Superstición es la creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica.
Aunque se trata siempre de creencias sin ningún tipo de prueba científica, el concepto no siempre engloba todo lo que no es científico. Algunas definiciones del término excluyen, por ejemplo, a las creencias de la fe religiosa, las cuales no son científicamente probables, pero según esta delimitación del concepto, tampoco constituyen supersticiones.1 La denominación se aplica también en sentido peyorativo a formas de creencias, prácticas y rituales religiosos que no corresponden a las opiniones y convicciones propias.
En el sentido de ignorar a las personas coloquial general se utiliza de manera equivalente a los conceptos de irracional o no científico. En los contextos culturales en que dominan las religiones abrahámicas el término «supersticioso» se utiliza entre simpatizantes para significar una carencia de formación teológica, pero también como demérito de las creencias populares o de orientación ocultista.23 Por otra parte, los críticos de la religión utilizan el concepto en su connotación negativa para englobar a todas las concepciones de fe y a las religiones. Debido a que el concepto se define desde distintas cosmovisiones y sistemas de creencias, los contenidos estarán determinados por la posición científica o religiosa de quien los presente.
Superstición y psicología[editar]
En psicología, el término se asocia en sentido estricto a «conducta superticiosa», concepto derivado que utilizó por primera vez Skinner en 1948 en el contexto de su descripción del paradigma del condicionamiento operante. Se refiere al fenómeno de que las conductas que son reforzadas de manera casual se desarrollan tal como si existiera una relación real entre el reforzador y la emisión de la conducta. En experimentos con palomas observó que cualquier conducta emitida de manera completamente casual por las aves justo antes de recibir alimento (por ejemplo caminar en círculos, levantar o agachar la cabeza, extender la alas) resultaba reforzada por la recepción temporalmente cercana de alimentos y las aves se comportaban repetidamente de este modo, como si «creyesen» que a través de esa conducta pudieran «producir» la obtención de alimentos. Skinner veía aquí una clara analogía con la conducta supersticiosa de los seres humanos.5 Esta idea de Skinner fue criticada posteriormente señalando su falta de consitencia interna con el cuerpo teórico del condicionamiento (Frankel, 1971). Otros experimentos posteriores lograron demostrar que muchos de esos tipos de conducta que Skinner había atribuido al reforzamiento supersticioso ocurrían no antes, sino después de recibir el alimento, lo que llevó a Michael Mahoney a realizar el siguiente comentario:
«Con frecuencia, nuestra conducta como experimentadores parece ser más supersticiosa que la de los objetos de experimentación.»Mahoney, M. Kognitive Verhaltenstherapie [«Terapia conductual cognitiva»], Múnich, 1977
En un sentido más amplio, la superstición sería para la psicología el resultado de una manera prejuiciosa de procesar la información. Un prejuicio cognitivo (del inglés cognitive bias, «predisposiciones cognitivas» o «sesgo cognitivo», en español), es una distorsión cognitiva en el modo en que los humanos perciben la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros se consideran simplemente como categorías generales de prejuicios.
Aunque en la historia de la humanidad se aprecia un proceso general de decaimiento de las supersticiones, este proceso no es lineal, como lo demuestra el auge actual de la quiromancia y los exorcismos en Italia y Europa.
Para el individuo supersticioso, la superstición puede cumplir un papel estabilizador para la psiquis, por medio de los mecanismos de defensa. En este contexto, los actos apotropaicos, como decir «¡Jesús!» tras un estornudo para rechazar la mala suerte, tocar madera, cruzar los dedos o santiguarse, pueden ser percibidos con una funcionalidad curativa.
Otro aspecto importante estudiado por la psicología clínica y que se relaciona con las supersticiones es el estudio del llamado pensamiento mágico, como estilo de pensamiento característico de ciertas patologías psíquicas, tales como el trastorno obsesivo-compulsivo y la esquizofrenia, entre otros. La psicología social, por su parte, ha abordado el estudio de la religión como sistema de creencias, estudiando su equivalencia o relación con la supertición.
Prejuicios cognitivos[editar]
El pensamiento mágico, base de la superstición, es una forma de pensar y razonar que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta. Creencias carentes de lógica. Mirándolo de forma científica suele estar basado en percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo, pudiendo haber sido condicionado por otras personas que haya conocido o aceptando de algún modo las teorías de dichos individuos con esas creencias.
En psiquiatría, varias enfermedades mentales y trastornos de personalidad se caracterizan por diversos grados de pensamiento mágico. Se utiliza el método científico para remarcar lo endeble y arbitrario de las convicciones basadas en lo sobrenatural.
Bruce Hood, profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Bristol, llevó a cabo un experimento para demostrar la inutilidad de los esfuerzos por combatir las creencias irracionales, ya que sostiene que el cerebro humano tiende a funcionar de manera supersticiosa. Para demostrar su teoría, el profesor Hood les preguntó a los miembros del público de un festival de ciencias, si estaban dispuestos a probarse una chaqueta azul a cambio de una gratificación de 10 libras esterlinas. Después de que no pocos voluntarios levantasen la mano, dijo entonces que la chaqueta había pertenecido a Fred West, un asesino múltiple. Al oír esto, la mayoría de los voluntarios bajaron la mano como acto apotropaico o de defensa o rechazo del agüero. En realidad, la chaqueta no había pertenecido a Fred West. El experimento demostró que esta suposición hacía sentirse incómodas a personas que se consideraban escépticas (ya que asisten a un festival de ciencias).
Escrúpulos similares y creencias comparables, explican, por ejemplo, por qué pocas personas estarían dispuestas a cambiar su anillo de boda por una réplica idéntica. Según el profesor Hood, la diferencia entre conceder «importancia sentimental» a los objetos y creer en la religión, la magia o lo paranormal, es solo de grado.
Según Hood, debido a que los humanos obramos intuitivamente, instar a las personas a abandonar su sistema de creencias no tiene éxito, porque ese componente actúa a un nivel tan fundamental, que ninguna cantidad de pruebas racionales puede erradicarlo, de igual modo que no podemos erradicar un instinto.
Religión y superstición[editar]
Generalmente, la mayoría de las religiones poseen rituales, ceremonias o ensalmos que ponen a los sujetos en relación con las fuerzas espirituales, determinando que las personas no pertenecientes a esa religión pueden considerar estos actos como supersticiones.
Pese a que la definición de superstición incluye "fuerzas arbitrarias" y afirmaciones no probables por la ciencia o el pensamiento empírico, el cristianismo considera la superstición (ajena a su propio dogma) como contraria al primer mandamiento.6
Según el diccionario de la Real Academia Española, la superstición es una ‘creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón’.
La superstición no tiene por objeto el conocimiento de la realidad científica que yace tras dicha creencia, se da por supuesto su veracidad. Su objeto es mantenerse alerta en las situaciones diarias para evitar o incidir en las acciones que conducen de modo oportuno a la base de la creencia. La religión tiene por objeto de un modo básico, adquirir la gracia del ente o entes objeto de adoración a base de cumplir los mandamientos (véase ascética) y rechazar las prohibiciones que dicta su credo.
Algunas religiones y cosmovisiones esotéricas herméticas han considerado los estados de conciencia alterados como una prueba de la existencia de sus creencias. Su conocimiento parte de premisas y fuentes totalmente diferentes a las de la ciencia, la técnica y la filosofía científicas (de nuestro tiempo). Sería fruto del desarrollo de capacidades en el individuo que trascenderían los límites de la percepción sensorial normal. Mediante técnicas: meditativas, autosugestión, privación del sueño, ayuno, deshidratación, drogas, intoxicaciones... los sujetos aseguran experimentar la realidad más allá del umbral de la normalidad al percibirla, lo cual definen como otro nivel diferente y subjetivo.
La palabra tabú designa a una conducta inmoral o inaceptable para una sociedad, individuo, grupo humano o religión. Es la prohibición de algo supuestamente extraño o incorrecto (en algunas sociedades), de contenido comúnmente religioso, económico, político, social o cultural por una razón que no suele estar justificada o no requiere ser comprendida. Romper un tabú es considerado una falta grave por la sociedad. Algunos tabúes son, en efecto, delitos castigados por la ley, por lo que los tabúes son antecedentes directos del derecho. Hay tabúes fuertemente incorporados a las tradiciones de ciertas culturas, mientras otros responden a intereses políticos.
Los tabúes pueden incluir:
- Restricciones alimentarias (como la dieta halal y kosher).
- Restricciones que afectan a actividades y relaciones sexuales (masturbación, necrofilia, pedofilia, zoofilia, etc.)
- Restricciones en el uso del lenguaje (palabrotas, juramentos, palabras que puedan ofender a individuos o colectivos). Un ejemplo histórico de este tipo de tabú es el tabú sobre los nombres que estuvo muy extendido en la cultura china.
Para evitar algunas palabras consideradas o tabú, se utilizan eufemismos. En otros casos, se utilizan disfemismos.
El tabú sobre los nombres fue, y en parte sigue siendo, un tabú contra el uso hablado o escrito de los nombres y más concretamente contra el uso de los caracteres que componían dichos nombres, de ciertas personas en China.
Existían distintas variantes de este tabú:
- El tabú sobre los nombres del estado (国讳; 國諱) se aplicaba al nombre del emperador y sus ancestros. Por ejemplo, durante la dinastía Qin se evitó el uso de Zheng (政), que era el nombre propio del rey Qin Shi Huang; así, el primer mes del año, zheng yue (正月: el mes honesto) fue renombrado a duan yue (端月: el mes respetable/honesto). Generalmente se evitaron los nombres de los ancestros hasta siete generaciones después de su muerte.
- El tabú sobre los nombres del clan (家讳; 家諱) se aplicaba al nombre de los ancestros de uno mismo.
- El tabú sobre el nombre de Sus Santidades (聖人諱) se aplicaba al uso del nombre de personas respetadas. Por ejemplo, el nombre Confucio fue prohibido durante la dinastía Jin.
En documentos diplomáticos y cartas entre clanes se observaban los tabús sobre los nombres de cada uno de los clanes implicados.
En 1777 Wang Xihou (王錫侯) escribió el nombre del emperador Qianlong en un libro, por lo que él y sus familiares fueron ejecutados.
Se empleaban tres métodos distintos para evitar el uso de un carácter tabú:
- Cambiar el carácter por otro que sea sinónimo o suene parecido al carácter que quiere evitarse. Por ejemplo, la puerta Xuanwu (玄武門:Puerta del Norte) de la Ciudad Prohibida se renombró como Shenwu (神武門:Puerta del Divino Poder) para evitar el primer carácter de Xuanye (玄燁), que era el nombre propio del emperador Kangxi.
- Dejar un espacio en blanco en el lugar del carácter.
- Omitir un trazo en el carácter, especialmente el trazo final.
Aunque estos tabúes no se siguen estrictamente en la actualidad, son aún observados por muchas personas que evitan dar a sus hijos nombres que tengan el mismo o similar sonido que el de alguno de sus antepasados. Esto puede explicar por qué aún en la China moderna se encuentra irrespetuoso llamar a los ancianos por su nombre, y por qué es raro encontrar personas con el mismo nombre que sus padres.
A lo largo de la historia de China hubo emperadores, cuyos nombres contenían caracteres frecuentes, que intentaron aliviar la carga que suponía la observancia de este tabú. Por ejemplo el emperador Xuan Di, cuyo nombre de pila Bingyi (病已) contenía dos caracteres muy frecuentes, cambió dicho nombre por Xun (詢), un carácter mucho más infrecuente, con el propósito explícito de facilitar a su pueblo la observancia del tabú. Análogamente, el emperador Taizong de Tang, cuyo nombre de pila Shimin (世民) también contenía dos caracteres muy frecuentes, ordenó que el tabú sobre su nombre solamente requiriera evitar el uso de los caracteres Shi y Min cuando aparecían juntos y no por separado, que era lo tradicional. Sin embargo, su hijo el emperador Gaozong de Tang anuló dicha orden tras la muerte de su padre restableciendo el tabú original sobre los caracteres por separado.
La taxonomía de los pueblos indígenas de América del Sur ha sido progresivamente desarrollada por diversos investigadores en los últimos siglos, sin que se haya logrado un consenso definitivo sobre la materia. Si bien la idea de la existencia de diversas razas humanas perduró hasta mediados del siglo XX, en la actualidad se considera que toda la humanidad pertenece a la especie Homo sapiens e incluso a la subespecie Homo sapiens sapiens, descartándose que exista más de una raza humana. La discusión sobre los orígenes del poblamiento de América ha generado diversas teorías a medida que nuevos datos fueron aportados por los descubrimientos paleontológicos y por el desarrollo de la arqueología, geología, filología, antropología y el análisis de ADN, sin que se alcance un acuerdo definitivo sobre cómo y cuándo ingresaron los humanos al continente.
Concepto histórico de raza[editar]
En antropología el concepto de raza se refería a los grupos fenotípicos en que se subdividen los seres humanos de acuerdo con diversos sistemas de clasificación usados especialmente entre los siglos XVIII y mediados del XX. A partir de los años 1950 y 1960 estos sistemas de clasificación han ido cayendo en desuso con el advenimiento de nuevas corrientes antropológicas, y actualmente son pocas las revistas científicas que continúan utilizando categorías raciales. Existe opinión mayoritaria entre los especialistas de que es inadecuado el uso del término raza para referirse a cada uno de los diversos o diferentes grupos humanos,1 y se considera que es más apropiado utilizar los términos etnia o población para definirlos. Más aún, muchos científicos consideran que para referirse a seres humanos, biogenéticamente, las razas no existen,2 tratándose solo de interpretaciones sociales,3 ya que todos son parte del Homo sapiens y su ADN tiene una variabilidad genética muy pequeña. La clasificación de los seres humanos en razas o tipos raciales no fue definido por razones biológicas naturales, sino que por razones geográficas, históricas, sociales y culturales.
El poblamiento primitivo de América[editar]
La teoría autoctonista del poblamiento primitivo de América fue presentada por el argentino Florentino Ameghino en La Antigüedad del Hombre en el Plata (1880), basándose en restos fósiles postuló que los seres humanos se originaron y evolucionaron en las pampas de Argentina en el período terciario y que desde aquí poblaron el resto del mundo.4 La teoría fue desacreditada por Aleš Hrdlička demostrando que los restos óseos eran de períodos más actuales y no todos humanos. Los estudios científicos afirman que los seres humanos no son originarios de América, por lo que que este planteamiento, si bien dio inicio a la pregunta entre los científicos modernos, ha sido el primero en ser abandonado como respuesta por los proponentes de las teorías que siguen.
La teoría del poblamiento tardío asiático del continente americano fue planteada por Hrdlička en 1925 y sostiene que hace aproximadamente 13 500 años un pequeño grupo de seres humanos procedentes de Siberia ingresó al continente americano por el puente de Beringia (que existió entre 30 000 y 11 000 años antes del presente) hacia Alaska, en el período en que bajó el nivel de las aguas durante la glaciación Wisconsin (que comenzó hace 110 000 años y finalizó hacia el 10 000 a.C), y después marcharon hacia el sur a través de un corredor libre de hielo al este de las Montañas Rocosas, el valle del río Mackenzie, para constituir la cultura Clovis. Posteriormente se habrían producido otras tres migraciones, a partir de las cuales descenderían todos los pueblos indígenas de América. Esta teoría predominó desde mediados hasta finales del siglo XX, pero ha perdido sustento luego del hallazgo de los restos arqueológicos en Monte Verde al sur de Chile, con 14 800 años de antigüedad, ampliamente reconocidos por la comunidad científica.5 La teoría aún es sostenida o modificada a 15 500 años por diversos investigadores,6 pero no ha logrado hallazgos arqueológicos en la ruta de inmigración propuesta.
La teoría australiana fue postulada por el antropólogo portugués António Augusto Esteves Mendes Correia en 1928 y plantea que el poblamiento americano se debió únicamente a viajes marítimos realizados por pueblos australoides que aprovechando el óptimo climático del Holoceno (6000 a 8500 años a.C.), desde Australia vía Tasmania e islas subantárticas alcanzaron la Antártida y bordearon su costa, atravesando luego el pasaje de Drake hasta Tierra del Fuego. Desde allí se dispersaron por el continente americano. La teoría no se sustenta en hallazgos arqueológicos y se basa en las similitudes antroposomáticas, lingüísticas y culturales entre los habitantes de Tierra del Fuego y la Patagonia y los aborígenes australianos.7 La teoría está desacreditada en cuando a la fecha, ruta y origen único, pero no por la presencia de australoides en América.
La teoría oceánica o multirracial postulada por Paul Rivet en 1943, se basa en pruebas arqueológicas, culturales y lingüísticas y sostiene que la población indígena americana es multirracial y es el resultado de 4 migraciones procedentes principalmente de Asia, pero también de Australia, Polinesia y Melanesia, utilizando el puente de Beringia y en embarcaciones a través del océano Pacífico.8
La teoría del poblamiento temprano o teoría preclovis, es en realidad un conjunto de propuestas en base a una larga serie de estudios y hallazgos arqueológicos, lingüísticos y genéticos, algunos relativamente recientes, que cuestionan la clásica teoría del poblamiento tardío. En rigor no se trata de "una" teoría, pues los científicos involucrados no tienen una posición precisa común sobre el lugar o tiempo de ingreso del hombre a América, ni sus resultados parecen conducir linealmente a una respuesta puntual y coincidente. Pero todos ellos subrayan el hecho de que las evidencias son incompatibles aún con la fecha más antigua propuesta por la teoría del poblamiento tardío: entre 12 000 y 14 000 años AP.9 Los fundamentos están basados en el descubrimiento de restos datados por carbono 14 de hasta 60 000 años en Pedra Furada y otros sitios -aunque no todos aceptados-, análisis lingüísticos, de grupo sanguíneo y genéticos (cromosoma Y, ADN mitocondrial, genética autosomal y proteica).
Pedra Furada[editar]
Pedra Furada es un yacimiento arqueológico y de pinturas rupestres descubierto en 1973 y localizado en el parque nacional de la Sierra de la Capibara al este de Piauí en Brasil, del cual se ha postulado la posible presencia humana más antigua de América del Sur. El hallazgo fue documentado por Niède Guidon en 1986 informando de dataciones realizadas con C-14 de entre 48 000 y 32 000 años AP11 Reiterados análisis posteriores realizados por ellos igualmente les han permitido postular esa posible antigüedad del yacimiento, ampliando en algunos casos el rango de fechas. 63 dataciones por C-14 permitieron el establecimiento de una columna crono-estratigráfica que va de 59 000 hasta 5000 años AP.1213 Ocre utilizado para pintar en las rocas fue encontrado en estratos datados de entre 17 000 y 25 000 años AP.14 Recientes trabajos en el pedestal del Boquerón de la Pedra Furada y en un lugar al aire libre, cerca del Valle de la Pedra Furada, produjo más evidencias de la ocupación humana que se extendió por más de 20 000 años, argumento que es apoyado por una serie de dataciones por C-14 y OSL (luminescencia estimulada ópticamente), y por el análisis técnico del conjunto de herramientas de piedra.15 En 2003 fueron encontrados en la gruta de Garrincho, un cráneo incompleto y 29 dientes, en sedimentos que, según el método de termoluminiscencia, datados en 14 100 años adP y según el método de luminiscencia óptica en 24 000 años adP.16
Intentos de clasificación general[editar]
François Bernier[editar]
Las primeras clasificaciones raciales datan del siglo XVII, las cuales se dieron en el contexto de una época contemporánea al imperialismo de ultramar o período colonial. El médico francés François Bernier (1625-1688) publicó en 1684 Nouvelle division de la terre par les différentes espèces ou races qui l'habitent, la primera clasificación en distintas razas o especies humanas, argumentando que era posible dividir la Tierra teniendo en cuenta las características físicas de los hombres, además de por regiones en donde habitaban. Dividió a los humanos en cuatro grupos, en uno de los cuales los americanos -a los que describió de "color oliváceo"- estaban incluidos junto a los europeos, africanos del norte, persas, árabes, habitantes de la India y de Insulindia.1718
Georges Louis Leclerc de Buffon[editar]
El francés Georges-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788), creía que las diferencias raciales eran subjetivas y que estaban inducidas por procesos temporales climáticos, dieta alimentaria o costumbres. En su publicación de 1749, Histoire naturelle de l’homme, distinguió seis variedades de hombres dándoles la categoría de raza, una de las cuales era la americana.19
Carlos Linneo[editar]
El sueco Carlos Linneo (1707-1778) definió la posición de los humanos en el marco general de las especies naturales, en correlación con las especies zoológicas y botánicas, además de incluir a la especie humana y a los monos en el orden especial de los primates. En la décima edición de Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis de 1758 definió al Homo sapiens como una especie diurna que cambiaba por la educación y el clima, y que comprendía cuatro variedades, siendo una de ellas Americanus. Definió al tipo de esta raza como: colorado, colérico, de porte derecho, de piel morena y cabellos negros, lacios y espesos, con labios gruesos, nariz grande, mentón casi sin barba, porfiado, contento de su suerte, amante de la libertad, pintado el cuerpo con líneas coloradas combinadas de distintas maneras.20
Johann Friedrich Blumenbach[editar]
El médico alemán Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840) se basó en su análisis craneométrico para su clasificación. Él creía en la igualdad de razas y consideraba las variaciones físicas producto de adaptaciones climáticas, aunque ignoraba el mecanismo de esto. Inició sus publicaciones en 1790 en los fascículos Decas craniorum. Collectionis suae craniorum diversarum gentium illustrata y determinó cinco razas, una de las cuales era el americano o rojo.21
Jean-Baptiste Bory de Saint-Vincent[editar]
En el extracto L’homme (homo), essai zoologique sur le genre humain de su Dictionnaire classique d'histoire naturelle (1825) el francés Jean-Baptiste Bory de Saint-Vincent (1778-1846) clasificó a los humanos en dos tipos, uno de ellos los leyótricos (de cabellos lisos). A este grupo lo dividió en del antiguo continente y del nuevo continente, subdividiendo a este último en: espèce colombique, espèce américaine y espèce patagone.22
René-Primevère Lesson[editar]
En su Manuel de mammalogie, ou histoire naturelle des mammiferes (1827) el francés René-Primevère Lesson (1794-1849) clasificó a los humanos en tres razas, una de las cuales era la Race Jaune o Mongolienne, que a su vez subdividió en 4 ramas, entre ellas la Rameau Américain. Dentro de ella señaló la existencia de diversas subramas, siendo las más remarcables la péruvienne, mexicaine y la araucans (que comprende las variedades patagons y puelces).
Tabula rasa («pizarra en blanco»; a veces traducida de forma incorrecta como «Tabla rasa») es una teoría que propone que cada individuo nace con la mente «vacía», es decir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y habilidades de cada ser humano provienen exclusivamente del aprendizaje, a través de sus experiencias y sus percepciones sensoriales. Los defensores de la tabula rasa no están de acuerdo con la doctrina del innatismo, que sostiene que la mente ya nace en posesión de cierto conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario