martes, 14 de noviembre de 2017

Patrimonios de la Humanidad en Argentina


El Parque Nacional Los Alerces es una gran área protegida y Patrimonio mundial de la Unesco 1​que se encuentra en la Provincia del ChubutArgentina. Incluye a los lagos FutalaufquenVerdeKrüger, RivadaviaMenéndez y el río Arrayanes. Por sus paisajes es considerado uno de los más bellos parques nacionales de Argentina.[cita requerida]
Fue creado en el año 1937 y posee una superficie de 259.570 ha. El fundamento de su creación es la protección de los bosques de lahuán o alerce, uno de los árboles de mayor longevidad del planeta, que llegó a estar en peligro de extinción. Forma parte de la Reserva de Biosfera Andino Norpatagónicadesde 2007.2​ La superficie del parque nacional Los Alerces se subdivide en dos áreas de manejo: parque nacional con 193.144 ha, y el área protegida con recursos manejados con 69.856 ha. El decreto N.° 2149/90 del 10 de octubre de 1990 designó a un sector de la primera área como reserva natural estricta.3
Los ambientes del área protegida puede encuadrarse en las eco-regiones de bosque patagónico y de altos Andes con un clima templado frío de gran estacionalidad: los inviernos son lluviosos y con nevadas, y los veranos secos, con noches frescas. En el área se encuentra un complejo sistema lacustre de numerosos ríos, arroyos y espejos de agua.
El centro geográfico de este parque nacional se encuentra aproximadamente en las coordenadas 42°50′00″S71°52′00″O.

Flora[editar]

Flor del arrayán.
"Alerce milenario". Parque Nacional Los Alerces, Edad: 2620 años, Altura: 57,5 metros, Diámetro: 2,3 metros.
Flor del chilco.
Cerca de 4000 milímetros de lluvia anual convierten a esta región en una de los bosques andino-patagónicos más ricos en vegetación: el bosque valdiviano. En este ambiente, se distingue el alerce o lahuán, una gigantesca conífera que a inicios del siglo XX estuvo a punto de desaparecer por la explotación descontrolada. La Patagonia argentina tiene el privilegio de poseer una de las formaciones boscosas más antiguas y densas de esta especie. A los costados del lago Menéndez, los majestuosos ejemplares poseen una edad estimada de 4.000 años y alcanzan 75 metros de altura y 3,5 de diámetro.
Hacia el este, la transición con la estepa marca bosques menos frondosos donde crecen el maitén y el ciprés cordillerano. También los radalesarrayanesñireslengas y maquis cubren las montañas y conforman un paisaje matizado por ríos y lagos.
La flora exótica, traída por los pobladores europeos, representa en este Parque Nacional un grave problema para conservar la vegetación nativa. La rosa mosqueta, el lupino y la margarita, entre otras plantas, comenzaron a dispersarse sin ayuda por los bordes y claros del bosque, desplazando a las especies originarias.
Asimismo, la explotación ilegal de madera y los incendios impiden recuperación de las distintas especies arbóreas que son de crecimiento lento y tardan en cubrir las laderas, favoreciendo la erosión.

Fauna[editar]

Anidan en este parque aves como el chucao, el carpintero negro patagónico, el pitío, el cóndor, el caburé, la cotorra austral, el aguilucho, el carancho, la paloma araucana, y el zorzal patagónico.
En sus abundantes lagos, ríos y arroyos abundan peces exóticos, como el salmóny la trucha.
El Parque Nacional Los Alerces es refugio de muchas especies de mamíferos, algunos más comunes como el puma o el tucotuco, pero muchos otros en peligro, como el pudú, el gato huiña, el huillín o nutria patagónica, y principalmente el huemul. Este ciervo natural de la Patagonia puede observarse en el cerro Riscoso, declarado zona crítica para la conservación de la especie.
Al igual que en otros parques del sur patagónico, las especies introducidas, como el ciervo colorado, el ciervo dama, el jabalí y la liebre, causan un serio impacto a los bosques. Por esta razón también en esta área protegida se permite un sistema de cotos de caza con extracción limitada. El visón fue introducido entre los años 1945 y 1960 para abastecer el mercado de pieles local, principalmente en Cholila, localidad ubicada al noroeste del Parque Nacional. En la década del ‘70, varios fueron liberados y se multiplicaron, dispersándose por toda la región preandina de Chubut y Río Negro. De hábitos carnívoros, el visón ataca aves y crías de mamíferos terrestres o acuáticos, amenazando la fauna nativa. De igual modo, el pudú es atacado por los perros silvestres. La caza furtiva pone en peligro tanto al huemul como al puma, ambos preciados ejemplares para los cazadores.

Pueblos originarios[editar]

Hace más de 3000 años, los primeros habitantes que se instalaron en la región fueron grupos de cazadores-recolectores que ocuparon el valle del río Desaguadero. Con huesos de animales y piedras fabricaban boleadoras, puntas de flecha, punzones para coser cueros y artefactos de molienda. Aún se encuentran en las paredes de cuevas pinturas rupestres con motivos geométricos, laberintos y figuras humanas esquemáticas, muy parecidas a las encontradas en el noroeste de la Patagonia. Sus descendientes fueron los grupos tehuelches, que modificaron varias de sus actitudes y modos de vida tras la llegada de los españoles. Su principal incorporación fue el caballo, que produjo grandes transformaciones, entre ellas la mayor movilidad de los grupos. La Campaña del Desierto (1879-1883) produjo la desarticulación de las poblaciones indígenas. En la actualidad, existen familias mapuches que viven en las zonas aledañas al parque.

Sistema hídrico[editar]

Existen numerosos ríoslagos y lagunas, cascadas, y glaciares a gran altura. Uno de los glaciares más conocidos es el Glaciar Torrecillas.4
El parque cuenta con un conjunto de 9 lagos: el FutalaufquenMenéndezRivadaviaKrügerVerde, Cisne, Stange, Chico y Amutui Quimei. Este último es un embalse originado por la presa Futaleufú. Estos lagos se encuentran conectados por diversos ríos, hasta llegar formar el río Futaleufú — el río represado en el complejo hidroeléctrico Futaleufú — que cruza la frontera con Chile y desemboca finalmente en el Océano Pacífico, a través del río Yelcho.

Turismo[editar]

La ciudad turística Villa Futalaufquen se encuentra dentro del Parque, allí se halla la Intendencia y el Centro de Informes y Museo, donde se puede obtener información y adquirir permisos de pesca. El lugar cuenta con estación de servicio, cabinas telefónicas, restaurante, proveeduría, campings libres, agrestes y organizados, cabañas y hosterías.
Se puede conocer el Parque a través de más de veinte senderos peatonales y numerosos caminos vehiculares.

Acceso[editar]

Para acceder al Parque Nacional es necesario dirigirse a la ciudad de Esquel. Desde allí, por la Ruta Nacional Nº 259 empalmando con la Ruta Provincial Nº 71 que atraviesa el área protegida en dirección norte-sur. Por este camino se arriba a Villa Futalaufquen, donde se ubica el centro administrativo del Parque Nacional. La Ruta continúa hacia el norte del Parque uniendo la Villa Futalaufquen con la Ruta Nacional Nº 258, rumbo a la Ciudad de El Bolsón. La ciudad de Esquel tiene un aeropuerto (a 38 km del Parque Nacional) y una terminal de ómnibus, lo que brinda mayores posibilidades de acceso al área protegida.

Incendios forestales[editar]

En marzo de 2015 se registró uno de los peores incendios de la década dentro del Parque, que devastó más de 1500 hectáreas de bosque nativo en el Cordón Situación.5

Incendios iniciados el 24 enero de 2016: fue provocado en la zona del valle del río Futaleufú (sur del Parque Nacional Los Alerces), casi todos los indicios señalan que han sido provocados intencionalmente por el ser humano, abarcando más de 1700 hectáreas; la recuperación de los bosques tardará aproximadamente 30 años.
Lago verde (Los Alerces National Park) 01.JPG
Futalaufquen Lake.jpeg








La Manzana Jesuítica de Córdoba (Argentina), es una manzana urbana ubicada en pleno centro de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000.1​ Comprende: la Capilla Doméstica, el Colegio Nacional de Monserrat, la Iglesia de la Compañía de Jesús, la antigua sede de la Universidad Nacional de Córdoba y la Residencia.
Los primeros Jesuitas llegaron alrededor de 1589, estableciéndose oficialmente en 1599, de esta manera Córdoba pasó a ser el punto central de tareas de evangelización de la Compañía de Jesús. En ese año el Superior de la orden, el padre Juan Romero, acepta (en nombre de la compañía) la donación del predio del que forma parte la actual Manzana Jesuítica.

Ubicación[editar]

La manzana se encuentra ubicada en pleno microcentro y casco histórico de la ciudad. Las calles que la rodean son Duarte Quirós, Avenida Vélez Sarsfield, Caseros y Obispo Trejo. Sobre esta última se encuentran los respectivos ingresos al museo y Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba. Dicha calle lleva ese nombre en honor al fray Fernando Trejo y Sanabria.

Historia[editar]

Peatonal de la calle Obispo Trejo cruzando la Manzana Jesuítica. En la foto se observa el antiguo rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba y actual museo. En este edificio también se encuentra la Biblioteca Mayor.
El obispo del Tucumán fray Fernando Trejo y Sanabria tuvo la idea de dotar a la ciudad con una casa de estudios superiores. Para ello donó bajo promesa escriturada sus futuros salarios hasta completar cuarenta mil pesos. Dicha suma equivalía a 5.000 mulas o alrededor de 200 esclavos. Este monumento se encuentra dentro del edificio de la foto anterior.
La ubicación geográfica de Córdoba la convertía en un punto estratégico en el plan de conquista español. El despoblamiento y la disgregación eran frecuentes en aquella época, por lo tanto era necesario afianzar la ocupación, función que cumplió la iglesia.
En 1570 el papa San Pío V creó la diócesis del Tucumán, que comprendía TarijaJujuySaltaTucumánSantiago del EsteroCatamarcaLa Rioja y Córdoba. Los padres Franciscanos fueron los primeros en llegar. El primer obispo de la nueva diócesis fue fray Jerónimo Villacarrillo, miembro de aquella congregación. Así mismo el primer cura y vicario de Córdoba fue el licenciado Francisco Pérez Herrera, quien además era capellán castrense de la expedición conquistadora de Jerónimo Luis de Cabrera.
Córdoba pertenecía a la provincia jesuítica del Paraguay. Los primeros Jesuitas llegaron alrededor de 1589, estableciéndose oficialmente en 1599, de esta manera Córdoba pasó a ser el punto central de tareas de evangelización de la Compañía de Jesús. En ese año el Superior de la orden, el padre Juan Romero, acepta (en nombre de la compañía) la donación del predio del que forma parte la actual manzana jesuítica.
La Orden religiosa fundó en 1608 el Noviciado y en 1610 el Colegio Máximo. En 1612 este último fue momentáneamente trasladado a Santiago de Chile. El Colegio Máximo que hasta 1613 impartía en Santiago de Chile clases de Filosofía y Teología, es trasladado a Córdoba a raíz de la idea que tuvo el obispo del Tucumán frayHernando Trejo y Sanabria en dotar a la ciudad de una casa de estudios superiores. Para ello donó bajo promesa escriturada sus futuros salarios hasta completar cuarenta mil pesos. Dicha suma equivalía a 5.000 mulas o alrededor de 200 esclavos, por ello a la Universidad Nacional de Córdoba se la conoce también como La casa de Trejo. Ese mismo año el obispo Trejo y Sanabria fundó el otro convictorio de la época, el de San Francisco Javier, que duraría solo hasta 1617, siendo ocupado luego su edificio por el del Noviciado de la Compañía. Trejo falleció en 1614 y, según se sabe, los Jesuitas recibieron la cuarta parte, no obstante financiaron y concluyeron la obra. En definitiva del Colegio Máximo derivó en 1613 la Universidad de Córdoba (hoy Universidad Nacional de Córdoba), la cuarta más antigua de América.2
En junio de 1671 es consagrada la Iglesia de la Compañía de Jesús. Las obras de construcción fueron dirigidas por el padre Manuel de Cabrera. Ya en 1687 Ignacio Duarte y Quirós, presbítero, funda el Real Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat, cuyo primer sitio fue la casa de la familia Duarte, en la segunda cuadra de la actual calle Caseros.
Su habilitación oficial fue en abril de 1693. Casi noventa años después, en 1782, se trasladó a la sede que ocupaba el Colegio Máximo (en la Manzana Jesuítica), donde funciona hasta hoy. En el solar contiguo se encontraba el rectorado de la universidad, hoy sito en Ciudad Universitaria.
Las actividades de la compañía duraron hasta 1767 cuando por orden del rey Carlos III fueron expulsados de América. Las razones no fueron dadas pero historiadores piensan que tuvo que ver con el desarrollo que alcanzaron lo cual se habría transformado a los ojos de la corona en una amenaza política y competencia económica. Se estableció en la Pragmática Sanción de su Magestad en Fuerza de Ley expedida en Zaragoza el 27 de febrero de 1767, dispone "el extrañamiento de estos Reynos a los Regulares de la Compañía, ocupación de sus Temporalidades, y prohibición de su restablecimiento en tiempo alguno, con las demás precauciones que expresa". Básicamente se ordenó que sin pérdida de tiempo se expidieran las instrucciones convenientes a los virreyes del Perú, Nueva España y Nuevo Reino de Granada, a los presidentes, oidores y fiscales de las Audiencias de aquellos distritos y del de Filipinas, a los gobernadores, arzobispos, obispos y cabildos de las iglesias metropolitanas y catedrales, etc., que con el mayor sigilo fuesen al mismo tiempo y arresten a los jesuitas y los expulsen sin más trámite.
Iglesia de la Compañía de Jesús. Aún hoy sigue ofreciendo Misa. Entrada ubicada sobre la peatonal de la calle Obispo Trejo.
El obispado de Córdoba estaba a cargo de Manuel Abad y Llana y el que ejecutó la orden real fue el sargento mayor Fernando Fabro, quien el 12 de julio de ese mismo año reunió a todos los religiosos y los envió a Buenos Aires en carreta y desde la ciudad porteña fueron enviados a Italia a bordo de La Venus. Tras la expulsión sus bienes fueron confinados a una Junta de Temporalidades donde se dispersaron y fueron cambiando de dueño, en muchos casos terminaron en manos de las familias más pudientes.3
La primera imprenta de Sudamérica, que habían introducido los jesuitas en 1765, se encontraba desmantelada y en desuso en los sótanos del colegio Monserrat así fue que en 1780 el virrey Juan José Vértiz dispuso su traslado a Buenos Aires para ponerla en funcionamiento como Imprenta de los Niños Expósitos y solventar con lo producido parte de la casa cuna (u Hospital de Niños Expósitos) que había fundado en aquella ciudad. Así mismo los valiosos libros de la compañía también fueron enviados a Buenos Aires en 1810 por orden de la Junta de Gobierno para contribuir a la fundación de la Biblioteca Nacional. Los mismos regresaron a Córdoba en 2001, actualmente exhibidos en el Rectorado de la universidad.

Actualidad[editar]

La Manzana Jesuítica, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000.1​En dicha manzana se encuentran el Colegio Nacional de Monserrat que todavía funciona, la sede del antiguo rectorado de la Universidad de Córdoba convertido en museo, la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba, la Residencia, la Capilla Doméstica y la Iglesia de la Compañía de Jesús que aún hoy ofrece misa y es una de las iglesias más importantes de la ciudad.
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