Cuadros de Leonardo da Vinci
Cabeza de muchacha, conocida como La despeinada (en italiano, Testa di fanciulla (La scapigliata)) es una obra del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Está pintado con tierra oscura, ámbar verdoso y albayalde sobre tabla y mide 24,7 cm. de alto y 21 cm. de ancho. Está datada hacia 1508. Se conserva en la Galería Nacional de Parma en Italia.
Esta pintura, a pesar de estar inacabada, muestra una gran belleza femenina.
Está documentada su existencia desde 1531, si bien existen algunas dudas sobre su autenticidad y, sobre todo, su datación. Por el estilo, parece uno de esos dibujos que realizó en los años 1500, que retoma ciertos temas de juventud, tratándolos con ambigüedad y realismo, de manera más volumétrica. Recuerda por su postura y el peinado, a otro dibujo de esa misma época, estudio para la Leda, que se conserva actualmente en el Castillo de Windsor.
Cabezas grotescas es un dibujo del pintorrenacentista italiano Leonardo da Vinci. Está considerado una caricatura. Mide 26 cm de alto y 20 cm de ancho. Está datado hacia 1490. Se conserva en la Biblioteca Real del castillo de Windsor en el Reino Unido.
Leonardo fue un dibujante prolífico: llenó diarios con pequeños esbozos y detallados dibujos que documentan todo tipo de cosas que llamaran su atención. Muchos representaban la belleza, pero también supo interesarse por la fealdad o las deformidades faciales. La fealdad y la excentricidad física son la referencia necesaria para comprender con exactitud lo que es la belleza y la perfección de los miembros. A los numerosos estudios que trataban estos rostros deformes se les llama con frecuencia "caricaturas leonardescas" (Figure grottesche). Sin embargo, no son propiamente caricaturas, género que no nació hasta el siglo XVII, y que mediante la exageración de rasgos faciales pretende enfatizar un defecto o vicio de la persona retratada. En el caso de Leonardo, un examen detenido de las proporciones del esqueleto indica que la mayor parte están basadas en modelos reales, en los que Leonardo retrata la deformidad física desde el nacimiento o, sobre todo, los efectos del paso del tiempo y la vejez.
A Leonardo le interesaban las figuras “heroicas” de hombres maduros, ancianos, como puede verse en su famoso Hombre de Vitruvio (Uomo vitrubiano), en el que no representa la belleza adolescente, sino la de un hombre maduro, en toda la plenitud de su fuerza y su poder. Este ideal masculino presentaba una serie de características ennoblecedoras (nariz aguileña, un mentón prominente) que, con una mínima alteración (la nariz un poco más prolongada, el mentón doble) podían resultar grotescos y exagerados.
Entre las numerosas Figure grottesche de Leonardo se encuentran estas Cinco cabezas grotescas dibujadas en un gran folio conservado en la Biblioteca Real del Castillo de Windsor. Son cinco rostros en los cuales se representan los diversos caracteres. El centro está ocupado por un perfil clásico de un hombre con una guirnalda de hojas de encina; a su alrededor, cuatro rostros, algunos meras muecas, en las que se representan los cuatro temperamentos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático.
Cartón de Burlington House, una representación de Santa Ana, la Virgen, el Niño y san Juanito, es un dibujo del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Mide 141,5 cm de alto y 104 cm de ancho, y fue realizado en torno al año 1500, quizá en el período 1501-1505. Está realizado con tiza negra, albayalde y difumino sobre ocho hojas de papel pegadas. Se conserva en la National Gallery de Londres (Reino Unido).
Historia
Se trata de un estudio para un retablo con destino a una iglesia de Florencia pero el cuadro nunca fue completado.
Perteneció a la familia Arconati de Milán, luego pasó a Venecia, donde lo compró Robert Udny en 1763. Después pasó a la Royal Academy, que tenía su sede en Burlington House, de donde le viene el nombre. Allí estuvo hasta 1962, cuando fue puesto a la venta por 800.000 £. Con miedo a que encontrara un comprador extranjero, el cartón fue expuesto en la National Gallery donde fue visto por cerca de un cuarto de millón de personas en poco más de cuatro meses, muchos de los cuales hicieron donaciones para conservarlo en el Reino Unido. Con el tiempo se alcanzó a reunir el precio fijado, gracias en parte a contribuciones del National Art Collections Fund. Diez años después de su adquisición, John Berger con sorna escribió en su libro Modos de ver que "Ha adquirido una nueva clase de grandeza. No debido a lo que muestra – no por el significado de su imagen. Se ha hecho grande, misterioso, debido a su valor de mercado".
Perteneció a la familia Arconati de Milán, luego pasó a Venecia, donde lo compró Robert Udny en 1763. Después pasó a la Royal Academy, que tenía su sede en Burlington House, de donde le viene el nombre. Allí estuvo hasta 1962, cuando fue puesto a la venta por 800.000 £. Con miedo a que encontrara un comprador extranjero, el cartón fue expuesto en la National Gallery donde fue visto por cerca de un cuarto de millón de personas en poco más de cuatro meses, muchos de los cuales hicieron donaciones para conservarlo en el Reino Unido. Con el tiempo se alcanzó a reunir el precio fijado, gracias en parte a contribuciones del National Art Collections Fund. Diez años después de su adquisición, John Berger con sorna escribió en su libro Modos de ver que "Ha adquirido una nueva clase de grandeza. No debido a lo que muestra – no por el significado de su imagen. Se ha hecho grande, misterioso, debido a su valor de mercado".
Análisis
Es un cartón a tamaño natural que combina dos temas populares en pintura florentina del siglo XV: la Virgen (María) y Niño con San Juan Bautista (hijo de la pariente de María Isabel) y la Virgen y el Niño con Santa Ana (la madre de María). De esta manera, están representadas las tres generaciones de la familia de Cristo: santa Ana tiene a su hija María sobre las rodillas y esta última entretiene al Niño que se gira hacia San Juan.
Hay un sutil juego entre las miradas de las cuatro figuras, con santa Ana sonriendo a su hija María, mientras que los ojos de ésta se fijan en su hijo, al que también mira san Juan. Santa Ana dirige a la Virgen una mirada extraña, llena de sentimiento, como si ya imaginase los sufrimientos que María deberá soportar durante la Pasión de Cristo.
Hay poca claridad en la delineación de los cuatro cuerpos; las cabezas de las dos mujeres, en particular, parecen surgir del mismo cuerpo. Leonardo se esforzó en reproducir un sentido policéntrico de movimiento, haciendo de modo que los dos personajes se fundiesen en un único complejo, en el que destaca la cabeza de santa Ana. La expresión de la Virgen María es extraordinariamente tierna, pero al mismo tiempo el rostro tiene una belleza majestuosa, ultraterrena, que sugiere la profunda devoción materna.
Hay poca claridad en la delineación de los cuatro cuerpos; las cabezas de las dos mujeres, en particular, parecen surgir del mismo cuerpo. Leonardo se esforzó en reproducir un sentido policéntrico de movimiento, haciendo de modo que los dos personajes se fundiesen en un único complejo, en el que destaca la cabeza de santa Ana. La expresión de la Virgen María es extraordinariamente tierna, pero al mismo tiempo el rostro tiene una belleza majestuosa, ultraterrena, que sugiere la profunda devoción materna.
El enigmático gesto de santa Ana apuntando con su dedo índice hacia el cielo aparece nuevamente en dos de las últimas pinturas de Leonardo, su San Juan Bautista y su Baco, y es considerado como el gesto leonardesco por antonomasia. Parece sugerir con ello que hay sentimientos y pensamientos que quedan más allá de la normal comprensión humana.
El paisaje del fondo apenas está esbozado.
El paisaje del fondo apenas está esbozado.
El estilo recuerda a La última cena y las monumentales figuras de los apóstoles en ella representados. Algunos autores han percibido en este dibujo la influencia de la escultura clásica.
Es infrecuente en un cartón que los perfiles nunca se hayan agujereado ni tengan incisiones, indicando que no había llegado el momento de transferir el diseño a la tabla en el que se pintaría. La composición es marcadamente diferente de la única obra de Leonardo que trata el tema, La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana en el Museo del Louvre, en el que la figura del Bautista ha sido eliminada.
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