martes, 27 de octubre de 2020

ILUSTRACIÓN

 EN AMÉRICA LATINA

José Celestino Mutis y Bosio (CádizEspaña6 de abril de 1732 – Santa Fe de BogotáVirreinato de Nueva Granada11 de septiembre de 1808) fue un sacerdotebotánicogeógrafomatemáticomédico y docente de la Universidad del Rosario, en Santa Fe (actual Bogotá), universidad donde actualmente reposan sus restos. Es uno de los principales autores de la Escuela Universalista Española del siglo XVIII.

José Celestino Mutis y Bosio
José Celestino Mutis.jpg
José Celestino Mutis, botánico y matemático.
Información personal
Nacimiento6 de abril de 1732
CádizEspañaImperio español
Fallecimiento11 de septiembre de 1808 (76 años)
Santafé de BogotáVirreinato de Nueva GranadaImperio español
Causa de la muerteAccidente cerebrovascular Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadEspañola
ReligiónIglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en
Información profesional
ÁreaPresbíterobotánicomatemáticodocentemédico
Abreviatura en botánicaMutis
Abreviatura en zoologíaMutis
Miembro deReal Academia de las Ciencias de Suecia Ver y modificar los datos en Wikidata



Biografía[editar]

Etapa en la Península[editar]

Estudió medicina y cirugía en el Real Colegio de Cirugía de Cádiz y concluyó su carrera en la Universidad de Sevilla. Después de finalizar sus estudios trabajó durante cuatro años en el Hospital de Cádiz. Sus primeras etapas profesionales se desarrollaron bajo la tutoría de algunos de los más eminentes científicos del momento. Pasó a trabajar como suplente de la cátedra de Anatomía del Hospital General de Madrid1​ y perfeccionó sus conocimientos botánicos en el Jardín del Soto de Migas Calientes.

Etapa americana y Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada[editar]

Muestras de fauna y flora de la América española en el Pabellón de la navegación de Sevilla.

En 1760 José Celestino Mutis viajó a la Nueva Granada como médico del virrey Pedro Mesía de la Cerda; al concluir el mandato de su superior, optó por quedarse en el virreinato como promotor científico: La flora, la fauna y la gea del trópico americano le habían cautivado. Mutis propuso en dos ocasiones (1763 y 1764) a la Corona de España una expedición botánica por el Nuevo Reino de Granada. Las propuestas no encontraron respuesta, de modo que se dedicó al sacerdocio, a la minería y a la atención de su cátedra en el Colegio del Rosario. Concretamente, tras vivir en distintas poblaciones, se estableció en Santafé. Posteriormente se dedicó a la minería en VetasSantander, provincia de Pamplona.

Años más tarde, tras haberse retirado a vivir a Mariquita, animado por el Virrey-Arzobispo Antonio Caballero y Góngora realizó una tercera propuesta que le fue aceptada por el ilustrado rey Carlos III, que había estudiado botánica además de otras ciencias, técnicas y artes.

En los últimos billetes españoles de 2000 pesetas (en circulación entre 1993 y 2002) aparecía la efigie de Mutis.
En los billetes de 200 pesos colombianos aparecía la efigie de Mutis.

La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada2​ se inició en 1783 bajo su dirección y se prolongó durante unos 30 años. Se centró en Santafé y sus alrededores, la laguna de Pedro Palo, La MesaGuaduasHonda y los alrededores de Mariquita. En la expedición participaron varios comisionados que extendieron su cobertura geográfica. Destaca entre ellos Francisco José de Caldas, que recorrió las actuales tierras de Ecuador durante cuatro años, regresando a Santafé en 1808 llevando un extensísimo herbario. Otro de los comisionados fue fray Diego García, que recorrió el Alto Valle del Magdalena, entre La Palma y Timaná, llegando a la zona de los Andaquíes. Su colección incluyó también una amplio muestrario de fauna y geología. A su vez, Juan Eloy Valenzuela y Mantilla, que había sido subdirector de la Expedición durante su primer año, fue comisionado a Santander. Tuvo que retirarse a Bucaramanga por problemas de salud, donde continuó recolectando.

Esta expedición resultó ser la más costosa para la Corona de España, y sin embargo fue la que menos publicaciones científicas produjo. No obstante, fue decisiva para el desarrollo de la cultura y la investigación en Colombia. En ella se creó una escuela de dibujo y se contrataron numerosos oficiales de pluma y herbolarios. Las láminas realizadas en la expedición resultaron ser de excepcional calidad. Entre los dibujantes destacan Salvador Rizo y Francisco Javier Matís, que fue calificado por Humboldt como el mejor ilustrador botánico del mundo. Años más tarde, el médico y botánico bogotano José Jerónimo Triana contribuyó decisivamente a la determinación de las especies.

Al contrario de lo que sucedió con las láminas, parte del extenso e importante Herbario, trasladado al fin de la Expedición al Real Jardín Botánico de Madrid, ha permanecido prácticamente inédito hasta fechas relativamente recientes. La biblioteca de la cual se sirvió Mutis para realizar la Expedición Botánica, se conserva en la Biblioteca Nacional de Colombia.3​ Un ejemplo de esto es la obra Recueil des plantes des Indes,4​ de la entomóloga Maria Sibylla Merian. En la revista Senderos de esta entidad se publicó el catálogo de este valioso fondo.5

Sus aportes a la salud en la Nueva Granada[editar]

Durante la gran epidemia de viruela de 1782, Mutis, a pesar de las reticencias de los gobernantes, puso en marcha numerosas medidas de salubridad en Santa Fe de Bogotá, junto con una campaña de vacunación. A instancias de un anciano sacerdote de Sopó investigó el uso de cepas debilitadas de la enfermedad inoculadas en personas sanas y, dada la incredulidad de la gente, hizo el experimento en sí mismo, introduciendo, a través de un pequeño corte, una muestra purulenta de un enfermo. Inoculó también de esta forma a algunos de sus alumnos y a 36 niños enfermos del orfanato San Juan de Dios. Al cabo de unos días ni él ni sus discípulos habían enfermado y en los niños empezaba a apreciarse la mejoría. Esta prueba convenció a unas mil personas, que accedieron a probar el método y sobrevivieron por ello.

El éxito de la campaña convenció también al virrey Caballero y Góngora, quien estableció decretos para sistematizar las vacunaciones en situaciones de epidemia. 678

La recopilación de vocabularios, hoy en la Real Biblioteca[editar]

Mutisia clematis. Pintada por Salvador Rizo durante la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, de José Celestino Mutis, 1783-1808. Acuarela sobre papel.

Gracias a la emperatriz Catalina la Grande de Rusia se llevó a cabo la recopilación de vocabularios y gramáticas indígenas que realizó Mutis. La zarina quería un gran diccionario de todas las lenguas conocidas, que llegó a hacerse, y se dirigió a Carlos III para que le facilitara gramáticas y vocabularios de las lenguas americanas. Accedió el soberano y se expidieron Reales órdenes a los virreyes y gobernadores de Indias para que remitieran a la corte las que pudieran allegarse.

En Nueva Granada, concretamente en Bogotá, se le confió la misión al Padre Mutis, auxiliado por sus fieles Diego de Ugalde, canónigo, y Anselmo Álvarez, presbítero. El cosmógrafo de Indias Juan Bautista Muñoz dejó una relación de los papeles de idiomas de indios que reunieron (RAH, ms. 9/4855, ff. 77-79v). Gracias a ellos se recopilaron las gramáticas chibchamosca y saliba y el diccionario de lengua achagua. Tras esta labor, Carlos III, consciente de su valor, no los remitió a Rusia y ordenó su ingreso en su Librería de Cámara mediante Real Orden de 13 de noviembre de 1787.

En 1928 se publicó su catálogo bajo el título de Lenguas de América, ya que en la colección se encuentran más de los mencionados, escritos por otras personas y que Mutis reunió, considerando que un vocabulario debía constar de por lo menos cien palabras.

Son diecinueve los volúmenes con vocabularios y gramáticas, escuetos de extensión y en tamaño octavo y doceavo principalmente, que entraron en la Real Biblioteca9​ en febrero de 1789. Van del manuscrito II/2910 al II/2929 y algunos son copia, de hecho, el primer volumen lo es y se fecha la copia tras la Real Orden indicada, es el Arte y vocabulario de la lengua achagua, que es de los jesuitas Alonso de Neira y Juan Ribero, siendo trasuntado en 1762. En realidad se formó bastante antes pues Neira murió en 1703 y Ribero en 1736. El segundo y tercer volumen forma el Vocabulario andaqui-español, el cuarto es un Vocavolario para la lengua arauca, datado en 1765, el quinto es un Vocabulario de español a caribe, fechado en 1774 y del franciscano Martín de Taradell, el sexto y séptimo es otro vocabulario en lengua ceona, que se copió como consta en julio de 1788, el octavo y noveno se forman con voces del idioma guama, copiados en Bogotá en diciembre de 1788, el noveno volumen es un Cathesismo en guaraní y castellano, y que se fecha en Corrientes en octubre de 1789; el décimo es un vocabulario en guarauno e incluye un arte de confesar guaraunos, el undécimo es un Breve compendio de lengua pariagoto, el duodécimo es una gramática, confesionario y vocabulario en lengua mosca, los dos siguientes son otro vocabulario en mosca, de 1612 pero en copia del XVIII, el II/2925 y 2926 son voces castellanas en lengua motilona, hecho por el capuchino Francisco Javier de Alfaro, siendo copiados asimismo en julio de 1788. El siguiente es una copia sacada en diciembre de ese año por fray Jerónimo José de Lucena de tres vocabularios en lengua otomaca, taparita y yarura. Los dos últimos de la colección, por fin, los manuscritos II/2928-29 son un catecismo de la lengua de la provincia de Páez, en el idioma de la nación murciélaga o huaque, sacados en julio de 1788. Algunos son originales pero la mayoría son copia de otros originales, muchos de los cuales se han perdido o no existen otros testimonios escritos, por lo que adquieren la relevancia de originales. Son, en conjunto, un verdadero tesoro dentro de los fondos americanistas de la Real Biblioteca y un ejemplo del interés hispano por preservar para el futuro uno de los elementos capitales de las culturas indígenas, su lengua.

Otros aspectos de su obra[editar]

  • Hizo contribuciones a otras ciencias, incluyendo también importantes aportaciones a procesos industriales, como la minería de la plata y la destilación del ron.
  • El arcano de la quina: Discurso que contiene parte médica de las cuatro especies de quinas oficiales, sus virtudes eminentes y su legítima preparación. Obra póstuma. Ibarra, impresor de Cámara de S.M., Madrid. 182810
  • Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada: 1783-1816: publicada bajo los auspicios de los Gobiernos de España y de Colombia y merced a la colaboración del Instituto de Cooperación Iberoamericana, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Real Jardín Botánico de Madrid, CSIC, e Instituto de Ciencias Naturales-Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional de Colombia con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; promovida y dirigida por José Celestino Mutis. 49 vol.11

Honores[editar]

Epónimos[editar]

Calle dedicada a José Celestino Mutis en CádizEspaña.
Figura de Mutis en el jardín botánico de Bogotá que lleva su nombre.

Taxones dedicados[editar]

A José Celestino Mutis se le han dedicado numerosos taxones, principalmente especies vegetales, algunos ejemplos:











Andrés Marcelino Pérez de Arroyo y Valencia (Popayán26 de abril de 1764 - † Cali5 de junio de 1833) fue un presbíteroabogado y arquitecto neogranadino que participó en la gesta independentista de su país junto a otros miembros de su familia. Alto exponente del neoclasicismo en la arquitectura doméstica y religiosa de la Nueva Granada, la mayor parte de su obra se concentra en su ciudad natal y ha sido declarada de conservación patrimonial.

Marcelino Pérez de Arroyo
Andrés Marcelino Pérez de Arroyo y Valencia.jpg
Retrato del presbítero Marcelino Pérez de Arroyo Universidad del Rosario, Bogotá
Información personal
Nacimiento26 de abril de 1764
Bandera de Colombia PopayánVirreinato de Nueva GranadaImperio español.
Fallecimiento5 de junio de 1833
(69 años)
Bandera de Colombia CaliRepública de la Nueva Granada.
NacionalidadColombiana
ReligiónCatólico
Familia
PadresAndrés José Pérez de Arroyo y Francisca Antonia Valencia y Sáenz del Pontón
Educación
Educado enColegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
Información profesional
ÁreaClérigoabogadoarquitecto
Obras notablesIglesia de San Francisco, CaliCatedral de Popayán, Casa Torres



Primeros años y formación[editar]

Fue el primogénito de Andrés José Pérez de Arroyo, Fiscal de la Real Audiencia de Panamá, y Francisca Antonia Valencia y Sáenz del Pontón, payanesa, hija de Pedro Agustín de Valencia, fundador y tesorero de la Casa de Moneda de Popayán, y hermana del I Conde de Casa Valencia.1​ Sus hermanos José Antonio, Mariano, Manuel María y Santiago optaron por utilizar a partir de 1825 el primer apellido de su abuela paterna, la española Rafaela Arroyo y Márquez, pues eran conocidos entre sus contemporáneos como "los Arroyo" y no como "los Pérez de Arroyo".2​ Sin embargo, Andrés Marcelino continuó firmando e identificándose hasta su muerte con sus apellidos completos.

Estudió latinidad, retóricafilosofíahumanidades y algunas asignaturas de derecho civil y canónico en el Real Colegio Seminario de San Francisco de Asís de su ciudad natal. Posteriormente, se trasladó a Santafé y, tras completar los cursos de jurisprudencia y teología, obtuvo en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario los títulos de bachiller y licenciado en teología y doctor en Derecho Canónico, donde se recibió de colegial en 1784. En 1785 defendió, bajo la dirección del Dr. Ignacio Moya, conclusiones sobre tres libros de Melchor Cano. En su alma máter se desempeñó como profesor de gramática latina y Vicerrector.3​ En este último cargo le correspondió formar parte del equipo de directivos del claustro que tenía a su cargo la evaluación y aprobación de los expedientes de limpieza de sangre, nobleza e hidalguía de quienes aspiraban a estudiar en dicho centro académico, entre ellos, el Sabio Caldas.4

La biblioteca particular que conformó a lo largo de su vida fue célebre por su variedad y volumen, y se vio enriquecida con libros enviados desde Madrid por su tío Tomás Pérez de Arroyo.

Carrera eclesiástica[editar]

Fue ordenado sacerdote en Cartagena de Indias, tras lo cual la Inquisición lo nombró compulsor y comisario. Posteriormente, llegó a ser Consultor del Tribunal del Santo Oficio.5

Proceso seguido por la corona española contra el presbítero Andrés Marcelino Pérez de Arroyo y Valencia por su apoyo a la causa independentista de la Nueva Granada (Archivo Histórico Cipriano Rodríguez Santamaría, Universidad de la Sabana, Bogotá).

De regreso a su ciudad natal se desempeñó como examinador sinodal y catedrático de instituciones de derecho civil y renunció a obtener remuneración alguna por espacio de cinco años, lapso en el que continuó su labor docente impartiendo la cátedra de teología dogmática. Ocupó numerosos cargos eclesiásticos, entre ellos fiscal interino, juez, asistente regio a la silla del capítulo de la catedral, medio racionero del coro de la misma y deán en 1819.6​ Su capacidad oratoria fue reconocida y elogiada, en particular durante su desempeño como examinador sinodal del obispado. Fue candidato a ocupar la silla metropolitana del Arzobispado de Santafé. También ocupó los cargos de comisario de cruzada, magistral por oposición, tesorero y maestrescuela.

Bajo la orientación del Obispo Salvador Jiménez de Enciso, Pérez de Arroyo redactó junto con Manuel Mariano Urrutia el plan de estudios para las escuelas primarias de Popayán.7

La independencia[editar]

Formó parte, al igual que su hermano Santiago, de la Junta de Gobierno establecida en Popayán el 5 de agosto de 1810 para buscar la independencia, participación que le significó la apertura de un proceso en su contra por parte de las autoridades españolas. Pérez de Arroyo, que en esa fecha se desempeñaba como maestrescuela de la catedral, se defendió afirmando que nunca estuvo de acuerdo con la conformación de la Junta pero que la opinión de la mayoría prevaleció para que así sucediese. En el extenso documento de su defensa, fechado el 11 de junio de 1816, el presbítero rememora los hechos de 1810 y los narra desde su propia perspectiva:8

Vista de la catedral de Popayán hacia 1853 por Frederic Edwin Church.
(...) Reunidos los cuerpos, prelados y vecinos del Gobernador, votaron por escrito los señores Alcaldes y Regidores, el señor Teniente Asesor y el señor Provisor, y llegado el turno del maestrescuela leyó el voto siguiente: Señores: En aquel cabildo tan solemne y autorizado, al que concurrió el Comisionado del Supremo Consejo de Regencia, prevaleció contra mi voto el parecer de la formación de una Junta Provincial compuesta de diputados de las ciudades de la Gobernación; y mientras que aquella tenía efecto de una Provisional de Salud y Seguridad Pública. En este Estado, y quando advertí que concurrían algunos votos a elegirme por diputado del Clero Secular y Regular para la formación de la Junta provisional, contradije la votación, advirtiendo que no se adelantase una elección, que si se verificaba sería frustránea; porque ni mis escasos conocimientos ni las muchas sillas vacantes en esta Santa Yglesia Catedral me permitirían encargarme de tan grave y delicada ocupación. No obstante fui electo, pero consiguiente a los sentimientos que había expresado resistí la posesión, aunque al fin tube que ceder a mi propio dictamen y sugetarme à instancias superiores (del Sr. Gobernador, que lo era Dn. Miguel Tacón); y en consequencia de esto se me hizo jurar que cumpliría por mi parte con los deberes del instituto y fin de la Junta provisional. El [maestrescuela] ha sido siniestramente interpretado por algunos quando debía ser una confirmación de los principios moderados de su autor. Suplica que se refleccione que el voto fue dado en un Cabildo para el qual se le citó y mandó llevar por escrito su dictamen.

Como parte de su defensa, Manuel Mariano Urrutia, canónigo magistral de la catedral de Popayán, testificó en Quito en favor de la fidelidad de su maestrescuela Pérez de Arroyo el 6 de noviembre de 1816. El privilegio eclesiástico contribuyó para que el presbítero recibiese un tratamiento distinto al de los demás patriotas y finalmente fue exonerado.

Tras su experiencia con la justicia por los sucesos de la Independencia renunció por completo a la vida pública y continuó su carrera eclesiástica, en la que «supo gobernar con acierto la diócesis de Popayán».9​ Falleció en Cali a la edad de 69 años.

Obra arquitectónica[editar]

Iglesia de San Francisco, Cali
Casa Pérez de Arroyo - Museo Arquidiocesano de Arte Religioso
Casa del Regidor - Museo Nacional Guillermo Valencia

Si bien Pérez de Arroyo no recibió educación formal como arquitecto, fue un devoto autodidacta de esa disciplina y su talento le permitió plasmar con singular habilidad los cánones arquitectónicos en el diseño y construcción de varias obras civiles y religiosas. El arquitecto y restaurador colombiano Germán Téllez lo describe como «sacerdote por vocación y arquitecto por mundana inclinación».10​ Sus obras más destacadas, todas ellas ubicadas en Popayán con excepción de la iglesia de San Francisco, en Cali, son:

Catedral de Popayán[editar]

La tercera versión de este templo, que entraría a reemplazar a las catedrales anteriormente destruidas por movimientos telúricos, fue comisionada a Pérez de Arroyo cuando se desempeñaba como deán. En los albores del siglo XIX, el clérigo proyectó un templo que retoma elementos de un proyecto anterior atribuido a Antonio García, con planta basilical en cruz griega, una nave central, dos naves laterales y una cúpula sobre el crucero. Este templo, en el que abundan rasgos neoclásicos y manieristas, sufrió graves destrozos durante el terremoto de 1983 y hubo de ser reconstruido casi en su totalidad. Con esta obra nace Pérez de Arroyo como gran arquitecto neoclásico.11

Casa Torres Tenorio (Facultad de Artes de la Universidad del Cauca)[editar]

Considerada "la mejor de su época en Popayán",12​ fue concluida en 1809 como residencia para Jerónimo de Torres, hermano del prócer Camilo Torres Tenorio. La Universidad del Cauca la adquirió en 1969 para establecer en ella la Facultad de Humanidades y, posteriormente, la Facultad de Artes. Fue uno de los primeros inmuebles del sector histórico de la ciudad en recibir la declaratoria individual como Monumento Nacional por el Instituto Colombiano de Cultura, en 1963.13

Casa de Postgrados de la Universidad del Cauca[editar]

Fue construida a finales del siglo XVIII como casa de habitación para Alonso de Velasco, último Alférez Real de Popayán.14​ Si bien, como afirma Téllez, la organización espacial y las técnicas de construcción no son novedosas, el aporte de Pérez de Arroyo en esta obra radica en el diseño de las portadas y en el hábil tratamiento del ladrillo y las arquerías que rodean el hermoso patio principal.15​ Fue declarada Monumento Nacional por el Instituto Colombiano de Cultura en 1996.16

Altar mayor de la iglesia de Santo Domingo[editar]

Diseñado hacia finales del siglo XVIII, es un reflejo del gusto de la época hacia las disciplinas estéticas imperantes. Pérez de Arroyo retomó elementos del orden corintio y contrató al ebanista Camilo Guevara para que elaborara bajo su dirección el detallado trabajo en madera,17​ compuesto por seis columnas estriadas en cedro y rematado por cuatro estatuas que representan las cuatro virtudes cardinales.18

Casa Pérez de Arroyo (Museo Arquidiocesano de Arte Religioso)[editar]

Este amplio inmueble fue concebido por Pérez de Arroyo a finales del siglo XVIII como residencia particular para su familia.19​ El arquitecto se basó en un esquema tradicional de espacios interiores alrededor de dos patios, con «dos espléndidas portadas gemelas en fachada»,20​ en un estilo manierista italiano.

Adquirida por la Curia Arzobispal en 1977 y acondicionada para su nuevo uso como museo, la casa fue restaurada por la Fundación para la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Colombiano tras el terremoto de 1983. La intervención, que también contó con el auspicio de la Subgerencia Cultural del Banco de la República, implicó la restauración del inmueble, de la colección de arte e imaginería y de la obra pictórica, así como la dotación, curaduría, montaje y exposición del museo.21​ La casa Pérez de Arroyo fue declarada Monumento Nacional por el Instituto Colombiano de Cultura en 1996.22

Casa del Regidor (Museo Nacional Guillermo Valencia)[editar]

Diseñada y construida por Pérez de Arroyo en el siglo XVIII para el regidor del cabildo Basilio de Angulo, fue residencia de Pedro Agustín de Valencia en ese mismo siglo. En 1906, la adquirió el empresario Ignacio Muñoz Córdoba, quien la obsequió a su hija Josefina al contraer matrimonio con Guillermo Valencia. Fue adquirida por la Nación en 1943 y destinada a un nuevo uso como museo para honrar la memoria del vate payanés. El Congreso de la República la declaró Monumento Nacional mediante la Ley 80 de 1943.

Casa de José Rafael Mosquera y Hurtado[editar]

Construida en el siglo XVIII por encargo del constitucionalista payanés, fue demolida en 1964 para dar paso a la construcción del Banco de la República. Solo se salvó el portal de piedra de cantera de la entrada principal, que fue incorporado a la casa situada en frente, sede del Museo Nacional Guillermo Valencia.

Iglesia de San Francisco, Cali[editar]

Considerada la obra maestra de Pérez de Arroyo, forma parte de un conjunto arquitectónico en el que sobresale la torre mudéjar, culminada definitivamente en 1828. El trazado inicial del templo se atribuye a Fray Pedro de Herrera y el proyecto a Pérez de Arroyo, quien logró gran armonía espacial interior y un equilibrado diseño de la fachada principal, en la que se percibe la influencia de Vitruvio y de Vignola.23​ El conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Nacional por el Instituto Colombiano de Cultura en 1982.24

Club Popayán[editar]

Obra comisionada a Pérez de Arroyo por el presbítero Agustín de Sandoval a finales del siglo XVIII para servir como su residencia particular. La casa fue adquirida en 1947 por el club social, que la remodeló y amplió, adaptándola para su nuevo uso.25

Comisiones no realizadas[editar]

En 1793, Pérez de Arroyo recibió del rector del Colegio Mayor del RosarioFernando Caicedo y Flórez, el encargo de dirigir el diseño y la construcción de un monumento funerario para sepultar los restos de Fray Cristóbal de Torres, fundador de ese centro educativo, que habían sido encontrados 139 años después de su deceso en un lugar poco conspicuo del claustro y cuya traslación en solemne ceremonia hacia la capilla de La Bordadita se estaba planeando.26​ En su carta, el rector apeló a la condición de Pérez de Arroyo como exalumno del claustro y le solicitó apoyo financiero para la mencionada obra. Sin embargo, la circunstancia de encontrarse domiciliado en su ciudad natal hizo que el presbítero payanés declinara la solicitud.

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