domingo, 5 de marzo de 2017

Oraciones para rezar

Gloria

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos. 
Amén





Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

Laudes primera semana - Lunes
Laudes
Por la mañana
SALUDO INICIAL:
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
  • HIMNO
  • SALMODIA
Ant. 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5
Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos,
haz caso a mis gritos de auxilios, rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás, mi voz,
por la mañana te expongo mi causa, y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad, entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo Santo con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia, porque tengo enemigos; alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad, su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto, mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno;
protégelos, pera que se llenen de gozo los que aman tu nombre.
Por que tu, Señor, bendices al justo, y como un escudo lo rodea tu favor.
Ant. 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cántico 1° Cor.29,10-13
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor,
la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria, tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro, nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28
Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.
La voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas potenciales.
La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros, el Señor descuaja los cedros de Líbano.
Hace brincar al Líbano como un novillo, al Sarión como una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego, la voz de Señor sacude el desierto,
él sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles, el Señor descorteza la selva.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo, el Señor bendice a su pueblo con paz.
Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
LECTURA BREVE(2° Ts. 3,10-13)
Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y acudamos a él diciendo:
Concédenos, Señor, tu Espíritu.
- Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia, para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.
- Que baje hoy a nosotros tu bondad, y haga prósperas las obras de nuestras manos.
- Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
- Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones y enriquécelos con clase de bienes.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro...
ORACION
Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Laudes primera semana - Martes
Laudes
Por la mañana
SALUDO INICIAL
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
  • HIMNO
  • SALMODIA
Ant. 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo 23
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el rey de la gloria.
¿Quién es ese rey de la gloria?
El Señor, héroe de la guerra.
¡Portones! alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el rey de la gloria.
¿Quién es ese rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el rey de la gloria.
Ant. 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Ant. 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico Tb. 13, 1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente, y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, antes los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor, nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos, pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón y con toda el alma, siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros, les daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia y ensalsaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador
Convertíos pecadores, orad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo, y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Ant. 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Ant. 3. El Señor merece la alabanza de los buenos
Salmo 32
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo, acompañando vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo y existió; lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres;
desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su mucha fuerza, nada vale sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperaremos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo, con él se alegra nuestro corazón,
en su Santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Ant. 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA BREVE
(Rm. 13, 11b. 12-13a )
Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima, desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus Santos profetas.
PRECES
Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial, bendigamos por ello a Jesús, el pontífice de nuestra fe, y supliquémosle diciendo:
Escúchanos, Señor.
- Señor Jesús, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real, haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
- Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos para que con la fuerza del Espíritu Santo nosotros permanezcamos en ti y tú en nosotros.
- Danos tu sabiduría eterna para que permanezca con nosotros y con nosotros trabaje.
- Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean y fuente de esperanza para los decaídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestra oración matutina con la luz de tu misericordia alumbra la oscuridad de nuestro corazón: para que, habiendo sido iluminados por tu claridad, no andemos nunca tras las obras de las tinieblas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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