Cuadros de Leonardo da Vinci
San Jerónimo (en italiano, San Gerolamo) es una pintura realizada al temple y óleo sobre tabla, por el pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Mide 103 centímetros de alto y 75 cm. de ancho. Se conserva en la Pinacoteca Vaticana, dentro de los Museos Vaticanos de la Ciudad del Vaticano.
Historia
Fue realizado alrededor del año 1480.1 Es uno de los trascendentales encargos que recibió Leonardo en los años 1480, si bien nunca lo acabó posiblemente debido a su marcha a Milán. Aparece en el inventario de bienes heredados por Salai. Fue posteriormente propiedad de la pintora suiza Angelica Kauffmann en Roma y del cardenal Fesch, quien encontró la tabla partida en dos, usándose la parte de arriba como superficie de banqueta de un zapatero y la de abajo como cofre. La obra resultó muy dañada, parte de ella fue usada aparentemente como mesa antes de ser rescatada y, hasta cierto punto, restaurada. Finalmente, este San Jerónimo fue adquirido por el papa Pío IX en 1846-1857.
Tema
Trata el tema de San Jerónimo en el desierto. Aunque el cuadro apenas está comenzado, se ve la composición al completo, lo que es muy inusual. Jerónimo, como un penitente, ocupa el centro del cuadro, colocado en una ligera diagonal y visto de alguna manera desde arriba. Su forma arrodillada resulta trapezoidal, con un brazo izquierdo estirado hacia el borde exterior de la pintura y su mirada dirigida en dirección opuesta. Esta postura de San Jerónimo resulta muy dramática, lo cual viene aún más resaltado por la expresión del rostro, que consigue transmitir a un tiempo su sufrimiento y su espiritualidad. Está golpeándose el pecho. El cuerpo, la expresión facial, huesudo e inclinado, encuentra un cercano parentesco con la escultura helenística.
En primer plano se extiende su símbolo, un gran león cuyo cuerpo y cola hacen una doble espiral a lo largo de la base del espacio pictórico.
El santo se encuentra a la entrada de una oscura caverna. El otro rasgo destacable es el paisaje esquemático de rocas escarpadas contra la que se recorta la figura. A su derecha hay rocas, mientras que a la izquierda se encuentra un paisaje caracterizado por un conjunto de cimas agudas, que apenas se perciben en la preparación verdosa de la tabla. Este escenario tan abrupto aporta a la pintura emoción y cierto misterio. El único vestigio de civilización que aparece en él es una arquitectura clásica, una iglesia, dibujada en la parte superior derecha de la tabla.
En su conjunto, ofrece un aspecto prácticamente monocromo. La claridad de la figura del santo y del león perfilado en el primer plano contrasta con la oscuridad del fondo.
El atrevido diseño de esta composición, los elementos del paisaje, y el drama personal volverían a aparecer en su gran obra maestra inacabada, La adoración de los magos.
San Juan Bautista (en italiano, San4 Giovanni Battista) es uno de los últimos cuadros del pintor renacentista italianoLeonardo da Vinci, datado hacia 1508-1513, época en que el Alto Renacimiento estaba metamorfoseándose en el Manierismo. Está pintado al óleo sobre tabla que mide 69 cm de alto y 57 cm de ancho. Se conserva en el Museo del Louvre de París (Francia).
Fue una de las últimas pinturas del autor y, sin duda, una de las más debatidas. Hay mucha polémica sobre el significado de la mano del santo apuntando hacia arriba, y su sonrisa enigmática ha provocado discusiones semejantes a las de la Mona Lisa.
El cuadro puede considerarse enteramente autógrafo.
Es uno de los que Leonardo mostró al cardenal de Aragón, Antonio de Beatis, y de su séquito el 10 de octubre de 1517 en el Castillo de Clos-Lucé. A la muerte de Leonardo, fue heredado por Salai, cuyos herederos la vendieron; en 1666 pasó de la colección Jabach a Luis XIV, de donde pasó al Louvre.
Es uno de los que Leonardo mostró al cardenal de Aragón, Antonio de Beatis, y de su séquito el 10 de octubre de 1517 en el Castillo de Clos-Lucé. A la muerte de Leonardo, fue heredado por Salai, cuyos herederos la vendieron; en 1666 pasó de la colección Jabach a Luis XIV, de donde pasó al Louvre.
Representa a Juan el Bautista en la soledad del desierto. Está representado de medio cuerpo, una variación sobre el tema de la figura construida clásica y monumentalmente en el espacio en directa sugestión de los modelos de la estatuaria antigua.
San Juan viste pieles, tiene largo pelo rizado. Sostiene una cruz de junco en su mano izquierda mientras que la derecha apunta hacia el cielo. Se cree que la cruz y las pieles se añadieron más adelante por otro pintor. La figura está envuelta en una mórbida sombra. Mientras que el tronco tiene una cierta solidez y fuerza, el rostro y la expresión tienen una delicadeza y misteriosa suavidad que parecen contradecir la personalidad de Juan, el intransigente y abstemio predicador en el desierto, como lo describe la Biblia. Puede ser que haya escogido retratar al santo en el momento de bautizar a Jesucristo, el momento en el que el Espíritu Santo desciende sobre Jesús en forma de paloma. La expresión del rostro, lánguida y ambigua, es típica de las últimas obras de Leonardo. La mirada es estrábica, pues muestra la embriaguez de amor (Baco); el índice señala hacia el cielo, pues el Amor solo se completa en Dios, según enseña Platón.
San Juan viste pieles, tiene largo pelo rizado. Sostiene una cruz de junco en su mano izquierda mientras que la derecha apunta hacia el cielo. Se cree que la cruz y las pieles se añadieron más adelante por otro pintor. La figura está envuelta en una mórbida sombra. Mientras que el tronco tiene una cierta solidez y fuerza, el rostro y la expresión tienen una delicadeza y misteriosa suavidad que parecen contradecir la personalidad de Juan, el intransigente y abstemio predicador en el desierto, como lo describe la Biblia. Puede ser que haya escogido retratar al santo en el momento de bautizar a Jesucristo, el momento en el que el Espíritu Santo desciende sobre Jesús en forma de paloma. La expresión del rostro, lánguida y ambigua, es típica de las últimas obras de Leonardo. La mirada es estrábica, pues muestra la embriaguez de amor (Baco); el índice señala hacia el cielo, pues el Amor solo se completa en Dios, según enseña Platón.
Algunos han indicado, igualmente, que la apariencia de san Juan es andrógina o hermafrodita [1], una teoría apoyada por un esbozo de Leonardo conocido como "El ángel encarnado", y el Salvator Mundi.
El gesto de señalar al cielo sugiere la importancia de la salvación a través del bautismo que san Juan representa. La obra es a menudo repetida por otros pintores posteriores, especialmente aquellos de las escuelas del renacimiento tardío y el manierismo. La inclusión de un gesto similar al de Juan incrementaría la importancia de una obra con un sentido religioso.
Virgen del clavel es el título de una obra del pintorrenacentista italiano Leonardo da Vinci realizada hacia 1470. Se conserva en la Alte Pinakothek de Múnich. Se trata de una pintura al óleo sobre tabla que mide 62 cm de alto y 47,5 cm de ancho.
Esta obra se ha identificado con la Virgen del jarro mencionada por Vasari como propiedad del papa Clemente VII, sobrino de Lorenzo el Magnífico, en la que se representa
un jarro con algunas flores dentro, en el que, aparte de su maravilloso realismo, había imitado las gotas de agua sobre el cristal del tal modo que parecían más reales que la propia realidadLas vidas, 1586
En esta obra está representada María, aparentemente en pie, y con un clavel en la mano con el Niño atraído por la flor y sentado sobre un cojín. El manto de María estaría apoyado sobre un balcón, con lo que parece caer lentamente, mostrando el color amarillo o casi dorado que estaba escondido. Las vestimentas de la Virgen son ricas en ornamentos (lo que recuerda a una reina), con detalles completamente minuciosos. El peinado también tiene gran detalle, recordando a los numerosos estudios para la cabeza de Leda realizados por Leonardo a lo largo de los años.
Esta es una de las primeras obras de Leonardo en la que se nota la influencia de la pintura realista propia del taller de Verrocchio, y sobre todo el contacto con la obra de Lorenzo di Credi. La figura de la Virgen parece aflorar de la penumbra de la estancia en contraste con el luminoso paisaje que aparece en el fondo a través de dos ventanas geminadas, esto es, partidas en dos. Este magnífico paisaje, con montañas o cordilleras que parecen reflejar la luz del sol. En este paisaje se observa la utilización del color y de la perspectiva aérea propia de Leonardo.
Se observa en la tabla un craquelado que obedece a un exceso de pintura al óleo, cuajada demasiado deprisa.
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