martes, 14 de marzo de 2017

Teorías científicas

Teorías biológicas

enacción es una castellanización de una derivación del verbo inglés 'to enact', el cual significa «evidenciar algo existente y determinante para el presente» (como en los casos de un actor dando vida a un rol en una pieza teatral); o (para el caso de una gestión gubernamental): «dar funciones a una legislación determinante para el futuro». Para decirlo de una manera más general, 'to enact' y 'enactuar' admiten el sentido de «actuar una parte en una obra, construcción, desarrollo o crecimiento». Es por esto que la expresión «conocimiento enactivo» refiere a aquello que se adquiere a través de la acción del organismo en el mundo.
Este concepto es aplicable a una de las vías posibles para la organización del conocimiento, y asimismo la enacción postula y define una de las formas de interacción con el mundo. Jerome Bruner presentó una definición inicial en los años 1966 a 1968, asociando la Enacción y distinguiéndola, con respecto a los otros dos caminos para la organización del conocimiento: el icónico y el simbólico. Otra definición, más recientemente, fue presentada por Francisco Varela.

Conocimiento enactivo

El conocimiento enactivo es aquel que específicamente está construido, al cumplir una práctica, sobre las habilidades puestas en juego por quienes adquieren tal conocimiento. La vía enactiva, como un procedimiento de conexión contextual, y para la adquisición de conocimientos, puede ser instrumentada por la aptitud de sus agentes, sobre una amplia gama de comportamientos, desde los motrices hasta los más intelectuales, formales y/o abstractos. Un ejemplo sencillo para capacidades motrices: el aprendizaje para conducir una bicicleta, que se realiza al tiempo de ir conduciendo al rodado. Dentro del mismo género: el aprender un deporte al practicarlo; y conocer la entidad de determinados objetos al manipularlos.
La permanencia práctica de un organismo en un entorno, es a la vez origen y resultado de la cognición enactiva. En una consecución de acciones y logros, los objetos inteligibles son generados como tales, para y por los organismos, en el curso de su comportamiento para el sostenimiento de su coherencia operacional. Esta noción muestra una continuidad con las consideraciones de Jean Piaget en cuanto a «la construcción del objeto». O sea, y citando al Psicólogo Suizo: los esquemas psicológicos de objeto formados por la inteligencia y el campo perceptivo del organismo, «están ligados a una serie de hábitos motores, a la vez fuentes y efectos de la construcción de este esquema».
La enacción participa en la organización del conocimiento, dentro de fenómenos «superiores», como la conciencia y la naturaleza del yo, con una relevancia que no tiene constancia empírica para un observador externo. Se asienta en la experiencia del participante en el fenómeno, en su ámbito interno. Sin embargo, esa relevancia no cuenta con abundante espacio dentro de los métodos científicos. Y a pesar de ello, en una ciencia con fuerte constancia empírica como es la biología, donde la experiencia verificable es un factor determinante para la validez de un conocimiento, fue donde creció la conceptualización del conocimiento enactivo. En ese terreno, la Biología, fue en el cual encaminó Francisco Varela lo que se seguiría; la validación disciplinaria de desarrollos científicos enfocados en la realidad de los ámbitos internos en los sujetos. Esto es: la construcción de una biología teórica.
Es de considerar, debido esto al carácter que tiene, como que es conducta la enacción, el que podamos referirle, en un acotamiento proveniente de la filosofía socrática, a una faceta conductual de ese método: la mayéutica. Sócrates y Platón consideran una preexistencia anímica de los sujetos. Pero, de igual modo, para que estos sujetos puedan efectuar la rememoración de sus conocimientos en el espíritu, que eran previos a su actual existencia; la persona conductora de esta anamnesis los incita a un movimiento. El método busca lograr que el interlocutor del guía descubra sus propias verdades. En el Teéteto, Sócrates enfatiza la importancia para los aspirantes al conocimiento, de «encontrar y alumbrar en si mismos esos numerosos y hermosos pensamientos [...] Todas las cosas son producto de la corriente y del movimiento [...] ¿Y qué otra cosa ocurre con el alma? ¿No son el estudio y el ejercicio, verdaderos movimientos, los que le proporcionan las ciencias, la conservan en su estado y la vuelven mejor?».
El referente trascendentalista arriba mencionado, no contradice, sino que matiza la contemporaneidad de las ciencias cognitivo-enactivas, dentro de las cuales una corriente consistentemente afirma: «La cognición no es la representación de un mundo previamente dado, por una mente previamente dada, sino que más bien es la Enacción de un mundo y una mente, sobre la base de una historia de la variedad de acciones que pone en juego un ser viviente en el mundo».1 Y también: «La acción juega un rol crucial en los procesos cognitivos y perceptuales.» «La cognición es por eso el resultado de este acoplamiento del organismo y el entorno, ambos en el nivel de su co-evolución.» Por ese procedimiento aferente-eferente, en inmanencia con el medio ambiente, se nos precisa entonces que: «Los procesos cognitivos no están más en la cabeza, sino que ellos incluyen toda la cadena comportamental: desde el mundo en el cual el comportamiento se alza, hasta los movimientos y percepciones que son constitutivos del comportamiento en sí mismo.» «Dentro de este abordaje, la Enacción es una Teoría Global del Conocimiento, una teoría de la percepción, y una meta-teoría sobre las teorías científicas de la investigación en la cognición»2

Interfases enactivas

Una vertiente de investigación sobre el conocimiento enactivo está puesta tras el objetivo de la construcción de interfases enactivas, que son sistemas interactivos que permiten organizar y transmitir este particular tipo de conocimiento. Las interfases multimodales son candidatas capaces para la creación de interfases enactivas, porque coordinan un uso combinado de la háptica, el sonido, y la visión. Tal investigación es la meta principal de la Red de Excelencia Enactiva, un consorcio europeo con más de veinte laboratorios de investigación, que unieron sus esfuerzos para la definición, desarrollo y explotación de interfases enactivas. Estas son nuevos tipos de interfases entre humanos y computadoras, que posibilitan expresar y transmitir el conocimiento enactivo, al integrar aspectos sensoriales diferentes. Las interfases enactivas pueden ser consideradas como un nuevo paso en el desarrollo de la interacción humano-computadora, porque están caracterizadas por un bucle cerrado entre los gestos naturales del usuario (componente eferente del sistema) y las modalidades perceptivas que estén activadas (componente aferente). Las interfases enactivas pueden ser concebidas para explotar este bucle directo y la capacidad del reconocimiento de gestos complejos.

La palabra enacción es un neologismo (enact) propuesto por Francisco Varela para las ciencias cognitivas y la biología que podría traducirse como representación coemergente. Enact viene a significar dos acciones distintas: bien “promulgar” una ley (hacer la propuesta de ley, aprobarla y hacerla ejecutar, bien “representar” un papel teatral o declamar -haciendo vivir- un cuento, un suceso, etc). Hay que distinguirla del acting out que seria una especie de cortocircuito conductual que transformaria una emoción en una conducta sin pasar por el filtro de la reflexión. La palabra “enacción” está emparentada con el histrionismo y la ficción: con aquello que creamos a partir de roles.
La propuesta de Varela tiene que ver con una pregunta de interés inconmensurable para las ciencias de la mente ¿Es la realidad (el mundo) que vivimos algo que está ahí con independencia de nuestras percepciones acerca del mismo? ¿Está el mundo preconfigurado o pre-dado? Si esto fuera así nuestra mente no sería mas que un objeto arrojado al mundo con intención de convertirse en un eficaz espejo de la realidad y nuestras percepciones no serian más que una representación más o menos imperfecta de esa misma realidad.
El propio Varela en su libro “De cuerpo presente” propone un ejemplo para explicitar este problema ontológico que ha preocupado a los pensadores de todos los tiempos. El ejemplo es el conocido dilema del huevo y la gallina: ¿Qué es antes el huevo o la gallina? O preguntado en clave cognitiva, ¿qué es antes la realidad o nuestra percepción de la realidad.
* posición de la gallina: el mundo exterior tiene leyes fijas y precede a la imagen que arroja sobre el sistema cognitivo, cuya tarea consiste en aprehenderlo apropiadamente (sea en símbolos -cognitivistas- o en estados globales -conexionistas-)
* posición del huevo: el sistema cognitivo crea su propio mundo, y su aparente solidez sólo refleja las leyes internas del organismo.
Varela propone que nuestra fijación por imaginar a la mente como un sistema representacional y pasiva de la realidad-mundo es un error epistemológico que nos ha mantenido ocupados tanto tiempo precisamente por la endeblez de la realidad en mostrarse fija y también por la debilidad cognitiva de los constructos para apresarla como un Yo cuya existencia se nos escurre constantemente de entre las manos.
Varela propone una hipótesis muy osada, los contenidos mentales dibujan en su propia organización -autoorganización- un mundo sensible percibido que en parte es una emergencia, una creación autopoyética que procede del ordenamiento en clases de esos mismos contenidos mentales. Asi realidad-mundo y fenómenos mentales se encontrarían en un continuo dialogo tranformador. Varela opta por el punto de vista de enmedio: huevo y gallina serían coemergentes.
Los cognitivistas han abandonado ya -al parecer de Varela- la metáfora del ordenador para explicar los fenómenos mentales humanos, la causa de este abandono ha sido constatar la evidencia de que el cerebro humano no opera con símbolos del mismo modo que los ordenadores, esta idea es la que puso precisamente al representacionismo contra las cuerdas, nosotros no tenemos un disco duro, ni guardamos “mp3”, ni documentos “pdfs” o imágenes “jpg” en nuestro cerebro y sin embargo somos capaces de recordar y de cantar canciones escritas hace mas de 40 años como la que más abajo propongo recordar. ¿Cómo hacemos esto si nuestro cerebro no guarda ni manipula símbolos como hacen los ordenadores?
Parece ser que nuestros sistema nervioso es altamente cooperativo y lo que guarda no son ficheros (símbolos) sino secuencias o “recuerdos” de disparos síncronos entre neuronas: significa que si podemos hoy recordar y cantar “Eleanor Rigby” no es porque ese fichero se encuentre guardado en una zona concreta de nuestro cerebro y se encuentre a nuestra disposición para evocarla a voluntad sino distribuido en toda la red neural, sin localización y que lo podemos evocar haciendo algo voluntario si lo aprendimos bien, repitiéndolo muchas veces. Todo parece indicar que existen rastros de nuestro aprendizaje y que estos rastros se activan simultáneamente siguiendo una serie de sendas, canales o caminos configurados de antemano.
Y yo creo que esto es cierto y voy a poner dos ejemplos que se cayeron de la computación cognitiva que proponían los gurus del ordenador y de la inteligencia artificial: me refiero a los sueños y a los procesos creativos, en este caso voy a tomar como ejemplo una conocida canción de los Beatles titulada “Eleanor Rigby”, un ejemplo de la creatividad musical.
Efectivamente los sueños son difícilmente explicables desde una teoría de computación donde el cerebro manipula símbolos ¿Qué sentido tendría soñar para una máquina que manipula símbolos para representarse la realidad y obtener un mapeo imperfecto de ella debido a su absurdidad? Es esta la razón por la que los sueños son una “patata caliente” para los cognitivistas, carecen de explicación y lo mejor cuando no se encuentra una explicación es ignorar el fenómeno. Eso es lo que ha sucedido con el estudio científico de los sueños, nadie se ocupa de ellos y todo lo que sabemos se encuentra ciertamente anticuado pues data ya de 1900, el año en que Freud escribió su “Interpretación de los sueños” desde una posición representacional, intencional y simbólica.
La gracia que tiene el video que propongo como ejemplo es que se trata de un video donde se unen tanto la creación -en este caso musical- en dos tiempos (pasado-presente) y lo onírico que siempre evoca el pasado en el presente. Eleanor Rigby es una canción de los Beatles que fue escrita en 1966 mientras que la segunda parte (Eleanor dream´s) es bastante reciente, se trata pues de una recreación musical, una segunda parte. Los elementos que componen esta canción están descritos en la wikipedia pero lo que interesa señalar en este momento es que se trata de una canción melancólica con una letra que habla de una muchacha que muere en una Iglesia, una muchacha anónima a cuyo entierro no acude nadie y que invoca imágenes tétricas cuando no surealistas envueltas en pena o aflicción como sentimiento central .
En este momento quisiera proponer un concepto de la composición musical que tiene que ver con esos rastros que es posible observar en esos procesos mentales que Varela habia descrito como autopoyéticos y que vienen a configurar una nueva realidad. Me referiré al simbolo de la tonalidad, es decir a la tonalidad en que un tema está escrito (las alteraciones que contiene en su armadura), en este caso La menor (sin alteraciones) aunque la tonalidad en si misma importa poco pues cualquier tema puede ser interpretado en las doce tonalidades posibles en música (siete tonos y cinco semitonos). La tonalidad opera como un fractal en el sentido de la autosemejanza, cualquier tema puede ser escrito y interpretado en cualquier tonalidad sin perder nada en la transposición y sonar igual para el que escucha. Pero la tonalidad define un camino por donde las notas posibles transitarán puesto que lo que define una tonalidad son las notas posibles y las imposibles. Para el que escucha la tonalidad es inconsciente, se trata de un subagente que define las relaciones de las notas entre sí pero que carece de efectos para el oyente aunque no para el que interpreta que tiene que sujetarse (sujeto agente) a las normas dictadas por la tonalidad.
La tonalidad define además un canal (no tanto para el que escucha sino para el compositor) por el que serán concebidas y percibidas determinadas notas y las que quedarán excluidas, lo mismo sucede con el color: la percepción del color transcurre en canales que son especificos para cada color y donde el azul-amarillo y el rojo-verde se excluyen mutuamente, el amarillo se define por la ausencia de azul y el rojo por ausencia de verde perceptivamente hablando.
En la percepción auditiva sucede lo mismo, si estamos en tonalidad de la menor existen notas prohibidas que se definen precisamente por la tonalidad inicial de la partitura. Lo que es lo mismo que decir que existen innumerables combinaciones de notas posibles que no quedaron agotadas en la primera versión de ese tema y que comparten ese mismo canal. Recogiendo su atmósfera inicial, su melancólica cadencia y sus grupos rítmicos de notas se puede construir otro tema que es autosimilar a aquél. Eso es lo que precisamente hizo Paul Mc Cartney con esa reedición que tituló Eleanor´s dream.

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