Califato de Córdoba
La batalla de Albesa fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar en Albesa(provincia de Lérida, España) en el año 1003, entre los ejércitos de los condesRamón Borrell de Barcelona y Ermengol I de Urgel y el ejército musulmán.
La batalla fue consecuencia de la reacción cristiana a la razia de Abd al-Malik al-Muzaffar, siendo el resultado de la misma desfavorable a los intereses cristianos.
Per Al-Bayan, crònica de l'historiador Ibn 'Idārīm, se sap que el 1003 es lliurà la famosa batalla d'Albesa, en la qual fou fet presoner el comte Ermengol I el de Córdova i morí el bisbe d'Elna, Berenguer. Pels historiadors cristians segons Zurita, aquesta expedició contra els sarraïns (on també participava el comte Ramon Borrell de Barcelona) permeté al comte barceloní d'obtenir el vassallatge de moltes ciutats musulmanes, en canvi, segons Santiago Sobrequés, no tingué gaire transcendència, ja que la força o castell d'Albesa continuà en poder dels musulmans de Lleida, ara els tugíbides, posteriorment els Banū Hūd i després els almoràvits. El 1098, Ermengol V i Guerau Ponç de Cabrera acordaren de repartir-se els castells de Balaguer, Gerb i Albesa tot just aquests fossin conquerits. Fins el 1092 els Banū Hūd de Saragossa i Lleida pagaven paries al comte Ermengol IV pels castells de Llorenç, Castelló de Farfanya i Albesa. En virtut dels pactes del 1120 entre l'alcaid Avifelel de Lleida i Ramon Berenguer III de Barcelona, aquell, que es comprometia a ajudar el comte contra els sarraïns de Tortosa, donava en penyora el castell d'Albesa. En rebre Ramon Berenguer III la fortalesa albesana, la donà al comte Ermengol VI d'Urgell (1122), el qual, aquell mateix any, féu donació de la dècima d'Albesa a l'Església de Solsona. Sembla que la vila d'Albesa, arran de la batalla de Corbins, caigué de nou en mans dels almoràvits (1126) i fou recobrada posteriorment en acció conjunta per Ramon Berenguer IV i Ermengol VI (1145). El 1149, abans de la conquesta de Lleida, el mateix comte urgellès concedí als templers una peixera prop d'Albesa i una sèquia per a regar les terres de Corbins.
El 1157 es ventilà un plet entre Ermengol d'Urgell i Guerau de Cabrera sobre la dominicatura del castell d'Albesa. El 1163 fou atorgada a la vila una carta de poblament. En la lluita de Jaume I contra Ponç de Cabrera, que es titulava comte d'Urgell, el castell d'Albesa fou un dels que recuperà el sobirà, el qual el cedí en feu al Cabrera (1236). El 1255 els castells d'Albesa i de Menàrguens eren tinguts per Galceran de Pinós, feudatari dels comtes d'Urgell. Jaume I els ocupà a la mort de Cecília de Foix, muller del difunt comte Àlvar. La corona en detenia la senyoria superior, ja que el 1278 Ermengol X d'Urgell prestà jurament de fidelitat al rei Pere el Gran pels castells d'Albesa i Menàrguens. Teresa d'Entença, que heretà el comtat d'Urgell, en esposar-se amb l'infant Alfons rebé de Jaume II el castell d'Albesa. Aleshores, el domini directe del castell el posseïa Galceran de Pinós. El 1337 el dit domini era posseït per Pere Galceran (II) de Pinós, el qual, aquell any, nomenà P. de Montfalcó procurador seu per a l'administració de les rendes del castell d'Albesa, la senyoria superior del qual pertanyia als comtes d'Urgell.
L'any 1365, segons el fogatjament fet, Albesa tenia 97 focs.
En la lluita entre Jaume II d'Urgell i Ferran el d'Antequera, la vila d'Albesa es mantingué fidel al Dissortat; del castell d'Albesa partí l'expedició de Jaume II vers la ciutat de Lleida. El Trastàmara finalment reté el dit castell i sembla que el demolí. El 1415 el donà, amb la vila d'Albesa, al seu fidel Diego Fernández de Vadiello. El 1440 consta, com a senyora d'Albesa, la comtessa de Pallars.
La batalla de Alhandic, llamada también batalla del foso de Zamora, es un suceso bélico acaecido el 5 de agostodel 939 en la ciudad de Zamora (España).1 La batalla se produce cuando las tropas de Abderramán III asaltan lasmurallas de Zamora, defendida por las tropas de Ramiro II del Reino de León. El enfrentamiento fue tan sangriento por ambos contendientes que sólo pudo inclinarse victorioso al lado asaltante una vez que el foso de la muralla de la ciudad se vio completamente cubierto de cadáveres.2 Las tropas de Abderramán III vencieron y lograron tomar la ciudad de Zamora. No se debe confundir esta batalla con la jornada del foso de Zamora que ocurrió unas décadas antes en 901.
Historia
Desde el ascenso al poder, Abderramán III muestra la firme decisión y una constante tenacidad por acabar con los rebeldes de al-Ándalus, consolidar el poder central y restablecer el orden interno del emirato. Decide ir a la frontera y atacar las ciudades que protegen al reino asturleonés del norte. En esta línea defensiva se encontraba Zamora.2 La ciudad tiene cierta importancia como camino de cruce en los movimientos de las tropas leonesas. El ataque de Abderramán se produce el 5 de agosto de 939 y su estrategia parece ser inundar de cuerpos y material los fosos hasta que se logre el sobrepasar los parapetos y así enfrentarse en combate cuerpo a cuerpo. Es por esta razón por lo que se denomina Batalla del foso de Zamora.
El resultado final es victorioso para las tropas de Abderramán III, que conquista la ciudad de Zamora. La ocupación duró menos de un año hasta que las tropas de Abderramán fueran derrotadas por Ramiro II en la batalla de Simancasdel mismo año.
La batalla de Aqbat al-Bakr fue una batalla que se llevó a cabo durante la Fitna de al-Ándalus.
El 2 de junio de 1009, las fuerzas del Califato y las rebeldes bereberes se encontraron en la actual Espiel. Además de los musulmanes, en ella lucharon contingentes catalanes y fuerzas del Reino de Castilla.
Los comandantes de la alianza catalano-bereber eran Wadih, gobernador de la frontera superior en la Marca Media, Ramón Borrell, conde de Barcelona, Ermengol I, conde de Urgel, y Hugo I de Ampurias.
Fecha | 2 de junio de 1009 | |||
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Lugar | Espiel, Andalucía ( España) | |||
Coordenadas | 38°11′00″N 5°01′00″OCoordenadas: 38°11′00″N 5°01′00″O (mapa) | |||
Resultado | Victoria rebelde | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La Batalla de Calatañazor fue una supuesta batalla que habría tenido lugar en esta localidad soriana en julio del año 1002. En ella parece que Almanzor se vio obligado a huir tras luchar contra los ejércitos cristianos coaligados de Castilla (conde Sancho García), León (Alfonso V) y Navarra (García Sánchez II de Pamplona). Sin embargo, la mayoría de los historiadores actuales consideran dicha batalla más un mito que un hecho real, probablemente creado para compensar el sentimiento de inferioridad que las continuas victorias de Almanzor produjeron en los reinos cristianos.
De entre las fuentes cristianas, el cronista Lucas de Tuy fue el primero en narrar el encuentro de Calatañazor. Según él, después de una campaña contra Galicia, Almanzor se adentró en Castilla, saliendo a su encuentro el rey de León Alfonso V (y no Vermudo II, como apunta el cronista), aunque es algo muy díficil pues el rey leonés entonces tendría 8 años. Continúa:
e en el lugar que se dize Calatanasor muchos millares de Sarrazines cayeron, et si la noche non cerrara el día, ese Almançor fuera preso. Enpero, en esse dia non fue vençido, mas de noche tomó fuyda con los suyos.
Cuando el sol apuntaba un nuevo amanecer, el rey leonés ordenó a los suyos que atacasen el campamento amirí, pero los cordobeses habían desaparecido, y todo el botín que capturaron se reducía a las tiendas de campaña y diversos enseres de escaso valor. Añade el obispo historiador que en la persecución de los mahometanos jugó un papel significante el conde García Fernández de Castilla (que llevaba siete años muerto, y en realidad fue su hijo Sancho García).
El prelado incorpora además el germen de una mítica leyenda, señalando que el día de la batalla, un extraño personaje, que identifica con un pescador, lloraba gimiendo, a veces en árabe, otras en lengua romance, diciendo: en Calatañazor perdió Almanzor el tambor. Para el cronista, este espejismo era el diablo que llorava la cayda de los moros.
En cualquier caso, Almanzor se negó a comer o beber, muriendo al llegar a la ciudad de Medinaceli. La Historia silense sentencia:
Pero, al fin, la divina piedad se compadeció de tanta ruina y permitió alzar cabeza a los cristianos, pues pasados doce años Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los infiernos.
Rodrigo Jiménez de Rada y la Estoria de España de Alfonso X ofrecen una versión idéntica de los hechos, con la excepción del espectro que anuncia el próximo final de Almanzor se aparece en Córdoba.
Con respecto a las fuentes mahometanas, la versión más completa es la proporcionada por al-Maqqari, autor del s. XVII que recopiló a numerosos historiadores medievales. Según éste, a comienzos de 1002, Almanzor se preparó, siguiendo su costumbre anual, para romper la frontera cristiana, dirigiendo sus ataques hacia Castilla. El arabista Lévi-Provençal apunta como uno de sus objetivos elmonasterio de San Millán de la Cogolla, que fue arrasado. Siempre según el cronista, Almanzor ordenó que se sumara a su hueste un considerable contingente de tropas norteafricanas con las que se encontró, según lo acordado, en Toledo. Desde allí partieron hacia la ribera del Duero, en cuyas proximidades causó estragos y cuyas tierras devastó.
Desde allí, remontó el curso del río para penetrar ya directamente en los dominios del conde de Castilla. Mas un enorme ejército cristiano le sorprendió acampado cerca del castillo llamado de las Águilas (Calatañazor). Almanzor atacó esta hueste a la cabeza de sus propias tropas y fue derrotado, con grandes pérdidas.
De regreso de esta expedición, se sintió enfermo (quizá de una herida recibida en combate), pero continuó haciendo la guerra a los infieles y devastando su territorio hasta que la dolencia se complicó de tal manera que tuvo que ser transportado en una litera, sobre suaves cojines y cubierto por un baldaquino y cortinas que le protegían de la vista de su ejército. En tal estado llegó a Medinaceli. Allí los médicos analizaron la naturaleza de su mal, pero, incapaces de ponerse de acuerdo en un diagnóstico y menos en el tratamiento oportuno, la enfermedad se agravó lo suficiente para provocarle finalmente la muerte.
Sintiéndose morir, el caudillo de al-Ándalus pidió a su hijo Abd al-Malik y a algunos amigos íntimos que recibieran sus postreros consejos. Luego, a solas con Abd al-Malik, le repitió las instrucciones dadas unos momentos antes. Cuando su hijo y sucesor abandonó la tienda con el rostro arrasado en lágrimas, el agonizante Almanzor le reprochó su falta de valor con palabras que demostraron ser proféticas: Esta me parece la primera señal de la decadencia que aguarda al imperio.
Calatañazor es la localidad y municipio de Soria de la comarca de las Tierras de Burgo, a 33 kilómetros de la capital, donde sucedió, supuestamente, la batalla de Calatañazor, en la que Almanzor se había visto obligado a huir tras luchar contra ejércitos cristianos de Castilla, León y Navarra.
Dicen de ella 'Catatañazor, donde Almanzor perdió el tambor' porque se supone que allí dejó de ser imbatible y fue derrotado.
Su castillo, del siglo XIV a XV, se encuentra en mal estado, aunque aún quedan algunos lienzos y parte de su torre del homenaje (recientemente restaurada), además de restos de aparejo y un ventanal gótico. Bajo él, hay una sepultura triple. Sus propietarios fueron Doña María de Molina, los Padilla y la Casa Ducal de Medinaceli. Desde él se puede contemplar el 'Valle de la Sangre'.
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