jenofonte valora en 180 dracmas el precio de un minero de Laurión—en comparación, un obrero de grandes construcciones es pagado con un dracma diario— pero los cuchilleros del padre de Demóstenes valen 500 o 600 dracmas cada uno.42 El precio está también en función de la cantidad de esclavos disponibles a la venta: en el siglo IV a. C., son abundantes y, por tanto, baratos. En los mercados de esclavos, la ciudad cobraba un impuesto sobre el producto de la venta: en el santuario de Apolo en Actiôn, por ejemplo, la confederación de los acarnienses, que tiene a su cargo la logística de las festividades, percibe la mitad del impuesto, mientras que la ciudad de Anactorion, en cuyo territorio se halla el santuario, percibe la otra mitad c. 216 a. C.72 Se sabe, además, que el comprador se beneficiaba de una garantía contra los «vicios ocultos» del esclavo: si se comprobaba que estaba enfermo y el comprador no había sido advertido, podía anular la venta.
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