Cuadros de Johannes Vermeer
Gentilhombre y dama tocando la espineta, más conocido como La lección de música (en neerlandés, De muziekles), es una obra del pintor holandés Johannes Vermeer. Está realizado en óleo sobre lienzo. Se calcula que fue pintado hacia 1660. Mide 73,5 cm de alto y 64,1 cm de ancho. Pertenece a la Royal Collection de la Casa Real británica y se conserva en el Palacio de Buckingham, Londres (Reino Unido).
Se representa a una joven alumna recibiendo la lección de música a la que alude el título. Se ha calculado que fue pintado entre 1662 y 1665, aunque otras fuentes indican el año 1660.
La obra está firmada: IVMeer.
La obra está firmada: IVMeer.
Es una obra representativa del autor: escena de interior, con pocos personajes, iluminada desde la izquierda, procurando representar con exactitud la perspectiva, como se ve en la mesa, la silla y la viola da gamba en el suelo.
En una habitación iluminada en pleno día, una mujer de espaldas, contra la pared del fondo, toca la espineta, mientras la escucha un hombre que se encuentra a su lado, en pie. En la tapa del instrumento puede leerse: «La música es compañera de la alegría y medicina para los dolores». Por encima de la mujer se ve un espejo, en la pared, que refleja su rostro.
La luz natural le penetra a través de la ventana de la parte izquierda del cuadro, incidiendo en las superficies pulidas, arrancando brillos a la seda de la alfombra o al cobre que se refleja sobre la jarra de porcelana blanca.
Vermeer transmite con su gran detallismo la calidad táctil de las distintas superficies: el mármol, la seda o el terciopelo.
La joven de la perla, también conocida como Muchacha con turbante, La Mona Lisa holandesa y La Mona Lisa del norte (en holandés Het meisje met de parel: La joven con la perla), es una de las obras maestras del pintor holandés Johannes Vermeer realizada entre 1665 y 1667, y, como el nombre implica, utiliza un pendiente de perla como punto focal. La pintura se encuentra actualmente en el museo Mauritshuis de La Haya.
Origen
Recientes escritos sobre Vermeer apuntan a que la imagen era un tronie, nombre que se daba en Holanda en el siglo XVII a las efigies peculiares y/o expresivas, de uso decorativo, que no tenían intención de ser un retrato identificable y que en muchos casos los pintores producían para demostrar su pericia.
Tras la mayor y más reciente restauración del cuadro en 1994, la sutil combinación del color y la íntima mirada fija de la chica hacia el espectador se han realzado mucho.1Tal realce se debe a un contraste entre un fondo muy oscuro y lo que se puede ver del cuerpo vestido de la muchacha; es decir, hay un tenebrismo que en este caso resulta casi caravaggiano, aunque sin las actitudes dramáticas del estilo, y se mantiene la típica y cristalina tranquilidad que caracteriza a la mayor parte de las obras de Vermeer de Delft.
Siguiendo los consejos de Victor de Stuer, quien durante años intentó prevenir que las raras obras de Vermeer se vendieran a grupos de extranjeros, A.A. des Tombe compró la obra en una subasta en La Haya en 1881 por sólo dos florines y treinta céntimos. En ese momento, su estado de conservación era muy malo. Des Tombe murió sin herederos y donó éste y otros cuadros al museo Mauritshuis en 1902.2
En 1937, una obra muy similar, que en ese momento también se atribuía a Vermeer, fue donada por el coleccionista Andrew W. Mellon a la Galería Nacional de Arte de Washington, D.C.. Está ampliamente considerada hoy en día como falsa. El experto en Vermeer, Arthur Wheelock, alegó en un estudio de 1995 que este otro cuadro es obra del artista y falsificador del siglo XX Theo van Wijngaarden, un amigo de Han van Meegeren.
El arte de la pintura (Alegoría de la pintura), es una famosa obra del pintor holandésJohannes Vermeer, quien hubo de pintarla hacia 1666. Está realizada al óleo sobre lienzo y mide 120 cm de alto y 100 cm de ancho, por lo que es la tercera obra más grande dentro de la producción conocida de este artista, después de las obras jóvenes "Cristo en la casa de Marta y María" y "La alcahueta". Se conserva en el Museo de Historia del Arte de Viena, Austria, donde ha estado expuesta desde que fue recibida por el gobierno austriaco en 1946. En neerlandés es conocido como De Schilderkunst o Allegorie op de schilderkunst. Este cuadro también es conocido con el título de El estudio del artista.1
Muchos expertos de arte creen que la obra es una alegoría de la pintura, de ahí el título alternativo de este cuadro. Es el más complejo de los cuadros de Vermeer y según los críticos, una de las obras más logradas del pintor, si no la mayor composición, trabajando en ella durante varios años. Se deduce que es un autorretrato de espaldas. La figura femenina, representando a una musa, se ha propuesto como la hija del pintor, Maria Vermeer.
La pintura es famosa por ser una de las favoritas de Vermeer, y un buen ejemplo del estilo óptico de pintura. Creado en una época sin fotografía, ofrece una representación visual realista de la escena y es, se supone, una muestra del uso de la cámara oscura.
Historia
El cuadro se considera una pieza esencial en el catálogo de Vermeer, porque el propio pintor no se separó de él ni lo vendió, ni siquiera cuando tuvo deudas. Incluso después de su muerte en 1676, su viuda Catharina lo legó a su madre, Maria Thins, en un intento de evitar su venta forzosa para satisfacer a los acreedores. El ejecutor de la herencia de Vermeer, el afamado microscopista de Delft, Anton van Leeuwenhoek, determinó que la transmisión de la obra a la suegra del pintor fue ilegal.
La pintura permaneció sin descubrir durante un siglo hasta su compra por 50 florines en 1813 por el conde austriaco, Johann Rudolf Czernin. Hasta 1860, la pintura pasó como obra de un contemporáneo de Vermeer, Pieter de Hooch, compañero suyo en el gremio de San Lucas (de pintores) de la ciudad. La firma de Pieter incluso se falsificó sobre la pintura. Sólo por la intervención del erudito francés experto en Vermeer, Théophile Thoré, se reconoció como un original de Vermeer y de ahí comenzó su fama. El cuadro fue exhibido públicamente en Viena por la familia Czernin hasta la invasión de Austria por los nazis en 1939.
Después de la invasión nazi de Austria, altos oficiales nazis, incluido el Reichsmarschall Hermann Goering, intentaron adquirir el cuadro. El conde Jaromir Czernin tenía previsto venderlo a otra persona, pero presionado por Adolf Hitler accedió a ofrecérselo por 2 millones de reichsmarks con destino al gran museo que Hitler pensaba erigir en Linz. Según alegan ahora los descendientes del conde, finalmente el precio pagado fue inferior, ya que los alemanes amenazaron al propietario con enviarle a un campo de concentración. Algunas fuentes sitúan el precio en 1,65 millones, que fue pagado a través del agente Hans Posse el 20 de noviembre de 1940.2
El cuadro fue rescatado de una mina de sal a finales de la Segunda Guerra Mundial en 1945, donde estaba protegido de los bombardeos aliados, con otras obras de arte. Los estadounidenses devolvieron la pintura al gobierno austriaco en 1946, puesto que se estimaba que la familia Czernin lo vendió voluntariamente, sin fuerza indebida por parte de Hitler. Pero en septiembre de 2009, los Czernin alegaron que la venta fue forzosa, y reclamaron una resolución justa del asunto. Según la página web del periódico español El Mundo, las autoridades austríacas estudiarán cómo actuar.
Descripción
La pintura representa, siempre dentro de las pinturas de género o de interior doméstico que acostumbró pintar Vermeer, una escena íntima de un pintor pintando a una modelo femenina en su estudio, junto a una ventana, con el fondo de un gran mapa de los Países Bajos, objetos comunes en los cuadros del pintor. El pintor se halla delante del caballete, sentado, con los utensilios más evidentes de pintura, como el tiento y el pincel. La cortina y la silla de cuero de estilo español enfrente representan un típico trampantojo. En la mesa se hallan objetos con implicaciones artísticas, como el mascarón y las hojas impresas en pliegos largos, el libro y la tela satinada. Otros puntos fuertes de la obra son: el uso de colores brillantes y el impacto de la luz filtrándose por la ventana sobre varios elementos de la pintura.
Elementos
La pintura tiene sólo dos personajes, el pintor y su modelo. Se cree, pues, un autorretrato del artista, aunque no resulta visible su cara. Viste con lujo, lo mismo que hizo Rembrandt en El pintor en su estudio. El traje es similar al que viste otra figura de un cuadro que se supone que es también autorretrato de Vermeer, "La alcahueta". La vestimenta lujosa subraya la idea de que el pintor no es un mero artesano sino ejecutor de un trabajo distinguido.
Una serie de objetos que se muestran en el estudio del artista se ha inferido que están fuera de lugar. El suelo de mármol ajedrezado y el candelabro dorado son dos ejemplos de objetos que normalmente estarían reservados entonces para casas de las clases pudientes, por lo que se consideran idealizados. El mapa del fondo es de las Diecisiete Provincias Unidas de los Países Bajos (Bélgica y Holanda unidas, antes de la separación política y religiosa), flanqueado por vistas de los principales centros de poder; fue publicado por Claus Jansz Visscher en 1636.
Simbolismo y alegoría
Los expertos atribuyen simbolismo a varios aspectos de este cuadro.
El tema es la musa de la historia, Clío. Esto se evidencia en que luce una corona de laurel, sostiene un cuerno (que representa la fama, como encarnación de la celebridad) y lleva un libro (representando el conocimiento), según el texto del siglo XVI de Cesare Ripa sobre emblemas y personificaciones, titulado Iconologia.3 4
El águila de dos cabezas, símbolo de la dinastía austriaca de los Habsburgo y anteriores dirigentes de Holanda y entonces reinantes en Flandes, que adorna el candelabro dorado central, puede haber simbolizado la fe Católica y la unión de los Países Bajos. Vermeer era católico converso por matrimonio en una Holanda predominantemente protestante. La ausencia de velas en el candelabro se supone que representaría la supresión de la fe católica. Hay discrepancias sobre la interpretación política y confesional sobre esto, sin embargo.
Como corresponde a una alegoría, la luz natural se convierte en luz glorificadora, a través del recurso de la luz intensa que proviene de una ventana invisible, a la izquierda, y que cae directamente sobre la modelo personificando a la musa, que el pintor pinta.
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