viernes, 11 de enero de 2019

OBRAS LITERARIAS


Es una obra de literatura creada por el matemático y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll. El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época. El País de las Maravillas que se describe en la historia es creado básicamente a través de juegos con la lógica.

Libro[editar]

Frases[editar]

«Siempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante».
  • «—¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?».
    • Alicia
  • «Alicia estaba ya tan acostumbrada a que todo cuanto le sucediera fuera algo extraordinario, que le pareció de los más soso y estúpido que la vida siguiera por el camino normal».
  • «Alicia no tenía la menor idea de lo que era la latitud, ni tampoco la longitud, pero le pareció bien decir unas palabras tan bonitas e impresionantes».
  • «Alicia empezó a sentirse medio dormida y siguió diciéndose como en sueños: "¿Comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos?" Y a veces: "¿Comen gatos los murciélagos?" Porque, como no sabía contestar a ninguna de las dos preguntas, no importaba mucho cual de las dos se formulara».
  • «Alicia se daba por lo general muy buenos consejos a sí misma (aunque rara vez los seguía)».
  • «—¡Curioso y más que curioso!».
    • Alicia
  • «—¡Oh, mis pobrecitos pies! ¡Me pregunto quién os pondrá ahora vuestros zapatos y vuestros calcetines! ¡Seguro que yo no podré hacerlo! Voy a estar demasiado lejos para ocuparme personalmente de vosotros. Tendréis que arreglároslas como podáis... Pero voy a tener que ser amable con ellos —pensó Alicia—, ¡o a lo mejor no querrán llevarme en la dirección en que yo quiera ir! Veamos... les regalaré un par de zapatos nuevos todas las Navidades.Tendrán que ir por correo. ¡Y qué gracioso será esto de mandarse regalos a los propios pies! ¡Y qué chocante va a resultar la dirección!».
  • «—¡Supongo que ahora encontraré mi castigo, ahogándome en mis propias lágrimas!».
  • «—Lo que yo iba a decir —siguió el Dodo en tono ofendido— es que el mejor modo para secarnos sería una Carrera Loca».
  • «—¿Quién eres tú?».
    • Oruga
  • «—Llamar a la puerta serviría de algo —siguió el lacayo sin escucharla—, si tuviéramos la puerta entre nosotros dos. Por ejemplo, si tú estuvieras dentro, podrías llamar, y yo podría abrir para que salieras, sabes».
  • «—Si hubiera crecido —se dijo a sí misma—, hubiera sido un niño terriblemente feo, pero como cerdito me parece precioso».
  • «—Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca».
    • Gato de Cheshire
  • «—¡Vaya! —se dijo Alicia. —He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!».
  • «—Necesitas un buen corte de pelo —dijo el Sombrerero».
  • «—¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?».
    • Sombrerero
  • «—Era mantequilla de la mejor —replicó la Liebre muy compungida».
  • «—Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo —dijo el Sombrerero—, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!».
  • «—La teoría del verdugo era que resultaba imposible cortar una cabeza si no había cuerpo del que cortarla; decía que nunca había tenido que hacer una cosa parecida en el pasado y que no iba a empezar a hacerla a estas alturas de su vida».
  • «— La teoría del Rey era que todo lo que tenía una cabeza podía ser decapitado, y que se dejara de decir tonterías».
  • «—La teoría de la Reina era que si no solucionaban el problema inmediatamente, haría cortar la cabeza a cuantos la rodeaban».
  • «—Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla».
    • La duquesa
  • «—Empieza por el principio —dijo el Rey con gravedad— y sigue hasta llegar al final; allí te paras».
  • «—Y cuando termines de hablar...¡te callas!».

Conversaciones[editar]

  • «—Minino de Cheshire —empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba. —Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
—Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar —dijo el Gato.
—No me importa mucho el sitio... —dijo Alicia.
—Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes —dijo el Gato.
-—... siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia como explicación.
—¡Oh, siempre llegarás a alguna parte —aseguró el Gato—, si caminas lo bastante!».
  • «—Hasta ahora no he tomado nada —protestó Alicia en tono ofendido—, de modo que no puedo tomar más.
—Quieres decir que no puedes tomar menos —puntualizó el Sombrerero. —Es mucho más fácil tomar más que nada.
—Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca.
—Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
—¿Cómo sabes que yo estoy loca?
—Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí».



Argumento[editar]

Antes de comenzar la novela, Lewis Carroll incluyó un poema que hace referencia a la elaboración de la obra. En las siete estrofas del poema, Carroll recuerda el paseo en bote, y cómo las tres hermanas Liddell, llamadas en el poema "PrimaSecunda y Tertia", insistieron repetidamente en escuchar una historia.9​ La estrofa final es una clara dedicatoria a Alice Liddell.

Capítulo I: El descenso por la madriguera[editar]

El Conejo Blanco. Primera de las ilustraciones de John Tenniel para esta obra, aparece en el primer capítulo.
Todo comienza cuando Alicia se encuentra sentada en un árbol al aire libre, aburrida, junto a su hermana. La hermana leía un libro "sin ilustraciones ni diálogos", lo que hace que Alicia divague por el aburrimiento.
Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco10​ vestido con chaqueta y chaleco, que corre murmurando que llega tarde, mirando su reloj de bolsillo. Alicia siente curiosidad por él y decide seguirlo e incluso entrar a su madriguera. La madriguera resulta ser un túnel horizontal más profundo que lo esperado, el cual súbitamente se convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por donde Alicia cae durante un largo período de tiempo recordando a su gato, cosas que había aprendido en su escuela y preguntándose si algún día llegaría al suelo. En el trayecto, Alicia se pregunta si el túnel la hará llegar a las "antipáticas", término que confunde con "las antípodas".
Al finalizar su caída y sin haberse hecho daño, Alicia entra en un mundo de absurdos y paradojas lógicas. Desaparecido el conejo, Alicia encuentra una pequeña botella, la primera de varias que encontrará en su aventura, con una etiqueta que dice «BÉBEME», lo que Alicia hace atraída por la curiosidad. La poción encoge a Alicia hasta hacerla medir veinticinco centímetros de altura.
Enseguida, Alicia intenta abrir una pequeña puerta para continuar explorando el mundo nuevo. A través de la puerta se atisba un atractivo jardín, pero la llave que abre la puerta está sobre una mesa que Alicia no puede alcanzar, debido a su nueva estatura. La niña intenta entonces recuperar su estatura original, comiendo un pastel que encuentra con la etiqueta «CÓMEME».

Capítulo II: En un mar de lágrimas[editar]

El pastel tiene el efecto esperado, y Alicia crece más de tres metros. Con su nueva altura, Alicia consigue tomar la llave, pero al no dejar de crecer, choca contra el techo y queda imposibilitada de acceder a la puerta. Alicia comienza a llorar, e inunda la habitación en un charco de lágrimas de diez centímetros de profundidad. Mientras tanto, el Conejo Blanco pasa nuevamente frente a Alicia, apresurado. Sin querer, el conejo deja caer un abanico que Alicia utiliza para refrescarse. El abanico resulta ser mágico, pues consigue que Alicia comience a encogerse de nuevo, hasta que lanza lejos el abanico para detener el proceso.
El charco de lágrimas es ahora un mar donde Alicia se ve forzada a nadar para no ahogarse. A su lado pasa nadando un ratón, y Alicia intenta entablar conversación con él. El ratón se ofrece a guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia ve que otros animales también se encuentran nadando y tratando de salir del mar de lágrimas. Entre los animales, Alicia distingue a un pato, un dodo, un aguilucho y un loro.11

Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo[editar]

Alicia y los animales consiguen llegar a tierra firme. El dodo organiza una carrera para secarse. La carrera no tiene reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que hacen todos hasta quedar secos. El dodo también decide declarar ganadores de la carrera a todos los participantes, y decide que Alicia es quien otorgará los premios. Ante el acoso general, Alicia hurga en sus bolsillos y encuentra varios confites, que reparte entre todos. Como ella también fue ganadora de la carrera pero no recibió confite, su premio es un dedal que ella misma tenía en el bolsillo, y que da al dodo para que, simbólicamente, entregue el premio.. El capítulo finaliza con el relato del Ratón, donde explica la razón de su odio hacia los gatos y los perros. Imprudentemente, Alicia menciona a su gata Dina y su habilidad para cazar ratones, y consigue así hastiar a todos los animales, que se retiran hasta dejarla sola nuevamente. El nombre del capítulo es un juego de palabras en inglés. En este idioma, el Ratón cuenta un "cuento" (tale, en inglés), y Alicia se confunde con la palabra tail, cuya pronunciación es igual pero significa 'cola'.

Capítulo IV: La habitación del Conejo Blanco[editar]

Tras quedarse nuevamente sola, Alicia ve pasar nuevamente al Conejo Blanco. El animal está buscando su abanico desesperadamente, y al ver a Alicia, la confunde con su criada Mary Ann, y le exige que vaya a buscar el abanico y un par de guantes blancos a su casa. Alicia obedece y finge ser Mary Ann, para no entrar en discusiones; y llega a una casa en cuya puerta dice "C. BLANCO". Cuando Alicia entra, sube a un cuarto donde encuentra el abanico, y otra botella con líquido. A pesar de que la botella no tenía letrero alguno, esta vez Alicia bebe por curiosidad, ya que todas las bebidas de ese mundo le han provocado efectos sorprendentes. Esta no es la excepción, y el tamaño de Alicia aumenta hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. Cuando el Conejo Blanco llega a reclamar su abanico, sólo ve un enorme brazo saliendo de la ventana en el piso superior de su casa. El conejo va entonces a pedir ayuda, sin saber que el brazo pertenece a una niña gigante, y la multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para retirar el brazo, e incluso llega a proponer que se prenda fuego a la casa. El capítulo termina cuando la multitud comienza a arrojar panecillos mágicos por la ventana. Alicia come algunos y disminuye de tamaño hasta poder salir de la casa. Alicia huye de la multitud y se pierde en un bosque cercano, donde se detiene frente a una seta gigante.
Alice par John Tenniel 03.pngAlice par John Tenniel 08.pngAlice par John Tenniel 10.pngAlice par John Tenniel 11.pngDe Alice's Abenteuer im Wunderland Carroll pic 10.jpg
Algunas ilustraciones de los primeros cuatro capítulos: tras haber caído por la madriguera, Alicia encuentra una puertecita; Alicia nada y encuentra al Ratón; el Ratón cuenta su cuento con cola; Alicia queda atrapada en la casa del conejo; Alicia recibe su "premio" de manos del Dodo.

Capítulo V: El consejo de una oruga[editar]

Encima de la seta gigante, Alicia encuentra una oruga azul sentada y fumando un narguile. La Oruga le pregunta a la niña sobre su identidad. Esta no pudo responder de una manera sencilla, pues consideraba que, tras haber cambiado de tamaño varias veces, su propia identidad se había perdido y en ese momento ella misma ya no sabía quién era. Ambos personajes discuten entonces hasta volver al punto de inicio más de una vez. Finalmente, Alicia expresa su inconformidad con su estatura actual de siete centímetros, al considerarla una birria. Como esa era la altura de la Oruga, el animal se retira ofendido, no sin antes indicarle a Alicia que la seta también puede afectar su estatura, para disminuirla, si comía de un lado de la seta, o para aumentarla, si comía del otro. Como Alicia no podía saber qué lado era cual, cortó dos pedacitos de los extremos opuestos. Al probarlos, los pedacitos surtieron el efecto esperado: uno hacía que Alicia encogiera, mientras que el otro estiraba su figura y la hacía ver desproporcionada. Alicia tuvo que comer varias veces de cada uno de los pedazos hasta alcanzar una estatura satisfactoria. Finalmente, Alicia vio una casita de un metro y veinte de altura, a la que decidió llamar, por lo que ajustó su estatura a veinticinco centímetros.

Capítulo VI: Cerdo y pimienta[editar]

Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un lacayo pero que tenía cabeza de pez. El lacayo llama a la puerta y aparece un segundo lacayo, con cabeza de rana. Alicia escucha que el Lacayo Pez trae una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet. Acto seguido, el Lacayo Pez se va, y el Lacayo Rana se queda sentado fuera de la casa. Alicia quiso llamar primero a la puerta para entrar, y que el Lacayo Rana le abriera. Sin embargo, el Lacayo Rana no tenía intenciones de abrir la puerta, ni de conversar con Alicia, por lo que simplemente abre la puerta ella misma y entra a la casa.
Dentro de la casa, la Duquesa sostiene a un bebé junto a su cocinera, quien prepara una sopa que, a juzgar por el ambiente, tiene demasiada pimienta. También está en el suelo un gato sonriente, al que la Duquesa presenta como un gato de Cheshire. La Duquesa entrega el bebé a Alicia para que lo arrulle un poco, y aprovecha para desaparecer arguyendo que debe asistir al juego de croquet de la Reina. Cuando Alicia intenta mecer al bebé, que se movía incansablemente, este comienza a transformarse en un cerdo. Alicia sale de la casa y pone al cerdo en libertad. Alicia continúa su camino por el bosque, donde se reencuentra con el Gato de Cheshire, quien la invita a visitar al Sombrerero y a la Liebre de Marzo. Alicia decide ir a la casa de esta última.

Capítulo VII: Una Merienda de locos[editar]

Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre, observa que esta, el Sombrerero y un Lirón se encuentran tomando té al frente a la casa. Alicia se une a los comensales, y comienza a conversar con ellos. En el transcurso de la conversación, Alicia menciona que la fecha es 4 de mayo (coincidente con la fecha de nacimiento de Alice Liddell). Los personajes hacen una serie de acertijos y confunden a Alicia con su aparente falta de lógica, hasta que la niña abandona el lugar, convencida de haber asistido al "té más insufrible" que había visto en vida. A continuación, Alicia encuentra una puertecita en un árbol, la cual atraviesa para entrar al jardín de croquet para poder jugar.

Capítulo VIII: El croquet de la reina[editar]

Alicia trata de dominar a su flamenco para comenzar el juego de croquet.
En la entrada del jardín, Alicia encuentra a un trío de jardineros pintando un rosal. Los jardineros habían plantado un rosal blanco donde debía haber uno de color rojo, por lo que estaban pintando las rosas, antes de que la reina descubriera el error. Sin embargo, los reyes de corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir la treta de los jardineros, ordena que sean decapitados. Para evitarlo, Alicia esconde a las cartas y los verdugos, para salir del aprieto, hacen creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena entonces que vayan hacia donde se jugará al croquet, e invitan a Alicia a participar en el juego. Alicia los acompaña y percibe que a su lado va el Conejo Blanco, quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo casi no habla en el trayecto, únicamente lo suficiente para informar a Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al juego.
Una vez en el campo, Alicia ve que el juego tiene características peculiares: en vez de bolas, se usaban erizos, y en vez de mazos, flamencos. Tampoco había arcos, pero en su lugar los naipes se colocaban en cuatro patas para marcar el curso del juego. Todo el mundo jugaba sin ningún orden, discutiendo continuamente; los erizos escapaban cuando podían, y la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que se le ocurría hacerlo.
En medio del caos, aparece en el aire la cabeza del Gato de Cheshire, y Alicia se siente aliviada de poder conversar con alguien conocido. La Reina de Corazones se siente intrigada por el gato y al verlo, como era su costumbre, ordena que le corten la cabeza. El verdugo y la reina se confunden terriblemente, pues el gato sólo había hecho aparecer su cabeza y no era evidente que hubiera un cuerpo de dónde cortarla. Alicia sugiere que, para aclarar la confusión, habría que preguntarle a la Duquesa que, al fin y al cabo, era la dueña del gato. La reina ordena entonces que se libere a la Duquesa de la cárcel. Sin embargo, cuando la Duquesa llega al jardín, el gato ha desaparecido nuevamente.
Alice 05a-1116x1492.jpgThe Fish Footman and the Frog Footman from "Alice’s Adventures in Wonderland" (1865).jpgAlice par John Tenniel 27.pngAlice par John Tenniel 28.png
Algunas ilustraciones de los capítulos V al VIII: Alicia discute con la Oruga azul; el Lacayo Rana y el Lacayo Pez; el Sombrerero y la Liebre de Marzo meten al Lirón a la tetera; el rosal que se alzaba a la entrada del campo de croquet.

Capítulo IX: Historia de la Falsa Tortuga[editar]

La Duquesa se porta muy amablemente con Alicia, al contrario de lo relatado en el capítulo VI, lo que hace pensar a Alicia que tal vez la pimienta tiene un efecto negativo en el carácter de la gente; concluye también que el vinagre y la manzanilla deben ser también negativos, y que es preferible el consumo de azúcares y golosinas para tener buen carácter. Alicia nota, además, que la Duquesa era "feísima". Mientras Alicia y la Duquesa conversan amistosamente, llega la Reina de Corazones y ahuyenta a la Duquesa, quien no vuelve a aparecer en la obra. En ese momento, la Reina parece haberse olvidado del juego de croquet, del gato y de sus súbditos, pues lleva a Alicia ante un grifo durmiente, y le pide a este que lleve a la niña donde se encuentra la Falsa Tortuga, para que le cuente "su historia". El Grifo12​ obedece y transporta a Alicia a donde se encuentra una criatura sollozante, con caparazón de tortuga pero con cabeza y patas de novillo.13

Capítulo X: El baile de la langosta[editar]

La Falsa Tortuga canta una canción sobre un baile de langostas en el fondo del mar. Alicia, por su parte, narra sus aventuras desde que cayó por la madriguera del Conejo Blanco. El Grifo y la Falsa Tortuga escuchan hasta el encuentro con la Oruga Azul, y encuentran la historia muy extraña. La Falsa Tortuga canta entonces una canción sobre la sopa de tortuga, y súbitamente son interrumpidos por un grito lejano que anuncia el comienzo de un juicio. El Grifo toma a Alicia y la lleva corriendo al juicio, mientras la Falsa Tortuga se queda hasta que termina su canción.

Capítulo XI: ¿Quién robó las tartas?[editar]

El Conejo Blanco, vestido como heraldo de la corte.
Alicia llega al lugar en el que se efectuará el juicio, y ve que se ha constituido un jurado de animales frente a los tronos del Rey y la Reina de Corazones, alrededor de los cuales estaba el mazo de naipes y una multitud de animales espectadores. El acusado era la Sota de Corazones, y el Conejo Blanco oficiaba como heraldo de la Corte. Según un poema recitado por El Conejo, la Sota era acusada de haber robado las tartas que la Reina preparó "en un día de verano". El Sombrerero fue llamado como primer testigo, y acudió acompañado de la Liebre de Marzo y el Lirón. El testimonio del Sombrerero rápidamente derivó en una discusión con el Rey de Corazones, quien estaba intrigado por la etiqueta del sombrero,14​ y por el té que el Sombrerero tomaba antes de llegar. Mientras esta discusión tenía lugar y los personajes dejaban de prestar atención al juicio, Alicia comienza a crecer repentinamente. El capítulo se termina cuando el Conejo Blanco llama a Alicia como siguiente testigo.

Capítulo XII: La declaración de Alicia[editar]

El capítulo final comienza con la narración de la participación de Alicia en el juicio. Al olvidar que súbitamente recuperó su altura normal, se levanta para comparecer como testigo y derriba sin querer todo a su alrededor. El testimonio de Alicia termina enseguida, al preguntarle el Rey qué sabe de este asunto, a lo cual Alicia responde que nada. Acto seguido, el Conejo Blanco lee la última prueba de la que dispone: una carta sin firma que, en forma de poema, describe cómo las tartas regresan a su dueña original. Cuando el Rey analiza los versos, todos ven que las tartas, en efecto, se encuentran sobre la mesa. La Reina, sin embargo, insiste en dar una sentencia a la Sota, incluso antes de escuchar un veredicto del jurado. Alicia encuentra absurda la situación, y la Reina ordena entonces que sea decapitada. Cuando las cartas saltan para atacar a Alicia, ésta vuelve súbitamente al regazo de su hermana.
El lector percibe entonces que la niña se había quedado dormida, y que tras el sueño fantástico, despertó al sentir que unas hojas de árbol caían sobre su rostro. Acto seguido, Alicia cuenta el sueño a su hermana, y va a prepararse para tomar el té vespertino. El capítulo termina narrando cómo la hermana de Alicia se queda bajo el árbol, recordando la historia que Alicia relató.
De Alice's Abenteuer im Wunderland Carroll pic 32.jpgDe Alice's Abenteuer im Wunderland Carroll pic 35.jpgDe Alice's Abenteuer im Wunderland Carroll pic 38.jpgDe Alice's Abenteuer im Wunderland Carroll pic 40.jpg
Algunas ilustraciones de los capítulos IX al XII: Alicia conversa amigablemente con la Duquesa; Alicia y el Grifo escuchan la canción de la Falsa Tortuga; el Sombrerero es llamado como testigo en el juicio, en su sombrero se conserva la etiqueta del precio de venta; cuando Alicia se levanta para testificar en el juicio, derriba sin querer todo a su alrededor.

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