domingo, 15 de marzo de 2015

historia natural

La Célula: Citología. 

El núcleo. — La forma más corriente en el núcleo (N) es la esférica o la ovoidea, pero en muchas células se encuentran núcleos de formas muy diferentes (ramificados, arriñonados, arrosariados, etc.). El tamaño también oscila entre amplios límites (entre 3 y 250 μ). La mayoría de las células poseen durante toda su vida un solo núcleo. No faltan, sin embargo, ejemplos de células dotadas de varios, y a veces de innumerables núcleos. Estas células polinucleadas pueden originarse de dos modos: o por fusión de los protoplasmas de muchas células independientes, o por división del núcleo de una célula primitivamente mononucleada.
En el núcleo se distinguen las siguientes partes: el retículo nuclear, el jugo nuclear, los granos de cromatina, los nucléolos y la membrana nuclear.
EL RETÍCULO es una delicadísima red formada de una substancia llamada linina, que es incoloreable por los colorantes y, por lo tanto, resulta dificilísima de percibir.
EL JUGO NUCLEAR es un líquido que llena las mallas de la red de linina.
Los GRANOS DE CROMATINA están formados por una substancia llamada cromatina, en razón a la facilidad con que se colorea por determinados colorantes. Cuando la célula se divide, los granos de cromatina se reúnen unos con otros y forman un número determinado, fijo para cada especie animal o vegetal, de cuerpos cromáticos especiales denominados cromosomas. Las investigaciones de Altmann y Heidenhein, principalmente, han revelado que los granos de cromatina se componen de granulitos elementales denominados cromiolos, que tienen vida propia y son capaces de crecer y dividirse.
EL NUCLÉOLO O nucléolos son masas redondeadas, fuertemente refrin-gentes, que resaltan limpiamente en medio del núcleo. La substancia que los forma se llama pirenina o paranucleína.
LA MEMBRANA NUCLEAR es una delicadísima membrana formada de una substancia denominada anfipirenina.
3. La membrana celular. — La mayoría de las células animales son células desnudas, es decir, células protegidas solamente por la delicadísima membrana plasmática. En cambio, las células vegetales están, casi sin excepción, encerradas en una resistente membrana sólida de naturaleza celulósica (M).
La membrana celular es un producto de secreción del protoplasma. Su crecimiento no es obra de su propia actividad, sino de la actividad del protoplasma que la forma. El crecimiento de la membrana puede tener lugar en extensión y en espesor. En el primer caso se verifica por intususcepción, esto es, por interposición de nuevas moléculas entre las anteriores. El crecimiento en espesor tiene lugar por aposición, es decir, depositándose nuevas capas de moléculas sobre las primeramente formadas. Este modo de engrosar de la membrana celular explica la estructura lamelar de ella.
En los animales no abundan las células rodeadas de membrana de secreción. Sin embargo, las células expuestas a roces presentan con frecuencia las superficies libres protegidas por una cutícula segregada por el protoplasma en forma de capas sucesivas.

 Fisiología celular.

Las células, como unidades vivientes que son, tienen que realizar, necesariamente, las funciones elementales de la vida. Veamos cómo se manifiestan en los organismos unicelulares esas funciones.

I. Funciones de relación.

1. La motilidad de la célula. — La facultad que tiene el protoplasma de ejecutar movimientos activos se manifiesta de cuatro maneras diferentes:
1.ª MOVIMIENTO CIRCULATORIO. — Basta observar al microscopio durante unos minutos los pelos de los tallos jóvenes de la ortiga o de la calabaza, para percibir el desplazamiento de las granulaciones protoplásmicas, de los granos de almidón y aun del núcleo.
2.ª MOVIMIENTO AMIBOIDE. — Lo presentan las células libres desprovistas de membrana de secreción, como los glóbulos blancos de la sangre y las amebas de las aguas estancadas. Estas células deforman su cuerpo y emiten en su periferie prolongamientos sencillos o complicados y generalmente ectoplasmaticos, que se denominan pseudópodos, es decir, falsos pies. Por ser las amebas los seres en que primero se han estudiado, ese mo- vimiento recibe el nombre de movimiento amiboide (fig. 3).
Movimiento amiboide o de amabasa. Fases sucesivas del movimiento de una ameba para capturar una partícula alimenticia (según Verworn).
Figura 3. - Fases sucesivas del movimiento de una ameba para capturar una partícula alimenticia (según Verworn).
Algunos autores (Quincke, Bütchli) suponen que esas deformaciones del plasma obedecen a causas puramente fisicoquímicas y han ideado curiosos experimentos que permiten remedar el movimiento amiboide con gotas de diferentes substancias.
3.ª MOVIMIENTO VIBRÁTIL. — Las células libres provistas de una membrana de secreción que les impida la emisión de pseudópodos suelen poseer órganos locomotores especiales de carácter permanente que responden a dos tipos: flagelos y pestañas vibrátiles. Ambos son finísimos prolongamientos filiformes del protoplasma, que atraviesan la membrana y agitan el líquido en que la célula vive. Las pestañas vibrátiles son cortas y muy numerosas (fig. 4); los flagelos (látigos) son largos y en corto número (fig. 5).
La observación atenta de los órganos vibrátiles revela que no son simples prolongamientos del protoplasma, sino órganos especiales bastante complicados. En un cirro se distinguen, en efecto, tres partes: el cilio, propiamente dicho, el corpúsculo basal y la raíz. El corpúsculo basal es un granulo situado bajo la membrana; la raíz es un prolongamiento que partiendo de ese corpúsculo se hunde en el protoplasma.
En unas células la raíz es larguísima, pero en otras se reduce a la mínima expresión y aun desaparece. Para la mayoría de los autores las tres partes del aparato vibrátil forman conjuntamente un ofgánulo celular de carácter autónomo. Esta opinión halla un apoyo solidísimo en los notables experimentos de Peters. Según éstos, los flagelos de células vibrátiles aislados del núcleo y de la mayor parte del protoplasma son capaces de vibrar tranquilamente durante algunas horas.
Al parecer, de las tres partes del aparato vibrátil la del medio, es decir, el corpúsculo basal, es la motora. Este hecho, junto con algunos otros, ha conducido a gran número de autores a suponer que los corpúsculos básales son centrosomas diferenciados para la motilidad.
infusorioEuglena
Figura. 4. Esquema de un infusorio. En, endoplasma, EC, ectoplasma. Pv, vacuola pulsatil. ct, citostoma. En el protoplasma se ven cuatro vacuolas digestivas, el macronúcleo, y el micronucleo. Alrededor las pestañas vibrátiles. Según Grobben.Fig. 5. Euglena viridis (según Doflein). V, vacuolas. s, mancha ocular. chr, cloroplastos. k, núcleo. pa, paramilon.
4.ª MOVIMIENTO CONTRÁCTIL. — Que el protoplasma es capaz de contraerse, lo muestran claramente las amebas, pues cuando un pseudópodo toca a un objeto extraño experimenta una retracción. Esta contractilidad del plasma se localiza en ciertas células en orgánulos especiales llamados mionemas o filamentos musculares. Estos se han encontrado en un buen número de infusorios, y consisten en delicados filamentos subcutículares susceptibles de contraerse y distenderse enérgicamente.
La contractilidad del protoplasma se manifiesta también en muchas células libres (amebas, infusorios) por la existencia de vacuolas contráctiles o pulsátiles — una o dos por célula - que se llenan de un liquido acuoso y se contraen rápidamente para expulsarlo al exterior (fig. 4). Más adelante tendremos ocasión de hablar de la interpretación de estas vesículas.

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