La Iglesia San Francisco de Asís está localizada en la ciudad de La Plata, en la calle 12 Nº1773, entre 68 y 69, provincia de Buenos Aires, Argentina. El templo fue declarado Monumento Histórico Provincial en 1975 al haber sido el lugar donde contrajeron enlace Juan Domingo Perón y Eva Duarte, el 10 de diciembre de 1945.
Fue construida a partir de 1885 por el Ing. Santiago Botillana, de acuerdo a un neto estilo neo-románico. En el año 1888 se inauguró la escuela y en el año 1889 el convento, siendo el primero de esa congregación en la nueva capital provincial.
En el año 1902 el edificio primitivo sufrió un incendio y fue reedificado el mismo año, y en el año 1922 fue erigido como sede parroquial por decreto de S.S.I. Monseñor Francisco Alberti el 1º de noviembre de 1922. El 10 de diciembre de1945 Juan Perón y Eva Duarte contrajeron enlace, siendo testigos Domingo Mercante y Juana Ibarguren; ese mismo año fue construida la torre principal de su frente, que no formaba parte del proyecto original de 1885.
La Iglesia fue declarada Monumento Histórico Provincial en 1975, aunque a partir del 24 de marzo de 1976 la Junta Militar la eliminó del catálogo de monumentos históricos. En 1987, al asumir el gobernador Antonio Cafiero, se le reincorpora al catálogo de monumentos históricos.
El templo fue bendecido el 30 de noviembre de 1920 por Monseñor Juan N. Terrero, posee en su interior el Camarín de la Virgen de la Rosa. La imagen fue adquirida en un anticuario en Constantinopla en 1925 por el señor Mario Macchi.2
Pertenece a la congregación de los franciscanos.3
Su actual párroco es el Pbro. Julio López
La iglesia de San Francisco de Paula se encuentra en Uquía, a 120 km de San Salvador de Jujuy en Argentina. Data del siglo XVII. Es de estilo americano, paredes de adobe de 1 m de grosor. La torre se encuentra separada del edificio principal. El altar está tallado a mano en madera y dorado a la hoja. Lo más llamativo en su interior son los cuadros de los ángeles arcabuceros llevados desde el Cuzco en la época colonial.1
Históricamente la población formó parte de la Encomienda de Humahuaca desde finales delsiglo XVI hasta la extinción de la misma, que a lo largo de los siglos XVII y XVIII estuvo en manos de la familia Zárate, a excepción de unos pocos años al final de la existencia de la Encomienda. A finales del siglo XVIII la población de Uquia era de alrededor de 50 familias, lo que nos da un total de 236 personas, según el Libro de Matrícula de 1773 , tomando en cuenta la población residente en el mismo Uquía y sin tener en cuenta otros anejos cercanos. La población siempre tuvo Gobernador de Indios o Curaca propio, independiente del de Humahuaca, no así el Protector de Indios que era el mismo y la comunidad sostenía dos Cofradías, eligiéndose anualmente sus mayordomos y priostes, en la fiesta de San Francisco de Paula. La mayoría de los habitantes tenían sembradíos para riego de los cuales tenían acequias, todavía hacia la mitad delSiglo XIX se entablará un pleito entre estos agricultores y el Sr. Eraso por la posesión y utilización del agua que viene por la acequia comunitaria.
La iglesia de Uquía, declarada Monumento Histórico Nacional, el 14 de julio de 19412 fue levantada en honor de la Santa Cruz y bajo la advocación de San Francisco de Paula era una ayuda de parroquia de la de Humahuaca. Fue terminada de construir en el año 1691 porDomingo Vieyra de la Mota, quien fue Vicario y Juez Eclesiástico en 1691 y que ocupó el Beneficio de Humahuaca, Cochinoca y Comisario de la Santa Cruzada. Por motivos de salud y por su dedicación a los otros cargos, pasaba gran parte del tiempo fuera de la jurisdicción de Humahuaca. La influencia jesuítica es notable, seguramente porque la familia Vieyra de la Mota, de la aristocracia tucumana, eran protectores de la Compañía de Jesús y a ellos constituye en heredero de los bienes, José Vieyra de la Mota, hermano de Domingo, cuando fallece.
Arquitectónicamente se conserva más o menos tal como fue concebida en 1691, salvo algunas excepciones, la Sacristía fue rehecha en1856, según el libro de fabrica, debido a su destrucción y al año siguiente se rehizo el techo de la nave de la iglesia y se compusieron las aleras de fuera de la iglesia que estaban deterioradas. Sin embargo en el inventario de finales del silglo XIX y en el realizado en 1912, cuando se habla de la Torre, se dice expresamente “se encuentra con su Sacristía, Iglesia y torres muy deteriorada” y “…tiene además sus pequeñas torres y en una de ellas que está aislada de la Iglesia están colocadas las campanas, que son tres…”, lo que estaría indicando la existencia de dos torres al menos en el recinto de la Iglesia, sin embargo en 1944 ya se habla solo de una torre “en esquina derecha de 4,10 m × 4,1 m con cuatro campanas, dos totalmente rotas y otras dos en uso pero en mal estado”, por lo que si hubo más de una torre estas desaparecieron entre 1912 y 1944. La torre fue rehecha en el año 1864, ya que el 14 de junio en el libro de cuentas aparece una partida de 3$ por 400 adobes que costaron a 6 reales el centenar con los cuales se hicieron de nuevo las dos cornisas de la Torre de Uquia que estaba destruida en circunferencia y esta obra la realiza Dionisio Quispe. Este mismo compró también diez tablas de cardón a un real y otras diez más pequeñas a medio, lo que supuso un total de un peso con siete reales, además después se compraron otras cinco tablas. El contratista de la obra fue Paulino Corimayo, vecino de Uquía, que cobro 15 pesos, aportando el mismo el peón necesario.
Su entrada principal es resguardada por una curiosa cerradura que data de 1745, en la cual es un extraño mecanismo en donde la llave se coloca en posición invertida a las cerraduras modernas de hoy en día. Solo la llave que abre esta puerta pesa entre 600 y 800 gramos.
En su interior, además de la colección de ángeles arcabuceros, se encuentran otras muchas obras de valor, como el retrato de San Ignacio de Loyola, de Matheo Pisarro, un pintor altoperuano del que se desconoce la mayor parte de su vida, salvo su maestría en el arte de la pintura y algunas de sus notables obras, repartidas por las Iglesias de la Puna, ya que fue el pintor de la corte del Marques de Yavi. Este cuadro de san Ignacio es el único firmado por el, aunque se le atribuyen también otros lienzos presentes en la Iglesia. El notable retablo, realizado en madera dorada a la hoja, data de 1699 y fue donado por el Teniente Gobernador de Jujuy, Lázaro Murueta y en él se conserva también una hermosa talla de San Francisco de Paula, de influencia española.
En este retablo se encuentra también un cuadro con cuatro imágenes: una del Ecce Homo, otra de la Inmaculada y dos de la Virgen de la leche. Una muestra curiosa de como se transportaban los lienzos desde el Cuzco, cortándose las imágenes en el destino final de las obras. En este caso ese recorte nunca se hizo, sino que se enmarcó tal cual llegó desde los talleres. La orla de flores que enmarca las pinturas cuzqueñas servía, además de adorno, como línea de corte.
Los "Ángeles Arcabuceros" de Uquía son, junto con la de los "Angeles Arcabuceros" de Casabindo, una de las muchas series de pinturas de ángeles que durante el periodo hispánico se pintaron en toda la zona andina, teniendo como tema pictórico la representación de ángeles vestidos a la usanza de los Tercios de Flandes, militares españoles del Siglo XVII, más concretamente de la época del reyCarlos II (el último de la dinastía de los Austrias hispanos) que evitaban el negro llevado por los civiles por mandato real, que indicaban expresamente la prohibición de las ropas lujosas. Los que formaban parte de las milicias estaban exentos de tales normas y sus ropas se caracterizaban por la profusión de detalles y vivos colores, ya que "nunca entre la infantería española ha habido premática para vestidos, porque sería quitarle el ánimo y brío que es necesario que tenga la gente de guerra".3
El carácter angélico de los seres representados en los cuadros está dado por los rasgos marcadamente andróginos de los rostros y por las alas. Sus nombres proceden de los textos bíblicos, curiosamente es de las pocas series que fueron pintadas identificando a los ángeles con nombres, aunque solamente tres ángeles: Miguel, Rafael y Gabriel hayan sido aceptados por la Iglesia Católica, pero a pesar de las prohibiciones, se siguieron pintando otros muchos con nombres como Uriel, Osiel, Yeriel, Eliel, Salamiel, Barakiel y otros, cuyos nombres probablemente proceden de diversos escritos judeo-cristianos.
Por la forma en que se han representado en estas pinturas, hay quienes piensan que guardarían una profunda relación con grabados alemanes y holandeses de esa época, en los que se enseñaba el correcto uso de las armas de fuego, pero no hay que olvidar la gran influencia que, sin duda, debieron tener las fiestas celebradas en Lima, la capital virreinal para celebrar las fiestas de San Miguel, en la que los indígenas salían disfrazados de ángeles, portando armas cedidas por el Arsenal, fiesta que estuvo en vigor hasta 1750 cuando los indígenas aprovecharon las mismas y el hecho de llevar armas para levantarse contra el Virrey.
La serie de los Ángeles Arcabuceros de Uquía, procedentes de la escuela cuzqueña y presentes en la Iglesia desde mediados del S. XVIII hoy está incompleta, pues a través de los inventarios se puede conocer que desapareció uno de los diez cuadros originales, falta que es constatable desde hace más de cien años.
Como detalle curioso señalar que en el año 1752/3 falleció en Uquía el P. Pedro Lozano, un jesuita historiador autor de innumerables obras de Historia y a quien se considera el padre la historia científica argentina. De paso en Humahuaca, falleció acá entre los años citados, ya que ambas fechas se dan como posibles y según la tradición está enterrado en la nave de la Iglesia pero sin que se sepa el lugar exacto.
Desde el año 2008 no se ha realizado ningún tipo de mantenimiento ni arreglos.
La Iglesia San Patricio se encuentra en la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires, Argentina. Pertenece a la jurisdicción eclesiástica de la Arquidiócesis de Mercedes - Luján.
De estilo gótico, cuenta con 2500 m². En su interior se encuentra el órgano de tubos más grande de Sudamérica, con 4700 tubos con carrillón, traído de Alemania. Posee en su frente 18 gárgolas que representan a cuatro tipos de animales diferentes. La Parroquia pertenece a la comunidad Palotina.
Fue inaugurada el 17 de marzo de 1932, el día que se cumplían 1500 años de la llegada de San Patricio a Irlanda.
Historia
Mercedes es todavía hoy el centro de ese gran arco donde se asentaron los inmigrantes irlandeses. Durante el siglo XIX, la comunidad prosperaba en decenas de estancias laneras y a comienzos del siglo XX era un poder local. Muy tempranamente, los irlandeses empezaron a construir el habitual tejido de instituciones, escuelas y templos con que cada comunidad marcó este país. Para 1872 ya tenían una manzana de Mercedes con escuela, biblioteca y un convento de hermanas, que en la década del ochenta se transforma en casa parroquial de los palotinos y en la escuela de San Patricio. En 1892 se inaugura la primera iglesia dedicada al patrono de Irlanda, un simple salón de proporciones clásicas y un bonito cielorraso de pinoteas a la holandesa.
Para 1930, la comunidad decidió que necesitaba una iglesia de fuste, que reflejara su importancia. El 24 de octubre se puso la piedra fundacional y enseguida empezó la obra, basada en planos del austríaco Ernst Pfechner y dirigida por el ingeniero Luis Curutchet. El enorme edificio fue financiado principalmente por donaciones de la familia Keating de Castilla. Los Dillon donaron el altar. Otras familias que colaboraron fueron los Allen-Keating Kane-Mac Loughlin, Culleton, Elliff, Dillon y Fitzsimons que ayudaron a pagar los 450 m² de vitrales en estilo siglo XII, hechos en Alemania, que registra la iglesia. También alemanes son el espléndido órgano, intacto y en funcionamiento, y el carrillón, cuya campana principal es de las mayores del continente en su tipo.
La obra fue realmente rápida y el edificio estuvo listo en casi exactamente un año. La consagración fue demorada hasta el 17 de marzo de 1932, porque ese día se cumplían 1500 años de la llegada de San Patricio a Irlanda, que es bendecido por el Nuncio Apostólico monseñor Felipe Cortesi y se celebra la primera misa en la iglesia terminada, el celebrante es monseñor Santiago M. Ussher y el predicador monseñor Ricardo Gearty. El monaguillo era un sobrino de monseñor Ussher, Alfredo Leaden, que con el tiempo será sacerdote palatino, y rector de esta misma iglesia. Al día siguiente oficia el obispo de La Plata, monseñor Francisco Alberti y bendice el órgano. Al tercer día lo hace el secretario del obispado más tarde obispo de Bahía Blanca, monseñor Astelarra.
El Templo
La mayor iglesia de Sudamérica que lleva su nombre muestra en su historia rasgos propios de San Patricio. Al igual que su construcción, apenas un año tomó la minuciosa, rigurosa y elegante restauración que recibió en 2003. La iglesia del santo irlandés en Mercedes es de 2500 m², tiene vastas superficies de vitrales y un complejísimo sistema de decoraciones góticas las cuales estaban en estado calamitoso.
Con setenta años cumplidos, el edificio estaba profundamente deteriorado y en parte vandalizado, con vitrales rotos, pináculos caídos o partidos, gárgolas decapitadas y muchas humedades. El relevamiento del edificio detectó que las patologías eran de mantenimiento: la iglesia mostraba pocas intervenciones destructivas, y ya se sabe que arruinar un edificio patrimonial es más cuestión de invertir mal que de indiferencia. La decisión fue realizar una restauración, revirtiendo los mínimos cambios sufridos en su estructura y funcionamiento, y removiendo instalaciones, como las de iluminación, bastante improvisadas y dañinas a la estructura y la estética del templo.
El ábside de San Patricio es un santoral íntimo de los irlandeses, con el viejo obispo dueño de casa en su ventanal central —mostrado al momento de expulsar las serpientes de Irlanda, como prueba del poder divino— y flanqueado por Brígida y el muy poco conocido por estas pampas Columkille. Uno de los vitrales superiores fue donado y desde su remota altura muestra la figura de San Pablo.
El grueso del trabajo fue de albañilería, con interminables picados que se aprovecharon para embutir líneas de luz y un discretísimo sistema de aire acondicionado y calefacción. Los muros principales, de 55 cm de grosor, recibieron un doble inyectado de cristales de cuarzo en base acuosa contra la humedad. Los cateos permitieron ubicar parches parciales, que fueron retirados junto al 90 por ciento de los motivos ornamentales del exterior, cuyas fijaciones de hierro dulce habían florecido y estaban partidos. Las 18 gárgolas —en cuatro tipos de animal diferentes— habían sufrido mucho y hubo que bajar un ejemplar de cada tipo, restaurarlo y hacer un molde de reconstrucción. Hoy el edificio luce un homogéneo color crema, fruto de un profundo lavado y un exitoso trabajo de reconstrucción con cementos en el exacto tono.
En el exterior se destacan dos elementos. Primero, la imagen de San Patricio, hecho de un mármol de especial blancura, tono visible después de una cuidadosa limpieza. El báculo del santo fue reparado y su vistosa voluta dorada a la hoja. La cruz dorada que remata la torre a 72 m de altura sostenida por un pináculo de dos metros cuya estructura interna fue reemplazada. Los vastos techos del edificio quedaron en perfecto estado. Varias de sus tejas, negras y belgas, estaban partidas o perdidas, y nadie sabía si podrían ser copiadas; sin embargo en un vano del desván, bajo las estructuras de hormigón que sostienen el techo, se encontraron varias cajas del revestimiento, guardadas previsoramente hacia más de 70 años. La iglesia ganó un nuevo atrio, mucho más amplio y con rampas para discapacitados, mientras que el perímetro muestra ahora pequeños jardines, rejas recicladas y pilares a nuevo. Los tres portones de acceso fueron reconstruidos, porque sus partes inferiores ya eran irrescatables. La fachada y el exterior del templo regalan ahora la rara experiencia de verlos como el día de su inauguración, sin más cambios que una buena iluminación exterior, primera fase de un sistema que irá extendiendo hacia las torres y los techos.
En el interior los cambios también fueron notables. Primeramente, el altar, una pieza gótica de gran escala y muy bella, fue cuidadosamente limpiado. Se reemplazó la mesa que lo precede, un mueble voluminoso y agregado tardíamente que tapaba el altar, y se instaló una de diseño "transparente", seca y poco obstrusiva, que permite una vista global del ábside mayor. Las superficies interiores, lavadas y restauradas a su luminoso tono original, permiten apreciar el espacio coronado por vitrales y más vitrales. Los motivos ornamentales lucen a nuevo, las naves laterales recibieron líneas de iluminación, y las columnas interiores recibieron un trabajo de restauración detallado. Sus bases son lo único pintado en el edificio. A un lado del altar, se revirtió el único cambio de circulación que había sufrido el templo y se reabrió el acceso a un ámbito que por muchos años fue depósito y hoy es capilla de diario.
El Órgano
El Gran Órgano, como alguien lo denominó, es indudablemente una joya instrumental, que quienes planificaron la construcción del Templo que se inauguró el 17 de marzo de 1932 pusieron muy alta la mirada en cuanto al órgano que debía adquirirse, así es como se decidió por la firma G.F. Steinmeyer y Co., Fábrica de Órganos y Harmoniums de Oettingen y Núrenberg, de Alemania. Su costo fue entonces de $120.000.-
Las más autorizadas opiniones en su momento manifestaron su admiración por el Gran Órgano, orgullo para Mercedes de contarlo en uno de sus templos.
El monumental órgano de 4700 tubos de excepcional mecanismo permite la conexión con las campanas del templo y con otro órgano que existe cerca del altar mayor. El carrillón que consta de 24 campanas es accionado por un teclado eléctrico que se conecta con el órgano, este instrumento fue adquirido en Nuremberg y puede funcionar manual o automáticamente.
Restauración
La restauración, realizada en 2003, es llamativa por la escala y el rigor con que se realizó. El resultado permite ver un gran edificio de valor patrimonial como fue concebido originalmente, y a nuevo. La iglesia de Mercedes ahora está iluminada, con sus pisos relucientes, sus superficies perfectas y sus muchas decoraciones renovadas.
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