Los almohades (en lengua árabe: الموَحدون, Al-Muwaḥḥidun) «los que reconocen la unidad de Dios», o Banu ‘Abd Al-Mu'min4 (en árabe: بنو عبد المؤمن') fueron una dinastía bereber, aunque alguna voz identifique como marroquí,5 que dominaron el norte de África y el sur de la península ibéricadesde 1147 a 1269.
Los almohades surgieron en el actual Marruecos en el siglo XII, como reacción a la apertura religiosa de los almorávides, que se habían hecho dueños del Magreb, pero habían fracasado en su intento de revigorizar los estados musulmanes y tampoco habían ayudado a detener el avance de los estados cristianos en la península ibérica. Muhámmad ibn Tumart lideró un movimiento religioso con el apoyo de un grupo de tribus bereberes del Alto Atlas de Marruecos67 (principalmente masmuda), organizando el derrocamiento de los almorávides, pertenecientes a los Sanhaya (zeneguíes), y, posteriormente, Abd al-Mumin y su familia, de los Zenata, tomaron el control y eliminaron a los Ziríes y Hammadíes. Los almohades fueron derrocados por las dinastías bereberes de los Meriníes, los Ziyánidas y los Háfsidas del Magreb.
Índice
[ocultar]Historia[editar]
Orígenes[editar]
Ibn Tumart, fundador del movimiento fundamentalista, fue proclamado por sus seguidores mahdi («el [imam] guiado»), creencia de raíz ideológica chiita pero también aceptada por el sunnismo, y llamó a todos los musulmanes a retornar a las fuentes primeras de su fe, es decir, el Corán. Siguiendo estos principios radicales, se enfrentaron con los almorávides, que habían impuesto una rígida ortodoxia malikí, pero que apenas habían transformado las costumbres populares poco acordes con el Corán. Si bien fue Ibn Tumart el que creó la doctrina que otorgó cohesión y fundamento al nuevo movimiento político y religioso, fue su seguidor y sucesor al frente de este, Abd al-Mumin el que aportó el genio militar para convertirlo en un gran imperio que dominó el Magreb y Al-Ándalus.8
Expulsado de Marrakech en el 1120 por las autoridades almorávides con las que se había enfrentado a pesar de las escasas diferencias doctrinales que tenía con estas, Ibn Tumart se instaló en su región natal del Sus.9 Allí predicó contra los almorávides y, a finales del 1121, sus seguidores lo reconocieron como mahdi.10 Poco después se trasladó a Tinmal, donde tuvo que repeler sucesivas campañas almorávides.10 Su movimiento fue extendiéndose por las montañas, si bien no logró conquistar la cercana capital almorávide, que atacó en el 1130.10 Poco después de esta derrota, en agosto del 1130, falleció Ibn Tumart, y le sucedió al frente del movimiento Abd al-Mumin.11
Después de dominar el norte de África, enfrentando a la confederación de tribus bereberes de los Masmuda con los Lamtunas almorávides, desembarcaron desde 1145 en la península ibérica y trataron de unificar las taifasutilizando como elemento de propaganda la resistencia frente a los cristianos y la defensa de la pureza islámica. Por eso su yihad se dirigió por igual contra cristianos y musulmanes. En poco más de treinta años, los almohades lograron forjar un poderoso imperio que se extendía desde Santarém en la actual Portugal hasta Trípoli en la actual Libia, incluyendo todo el norte de África y la mitad sur de la península ibérica, y consiguieron parar el avance cristiano cuando derrotaron a las tropas castellanas en 1195 en la batalla de Alarcos.
Luchas contra los almorávides[editar]
En el 1132, Abd al-Mumin dirigió su primera campaña militar, contra las tribus de la región del río Draa, al sur del Gran Atlas.12 Aunque se desconoce su resultado, se sabe que a su regreso a Tinmel se lo proclamó califa.12 Hacia el 1140 y tras varias campañas con suerte diversa, los almohades consiguieron apoderarse del alto Sus.13 Hasta entonces los choques no dejaron un claro vencedor: mientras que los almohades se extendían sin freno por las montañas, los almorávides seguían controlando las llanuras.14
A continuación tuvo lugar la larga campaña de siete años que concluyó con la derrota total de los almorávides.1314 La primera derrota de estos les privó de casi toda la Tadla.15 Incluso algunos grupos de Cenhegíes de la montaña se pasaron a las filas almohades.15
La lucha contra los almohades quedó a partir del 1139 en manos del nuevo heredero al trono almorávide, Tasufín ben Alí ben Yúsef, que se había destacado en la lucha contra los cristianos de la península ibérica y había sustituido a su hermano como tal a su hermano Sir, fallecido.16 Por entonces, sin embargo, los almorávides perdieron el control del alto Sus.13
A continuación tuvo lugar la larga campaña de siete años que concluyó con la derrota total de los almorávides.13 La primera derrota de estos les privó de casi toda la Tadla.15 Incluso algunos grupos de Cenhegíes de la montaña se pasaron a las filas almohades.15 Manteniéndose en las montañas, estos avanzaron por los valles del Atlas medio y lo sometieron hasta la línea del Muluya.15 A finales del 1141, en las sucesivas campañas habían dominado el Atlas medio y gran parte de la zona de los oasis, incluido Tafilalet.15 Los almorávides perdieron el contacto con su región de origen, el Sáhara.15 Hacia el 1142-1143, los almohades alcanzaron los alrededores de Tremecén, en donde se les unió la tribu Kumiya, a la que pertenecía Abd al-Mumin.14 En el 1142, los almohades se apoderaron de gran parte del Marruecos septentrional montañoso, aunque sin infligir grandes derrotas al enemigo.17
En febrero del 1145, murió defendiendo Orán Ben Alí; los almohades conquistaron inmediatamente la ciudad.14 Seguidamente, el califa se volvió hacia Marruecos para conquistar por fin las ciudades de las llanuras.14 Cayeron en sus manos Fez, Salé y, el 24 de marzo de 1147, Marrakech.14 El resto del año Abd al-Mumin se dedicó a purificar la ciudad y aplastar una revuelta en el Sus, aunque no dejó de enviar un pequeño contingente a Al-Ándalus, donde los Estados cristianos estaban realizando importantes conquistas.14
Expansión por la península ibérica[editar]
El enviado del califa, un antiguo almorávide, pasó en la primavera del 1147 a la península ibérica donde, cooperando con las fuerzas Ibn Qasi, que se había alzado contra los almorávides, consiguió someter Jerez, Mértola, el Algarve, Niebla, Badajoz y Beja.18 En enero del 1148, las fuerzas almohades y sus coligados conquistaron Sevilla.19 Una gran rebelión de las tribus del Sus y del Atlas occidental, que se extendió a Ceuta y a Siyilmasa, detuvo temporalmente la expansión.19 En mayo y a pesar del sostén ofrecido a los rebeldes por el gobernador almorávide de Córdoba, el califa logró sofocarla.19 Abd al-Mumin ordenó después una depuración de la administración para eliminar los abusos, pero también una gran purga de las tribus en la que perecieron unas treinta mil personas, tenidas por desafectas.19
Conquista del Magreb central y oriental[editar]
Dominado ya prácticamente Al-Ándalus, Abd al-Mumin emprendió dos campañas en las que conquistó el resto del Magreb que aún no estaba en su poder.8 La primera la realizó en el 1152-1153 contra los Hamadíes, de cuyo territorio se apoderó.8 Argel, Bugía, Constantina y Bona, entre otras localidades, cayeron en sus manos, sin apenas tener que combatir.20 Cuando la zona parecía controlada, sin embargo, se rebelaron algunas tribus cenhegíes y árabes, a las que el califa derrotó, asegurando así el dominio de la región.21
En el 1153-1155, Abd al-Mumin proclamó a su hijo sucesor, lo que precipitó el levantamiento de diversos grupos contra este intento de fundar una dinastía.22 Abd al-Mumin aplastó a los rebeldes con la ayuda de los grupos árabes recién sometidos.22 Derrotó a las cinco tribus que habían constituido hasta entonces el núcleo del movimiento: la Hintata, Tinmal, Ganfisa Gadmiwa y Harwa.23 Los jeques masmudíes, tan importantes en los primeros tiempos del movimiento, quedaron relegadas a un segundo plano durante el reinado de los primeros califas de la dinastía de Abd al-Mumin, aunque recobraron parte de su poder después, con la crisis del Estado.24 Arrumbados los masmudíes, Abd al-Mumin se sostuvo gracias al respaldo de su propia tribu, la Kumiya y de los grupos árabes.25
En la siguiente campaña por la región, acometida en el 1159-1160, se adueñó de Ifriqiya, alcanzó Trípoli y eliminó la presencia cristiana en la zona, que había expulsado de ella a los Ziríes y se había extendido por la costa.26 Arrebató a Roger II de Sicilia la ciudad de Mahdía, que este había conquistado en el 1147-1148, el 21 de enero de 1160.27 Aprovechó estas conquistas para añadir a sus fuerzas soldados de las tribus árabes que habitaban la región desde el siglo anterior.28 La amenaza normanda en la zona fue la que llevó al soberano almohade a partir de Marrakech para acometer una ofensiva en ella.29
Abd al-Mumin falleció en Salé en el 1163, cuando aprestaba tropas para realizar una campaña en la península ibérica.30 Poco antes había decidido cambiar de heredero: Muhámmad, tenido por disoluto, dejó el puesto a su hermano Abu Yaqub Yusuf.31 Otros dos hermanos, señores de Fez y Bugía, descontentos con la decisión, murieron poco después.31 Abu Yaqub Yusuf heredó el trono, pero tuvo dificultades para sostenerse en él, y tuvo que afrontar levantamientos de los Gumara (en torno a Ceuta, en el 1167) y estabilizar la situación en Al-Ándalus.32 Únicamente superadas estos apuros asumió el título de Amir al-Muminin, en el 1168.33 También tuvo que realizar una campaña por Ifriqiya que, al ser una provincia lejana, tendía a la rebeldía.34 En efecto, la provincia fue un foco continuo de problemas para el imperio por su lejanía del centro político y acabó con el tiempo en manos de una dinastía local, los Hafsíes.35 En el 1180, una nueva rebelión en Gafsa en la que murió el gobernador almohade desencadenó una nueva intervención del califa.36 Tras esta campaña, de escaso éxito pues muchas tribus continuaron hostigando a los almohades, nuevos contingentes árabes pasaron al Magreb occidental, para participar en la guerra santa en la península ibérica.37
Abu Yaqub Yúsuf falleció en el 1184, en medio de la intervención en Al-Ándalus, y le sucedió su hijo, Abu Yusuf Yaqub al-Mansur.38 La proclamación de este como soberano y califa aconteció en Sevilla, y luego se confirmó en Marrakech, sin oposición alguna.38 Al-Mansur puso fin inmediatamente a la campaña militar y regresó con el ejército al Magreb.38 Como habían hecho su padre y su abuelo, siguió incorporando contingentes árabes al ejército y, como había hecho ya su padre, incluyó también soldados de origen turco.38 Con este soberano el imperio alcanzó su apogeo, si bien el reinado estuvo cuajado de problemas, principalmente la crisis en Al-Ándalus y la rebelión de Ifriqiya, fomentada por los Banu Ganiya.39 Estos últimos eran descendientes de los desaparecidos soberanos almorávides.40
El 22 de mayo de 1185, Ali ibn Ishaq ibn Ganiya tomó Bugía.41 Por la misma época, Qaraqus, un soldado mameluco de un sobrino de Saladino, se apoderó del Fezán y luego del Yebel Nefusa.40 Ambos unieron fuerzas contra los almohades.42 Con ayuda de algunas tribus árabes, los Banu Ganiya se hicieron luego con Argel, Asir, Miliana y Qal'a.42 Perdieron Bugía, recuperada por una flota almohade pero, junto con Qaraqus, conquistaron otras plazas: Gabes, Gafsa.43 Qaraqus conquistó Trípoli.44
Para acabar con la rebelión, Al-Mansur partió hacia la provincia desde la capital imperial el 17 de diciembre de 1186.45 Parte del ejército resultó vencido en junio del 1187 cerca de Gafsa.46 El califa a continuación batió a los enemigos el 14 de octubre, cerca de Gabes.47 A continuación, fue sometiendo todas las ciudades de la región que estaban en poder de la liga enemiga.48 El éxito de la campaña fue, no obstante, temporal, y no acabó con las acciones enemigas, que continuaron.49 A finales de la década del 1190, la región se hallaba nuevamente en rebelión y en parte en poder de los Banu Ganiya, Qaraqus y sus aliados árabes.49
Apogeo[editar]
Abu Abdal·lah ibn Tumart había nacido en una tribu bereber, en el noroeste de Marruecos, en un ambiente muy austero donde destacó por su capacidad de estudio. Hacia los 18 años, emprendió un largo viaje de quince años por el mundo árabe que lo llevó a Córdoba, La Meca, Damasco y Bagdad entre otras grandes ciudades. De regreso a su ciudad natal de Sus, emprendió un movimiento de reforma religiosa apoyado en tres grandes pilares, y que sintetiza de manera original un gran número de influencias recibidas en el periodo anterior. Estos tres pilares son:
- La necesidad de desarrollar la ciencia y el saber para consolidar la fe
- La existencia de Dios, que le parece indudable y se percibe a través de la razón
- La absoluta unidad de Alá, radicalmente distinto de cualquiera de sus criaturas. Criticará la costumbre típica del islam occidental de asociar lo divino con lo terreno, dotando a Alá de atributos antropomórficos. Dios es un ente puro, casi abstracto, sin ningún atributo que lo acerque a nuestra realidad. Esta unicidad absoluta se reflejaba también en su manera de entender la comunidad islámica, que debía estar dirigida por un imam, con carácter de guía y modelo, a quien todos deben obedecer e imitar.
A pesar de los esfuerzos de los gobernantes, la dinastía almohade tuvo problemas desde un principio para dominar todo el territorio de Al-Ándalus, en especial Granada y Levante, donde resistió durante muchos años el famoso Rey Lobo, con apoyo cristiano. Por otro lado, algunas de sus posturas más radicales fueron mal recibidas por la población musulmana de España, ajena a muchas tradiciones bereberes. A principios del siglo XIII había conseguido alcanzar su máxima expansión territorial con la sumisión del actual territorio tunecino y la conquista de las Baleares.
La amenaza cristiana de Al-Ándalus[editar]
Poco después, la victoria cristiana en la batalla de Las Navas de Tolosa(1212) marca el comienzo del fin de la dinastía almohade, no sólo por el resultado del encuentro en sí mismo, sino por la subsiguiente muerte del califa Al-Násir y las luchas sucesorias que se produjeron y que hundieron el califato en el caos político.
En 1216-1217, los Benimerines se enfrentan a los almohades en Fez. En 1227 Ibn Hud se proclama emir de Murcia, alzándose frente a los almohades. En 1229 se independizan los Hafsíes de Túnez. En 1232Muhámmad I de Granada, conocido como Al-Ahmar se proclama emir en Arjona, Jaén, Guadix y Baza. En 1237 es reconocido como emir en Granada. Un ejército formado por fuerzas de las Órdenes Militares y del obispo de Plasencia puso sitio a la ciudad de Trujillo. Muhámmad ibn Hud acudió a la petición de socorro, pero se retiró sin hostigar a los sitiadores. La ciudad fue conquistada el 25 de enero de 1232.50
Decadencia[editar]
El principio de la herencia dinástica desagradó a los jefes tribales, a los jeques (del árabe sheikh o šayḫ, شيخ). Después de una grave derrota cerca de Túnez en 1187, el emir debió aliarse con Saladino. Los reinos cristianos de la península ibérica (Castilla, Aragón y Navarra y, en menor medida, Portugal y León) se organizaron para emprender una nueva ofensiva de Reconquista; arrumbaron sus disputas internas e infligieron a Al-Násir la aplastante derrota de Las Navas de Tolosa ( 16 de julio de 1212).51 El califa fue asesinado por sus cortesanos un año después, en 1213, y le sucedió su hijo Abu Yaqub II al-Mustansir, que logró apaciguar la situación y al que se considera como el último gran soberano del imperio.51 Al-Mustánsir relevó a diversos gobernadores andalusíes y firmó treguas con los castellanos en 1214 y 1221.52 Falleció en 1224, poco antes de la reanudación de las incursiones castellanas en Al-Ándalus.53 Le sucedió su tío Al-Wáhid, durante cuyo reinado se agudizó la decadencia almohade, tanto por las disensiones internas como por la expansión de los Benimerines, que desde comienzos de siglo señoreaban las zonas rurales del Magreb.51 Los gobernadores andalusíes trataron de afianzarse en sus provincias y sacudirse el control magrebí.54
El mismo año de 1224 se rebeló el gobernador de Murcia, Al-Ádil, al que Al-Mustánsir había nombrado en 1222 retirándole el gobierno de Granada.54 Se proclamó califa y obtuvo el reconocimiento de su hermano Abu l-‘Ula, gobernador de Córdoba y Granada, el de Abd Al·lah al-Bayyasi, gobernador de Sevilla, y el del resto de los territorios musulmanes de la península, a excepción de Valencia.54 Al-Wáhid fue destronado al poco y Al-Ádil reconocido efímeramente en todo el imperio.54 A finales de año, no obstante, Al-Bayyasi se alzó contra él desde su nuevo feudo en Córdoba y obtuvo el respaldo de Jaén, Quesada y las plazas fuertes de la frontera media.54 Abu l-‘Ula, que había pasado a Sevilla, se proclamó a su vez califa en 1227, al morir Al-Ádil, con el nombre de Al-Mamún.54 A diferencia de Al-Ádil, Al-Mamún sí pasó al Magreb para tratar de imponer su dominio en el imperio.54 La petición de ayuda de Al-Bayyasi a Fernando III de Castilla para hacer frente a Abu l-‘Ula allanó las conquistas castellanas de territorios andalusíes.55
Al tiempo que Fernando avanzaba en Al-Ándalus y sometía a vasallaje a los principales rebeldes al poder almohade —los señores de Baeza y Valencia—, se extendían las sublevaciones en la península.56 La principal fue la del nuevo señor de Murcia, Ibn Hud, que reconoció la autoridad religiosa de los califas abasíes de Bagdad y obtuvo el respaldo de Córdoba, Jaén, Sevilla y Granada.56
Tras la invasión de Berbería Oriental de los hermanos Alí y Yahia ben Ghania, descendientes de los almorávides que Abd el-Mumin había desposeído después de atravesar Argelia victorioso. Los dos hermanos habían establecido un principado en el Djerid; Alí fue asesinado, pero su hermano Yahia comenzó la conquista del centro y norte de Ifriqiya. Se las arregló para apoderarse de Mahdía, de Kairuán y de Túnez en 1202, haciendo prisioneros al gobernador almohade y a sus hijos. Ben Ghania saqueó las ciudades, sus jardines y sus animales. Ante esta situación llena de peligros, el califa Al-Násir, que reinaba en Marrakech, partió a la reconquista de Ifriqiya. Entró en febrero de 1206, en Túnez, abandonado por el enemigo, y permaneció allí un año para restablecer la autoridad almohade en todo el territorio. Entonces, antes de regresar a Marruecos, le confió el gobierno de la provincia a uno de sus lugartenientes de confianza, Abd el-Wáhid Abu Hafs el-Hentati (forma arabizada del nombre bereber Faska u-Mzal Inti).
El nuevo gobierno había sido investido de amplios poderes: reclutó tropas que eran necesarias para la paz y para la guerra, designó funcionarios del Estado, los cadis. Fue un soberano inteligente y enérgico. Después de su muerte, su hijo Abu Zakariya lo sucedió en 1228 y un año después de su nombramiento, se declaró independiente del califa de Marrakech, con el pretexto de que había abrazado el sunnismo. Príncipe de una gran dinastía, Abu Zakaria debió de fundar la dinastía háfsida que gobernó el Magreb oriental durante tres siglos.
El final[editar]
En el Magreb, las dinastías locales se imponían, como los Hafsíes en Túnez en 1229, los Abdalwadíes en el Magreb central en 1239, o los Meriníes que en 1244 capturaron Mequinez, situada en el oeste del Magreb. En Al-Ándalus, surgen los terceros reinos de taifas, los Nazaríes de Granada crearon un reino independiente que sobrevivió hasta 1492. Al mismo tiempo, la Reconquista progresaba a buen ritmo: Qurṭuba (actual Córdoba), la ciudad símbolo del islam hispano, cayó en 1236; Balansiya (Valencia), en 1238; Isbiliya (Sevilla), en 1248. Estos retrocesos sucesivos y la desintegración del imperio sonaban a toque de difuntos de la dinastía almohade, que termina con Abû al-`Ulâ al-Wâthiq Idrîs, después de la toma de Marrakechpor los Benimerines en 1269.
Economía y comercio[editar]
En la época de los almohades, los musulmanes, que ya habían organizado las formas de su comercio en función de las necesidades del tráfico internacional, refinaron sus métodos, en los que se inspiraron los cristianos. A pesar de las diferencias de religión, y a pesar incluso del desarrollo de la carrera (donde el control escapaba a los soberanos africanos), las relaciones e intercambios entre cristianos y musulmanes no dejaron de crecer.
El Magreb no comerciaba sólo con España, pues sus lazos comerciales llegaban a las ciudades de Túnez, Bugía, Constantina, Tremecén y Ceuta (en Ceuta hubo un funduk marsellés, fundicium marcilliense, hacia 1236). Los bienes producidos en esta zona eran transportados e intercambiados con los estados de Pisa, Génova, Venecia y la rica ciudad de Marsella.57
El arte almohade[editar]
Las construcciones de los almohades se caracterizan por ser simples y austeras, un reflejo de la dura vida de los nómadas del Magreb. Sin embargo, en muchas ocasiones los edificios alcanzan un considerable tamaño. Ejemplos clásicos de este movimiento son la Torre del Oro y la Giralda, ambas en Sevilla, la torre de Espantaperros en Badajoz, la mezquita Kutubiyya de Marrakech o la Torre Hasan en Rabat.
Lista de califas[editar]
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El Imperio almohade a finales del siglo xii y principios del xiii. | ||||
Capital | Tinmel (1121-1147)1 | |||
Idioma oficial | Árabe Bereber septentrional | |||
Otros idiomas | Mozárabe | |||
Religión | Islam suní | |||
Gobierno | Monarquía | |||
Califa | ||||
• 1121-1130 | Abd al-Mu'min | |||
• 1266-1269 | Abu Dabús | |||
Período histórico | Edad Media | |||
• | 1121 | |||
• | 1269 | |||
Superficie | 1 621 393 km² | |||
Moneda | Dinar |
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