domingo, 3 de enero de 2016

Historia del arte

el arte del paleolítico americano
Durante mucho tiempo se creyó, de manera rotunda, que el Continente americano, no había tenido Prehistoria, e incluso los especialistas más avanzados que defendían que sí la había tenido, señalaban a continuación que la Prehistoria americana había sido una etapa de corta duración sin ninguna trascendencia o repercusión artística.
En la actualidad estas ideas se han revelado como falsas y absurdas, justo en el preciso momento en que se empezaron a aplicar los métodos modernos de datación al arte rupestre americano, y se puede comprobar que los restos tienen antigüedad contrastables. Sin embargo hay que señalar que esta disciplina es joven en América, ya que los primeros estudios sobre prehistoria americana se remontan a los años 50, es una disciplina que se encuentra en continuo desarrollo, porque los hallazgos no paran de sucederse. Así y todo, en el momento presente existen sobre la prehistoria mesoamericana obras de divulgación y de introducción al tema, pero no una obra de conjunto y de referencia.
Lo que en el Viejo Mundo denominamos Paleolítico, en el continente americano recibe el nombre de Periodo Lítico. Es un hecho constatable y verificable la presencia de seres humanos en el continente americano desde, al menos, la glaciación wisconsiniana, es importante porque ello significa que la prehistoria americana tiene una antigüedad constatable y real, y aunque no es comparable a al prehistoria del Viejo Mundo, que tiene como mínimo 1.000.000 de años, la americana tiene una cronología de entre 30.000 y 70.000 años, lo que desde luego no es un periodo corto, como suponían los primeros estudios; en el cual se han descubierto y se están descubriendo restos de arte rupestre correspondiente al periodo Lítico.
A partir de esta glaciación, los primeros pobladores que penetraron en continente americano a través del estrecho de Bering, gracias a estos periodos interglaciares, se fueron expandiendo por el continente y fueron aumentando su nivel cultural y artístico.
Periodo Lítico
Al igual que el paleolítico europeo, el periodo lítico en América ha sido dividido por los arqueólogos en dos grandes etapas:
  1. Periodo lítico inferior o paleoindio inferior. En esta época los habitantes fabricaron nódulos y lascas mediante la técnica de la percusión (se trabaja por golpes, sobre todo se emplea obsidiana negra), elaboraron también instrumentos de hueso, e incluso de madera, si bien, los de madera, dada su naturaleza perecedera, han llegado hasta nosotros en pequeñas cantidades.
  2. Lítico superior, paleoindio superior o periodo de los cazadores superior. Es una época en la cual el utillaje evoluciona, desde el punto de vista de la ejecución y nos encontramos con objetos que fueron fabricado tanto con la técnica de la percusión , como de la técnica de la presión (se trabaja mediante la frotación de unas piedras con otras y en su última fase se utiliza el pulimentado con arena y agua, también se utiliza la obsidiana). Entre estos instrumentos hay un gran número de puntas de flecha y cuchillos de hoja bifacial. Son unos instrumentos más elaborados y perfectos que los que se habían realizado en el lítico inferior y por ello la capacidad para cazar del hombre del lítico superior fue mucho mayor.
Hay que señalar que los habitantes, tanto del lítico inferior, como del superior, están ya atestiguados en América del Norte, pero también en Centroamérica y en Sudamérica, e incluso conviene apuntar que todavía en la actualidad existen pueblos de América que siguen inmersos dentro del periodo lítico, en especial tribus de la Selva de Colombia, Venezuela y Amazonas.
Pintura rupestre
Respecto al arte rupestre, y más en concreto en Norteamérica, las pinturas mas importantes y prácticamente las únicas, se encuentran en la Bahía de Kachemak y Cook Inlet de la costa de Alaska. Estas pinturas rupestres han sido estudiadas con todo detalle por la investigadora Frederica Laguna, quien, después de cotejarlas, ha llegado a la conclusión de que son de fechas tardías, pudiendo enmarcarlas en el lítico superior, e incluso, ha indicado que existen conexiones formales entre estas pinturas y la cultura Denbigh, una cultura Mesolítico que se ubica en la costa meridional de Alaska.
En estas pinturas aparecen representados seres humanos que están mostrados, o bien individualmente, o bien en grupos, en embarcaciones que recuerdan por su forma los típicos kayaks que todavía hoy emplean los esquimales.
Junto con estos seres humanos, aparecen también representaciones zoomorfas: focas, morsas, ballenas e incluso pingüinos, es decir, representaciones de la fauna local, ya que el pintor o pintores, que realizaron estas muestras de arte rupestre, trasladaron sobre la pared todo el entorno natural que tenían delante de sí, lo que veían: a sus congéneres y fauna.
La manera de realizarlas es elemental y esquemática, casi ingenua, sencilla, infantil. Para su ejecución se limitaron a aplicar los pigmentos a base de tintas planas, en ningún momento encontramos claroscuro, ni degradaciones tonales de ninguna clase.
Se comprueba que el artista de estos momentos todavía no sabe, o no se atreve a representar escenas colectivas (con alguna excepción puntual) y, por supuesto, en sus pinturas no aparece la más mínima representación de dinamismo o moviendo.
Estas pintura son las únicas en toda Norteamérica que pertenecen al periodo Lítico, porque los descubrimientos de pinturas rupestres que se han efectuado en la baja California o en Texas son de cronologías más recientes y por lo tanto, se escapan al periodo lítico.
En Sudamérica, los restos de pinturas rupestres más importantes se encuentra en la Patagonia, siendo también los más destacados del continente americano. Estas pinturas rupestres han sido estudiadas y catalogadas por un arqueólogo, de origen austriaco, llamado Osvaldo Menghin, que lleva muchos años afincado en Argentina, y a quién se debe la sistematización de estas pinturas rupestres de la Patagonia. Estableció siete grandes estilos en el Lítico, que además pueden utilizarse para catalogar el resto de pintura rupestre de Sudamérica:
  1. Estilo de negativos de manos: Este estilo es el más antiguo de todos y prolifera a los largo y ancho de toda la Patagonia. Recibe este nombre porque para su ejecución el artista rupestre aplicó sobre la superficie de la roca su mano izquierda para, con la derecha, pintar en negativo el contorno. La mano que aparece representada es mayoritariamente la izquierda porque en este momento el artista ya era diestro. La más antiguas son las rojas, y las claras pertenecen a fechas más recientes. Pese a llamarse estilo de negativo de manos, en ocasiones pueden encontrarse motivos de pies, tal y como sucede en la Cueva de la Piedra Pintada, en Patagonia,Indistintamente de si aparecen manos o pies la cronología de estas pinturas se encontrará siempre entre el 9.000 y el 8.000 a.C. En cuanto a su interpretación, la teoría más extendida es que estas pintura estarían relacionadas con los rituales de caza y con el culto a los muerto, algo dudable.
  1. Estilo de Escenas: Se reproducen escenas de caza y de danza, resulta muy similar al estilo de escenas de nuestro arte rupestre levantino. La cronología arranca a partir del 8.000 a.C. y está atestiguado, prácticamente en toda Sudamérica. El hallazgo más sobresaliente se encuentra en la Cueva de Toquepala, en Perú, estudiada por el arqueólogo Jorge Muelle, quien las sitúa en el año 7630 a. C. Al margen de esto las pinturas de Toquepala representan, en un tamaño relativamente pequeño, a seres humanos cazando y a una serie de animales que son perseguidos, heridos o capturados por los cazadores. De ahí que en esta ocasión se ha indicado que estas pinturas tendrían un simbolismo mágico, de rito propiciatorio de la caza. Estas pinturas de Toquepala, analizadas técnicamente, muestran ya una evolución, un desarrollo en relación con las pinturas de la costa de Alaska. Aquí se emplean dos procedimientos técnicos, por un lado las figuras siguen las técnicas, ya tradicionales, de aplicar directamente sobre la superficie de la roca la pintura, de manera monocroma y a base de tintas planas, y por otro lado, procedimientos consistentes en dejar que los pigmentossequen sobre la superficie de la roca y una vez secos, con instrumentos afilados realizaban incisiones o raspados. Así pues hay un deseo de evolucionar técnicamente. Desde un punto de vista artístico, también se han operado cambios: las figuras son más detallistas y complejas que las de Alaska, son siluetas que gustan de formas con composiciones en grupo, e incluso en ellos se plasma muy bien la idea de dinamismo o movimiento. Se pone de manifiesto ese cambio que se está operando en estos primeros pobladores del continente americano, conforme pasa el tiempo.
  2. Estilo de Pisadas: Sobre la superficie de la roca se observan huellas, pisadas, pintadas de animales de la fauna local como el guanaco, el ñandú, el puma, e incluso surcos de serpientes. Este estilo combina estos elementos, con elementos geométricos como las espirales, simples líneas rectas, cruces, rectángulos etc. Se ha señalado que el estilo de pisadas es un estilo mixto, porque en él se combinan las dos técnicas del estilo anterior: pintura monocroma y las incisiones o raspados. La cronología arranca a partir del 2.000 a.C.
  3. Los restantes estilos de Osvaldo Menghin son el IV, V, VI y VII, que reciben los nombres de estilo paralelas, estilo de peces, estilo de miniaturas, y estilo de símbolos. Son estilos de cronología recientes, todos ellos se enmarcan ya en nuestra era y por lo tanto, sobre pasan el marco cronológico y cultural del periodo Lítico, de ahí que no les vayamos a prestar atención en esta ocasión.

En América es frecuente encontrar, a lo largo y ancho del continente, los llamados petroglifos, que son símbolos que han sido grabados en relieve sobre las superficie de abrigos, oquedades, cuevas etc. El problema de petroglifos radica en saber cuáles de ellos son de época prehistórica (lítico) y cuáles son de fechas más recientes, de ahí que sea prácticamente imposible diferenciar uno lítico de otro del XIX, estilísticamente son iguales y la pátina del tiempo dificulta todavía más su catalogación.
Respecto a los restos escultóricos, propiamente dichos, sólo se han descubierto hasta el momento dos ejemplos relevantes. El primero de ellos que fue descubierto en una cueva, conocida como Cueva Jacob, en Missouri, consiste en un hueso en el que mediante incisiones se representó la figura de un mastodonte.
El segundo ejemplo es otro hueso de un animal que fue retocado con la intención de configurar lo que parece ser la cabeza de un jabalí. En este caso fue descubierto en el Valle de México, en la localidad de Tequixquiac. Hoy en día sabemos que este hueso puede datarse en torno al año 10.000 a.C. Se conserva en el Museo Nacional de Antropología de México.
Este hueso se corresponde con un hueso sacro y parte de la columna de un camélido ya desaparecido (perteneciente a la familia de las actuales llamas). Fue encontrado en 1870, prácticamente por casualidad, en un lugar de Tequixquiac, a unos 12m de profundidad, acompañado por restos óseos de otros animales, también desaparecidos, y por toda una serie de instrumentos pétreos que se han fechado entre el 14.000 y el 7.000 a.C., de ahí que se haya llegado a la solución salomónica de datarlo en el año 10.000.
Esta cabeza es importante porque demuestra científicamente, no sólo la existencia de seres humanos en esta zona del Valle de México en unas fechas mucho más antiguas de lo que tradicionalmente se cree, pero también porque pone de manifiesto que en esta época hubo ya seres humanos que observaban la naturaleza, que sabían tomar ciertos objetos de ella y que a partir de esos objetos los retocaban mediante incisiones, orificios, para dar lugar a un objeto nuevo que remite al medio natural, en este caso, la cabeza de un jabalí. También es muy importante observar qeu esto lo hacían sin ninguna utilidad o funcionalidad práctica (como cuando labran una flecha que van a emplear para cazar). No puede decirse que exista un deseo estético, al menos no según el concepto clásico, pero sí se manifiesta la intencionalidad de, al menos, fabricar un objeto que tuviera una connotación mágica o simbólica. En este sentido son varios los arqueólogos que señalan que el coyote y el jabalí eran en esa época animales de fuerte connotación totémica.
Estilo de Negativo de Manos
Estilo de escenas, cueva de Toquepala.
Ejemplo de petroglifos.
El hueso de Tequixquiac


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