Teutones es el nombre que, recogido en la Edad Media, designa a los habitantes de un territorio europeo que actualmente forma parte de Alemania. Según el mapa de Ptolomeo, y de acuerdo con Pomponio Mela, los teutones habitaban en la península de Jutlandia, junto con los cimbrios.1 Fue aproximadamente en el año 120 a. C. cuando, junto con los cimbrios, decidieron emigrar de Escandinavia al sur de Europa.
Al este del Rin, los teutones han acusado siempre un origen celta, más precisamente galo, desde el nombre de sus jefes hasta el del mismo pueblo, ya que en lengua gala teuta significaba tribu y ona, agua, por lo que sería la tribu de las aguas (el Elba, en este caso). Su idiosincrasia belicosa y la amistad con tribus galas como los eburones —estos les ceden un depósito para sus equipajes en la ciudad de Aduat cuando invaden la Galia Melenuda o central— y helvecios —quienes se unen a ellos con frecuencia— les hace fácilmente reconocibles como parte integrante del conjunto de pueblos que formaban la Galia Bélgica, con la mayoría de los cuales tenían tratados de amistad.
Los cronistas e historiadores latinos los confundieron con pueblos germanos, en particular sajones, al aceptar la división caprichosa que Roma hace de la región.2 Determinaron que al este del Rin era país germano y, al oeste, país galo. Luego han incurrido durante dos milenios en este error todos los historiadores que se han basado en esos escritos, lo cual se ha desmentido arqueológicamente desde hace varias décadas.
A partir del año 113 a. C., los teutones y los cimbrios se unen para emigrar hacia la península ibérica, supuestamente debido a razones demográficas y sabiendo que las Galias estaban ya superpobladas. Es así que al tomar la dirección de la Galia Narbonense —la provincia romana que hoy es el sur de Francia hasta los Pirineos—, los romanos deciden detenerles temiendo que se instalen allí. Este corte del paso hacia la Hispania va a terminar suponiendo una invasión de territorios galos, que son realmente asolados por sus saqueos buscando reabastecimiento, lo que va a durar unos doce años, hasta que Roma puede al fin detenerlos y hacerles tomar la decisión de regresar, habida cuenta de la reducción de su número, debido a las cuantiosas pérdidas en combates.
A su vuelta, reencuentran a sus parientes en la cuenca del Elba, decidiendo muchos instalarse en el paso de los cimbrios, la actual Jutlandia, donde con los años terminarán predominando.
Los trinovantes o trinobantes fueron una de las tribus celtas que habitaron en Britania durante el periodo anterior a la invasión romana. Su territorio se extendía por la zona norte del río Támesis, por las regiones de Essex y Suffolk, e incluía territorios que en la actualidad se localizan en el distrito de Gran Londres. Su nombre se deriva de los prefijos celtras tri y novio, que en un sentido amplio hace referencia al vigor de la tribu, por tanto vendría a decir algo así como: El pueblo más vigoroso. Su capital fue la ciudad de Camulodunum (la moderna Colchester), uno de los emplazamientos propuestos como la ubicación de la legendaria ciudad de Camelot.
Poco antes de la Invasión de Britania por parte de un ejército romano dirigido por el gran general Cayo Julio César (55 a. C. - 54 a. C.), los trinovantes eran considerados entre los pueblos de Britania como la tribu más poderosa de la isla. En esa época la capital de esta tribu se localizaba en Braughing (la moderna región de Hertfordshire). En muchos manuscritos que datan de la época de la Guerra de las Galias su rey se menciona con el nombre de Imanuentio, aunque en otros se omite el nombre. En algún momento antes de que se iniciara la segunda invasión de César a la isla, este rey fue reemplazado por Casivellauno, que asumió el mando de la tribu de los Catuvellaunos. Su hijo, Mandubracio, huyó hacia la protección que le conferiría César en la Galia. Durante esta segunda invasión, César derrotó a Casivellauno y restauró a Mandubracio en el trono. Casivellauno decidió no volver a oponerse al reinado de Mandubracio y permaneció en la sombra. El nuevo rey de los trinovantes aceptó la imposición de tributos.
El próximo rey de los trinovantes del que se tienen registros gracias a los yacimientos numismáticos de la región, recibe el nombre de Adedomaro. Este rey gobernó a los trinovantes entre los años 20 y 15 a. C. y su acción más importante fue el traslado de la capital a Camulodunum. Por un breve periodo, aproximadamente en el año 10 a. C., Tasciovano, el rey de los catuvellaunos acuñó monedas desde la capital trinovantiana, lo que nos sugiere que este pueblo había sido conquistado por los catuvellaunos, pero que no habían tardado en expulsarles, quizá con ayuda de Roma. La inscriipción Rex se eliminó de las monedas y Adedomaro fue restaurado en el trono. A su muerte, Adedomaro fue sucedido por su hijo Dumnovellauno (10 - 5 a. C., pero unos pocos años más tarde la tribu fue conquistada de nuevo, esta vez por el hijo de Tasciovano, Cunobelino. Mandubracio, Adedomaro y Dumnovellauno aparecen en diversas ocasiones en las leyendas medievales britanas.
Los trinovantes vuelven aparecer en la historia tras unos años en la oscuridad cuando participaron en la Rebelión de la Reina Boudica contra el Imperio romano en 60, participando del lado insurgente en la batalla de Watling Street que terminó con la rebelión. Su nombre es mencionado como una de las civitates de la provincia romana de Britania, con capital en Caesaromagus (moderna Chelmsford, Essex).
Su nombre sobrevivió en la leyenda medieval británica como Trinovantum, el supuesto nombre original de Londres, en la obra de Godofredo de Monmouth Historia Regum Britanniae y en otras. Godofredo alega que el nombre procede de Troi-novantum o "Nueva Troya", estableciendo la relación con la leyenda de que Britania fue fundada por Bruto de Inglaterra y otros refugiados de la Guerra de Troya.
Los Vacomagi eran un grupo tribal de la antigua Britania, conocidos por una única mención del geógrafo Claudio Ptolomeo.1 De su descripción en relación a tribus y emplazamientos vecinos, su territorio estaba localizado en la región de Strathspey incluida la parte de la costa norte de Escocia, Ptolomeo detalla que sus principales ciudades se llamaban Bannatia, Tamia, Pinnata y Tuesis.
Volcas tectósages
Los volcas tectósages (en latín, Volcae Tectosages) fueron una tribu de galos procedentes del valle del Danubio que después de ser expulsados por los pueblos balcánicos en el siglo III a. C. poblaron la región entre el Rosellón y el Ródano. Los volcas tectósages poblaron la región de Béziers hacia el oeste, y una parte se estableció en Galacia. Fueron romanizados a partir del año 120 a. C.
Se ubicaban al oeste de los arecómicos. Su territorio incluía el de los tolosates, vivieron entre los aquitanos; los territorios estaban separados por el río Hérault (Arauris) o una línea entre el río Hérault y el río Orbe (Orbis). Estrabón dice que los volcas tectósages provenían originariamente de la región cerca de la moderna Tolosa, en Francia, y eran una rama separada o clan de los volcas.1
El territorio de los volcas tectósages (Οὐόλκαι Τεκτόσαγες de la Geografía de Ptolomeo ii)2 quedaba fuera de la República Romana, al suroeste de los volcas arecómicos. Desde el siglo III a. C., la ciudad capital de los volcas tectósages era Tolosa. Cuando los cimbrios y los teutones invadieron la Galia, los tectósages se aliaron con ellos, y su ciudad de Tolosa fue saqueada como retribución por Servilio Cepión en el año 106 a. C.3 Tolosa fue incorporada a la República Romana como parte de la provincia de Galia Aquitania con la conquista de Galia por Julio César en el año 52 a. C. La conquista romana de Tolosa puso fin a la identidad cultural de los volcas tectósages.
Según la Geografía de Ptolomeo, sus ciudades del interior eran Illiberis,4 Ruscino, Tolosa colonia, Cessero, Carcaso, Baetirae y Narbon colonia.
Los volcas tectósages estuvieron entre los asaltantes más exitosos de la expedición a Delfos y se decía que habían transportado su botín a Tolosa. Venceslas Kruta sugiere que su traslado a esta región estuvo probablemente motivada por un puesto de reclutamiento cartaginés situado cerca, una gran atracción de la región para mercenarios celtas deseosos de más campañas.5 De hecho, después de cruzar los Pirineos en el año 218 a. C., Aníbal al viajar a través de la Galia meridional se encontró con tribus belicosas: los volcas, los arvernos, los alóbroges y los gaesatas del valle del Ródano, quienes alcanzaron la prominencia alrededor de mediados del siglo III a. C. Desde alrededor de aquella época, esta parte de la Galia atravesó un proceso de estabilización fortalecido por la formación de nuevas y poderosas confederaciones tribales así como el desarrollo de asentamientos de nuevo estilo que recordaban a los centros urbanos del mundo mediterráneo, del que Tolosa y Nemauso (Nimes) no eran ninguna excepción.6
En 107, los volcas, aliados de los tigurinos, una rama de los helvecios quienes pertenecían a una coalición que se formó alrededor de los cimbrios y los teutones, derrotaron a un ejército romano en Tolosa.7 En 106-5, Quinto Servilio Cepión fue enviado con un ejército a aplastar la revuelta, y como resultado de ello Tolosa fue saqueada, y más tarde la ciudad y su territorio fueron absorbidos por la Provincia romana, estableciéndose así un control firme sobre el corredor comercial galo occidental a lo largo de Carcasona Gap y el río Garona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario