Palacios de Álava
palacio Salazar en Manzanos, Ribera Baja (Álava, España) es un palacio rural barroco del siglo XVII, con muros de mampostería sin revocar y juntas de gran tamaño, escasos ornamentos y sillería en los recercos de vanos, esquinales e impostas. El acceso principal es un pórtico o portalón de dos arcos sobre pilar central, que actúa como espacio previo de acogida. El edificio tiene planta rectangular con cubierta a tres aguas con teja árabe y presenta dos alturas: planta baja y primera.
Descripción arquitectónica
Fachadas
La fachada principal se alza en orientación este, sobre el parque Marqués de Narros, junto a la iglesia de San Juan Bautista, por lo que su presencia visual es destacada. En la planta baja aparece, levemente desplazado hacia la derecha, un portalón de dos arcos escárzanos rebajados con un sólido pilar central de piedra arenisca y dos pilastras en los extremos, con sus respectivos dados con molduras. Las dovelas de los dos arcos son piezas con la parte inferior saliente del paño de fachada. Se colocan impostas horizontales de placa de arenisca que marcan las líneas del forjado, tanto entre la planta baja y primera, como a la altura de la cornisa. La imposta se rompe en su encuentro con los arcos escárzanos. A la izquierda del portalón se abren dos ventanas no originales y a la derecha una única ventana original de menores dimensiones con resalte de la sillería del cerco. En la planta primera se disponen tres huecos adintelados de balcón rasante, que forman tres ejes. El balcón del eje central se corresponde verticalmente con el pilar del pórtico y los laterales con las ventanas del piso inferior, hoy sustituida la lateral izquierda por dos ventanas recercadas con piedra de distinto color. Los cercos de los marcos van resaltados con placas con orejas. Sobre la vertical de la pilastra izquierda del pórtico, en planta primera, luce un bello escudo rematado superior e inferiormente por cornisas con molduras. El escudo es cuartelado y lleva en los cuarteles primero y tercero las armas de los Salazar y Montoya, respectivamente. En el segundo cuartel lleva una cruz hueca en flor de lis ceñida por capelo y cordones de dignidad de obispo. El cuarto cuartel enseña dos calderas gringoladas, puestas a palo, orladas por ocho aspas o cruces de San Andrés. Las armas van timbradas con yelmo y lambrequines.
La fachada lateral sur se caracteriza por el conjunto superpuesto de dos pórticos de madera, conformando una solana que ocupa dos terceras partes de la fachada. El conjunto es una estructura de madera, con seis vanos adintelados por piso, cinco frontales y uno lateral en el mismo plano que la fachada principal. Los soportes de la planta primera son más altos y recogen la viguería del techo y los canes de la cubierta. Tres son los huecos abiertos en el muro remetido bajo el soportal: dos ventanas y una puerta de ingreso a las cuadras. Dos huecos de balcón dan entrada a la solana desde el interior de la casa. El tercer tramo de la fachada, el del lateral izquierdo, es un paño murario que tiene en el primer piso una única ventana con el marco resaltado en jambas y dintel y con un alféizar con molduras. Dos pequeños huecos abocinados se encargan de iluminar la cuadra en la planta baja. Estos huecos utilizan la imposta horizontal como dintel y el izquierdo ha perdido su forma apaisada al sufrir una ampliación de su tamaño.
La fachada trasera, orientada hacia el oeste y sobre un vial secundario, es predominantemente murararia. La planta baja, originalmente ciega, posee dos ventanas con cargaderos de madera. La primera planta tiene cinco vanos. El más pequeño está tapiado. Las ventanas laterales presentan los cercos resaltados en sus cuatro lados, mientras los dos vanos relativamente centrales son balcones rasantes. La fachada norte es un muro de mampostería que no se puede apreciar exteriormente por los anexos que presenta el edificio a lo largo de todo este frente. El muro cuenta con varios huecos que comunican la casa palacio con los anexos.
El portalón posee planta rectangular, con el techo de viguetas de madera entre los dos tramos formados por la jácena apoyada en una pilastra de poca altura y el pilar del portalón. En el frente se abre el acceso principal a la casa, adintelado y con un resalte plano de su marco y puerta de postigo con clavazones de hierro. Un acceso de menores dimensiones sirve a una dependencia en el muro lateral derecho del portalón.
Interior
La distribución interior en planta baja se desarrolla en torno a un espacioso vestíbulo o zaguán central de planta rectangular al que se entra desde el portalón. Del zaguán parte el núcleo de escaleras principal. La escalera es de dos tramos con descansillo, exenta y en escuadra. Los peldaños y la barandilla son de piedra. Una jácena como continuación de la del portalón recorre el vestíbulo y se apoya en una columna toscana junto a las escaleras y en una semicolumna en el muro entre el vestíbulo y el portalón, ambos soportes tienen en los capiteles un escudo tallado con las estrellas de los Salazar. El portal sirve a diversas dependencias: la cocina y sala en la parte izquierda, los aseos y almacén en la derecha y la cuadra ocupando todo el fondo oeste. La planta primera presenta las habitaciones nobles y el salón a la fachada principal y la antigua cocina se ubica en el lateral sur y con salida a la solana. Existen solados de cerámica antigua conformando diferentes dibujos según las estancias. Los forjados son roscas de ladrillo con relleno de argamasa entre los solivos de madera.
El Palacio de Otalora Guevara
La construcción del Palacio Otálora-Guevara fue encargada en 1640 por Juan Otalora y Guevara, hijo de Tomás de Otálora y María de Guevara y secretario del rey de España, Felipe IV.
La propiedad se mantuvo dentro de la misma familia hasta que en 1950 el conde de Villaoquina vendió el edificio a la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria y quedó pendiente su restauración hasta 1964. La propiedad pasó por una amplia restauración entre los años 1964 y 1975, para destinarlo a Museo de Etnográfico. Las obras se quedaron sin finalizar y el museo nunca se materializo. Fue entonces cuando se dejó abandonado durante los próximos 40 años aproximadamente.
Fachada Principal. 1964.
Interior del Palacio Otálora Guevara. 1964.
En 1994 el Palacio Otálora Guevara fue catalogado por el Gobierno Vasco como Bien Cultural con la categoría de Monumento según la orden del Concejo de Cultura.
A principios del 2000 la propiedad fue adquirida por una empresa de construcción local como bien de inversión hasta encontrar un uso adecuado. Pero el palacio fue una vez más abandonado y esta vez casi fue declarado en ruina. Con su integridad estructural en riesgo, este edificio icónico, necesitaba desesperadamente una nueva oportunidad para volver a ser disfrutado por todos o perdido para siempre.
Adquirido en el invierno de 2012 por una joven pareja, los nuevos propietarios de esta magnífica propiedad, llevaron a cabo una restauración muy dura y exigente durante dos años para finalmente ver cumplido su verdadero potencial. La mayor parte de la obra fue realizada por los propios dueños con pasión y determinación, convirtiéndose en una experiencia que nunca olvidarán.
En el 2015 el palacio esta por fin totalmente restaurado, tiene un nuevo nombre “Mi Castillo de Arena” y un nuevo uso por primera vez en 60 años. UnaVezEnLaVida S.L es la empresa responsable de la gestión en exclusividad de Mi Castillo de Arena para la organización de eventos, bodas, exposiciones de arte, conciertos, eventos culturales, MICE etc.
La propiedad se encuentra en el centro del pueblo de Zurbano, con aproximadamente 200 habitantes, en el distrito de Arrazua -Ubarrundia ( Alava , España ) y a 2 kilómetros de Vitoria. Es un ejemplo de la arquitectura barroca señorial de carácter rural del siglo XVII.
El palacio es de planta cuadrada con planta baja, primera planta y segunda planta con dos torres que sobresalen ligeramente del cuerpo central. Los materiales de construcción son de mampostería, ventanas arquitectónicas, elementos de arenisca en la entrada y la cornisas. Excelente carpintería que consiste en madera maciza de roble y también podemos apreciar magníficos balcones de hierro, gracias a los cuales se sabe la fecha de construcción. Los suelos en todo el edificio son de piedra y barro cocido.
Mirando hacia el Este tenemos la fachada principal, que es la más interesante y simétrica. Aquí también vemos el escudo de armas de la familia Otalora - Guevara y las dos torres.
La fachada posterior , hacia el oeste , tiene un edificio auxiliar adjunto, un portal adintelado y ventanas de diferentes tamaños. La fachada lateral norte es la más cerrada , mientras que la fachada lateral del Sur es mucho más ordenada.
Desde el mismo centro de la ciudad de Vitoria-Gasteiz comienza una secuencia de paseos que llegan hasta la basílica de Armentia y que buscan la relación campo-ciudad. Esta búsqueda se plasma en el conjunto de edificaciones unifamiliares, villas, hotelitos y casas de campo que se van construyendo a principios del siglo XX en los márgenes de estos paseos.
En este entorno, el paseo de Fray Francisco, Don Ricardo de Augustin construye en 1912 su casa. El proyecto es redactado por los arquitectos Julián de Apráiz y Javier Luque, diseñadores de la catedral nueva de Vitoria-Gasteiz y restauradores de la de Burgos.
El proyecto se diseña con un marcado carácter historicista. Se busca, siguiendo las tendencias de principios de siglo, la exaltación de los valores vernáculos, pero sin renunciar a la claridad geométrica y pureza de volúmenes. La monumentalidad en la definición de los detalles llama la atención del observador, quedando el recuerdo de una obra compleja y que, por el contrario, es sencilla y esquemática de trazado.
El edificio es un volumen casi cúbico que cuenta con un cuerpo adosado de acceso principal y otro, mucho menor, de salida al jardín.
El cuerpo principal dispone de un semisótano y tres alturas. Dividiendo los pisos nos encontramos con fuertes molduras que marcan las alturas en todo el perímetro. Los huecos de planta semisótano son arcos pareados marcadamente moldurados. La baja se abre al exterior a través de balcones con dintel arquitrabado sobre ménsulas. Los de la planta primera, más complejos, lo hacen bajo frontones curvos. El último piso vuelve a tener ventanas pareadas.
Como remate del volumen cúbico encontramos una balaustrada, resaltada en el centro de cada paño y en las esquinas. Esta balaustrada trae recuerdos de las cresterías góticas, interpretando, a modo del siglo XX, los pináculos.
El adosado que conforma la entrada principal no es más, en planta baja, que un zaguán previo, construido con tres grandes arcos de piedra. El piso superior forma una galería donde, entre las pilastras de piedra, destacan las amplias ventanas.
La composición de huecos es en ejes verticales con pequeñas variaciones. Estos cambios de ritmo destacan las salas o elementos que quieren exagerarse. Así, encontramos en la fachada oeste una generosa escalinata semicircular para salir al jardín. En el alzado este, un hueco altísimo marca la existencia de la capilla de la casa.
La planta es muy sencilla y esquemática, un simple cuadrado. En el eje principal del cuadrado se encuentra una gran escalinata enfrentada a la entrada. En el piso superior, el centro del cuadrado se encuentra abierto en doble altura mediante una balconada de forja y madera muy trabajada. Esta doble altura se encuentra iluminada por un lucernario, cuya luz se filtra a través de una vidriera.
El resto de estancias se reparten alrededor de este espacio central.
La decoración más importante se encuentra en esta doble altura, escalera, suelos de distintas maderas, zócalos a media altura, techos decorados con composiciones geométricas, molduras de escayola policromadas, etc.
El resto de carpinterías de las plantas baja y primera son, igualmente, de una magnífica calidad. Llaman la atención puertas, jambas, zócalos, todos los suelos de las estancias son distintos, aunque diseñados con similar criterio, creándose formas geométricas de maderas de distintos colores.
En planta baja, y ocupando doble altura, se encontraba la capilla, profusamente decorada con madera. Destaca la sillería que ocupa la parte baja de las paredes.
La parcela original se cierra con una espléndida reja de forja y pilastras de piedra rematada por dos grandes cancelas y dos pabellones que resuelven el encuentro con las parcelas colindantes.
La Diputación Foral de Álava compró el edificio en 1941 y lo acondicionó para su uso como Museo de Bellas Artes. Posteriormente se construyó un pabellón como ampliación del museo. El proyecto fue redactado y dirigido por D. Jesús Guinea.
La obra consistió en un adosado posterior, cuyo único punto de unión con el bloque principal se produce en la zona de escalera. La nueva edificación no interfiere con la antigua, puesto que deja un espacio libre entre ambos. Su altura es de dos pisos, creando, en su primera crujía, una continuidad de líneas de cornisa que luego va desdibujando.
Los acabados de fachada son de piedra similar a la del palacio.
El diseño neutro, ayudado de la vegetación y arbolado existentes, hace que el citado añadido pase completamente desapercibido.
Posteriormente el museo ha sufrido varias rehabilitaciones, todas ellas ejecutadas con gran respeto al inmueble, por lo que, a pesar de las adaptaciones funcionales realizadas, se ha seguido manteniendo el carácter del mismo.
Recientemente se ha añadido la parcela contigua, uniendo funcionalmente otra vivienda unifamiliar para uso del propio museo. Se añadió la parcela de Villa Sofía, inmueble menos interesante, también de carácter historicista, proyectado a principios de siglo por Julio Saracibar. Este edificio evoca las mil y una noches mediante la utilización de materiales como ladrillo, azulejos y piedra. Se simulan minaretes, arcos peraltados, ventanas góticas, etc.
Ya en el año 2000 fue necesario adecuar los accesos del museo, tanto en lo referente a control como en la posibilidad de facilitar la entrada a personas con problemas de movilidad. El antiguo edificio precisaba salvar nueve o diez escalones para acceder a él.
Nuevamente se ejecutó una obra de ampliación que no restó protagonismo alguno al inmueble original. Se creó un pequeño pabellón de acceso, de cristal y madera, exento, de planta baja y con un cierto carácter efímero que le impide la competencia con el cuerpo principal.
Puesto que este pabellón se convierte en acceso principal del conjunto, debe quedar en una posición visible. Por ello es colocado junto al palacio, ligeramente retrasado, ocultando su punto de unión, de manera que el diafragma que D. Jesús Guinea diseñó vuelve a ser utilizado como centro de comunicaciones de los tres núcleos. Este proyecto fue redactado por el arquitecto provincial D. José Luis Catón.
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