domingo, 1 de marzo de 2015

APUNTES DE CRIMINOLOGÍA

EL MALTRATADOR :
    4. EL MALTRATO Y SU NATURALEZA

    4.1. Inicio y frecuencia del maltrato

    Presentamos la hipótesis del inicio de los malos tratos, si comienza en la convivencia de matrimonio (70%) o previamente, en la vida en pareja (30%).

    Durante el noviazgo, el maltrato se viene a manifestar como una forma de control identificándolo un gran número de mujeres como una forma de amor y no de maltrato. Una vez iniciada la convivencia, cambia la forma de actuar del maltratador incrementando y consolidando el número de actos violentos. Hay un estudio (de las casas de acogida, del Instituto de la mujer) que indica que, un 70% de las mujeres que padecen malos tratos durante el noviazgo, lo sufren entre primer y quinto año de relación. Frente a un 15% que lo sufre justo antes de iniciar la convivencia y un 15% que no delimitaron fecha concreta.

    En el seno del matrimonio, es el supuesto mayoritario (70%).

    Hay que tener un dato en cuenta, que es la media de edad de convivencia dentro del matrimonio con el agresor está actualmente fijada en unos 13 años.

    Un 85% de las mujeres manifiestan que no había indicios de una situación de malos tratos en un futuro, frente a un 15% que si preveía una situación de malos tratos en un futuro.

    Aunque estos datos no son cierto completamente, porque la mujer se engaña a si mismo, creando un mecanismo de justificación, porque asocia el maltrato a la violencia física, pero no a la psíquica. Porque antes de un maltrato físico hay un maltrato psíquico.

    Frecuencia del maltrato

    No hay momentos concretos en los que se de mayoritariamente el maltrato. Cualquier día y hora (57%) para desarrollar la acción criminal. No obstante, si hay que destacar algunos supuestos, aunque con diferencia escasa, puede referirse a: el verano, los fines de semanas y la noche (32,60%), como los tres espacios temporales cuando se producen.

    Días de la semana que se presentan con más frecuencia (maltrato físico):

    Cualquier día – 69%

    Fines de semana – 22,1%

    Días laborales – 8%

    Época del año:

    Cualquier época: 86,90%

    Invierno: 2,40%

    Otoño: 1%

    Primavera: 1,70%

    Verano: 8,10%

    (n= 297)

    ¿Se incrementan en vacaciones los malos tratos?

    Si: 34,3%

    No: 64,7%

    NS/NC: 1%

    El lugar de la casa donde más se producen los malos tratos son: el dormitorio conyugal y el salón comedor.

    La época en la que si se aumentaba el maltrato: SI 72%; NO 28%

    Ante que situaciones se puede incrementar el maltrato:

    Relación con el tiempo: (40%) Dividimos en tres períodos: al inicio de convivir, a lo largo del tiempo de convivencia y al final de la misma. Incremento del maltrato de menos a más. Ciclo de violencia doméstica.

    Situación de estrés vital: la relacionaremos con acontecimientos en la vida de una persona que pueden alterar su estado de ánimo, normalmente, suele acontecer después de la convivencia (después del instante en el que empiezan a vivir juntos) convirtiéndose en una persona más posesiva y controladora, procediendo a aislar socialmente a la mujer. Straus que compiló que acontecimiento podían provocar esa situación de estrés, que posteriormente se convertiría en violencia; señalo 18: problemas de salud, conductas de un miembro de la familia, apuros económicos, traslados de domicilios, problemas con otra persona en el trabajo.

    Terminó afirmando que la relación entre violencia y estrés era correlativa, en el sentido, de que la violencia hacia la pareja se incrementa a medida que lo hace el estrés. La causa de la violencia no sería el hecho estresante, sino la respuesta que le da el sujeto al estrés.

    Lo que genera el estrés en el individuo, y lo que le lleva a actuar así son: el embarazo, la ruptura o separación de la pareja y el nacimiento de los hijos y en menor medida, un cambio de domicilio, alguna enfermedad u operación.

    Problemas laborales: paro.

    Toxicomanías: encontramos el consumo abusivo de alcohol y en menor medida, otras drogas.

    Ocio: básicamente se aumentaría el maltrato en aquellas que coinciden con fiesta, o época del año, más propicias para festejos (verano, semana santa) y también porque es el período donde están más tiempo juntos ambas partes.

    Otros: infidelidades, problemas con otros familiares (política o consanguíneos).

    Formas de actuación del agresor, antes y después de los malos tratos

    Antes de agredir a la víctima: discusión con la víctima (84,6%) y dice las mismas frases, se pone nervioso.

    Puede darse o no: se muestra extraño (cambia su actitud); el sujeto está borracho, siga una ritual. Actúe con normalidad (poco frecuente).

    Los más infrecuentes: actúa con normalidad, tic nervioso (manifestación nerviosa de forma compulsiva de alguna parte de su cuerpo: boca, cejas), consumo de drogas.

    Formas de actuar después de un maltrato

    Medimos las reacciones más usuales del agresor una vez desarrollada la acción criminal. En ese sentido, podemos encontrar tres grandes grupos de conductas manifestadas por los agresores:

      - Comportamiento que se entiende como usual o habitual del maltratador: En ese sentido, la más representativa: es la de actuar como si no pasara nada (69,9%); además representa la vertiente opuesta al arrepentimiento, frecuentes, especialmente en las primeras agresiones.

      - Conductas de grado medio: representadas por las amenazas. Viene orientada a evitar la denuncia de los hechos. Discusión con la víctima: es representativa porque se da menos después del maltrato, ya que la ira se ha descargado. En consonancia encontramos la agresividad del maltratador, por ese patrón de ira subyacente en el sujeto.

      - Actitud evasiva: busca aislarse del sujeto pasivo en una actitud de rechazo sobre esa persona o bien para reflexionar; lo más habitual es que el sujeto vaya a la calle, con el propósito de que a su vuelta, todo esté como si no hubiera ocurrido nada. Otro comportamiento relacionado es la de irse a dormir, sobretodo después del maltrato, demuestra frialdad en el sujeto, e inexistencia de arrepentimiento. La última acción: irse a otra habitación: es una conducta intermedia, entre irse a la calle e irse a dormir.

      - Conductas cuya presencia es más bien escasa: son conductas que en la práctica se dan muy pocas veces. Incluiríamos: las amenazas a los hijos (blancos de sus amenazas); agresión sexual (poca presencia); explicar el motivo del maltrato (el por qué maltratan a la mujer). Un estado de nerviosismo: aparecía como figura relevante antes del maltrato, y disminuye después del maltrato (descarga de la tensión).
    Naturaleza del maltrato

    Tres tipos: físico, psíquico y sexual. Algunos autores enumeran más.

    Del tipo Físico:

      Más habitual sobre su víctima (empujones)
    Intensidad media:

      Agresiones sexuales (independientes al maltrato físico)

      Golpes: Genéricos o particularmente: bofetadas, puñetazos, patadas y tirones de pelo.
    Hechos de intensidad baja:

      Golpes con objetos.

      Pellizcos.

      Estrangulamientos.
    Hechos de escasa cuantificación:

      Quemaduras.

      Heridas por arma blanca.

      Heridas por arma de fuego.
    Psicológico:

      - Conductas constantes: incluiría: vejaciones (84%), insultos, amenazas, humillaciones.

      - Conductas habituales: aislamiento social, ridiculización y el chantaje emocional.

      - Conductas frecuentes: aislamiento familiar, hechos de contenido sexual (amenazar que iba a mantener relaciones con otras personas, o el uso de objetos) chantaje con los niños, restricciones económicas.
    Los argumentos aducidos para justificar la violencia

    La principal causa asociada a los malos tratos, la relación victimario-víctima (culpa de la víctima (41,70%)). ¿Cuáles son los motivos más usuales por los cuales exterioriza esa culpa? Por hechos domésticos: cocina, compra, limpieza..., también por contradecirlo, o no hacerle caso. Es un discernimiento incorrecto de la realidad, es decir, justificar sus actos sin base lógica.

      - Sin razón: no hay motivo para la agresión. (37,50%).

      - El trato degradante: asociado a la representación mental que hace el maltratador hace sobre su víctima.

      - Celos.

      - Machismo.

      - Asignación de culpa: engloba: se autoinculpa (5,50%) e inculpa a terceros. (4,10%).
    Las causas aducidas corresponden a un juicio de valor erróneo de la realidad con el que el maltratador intenta asociar su conducta a comportamientos que justifiquen su actuación.

    ¿Es posible prevenir la violencia?

    Prevenir la violencia es algo que no se puede precisar, lo que si se puede es determinar situaciones concretas en las que un sujeto presente una mayor tasa para delinquir dependiendo del entorno en el que se encuentre. Hay que determinar la peligrosidad del sujeto, entiendo por peligrosidad, la posibilidad de que alguien pueda dañar a otra persona o más ampliamente a un bien jurídico protegido.

    La predicción sobre la peligrosidad ha de realizarse sobre factores actuales conocidos, nunca sobre futuros o hipotéticos. Para la predicción hay que tener en cuenta: características actuales + antecedentes.

    Para diagnosticar esa peligrosidad, lorente Acosta nos indica dos criterios de diagnosticos que tenemos que tener presente:

      1. Diagnóstico de la Capacidad Criminal o temibilidad del sujeto: Se apoyaría en dos ramas o dos vertientes:

        a. Nocividad: naturaleza dañina de actos delictivos anteriores. Habría que interpretarla como la agresividad del sujeto.

        b.I nintimibilidad: Analizamos si el autor se retuvo ante las posibles repercusiones que pudieran derivarse del hecho criminal. Suele asociarse con el egocentrismo del sujeto.
      2. Diagnóstico de la inadaptación social: consistiría en el estudio de los rasgos de temperamento, las aptitudes y las necesidades instintivas del sujeto.
    Uniendo estos dos niveles, nos darían el nivel de peligrosidad.

    Otros autores, como López Latorre, que indican otros predictores. Esos predictores serían: los lazos familiares deficientes, fuertes lazos con amigos desviados, escaso o nulo nivel educativo de los padres, empleo poco cualificado, modelos o roles paternos violentos, y desorganización familiar.

    La teoría de López Latorre, carece de criterios como: el consumo de alcohol, situaciones de estrés o ira, hostilidad, repertorio pobre de conductas, logros obtenidos a través de la violencia, etc…

    También habría que tener en cuenta, que carece de criterios para explicar los motivos que impulsan al agresor a maltratar, que conlleva al autor a cometer el acto violento. Así como, la liberación de la rabia en respuesta a la percepción de un ataque a la posición de cabeza de familia para marcar las funciones que el cree que tiene asignadas, recurriendo a la violencia.

    Otro supuesto, son los déficits de poder o situaciones de vulnerabilidad o dependencia.

    Por último, otro criterio a estudiar es en estimar la hipótesis de sí podemos predecir el futuro comportamiento violento de un menor.

    En este sentido, las manifestaciones de violencia durante la infancia son un rasgo que puede predisponer durante la vida adulta, pero que, va a estar necesariamente matizada por determinados factores, siendo de naturaleza social, personal y ambiental. Lo habitual en estos casos, es que sea el propio sujeto quien decida voluntariamente, acotar mecanismos no violentos.

    6. ELEMENTOS ORIGINADORES DE LA ACCIÓN VIOLENTA

    A. ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN LA ACCIÓN VIOLENTA

    Descritos por Echeburúa, siendo estos:

      1. Una actitud de hostilidad que deriva en sentimientos negativos: Venganza, maldad, cinismo… Orientada hacia la pareja con el único objetivo de hacerle daño. Esta conducta es legitimada subjetivamente por el maltratador, recurriendo a ella, como forma de solucionar los problemas ante la incapacidad que presenta para afrontarlos de manera racional o pacífica. Esta idea esta manifiesta también, señalando que, el maltratador, cuando está inmerso en un problema, carece de parámetros no violentos, recurre a la violencia.

      2. Un estado emocional de ira: esta ira se ve facilitada por la hostilidad que acabamos de describir, y por unos pensamientos activadores relacionados con situaciones negativas ocurridas en el pasado. Ej.: dificultades económicas, retrasos laborales, problemas con los hijos. Esto genera una ira en el individuo, de forma descontrolada, siendo acompañada de conductas violentas; la mayor o menor intensidad de estas conductas, dependerá de factores propios del sujeto (autocontrol).

      3. Factores precipitantes: el consumo de alcohol, es el factor más destacado. El alcohol no actúa como precipitante exclusivo, pero es muy probable que se de, por la inhibición que hace en el sujeto.

      4. Repertorio pobre de conductas y trastornos de la personalidad: estos elementos determinan ciertos deficits, principalmente relacionados con habilidades de comunicación y de solución de problemas que impiden la canalización de conflictos de manera adecuada, agravándose la situación ante supuestos de celos, baja autoestima, falta de empatía.

      5. Percepción de vulnerabilidad de la víctima: puede realizar conductas violentas hacia otra persona, pero si el sujeto pasivo es más vulnerable que el agresor, la intensidad y la ocultación del hecho será mayor y más fácil.

      6. Los logros obtenidos con las conductas violentas previas: Los hechos violentos anteriores no hacen más que reforzar los objetivos marcados por el maltratador. 7. Momentos especialmente peligrosos: en el seno de la violencia doméstica, cualquier actitud violenta reviste la condición de peligrosa. Vamos a acotar dos momentos en los que la violencia es mayor, no hablando ya de faltas de lesiones, sino de delito contra la vida o el resultado de las lesiones serán excesivamente lesivo. Está íntimamente vinculado al ciclo de la violencia doméstica. El primer momento de más peligrosidad es la fase de la explosión violenta: el maltratador ha ingerido alcohol previamente. El consumo genera una agresión desproporcionada a causa de la desinhibición. El rechazo e indiferencia hacia la víctima, hará que la ira descargada será brutal.

      El otro momento de peligrosidad es el momento de la separación, y para ello hay que tener en cuenta el nivel de satisfacción con la pareja. El grado de satisfacción va de más a menos en el caso del maltratador; todo lo contrario que ocurre con la víctima – mujer, que su satisfacción subirá a medida que pasa el tiempo. Esto generará en el maltratador ataques de celos, y se agravará más todavía si la mujer encuentra pareja, y será el momento en el que decide cometer una acción criminal y con una alta probabilidad de acabar con su vida (de la mujer).
    El cuadro de los mecanismos operativos de la acción violenta se le atribuye a Farrington, aunque en el ámbito nacional, han sido desarrollados por Echeburúa y Fdez. Montalvo.

    EL TRATAMIENTO

    En primer lugar, no existe un programa de tratamiento unitario para todos los maltratadores, en tanto cada agresor, presenta al menos un déficit sobre el que hay que trabajar.

    En España, el investigador más destacado es Echeburúa; en este sentido, responde a un protocolo de tratamiento de maltratadores.

    (Tabla dada por el profesor David Morillas). Debe contener unos parámetros mínimos (los programas de tratamiento), en cuanto a sesiones, duración, periodicidad, y un formato – diseño.

    El formato del programa, hablamos del desarrollo tratamiento individual, grupal y de pareja o familiar.

    Es muy útil la participación de la víctima y familia del agresor en los tratamientos, siempre teniendo en cuenta el caso concreto a tratar, y siempre antes de tener una condena firme; salvo que ya haya sido condenado, en la cual, ya no participa ni la víctima ni la familia, ya que el sujeto esta interno en una cárcel.

    Tasa y eficacia del tratamiento sobre los maltratadores

    Tiene una tasa de eficacia baja, aunque poco a poco, y con la incorporación de nuevas técnicas, el nivel va subiendo.

    Según un estudio realizado por el instituto vasco contra los malos tratos. De una muestra de 800 maltratadores, sólo se sometieron a tratamiento 190 personas (23,75%). El 48% abandona (91) y el 52% continúa (99); esos 99, un 69% lo completa con éxito (68 sujetos), frente a un 31% que no obtiene resultado beneficioso (31 sujetos).

    El dato lógico que podemos extraer, es que un 35,7% de los sujetos que se sometieron al tratamiento, ha superado con éxito el déficit que arrastraban o adquirido las habilidades que antes no poseían.

    Con respecto al grupo total, sería un 8,5% de éxito.

    Los problemas se suelen referir

    El seguimiento tras la terapia es muy reducido. Esta es una de las grandes críticas sobre los tratamientos de maltratadores.

    La segunda crítica es la posibilidad de que el sujeto se recupera de ese déficit, pero quizás presente otros no detectados.

    En tercer lugar, algunos autores se muestran cautelosos en cuanto al porcentaje de maltratadores tratados (35,7%), ya que no pueden demostrar si el sujeto vuelven a delinquir o no. Aunque se trabaja para aumentar el seguimiento a los maltratadores, y aumentar el número de maltratadores que no vuelven a incidir, ya que actualmente el porcentaje es muy bajo (3%).

    Finalmente, ¿Qué opinan las víctimas sobre si deben recibir un castigo el maltratador? Un 59% no quiere castigo, y si un 41%.

    ¿Y que tipo de castigo?

    Un 80% pide tratamiento.

    Un 70% reprimenda del juez.

    Un 49% desintoxicación del maltratador

    Un 40% pena no cárcel.

    Un 21% pena larga de cárcel.

    Un 15% pena corta de cárcel.

    Un 15% muerte.

    Un 13% daño físico.

    Un 15% otros. 

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