La Capilla Real de Granada está ubicada en el centro neurálgico de Granada, junto a la Catedral, siendo una de las zonas más visitadas por los turistas. Allí se encuentran enterrados los Reyes Católicos, su hija Juana la Loca y el esposo de ésta, Felipe el Hermoso.
Historia
Los Reyes Católicos escogieron como lugar de enterramiento la ciudad de Granada, creando, mediante Real Cédula de fecha 13 de septiembre de 1504, la Capilla Real. Fue construida entre 1505 y 1517 en estilo gótico y dedicada a San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Comenzó a construirse en el año 1505 por Enrique Egas en estilo gótico. Intervinieron en su construcción, además, Juan Gil de Hontañón, Juan de Badajoz el Viejo y Lorenzo Vázquez de Segovia.
El Museo fue creado en el año 1913. Con el desarrollo del turismo en España en la segunda mitad del siglo XX se convirtió en uno de los centros de atracción turística de la ciudad de Granada. Recientemente se ha producido una restauración con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de la Fundación Caja Madrid, junto a otras aportaciones públicas y privadas.
Descripción artística
El exterior de la capilla sigue el mismo modelo que el Monasterio de San Juan de los Reyes. Tiene capillas laterales, una nave en bóveda gótica y nervada. Se ve el coro a los pies con arco carpanell y sotocoro.
En el camino al presbiterio se crea un efecto lumínico preconcebido como idea para simbolizar el sol y la luz con la justicia (sentido albertiano-neoplatónico). Existe una jerarquización del transepto dedicado a mausoleo separada por una monumental verja decorada forjada por Maestro Bartolomé.
En el centro del crucero los sepulcros de Isabel y Fernando de Doménico Francelli y los de Juana y Felipe hechos por Bartolomé Ordóñez. Los sepulcros son altos y marcado prioridad casi a la altura de tabernáculo (simboliza la cercanía de los reyes a Dios).
Contenido
Pueden verse en la Capilla Real los sepulcros de:
- Isabel I de Castilla, reina de Castilla, y de su esposo:
- Fernando II de Aragón, rey de Aragón.
El sepulcro es obra de Domenico Fancelli.
Véase también: Sarcófago de los Reyes Católicos
En otro sepulcro, obra de Bartolomé Ordóñez, están representados:
- Juana I de Castilla, reina de Castilla y de Aragón, y su esposo:
- Felipe I de Castilla, el Hermoso, rey jure uxoris de Castilla; su corazón está enterrado en la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas.
En la cripta también está el sarcófago del infante Miguel de la Paz de Portugal, nieto de los Reyes Católicos, muerto niño.
Las piezas más destacadas del interior del templo son su retablo Mayor, la reja Mayor y la cripta con los cinco ataúdes de plomo que contienen los restos mortales de los reyes y del pequeño infante, reconocibles cada uno por la inicial de sus respectivos nombres. No obstante, dado que sigue dedicada al culto católico, en determinados momentos no puede visitarse por los turistas.
Puede visitarse, además, la Sacristía-Museo, con el legado de los Reyes Católicos. Destaca su galería de pinturas con obras de las escuelas flamenca, italiana y española, con cuadros de autores como Juan de Flandes y Hans Memling además de un rarísimo ejemplo de Sandro Botticelli (La Oración del Huerto). Allí hay orfebrería, como la corona y el cetro de los Reyes Católicos; tejidos y libros de la Reina.
En el ángulo que forma la Capilla Real con el Sagrario se construyó, en el año 1518, la Lonja, dedicada a la banca y al comercio. Recientemente se ha rehabilitado y puede visitarse, tanto por su interés arquitectónico (la fachada, los artesonados) como por los objetos que expone en su interior (pinturas, mobiliario).
Maestros de Capilla
Desde su fundación y durante siglos, la Real Capilla contó con maestros que estaban al cargo de la composición de música para las funciones litúrgicas, así como de la dirección de todo lo relativo a su interpretación. Entre las funciones de estos músicos se encontraba, además, la educación de las voces de los infantillos (o seises) y el cuidado del archivo. Para acceder al cargo, los aspirantes debían someterse a concurso público con duras pruebas de composición y conocimientos musicales, cuyo resultado sólo podía ser la concesión de la plaza a auténticos artistas. De entre los legajos que componen el catálogo de música de esta institución destacan, por su número y su extraordinaria prolongación cronológica, los correspondientes a la obra de Antonio Cavallero, que fue nombrado para el cargo en 1757, substituyendo a Pedro Furió, y lo deja oficialmente al morir hacia 1822, cerrando una interesante relación de maestros titulares.
La iglesia o capilla de los Remedios, es una capilla intramuros que se encuentra en Jerez de la Frontera (Andalucía, España).
Junto a ella se encuentra la Capilla del Señor de la Puerta Real, una capilla muy conocida y por la cual, popularmente, se denomina al conjunto de la Capilla de los Remedios y la propia Capilla del Señor de la Puerta Real.
Origen
La capilla original se remonta a tiempos posteriores a la Reconquista, cuando Jerez era recibía asedios por parte de ejércitos norteafricanos. En 1517 se fundó en dicha capilla la hermandad de Nuestra Señora Santa María de los Remedios. Tras la fundación de la organización, los hermanos construyeron una capilla mayor emplazada en el lugar actual. La actual nave del Evangelio era entonces una sala-hospital de Juan Grande, llamado hospital de los Remedios hasta que éste los integró en el hospital del Candelaria en la actual Alameda Cristina. A mediados del siglo XVII se amplía nuevamente la iglesia, construyéndose la actual fachada en 1654.
La hermandad fue disuelta en el s. XVIII y la capilla es cerrada al culto en 1868, abriéndose de nuevo a mitad del s. XX.
Capilla del Señor de la Puerta Real
Adjunto a la Iglesia de los Remedios, se encuentra la capilla del Señor de la Puerta Real, muy conocida al encontrarse en una zona de mucho tránsito en el centro de la ciudad, entre la Plaza del Arenal y la Plaza de la Yerba, en la misma calle que el Ayuntamiento de Jerez.
Antiguamente se encontraba una imagen de la Virgen con su Hijo en brazos a la que llamaban Nuestra Señora de los Remedios.
Origen
El origen de esta capilla, según tradición, se remonta a tiempos de la Reconquista. Estando la ciudad sitiada en 1325 por benamires y estando dispersas las huestes jerezanas, las pocas que quedaban en guarnición en la ciudad entraron rápidos por la Puerta Real de la antigua muralla, para protegerse del asedio que se avecinaba. Angustiados, al entrar clamaron Señora, remedianos. En ese momento, y entre tanto barullo, se desprendió parte del muro, quedando al aire libre una oquedad con la imagen de una Virgen, a la cual se le puso la advocación de los Remedios.
capilla de los Benavides en la ciudad de Baeza son los restos de la capilla mayor de la iglesia del convento de frailes menores de San Francisco. Se había fundado en 1538, según acuerdo con la comunidad monástica, como capilla funeraria del linaje de los Benavides; su arquitectura fue trazada por Andrés de Vandelvira y se apunta a Esteban Jamete como autor de su escultura decorativa.1 La capilla quedó arruinada a principios del siglo XIX a causa de un terremoto seguido por desastrosos temporales y finalmente por el saqueo de las tropas napoleónicas. Vendida, al igual que el resto del convento con ocasión de la Desamortización de Mendizábal, su espacio acabó ocupado por viviendas y comercios que perduraron hasta que en los setenta del siglo XX vuelve a liberarse su solar. Su aspecto actual se debe a las obras ejecutadas en 1988, y en palabras de Molina Hipólito “lo que aún puede verse, da una idea de lo que debió ser la obra más interesante de Andrés de Vandelvira, considerada justamente como modelo del Renacimiento andaluz.”
Forma parte del conjunto monumental renacentista de Baeza, que junto con el de Úbeda, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.
Fundación
La escritura fundacional fue otorgada en 1538 por D. Diego Valencia de Benavides y su esposa doña Leonor de Guzmán y Mendoza. El primero era el segundo hijo de los fundadores del palacio de Jabalquinto, siendo su cónyuge hija del tercer duque de Medina Sidonia. Se daba inicio así en la ciudad a la construcción de un tercer convento franciscano, tras haber pasado esta comunidad por otros dos emplazamientos anteriores.
Desde el punto de vista social, la fundación baezana se considera una réplica de Benavides a la Sacra Capilla de El Salvador que el Secretario de Estado, Francisco de los Cobos, estaba edificando en Úbeda como monumento funerario para su linaje. El mismo hecho, desde el punto de vista artístico, constituyó para Andrés de Vandelvira la oportunidad de expresar libremente su genio sin verse obligado a seguir, como había sido el caso en El Salvador ubetense, un proyecto anterior de Diego de Siloé.
Descripción
Desaparecida la gran bóveda cruzada, que en análisis de Fernando Chueca Goitia elevaba esta capilla a la cumbre de la obra de Vandelvira, solo se conservan el lateral del lado del evangelio y las capillas bajas que sustentaban el altar mayor. En 1988, junto con la nueva solería, se añadieron los pilares de cemento y el entablamento necesarios para sustentar los arcos de acero que hoy ayudan a imaginar la grandiosidad que tuvo esta construcción, y que en palabras de Alonso de Vandelvira “... es la mejor capilla particular y más bien ordenada y adornada que hay en nuestra España”.3
José Molina Hipólito describe así las estructuras aún en pie:
El retablo lateral, de piedra, se halla enmarcado por altísimas columnas corintias (imperfección evidente pero explicable por la solución que daría a la gran bóveda baída de su cubierta) y hornacinas que sólo conservan una imagen; va cerrado por un enorme arco acasetonado en el intradós, que descansa sobre pilastras. En la parte baja, tres nichos entre columnas corintias y, sobre los laterales, más bajos, dos magníficos relieves representando la Adoración de los Reyes y la de los Pastores: encima, un gran escudo en manto con dos soberbios guerreros romanos por tenantes y más arriba una ventana triple. Del paramento del altar mayor sólo queda la parte inferior constituida por tres capillas con bóvedas de casetones estupendamente decorados con cabezas; sobre estas capillas se situaba el altar mayor.
Debido seguramente a que su lamentable estado de conservación no permite hacer afirmaciones incontrovertibles, omite Molina Hipólito que la bóveda de horno del nicho central parece estar decorada con un relieve de la resurrección de Cristo, muy en consonancia con el carácter funerario de la capilla. Precisamente el creciente deterioro de las ruinas, debido a la incapacidad de la intervención de 1988 para ofrecerles protección, ha hecho afirmar a Juan Cruz Cruz:
Es de lamentar la mala conciencia histórica y estética que se ha tenido al "restaurar" la iglesia de San Francisco: concretamente la magnífica capilla de los Benavides ha quedado doblemente expuesta a los agentes atmosféricos y a la inevitable erosión de una piedra que se deteriora por momentos.
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