domingo, 24 de julio de 2022

ANTROPOLOGÍA - TÉRMINOS

 Sistemas políticos de Alta Birmania. Estudio sobre la Estructura Social Kachin es el título del primer libro del antropólogo Edmund Ronald Leach. Fue editado en 1954 por la editorial de la Universidad de Harvard con el título original de "Political systems of highland Burma: a study of Kachin social structure". Esta obra de Edmund Leach está considerada uno de los clásicos de la Antropología social británica. El libro fue prologado por Raymond Firth.

En 1939 Leach había viajado a Birmania a realizar un estudio sobre las colinas de Kachin, pero justo en ese momento se inició la Segunda Guerra Mundial. Leach luego se incorporó al Ejército de Birmania para combatir al Imperio del Japón, y participó desde el otoño de 1939 hasta el verano de 1945, cuando alcanzó el rango de Mayor. Durante su estadía en Birmania, Leach adquirió un avanzado conocimiento acerca del norte de Birmania y sus muchas tribus de las montañas. En particular, se familiarizó mucho con el pueblo Kachin, sirviendo incluso como comandante de las fuerzas irregulares de Kachin, que combatían a los japoneses mediante una guerra de guerrillas. Leach tomó notas etnográficas sobre la cultura kachin, pero durante uno de los combates perdió todas sus anotaciones.1

Ya en 1946, de vuelta en Inglaterra continuó sus investigaciones bajo la supervisión de Raymnod Firth, en la London School of Economics. Leach publicó algunos artículos en revistas especializadas sobre sus investigaciones entre los Kachin entre 1947 y 1951. Finalmente en 1954 se publicó su obra cumbre, Sistemas Políticos de Alta Birmania.

Sinopsis[editar]

La antropología social británica había sostenido - hasta mediados del siglo XX- como uno de sus dogmas centrales, la noción de que los sistemas sociales estaban en un equilibrio estable. El trabajo de Leach entre los kachin de Alta Birmania refutó en gran medida este concepto, que era uno de los pilares del funcionalismo. La tesis de Leach consistía en lo siguiente:

  • Los sistemas sociales no están dotados de un equilibrio natural (como sostenía Radcliffe-Brown). Este equilibrio, demostrable al nivel de las ideas y los conceptos, es una construcción mental del antropólogo, es una ficción. Las relaciones existentes en una sociedad no están sistematizadas sino al nivel de categorías verbales del antropólogo ordenadas sistémicamente. Es decir, los antropólogos trazan "mapas" sobre el terreno pero esos mapas no son el terreno, sino que sólo pretenden explicarlo.
  • Los datos del antropólogo están insertados en un tiempo y un espacio histórico. Dejar de lado la historia hace más fácil el ordenamiento y la sistematización, pero impide explicar el cambio y la evolución dentro de los sistemas sociales. Para una visión sincrónica sistemática estos cambios operarían como anomalías o "fallas" del sistema, y quedarían por fuera del mismo. La ficción del antropólogo, según Leach, se convertiría en una falsedad al negar todo aquello que no puede explicar o sistematizar. El dato histórico cobra entonces una relevancia tal que debe ser también sistematizado - pese a su dificultad- en algo así como lo que Pareto llama "equilibrio en movimiento".

Leach sostiene que entre los kachin no hay una única forma de organización social. Existe una incongruencia entonces entre unidad cultural y estructura social. Desde un punto de vista sincrónico esta distinción sería considerada irrelevante, pero como los sistemas se desenvuelven en un tiempo y espacios históricos, es decir en un medio cambiante, en realidad la sociedad es un proceso en el tiempo. Los sistemas formales presentan tanto continuidades como cambios dentro de este proceso. Estos cambios son lo que intentará explicar el autor. Pero la incongruencia entre estructura social y cultura nos plantea el problema de que si los kachin tienen una forma cultural uniforme y al menos dos modelos de organización social, deben ser tomados como unidades separadas de análisis, sobre la base de este último punto, o como una sola, basándose en la unidad cultural. Para Leach, si bien las diferencias culturales son importantes, dos grupos diferentes culturalmente pueden pertenecer al mismo sistema social. El sistema social y la cultura no tienen por qué ser coincidentes entre sí.

Como las estructuras sociales son modelos formales construidos por el antropólogo, la expresión cultural nunca es coincidente totalmente. Pero Leach va mucho más lejos al afirmar que esas inconsistencias de la expresión ritual son necesarias al funcionamiento de la sociedad. El conjunto de ideas que tienen los miembros de una sociedad sobre la distribución del poder entre los individuos y los grupos conforman un sistema, y las ideas que los actores sociales sostienen sobre el mismo pueden ser diferentes o contradictorias y se expresan culturalmente a través del ritual. Aquí aparece un actor que había sido conscientemente olvidado por la antropología funcionalista: el individuo, ya no sólo como la persona social de Radcliffe-Brown, sino dotado también de su particularidad histórica propia.

Los sistemas políticos distintos no van a ser tratados en forma independiente sino como "partes de un sistema total más amplio en estado de cambio" .2​ Las oscilaciones políticas de los sistemas kachin serán vistas dentro de la perspectiva del cambio estructural. Este cambio sólo puede ser estudiado analizando las inconsistencias anteriormente mencionadas. Estas inconsistencias se presentan a los individuos como alternativas culturales dentro de un sistema de valores, a las que manipulan en su propio interés. La estructura social se altera porque no todos perciben las alternativas de la misma forma, y por consiguiente actúan de diferente forma.

Los kachin tienen dos modos de vida opuestos ideales, que son algo así como dos ideologías extremas. El sistema shan, de tipo jerárquico y feudal, y el sistema gumlao anárquico e igualitario. Toda la organización social kachin oscila entre estos dos modelos ideales polarizados (algo así como los tipos ideales que hacía mención Weber). Así, la mayoría de las comunidades kachin no se encuentran organizados dentro de ninguno de estos dos tipos ideales sino dentro de las variantes intermedias, que corresponden al sistema gumsa. Este es un sistema de transición entre los dos anteriores, pero esta transición no se da en un solo sentido sino que se puede dar hacia cualquiera de los dos tipos ideales. El sistema gumsa no es por lo tanto un sistema estático, y mucho menos es estable, y solo puede ser entendido teniendo a los otros dos modelos como referente.

Leach sostiene que "los individuos enfrentados a una elección de acción utilizarán normalmente la elección que les procure poder",2​ es decir, acceso al cargo o la estima que conduce al mismo. El deseo de obtener poder constituye para Leach una motivación muy general en los asuntos humanos. Aunque el peso de esta sentencia del autor aparece relativizada en la siguiente oración: "La estima es un producto cultural. Lo que se admira en una sociedad puede deplorarse en otra". La misma acción puede ser aprobada o reprobada según si el sistema es gumsa o gumlao. Estas ambigüedades están siempre presentes en los razonamientos de Leach.

Para Leach la dicotomía entre sagrado y profano de Durkheim presenta dificultades y limitaciones. Prefiere en cambio utilizar una escala continua donde en cada extremo se encuentran las acciones completamente sagradas (estéticas) y en el otro las completamente profanas (técnicas). La mayor parte de las acciones sociales se desarrollan en medio de este continuo. El ritual manifiesta el estatus de un individuo como persona social –es decir, con todas sus relaciones sociales- dentro de una estructura social en la que se encuentra inserto. El ritual expone simbólicamente en forma de acción, al igual que el mito lo hace con palabras, el orden social, explicita la estructura social, “el sistema socialmente aprobado de relaciones adecuadas entre los individuos y entre los grupos”. Si existen inconsistencias y desequilibrios, estos también son expresados simbólicamente, postura contraria a la que sostuvieran Durkheim y los antropólogos estructural-funcionalistas, que postulaban que el ritual, por ser un tipo de acción conservadora y tradicional expresaba la solidaridad social, el equilibrio social y la consistencia entre mito, ritual y estructura; la función del ritual era recrear la sociedad.2

Para Leach las inconsistencias no deben ser eliminadas sino que deben ser entendidas como versiones que responden a intereses distintos y son más significativas que las uniformidades. Los mitos Kachin sirven para validar el estatus de un individuo, lo cual se produce justamente por la preferencia de una alternativa que puede ser una versión rival de otro individuo o grupo. La inconsistencia se produce al nivel de las versiones, pero la elección de una alternativa es consistente con los intereses del grupo que la escoge. No existen versiones auténticas de la tradición Kachin, y las incoherencias entre las versiones dejan de presentarse como tales si tomamos a la mitología kachin como un sistema de ideas y no como un sistema de reglas.

La narración de las sagas presentan un nivel de cierta uniformidad, con bastante acuerdo general, y otro nivel donde las versiones difieren mucho entre los diferentes grupos. Pueden validar alegatos de superioridad de un clan sobre los otros, o también de un linaje sobre los otros. Mitos distintos pueden validar un mismo hecho, o también un mismo mito tiene diferentes interpretaciones según lo esgriman los gumsa o los gúmlao. Las narraciones son hechos rituales que justifican el interés del individuo que la expone.







La sobremodernidad (del francés surmodernité) o, según el autor, hipermodernidad (del francés hypermodernité) es un concepto acuñado por el antropólogo francés Marc Augé para referirse a la aceleración de todos los factores constitutivos de la modernidad, del siglo XVIII y XIX.

En la sobremodernidad, se tiene una relación nueva con los espacios del planeta, y una individualización nueva. También se conocen tantos acontecimientos a través de la televisión, y de los medios de información en general, que tenemos la sensación de estar dentro de la Historia sin poder controlarla. Es decir, se desarrolla a la vez una ideología del presente –porque el pasado se va muy rápidamente y el futuro no se imagina-, y este presente está siempre cambiando.







En antropología, una sociedad acéfala (del griego, "sin cabeza") es una sociedad que carece de líderes o jerarquías políticas. Tales grupos se conocen también como sociedades igualitarias o no estratificadas.[cita requerida] Típicamente son sociedades pequeñas, organizadas en bandas o tribus que toman decisiones mediante consenso en vez de nombrar jefes o reyes permanentes. La mayoría de sociedades caza-recolección son acéfalas.

Características[editar]

Durante el siglo XX los antropólogos y etnólogos documentaron con mucho nivel de detalle sociedades acéfalas entre grupos de cazadores-recolectores. Algunas características típicas de estos grupos humanos organizados como sociedades acéfalas eran:

  • Eran generalmente nómadas y, por tanto, no sedentarios.
  • Usualmente vivían de la pesca y la caza, por tanto no poseían grandes infraestructuras para la producción o conservación de alimentos.
  • Frecuentemente en la organización social los hombres eran preponderante en algunas labores económicas, preferentemente la caza; si bien las mujeres hacían la mayor parte del trabajo de recolección.
  • El poder y el estatus se basaba ampliamente en la tradición y en obligaciones normativas, en algunos casos una especie de asamblea de ancianos tenía amplios poderos deliberativos.
  • Medio de control social representado por el linaje y las costumbres.










Las bandas son un tipo de organización social humana o animal que consiste de un reducido número de núcleos familiares o subgrupos afines, organizados sin excesivo rigor para finalidades de subsistencia o seguridad recíprocas.

Pueden estar integradas dentro de una comunidad o tribu mayor, donde se agrupan en ceremonias eventuales o para la caza y la guerra. Existen generalmente en áreas con baja densidad de población, como el desierto (aborígenes australianos), la tundra (lapones) o la selva tropical (bambuti), poseyendo pocas y simples tecnologías.







En antropología social, una sociedad de jefatura es un tipo de organización sociopolítica en la que una figura de autoridad controla algunas funciones administrativas en una sociedad.

En antropología política y en arqueología se suele establecer una clasificación evolutiva de las sociedades, ampliamente utilizada, en función de su organización sociopolítica en bandastribus, jefaturas y estados.1

La evolución de un tipo de sociedad a otro conlleva sistemas políticos más formalizados, jerárquicos y complejos. A diferencia de los Estados, las sociedades de jefatura no poseen órganos centrales de decisión y en muchos casos tienen dirigencias carismáticas.

Las jefaturas pueden ser de una amplia gama, para la que se han acuñado los términos de jefatura simple y jefatura compleja.

En el primer tipo, el jefe cumple solamente funciones rituales o religiosas, jurídicas o de relaciones exteriores, su rol es inestable y se basa en relaciones interparentales. Esta frágil unidad política puede dividirse por fisión en cualquier momento, con el traslado de grupos humanos.

En el segundo, que algunos autores consideran un tipo de protoestado, el jefe acumula mayor autoridad, la centraliza, y tiene un mayor poder coercitivo para modificar las relaciones igualitarias («horizontales») hacia los miembros de su etnia que llega a la hegemonía, con lo que a menudo percibe algún tributo.







Sociedad compleja es un concepto de las ciencias sociales, particularmente de la antropología y la arqueología, que se aplica a una formación social que se desarrolla con un nivel sofisticado de complejidad social.1​ Los rasgos que caracterizan tal nivel de complejidad aparecen a partir de un determinado tamaño de la población2​ de una comunidad humana (cuanto mayor sea la población, más compleja y rica tiende a ser la coexistencia de sus miembros), y se crecen con la extensión de la división del trabajo que especializa a miembros de esas sociedades en actividades particulares, haciendo que cada uno dependa de los demás para la obtención de bienes y servicios, dentro de un sistema regulado de usos y costumbres, como son las leyes, los sistemas jurídicos y las instituciones políticas, como es el Estado.

Diorama que representa escenas de la vida cotidiana en la cultura del Valle del Indo.

Concepto[editar]

La complejidad social, en este sentido, se refiere típicamente a la complejidad política, específicamente a la presencia de una jerarquía en la forma de una élite dirigente sostenida por un aparato burocrático, con su parafernalia asociada de edificios administrativos y residencias reconocibles en centros urbanos o proto urbanos (templos y palacios).

También son sociedades complejas, según esta definición, las sociedades agrícolas que proporcionan el excedente requerido para sostener una élite social que no produce alimentos. Explicar los orígenes de estos tipos de formaciones sociales, que aparecen en la mayor parte del mundo, es una de las principales tareas de la arqueología.

Controversia[editar]

"Pueblos de Oceanía", ilustración de una obra de antropología de finales del siglo XIX.

Hay, no obstante, problemas con el término "complejidad" en este uso. Se ha argumentado que usar la organización política (o la sofisticación tecnológica, o la estrategia de subsistencia4​) como medida de complejidad refuerza los conceptos de superioridad de la civilización occidental sobre otras (o establece el propio concepto de "civilización" frente al de las supuestas "culturas primitivas"); mientras que si se toman otras perspectivas, determinados aspectos de ella resultan ser relativamente simples frente a la complejidad que muestran en otras sociedades, como las relaciones de parentesco de los aborígenes australianos.5

El colapso de las sociedades complejas, de Tainter[editar]

Según Joseph Tainter (The Collapse of Complex Societies, 2003)6​ las sociedades se hacen más complejas cuando intentan resolver problemas; pudiéndose reconocer la complejidad social en la diferenciación y especialización de roles sociales y económicos y en los mecanismos que los coordinan, y por la confianza en la comunicación simbólica y abstracta, con la existencia de una clase de productores de información y analistas que no se involucran en la producción primaria de recursos. Tal complejidad requiere proporcionar un sustancial flujo de "energía" (en forma de consumo de recursos u otras formas de riqueza).

Cuando una sociedad se enfrenta a un "problema", como una disminución en el flujo de energía, o una dificultad en su acceso, para lidiar con el desafío tiende a crear nuevos estratos de burocraciainfraestructuras o clases sociales. En el primer capítulo de la obra de Tainter se identifican diecisiete ejemplos de rápido colapso de sociedades, aplicando su modelo a tres case studies: el Imperio romano de Occidente, la civilización maya y la cultura Chaco.

Así, cuando la producción agrícola romana disminuía al tiempo que aumentaba la población, haciendo caer la disponibilidad de energía per-capita, se aplicó como "solución" la conquista de territorios vecinos con la consiguiente apropiación de sus excedentes de energía (en forma de cereales, metales, esclavos, etc.) A medida que el Imperio crecía, el coste de mantener las comunicaciones, el ejército y la administración, crecía con él. A la larga, los costes se hicieron tan grandes que cualquier nuevo desafío, como fueron las invasiones o ciclos de malas cosechas, no podía ser resuelto con la adquisición de más territorio. Los intensos y autoritarios esfuerzos de mantener la cohesión por Domiciano y Constantino el Grande sólo condujeron a mayores tensiones sobre la población. El Imperio se dividió, y la mitad occidental se fragmentó en unidades políticas menores; la mitad oriental, más rica, fue capaz de sobrevivir más tiempo como una unidad, no colapsando, sino decayendo lentamente, mientras que sus poderosos vecinos tomaban ventaja de su debilidad. Más que una catástrofe para todos los involucrados, la caída del Imperio romano de Occidente fue algo racionalmente preferible para los individuos de la época, muchos de los cuales estuvieron mejor sin él, acogiendo a los bárbaros como liberadores.

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