FILÓSOFOS
Pierre Bayle (Carla-le-Comte, hoy llamado Carla-Bayle, 18 de noviembre de 1647-Róterdam, 28 de diciembre de 1706) fue un filósofo y escritor francés. Junto con Bernard le Bovier de Fontenelle, 10 años más joven que Bayle, es considerado la gran figura de la primera Ilustración.
Pierre Bayle | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 18 de noviembre de 1647 Carla-Bayle (Francia) | |
Fallecimiento | 28 de diciembre de 1706 (59 años) Róterdam (Países Bajos) | |
Causa de la muerte | Tuberculosis | |
Sepultura | Crooswijk General Cemetery | |
Nacionalidad | Francesa | |
Lengua materna | Francés | |
Religión | Calvinismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, escritor, catedrático, periodista, crítico literario, teólogo, historiador y lexicógrafo | |
Alumnos | Christopher I, Burgrave and Count of Dohna-Schlodien | |
Obras notables | Dictionnaire Historique et Critique |
Trayectoria[editar]
Nacido en Carla-le-Comte, cerca de Pamiers (Ariège), fue educado por su padre (un pastor hugonote) Jean Bayle († 1685) y su madre Jeanne Bayle, de soltera de Bruguière († 1681). Luego estudió en la academia protestante de Puylaurens (Departamento de Tarn). En 1669 ingresó en un colegio de jesuitas de Toulouse, y se hizo católico un mes después. Diecisiete meses después se arrepintió y regresó al calvinismo pero, para evitar la persecución, huyó a Ginebra, donde descubrió la obra de René Descartes.
Durante algunos años actuó como institutor en varias familias de París (su apellido se ortografiaba entonces Bèle), y en 1675 fue nombrado catedrático de Filosofía en la Universidad Protestante de Sedan, en las Ardenas, un principado independiente que se había unido a Francia unos 25 años antes.
En 1681 la universidad fue cerrada por el Estado francés, que aumentó la presión sobre los protestantes. Bayle se refugió en los Países Bajos, como muchos otros intelectuales protestantes franceses, y casi inmediatamente después fue nombrado profesor de Filosofía e Historia en la École Illustre de Róterdam, que acababa de inaugurarse.
Aquí, publicó en 1682 Lettre sur la comète de 1680 que publicaría de nuevo ampliado en 1683 con el título de Pensées diverses sur la comète de 1680. El cometa mencionado es el Halley y lo emplea como excusa para criticar las supersticiones asociadas con los cometas. Afirma que el conocimiento debe ser constantemente comprobado. En la segunda revisión sienta las bases de una moral o ética no dependientes de la religión, en la que defiende la tesis - impensable en la época - de que un ateo no tiene por qué ser inmoral y vicioso. También publicó sus críticas al trabajo de Louis Maimbourg sobre la historia del calvinismo. La gran reputación adquirida por esta crítica fomentó la envidia del compañero de Bayle, Pierre Jurieu, que había escrito un libro sobre el mismo asunto.
En 1684 Bayle comenzó a publicar Nouvelles de la république des lettres, una especie de periódico de crítica literaria de la que también era el principal contribuidor. El periódico estaba dirigido a aquellos intelectuales que tenían al francés como la lengua de la literatura, la filosofía y la ciencia. Fue el primer intento serio de popularizar la literatura y que tuvo éxito.
Cuando Luis XIV de Francia derogó en 1685 el Edicto de Nantes, que había sido promulgado por Enrique IV, se calcula que unos 200.000 protestantes huyeron de Francia. Bayle reaccionó con dos escritos críticos: Ce que c'est que la France toute catholique sous le règne de Louis le Grand (Lo que la catolicísima Francia (realmente) es bajo el reinado de Luis el Grande; 1686), en la que estigmatiza la intolerancia religiosa y la funesta mezcla de Iglesia y Estado, y Commentaire philosophique sur ces paroles de Jésus-Christ «Contrains-les d'entrer» (Comentario filosófico de las palabras de Jesucristo «Oblígalos a entrar»; 1687), donde se levanta en contra de las conversiones forzadas, señalando que el mismo Jesús nunca obligó a nadie a convertirse y que no tiene sentido imponer un credo a una persona, si su conciencia le dicta otra decisión. Es comparable a la Epístola de Tolerancia de John Locke. Al mismo tiempo, defiende los preceptos de los Evangelios y de las enseñanzas de Jesucristo, en quien percibía una doctrina pacífica donde la coerción era ausente.1
En 1690 se editó la obra Avis important aux refugiés (Aviso importantesa los refugiados'), que Jurieu atribuyó a Bayle y a la que atacó con animosidad. Tras una larga disputa, se le retiró la cátedra a Bayle en 1693. No se amilanó por este golpe, principalmente porque estaba ocupado en la preparación de su Dictionnaire historique et critique (Diccionario histórico y crítico; 2 vols. 1695/1696, 4 vols. 1702).
Diccionario histórico y crítico[editar]
En principio estaba previsto que el Dictionnaire historique et critique fuera una versión mejorada del Grand Dictionnaire historique (1674) —un valioso diccionario enciclopédico sobre personas famosas del jesuita Louis Moréri—, pero con el tiempo evolucionó en un tipo nuevo de obra de consulta.
En efecto, Bayle no se limitó a recoger el estado del conocimiento contemporáneo de personajes y figuras históricas, sino que intenta ir más allá y presentar una visión crítica de este conocimiento. Reprende la actitud de aquellos que tergiversaban la Biblia para hacer uso de la violencia. Señala que Jesús nunca hizo violencia ni obligó a nadie a convertirse.2 Critica el método que usa la Iglesia de Roma en Francia para perseguir a las minorías protestantes y de otras creencias.
Introduce como absoluta novedad la forma de sus entradas: cortas y reducidas a los hechos, pero con largas notas a pie de página donde cita fuentes y autoridades, incluso aquellas que se contradicen entre sí, con lo que obliga al lector a dudar de los hechos narrados y a pensar y decidir por su cuenta. Bayle demuestra de esta forma que la historia, como se daba por supuesto anteriormente, no es simplemente reunir y presentar hechos, sino que los hechos mismos ya representan un problema y que su reconstrucción e interpretación son el principal deber del historiador. Por ello, Ernst Cassirer considera a Bayle como el creador del rigor científico en los estudios de historia.
Últimos años[editar]
Los restantes años los dedicó Bayle a escritos diversos, contestando en varios casos críticas a su Diccionario, sobre todo de su enemigo Pierre Jurieu. Entabló una polémica particularmente interesante con tres teólogos arminianos o próximos del arminianismo: Jean Le Clerc, Jacques Bernard e Isaac Jaquelot.
Falleció en el exilio en Róterdam (Países Bajos), antes de que su obra se hiciera famosa. El Diccionario de Bayle tuvo más de 10 ediciones hasta 1760 y se convirtió en un breviario para los ilustrados.
En 1905, el ayuntamiento de Pamiers erigió un monumento en su honor, que fue destruido entre 1942 y 1944 por el régimen de Vichy.3
Su pueblo natal, Carla-le-Comte, adoptó el nombre de Carla-Bayle en 1879.
Cesare Bonesana, marqués de Beccaría (Milán, 15 de marzo de 1738 - ibídem, 20 de noviembre de 1794), fue un literato, filósofo, jurista y economista italiano, y padre de Giulia Beccaria, quien a su vez fue madre de Alessandro Manzoni.
Ligado a los ambientes ilustrados milaneses, formó parte del círculo de los hermanos Pietro y Alessandro Verri, colaboró con la revista El Café y contribuyó a fundar la Academia de los Puños (Accademia dei Pugni). Estimulado por Alessandro Verri, protector de los encarcelados, se interesó por la situación de la justicia. Sus influencias principales fueron de John Locke, Montesquieu, Claude-Adrien Helvétius y Étienne Bonnot de Condillac.
Cesare Beccaria | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 15 de marzo de 1738 Milán (Ducado de Milán) | |
Fallecimiento | 20 de noviembre de 1794 (56 años) Milán (Ducado de Milán) | |
Causa de la muerte | Accidente cerebrovascular | |
Sepultura | Mojazza Cemetery | |
Educación | ||
Educado en | Universidad de Pavía (J.D.) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, jurista, economista y criminólogo | |
Empleador | Universidad de Milán | |
Movimiento | Romanticismo italiano |
Pensamiento[editar]
Después de publicar algunos ensayos de economía, publicó De los delitos y las penas en 1764, un breve escrito que tuvo mucho éxito en toda Europa, particularmente en Francia, donde obtuvo el aprecio entusiasta de los filósofos enciclopedistas.
Partiendo de la teoría contractualista, que funda sustancialmente la sociedad sobre un contrato encaminado a salvaguardar los derechos de los individuos, garantizando el orden, Beccaría definió los delitos como violaciones de este contrato. La sociedad en conjunto goza por tanto del derecho a defenderse, el cual se debe ejercitar con medidas proporcionales a los delitos cometidos (principio de la proporcionalidad de la pena); en un segundo principio se establecería que ningún hombre puede disponer de la vida de otro.
Beccaria sostenía por lo tanto la abolición de la pena de muerte, la cual ni impide los crímenes ni tiene un eficaz efecto disuasorio; por ello se interesó en la prevención de los delitos, que según él se conseguía más por la certeza de la pena que por su severidad (principio elaborado por primera vez por el inglés Robert Peel). Beccaría afirmaba que para cualquier criminal pasar la vida en la cárcel con privación de libertad era peor que una condena a muerte, mientras que la ejecución no sirve como disuasorio para el criminal, dado que las personas tienden a olvidar y borrar completamente los recuerdos de un acto traumático y lleno de sangre; además, en la memoria colectiva la ejecución no se encontraba ligada a un recuerdo concreto de culpabilidad (al no haber estado siguiendo el proceso). También Ugo Foscolo afirmará en Las últimas cartas de Jacobo Ortis que «las condenas crecen con los suplicios». Por otro lado, Beccaria propugnaba la abolición de la pena capital pensando que esta, es una violación del principio de indisponibilidad de la vida humana (que sólo pertenecería a Dios, su creador) y una contravención en sí misma del contrato social, que tiene como fin la protección del ciudadano y no su destrucción.
Respecto al antes mencionado principio de proporcionalidad de las penas, Beccaría sostenía que éstas tienen un carácter preventivo, en sentido general y en sentido especial. La prevención especial es la que se dirige al delincuente que ha cometido la falta, mientras que la general se refiere al conjunto de la sociedad. Sostenía también que tanto los delitos como las penas deben ajustarse al principio de legalidad, anticipando la formalización definitiva de este principio por parte de Feuerbach.
Beccaría retoma el principio del valor educativo de la condena, según una idea típicamente italiana iniciada por Tommaso Campanella, el cual había sufrido personalmente en la cárcel: descubre que como la pequeña delincuencia encuentra alojamiento y comida asegurado en la cárcel, se afana por cometer crímenes con tal de entrar. Por lo tanto, como es la duración de la condena y no la intensidad lo que impulsa a no cometer crímenes, lo que conviene es tener la certeza de la condena y que ésta sea extensa en el tiempo. Si bien Beccaría es contrario a la pena de muerte, la justifica solo por dos motivos:
- Que el delincuente, aún privado de su libertad, tenga poder que interese a la nación ejecutarlo. Se refiere a delitos de rebelión y traición a la patria.
- Que la ejecución del delincuente fuese «el verdadero y único freno», que contuviera a otros y los separase de cometer delitos.
Otras medidas planteadas por Beccaria para la reforma del derecho penal del Antiguo Régimen fueron la abolición del tormento y la limitación del arbitrio judicial. El tormento público como procedimiento de prueba o como castigo fue ampliamente usados durante el Antiguo régimen, y en parte la obra de Beccaría es una reacción ante los suplicios y ejecuciones públicas de la época. La limitación del arbitrio judicial (es decir, que el juez esté atado al texto de la ley y no tenga capacidad para generar espontáneamente leyes penales) se explica desde el principio de separación de poderes y de la necesidad de aplicar penas prontas y seguras.
Trascendencia[editar]
Cesare Beccaria fue uno de los más importantes inspiradores del movimiento de reforma del antiguo derecho penal continental, un derecho caracterizado en toda Europa por su extrema crueldad, por su arbitrariedad y su falta de racionalidad. Es también un pilar imprescindible para la comprensión de la vasta reforma ilustrada del siglo XVIII, inspirada en las ideas de autonomía, emancipación y lucha contra el despotismo.1
Obras[editar]
- Sobre el desorden monetario y su remedio en los estados milaneses (1762).
- De los delitos y las penas (1764).
- Investigación sobre la naturaleza del estilo (1770).
- Elementos de economía pública (edición póstuma en 1804).
Eponimia[editar]
- El asteroide del cinturón principal (8935) Beccaria lleva este nombre en su memoria.
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