Los pictos eran una confederación de tribus que habitaban el norte y centro de Escocia, al norte de los ríos Forth y Clyde, desde al menos los tiempos del Imperio romano hasta el siglo X. Eran descendientes, o una nueva designación contemporánea, de los caledonios y otras tribus que los historiadores romanos ya nombraron o que aparecían en el mapa de Ptolomeo. Pictia o Pictavia (Pictland en inglés) se convirtió en el reino de Alba (Escocia) durante el siglo X, con lo que los pictos se convirtieron a su vez en Albannach o escoceses. Su idioma era el idioma picto.
El nombre por el que los pictos se llamaban a sí mismos es desconocido. La palabra griega Πικτοί, picti en latín, aparece por primera vez en un panegírico escrito por Eumenio en 297 y que significa 'los pintados' o 'los tatuados'. Sin embargo, podría deberse a una etimología popular anterior, quizá del celta Pehta, Peihta, es decir, luchador.
Los escotos y los Dalriada de Irlanda los llamaron Cruithne (cru(i)then-túath en irlandés antiguo), quizá del protocelta *kwriteno-toutā. También hay Cruithne en el Ulster. Los britanos (antepasados de los galeses) en el sur los conocían por el dialecto celta P como Prydyn. Los términos «Bretaña» y «britano» provienen de la misma raíz. La forma en gaélico escocés moderno Pecht procede del inglés antiguo.
La arqueología da algunas aproximaciones sobre la sociedad de los pictos. A pesar de que ha sobrevivido muy poco de su forma de escritura, la historia de este pueblo, a partir del siglo IV en adelante, es conocida por una gran variedad de fuentes, incluyendo hagiografías como la de San Columba de Iona, así como varios Anales irlandeses. Aunque la impresión popular de los pictos puede ser la de un pueblo oscuro y misterioso, no fue así en absoluto. La historia y la sociedad pictas están en consonancia con la de los pueblos de Europa Central, Septentrional u Oriental en la Antigüedad o en la Alta Edad Media cuando se les compara con ellos.
Piedra picta en Strathpeffer, Escocia, representando un águila.
Las fuentes arqueológicas nos dan evidencia de la cultura material de los pictos, donde vemos una sociedad no muy diferente ni de sus vecinos gaélicos y bretones ni de los anglosajones del sur. Aunque puede servir de mucho utilizar la analogía y el conocimiento de otras sociedades celtas, estos se extendieron por un área muy grande, por lo que basarse por ejemplo en los galos prerromanos o en la Irlanda del siglo XIII como fuente para estudiar la sociedad picta del siglo IV puede dar como resultado equivocaciones o malas interpretaciones.
Como pasa con la mayoría de los pueblos del norte de Europa en la Antigüedad, los pictos eran granjeros que vivían en pequeñas comunidades que vivían de la agricultura y sobre todo de la ganadería: los vacunos y los caballos se consideraban un signo principal de riqueza y prestigio y había gran cantidad de ovejas y cerdos. Los topónimos sugieren que la transhumancia era una práctica común. Los animales en general eran pequeños para los estándares posteriores, pero los mejoraron al contactar con otros pueblos: los caballos de Inglaterra se importaban a Escocia e Irlanda para cruzarlos con los nativos y acrecentar su tamaño. De fuentes irlandesas nos ha llegado que la élite solía competir en cría de ganado por el tamaño de las reses y no hay razón para no pensar que los pictos hicieran lo mismo. Tallados en madera muestran caza con perros, y también, a diferencia de irlanda, con halcones. La economía pastoral de la zona muestra que pieles y cuero había en abundancia. La lana era la principal fuente de fibras para la ropa, y el Lino textil también era común, aunque no esta claro si lo cultivaban para las fibras, el aceite, o la comida. La importancia de los animales domesticados sugiere que la carne y los derivados de la leche fueron una parte importante en la dieta de las personas comunes, a diferencia de la élite que hubiera comido una dieta rica en carnes provenientes de la caza y el pastoreo.
En la literatura[editar]
Picto representado en un libro de historia británico del siglo XIX.
Robert E. Howard escribió extensamente sobre su visión acerca de los pictos, especialmente en sus relatos sobre su personaje Bran Mak Morn, pero también aparecen en otros relatos, sobre todo como enemigos de Conan el Bárbaro, en el contexto de un remoto pasado olvidado, completamente ficticio y reinventado: la Era Hiboria [véase: Pictos (Era Hiboria)]. H.P. Lovecraft, amigo de Howard, hizo referencia a Bran Mak Morn en su relato breve titulado "The Whisperer in Darkness". Rudyard Kipling, autor del "Libro de la Selva", los menciona varias veces en su obra Puck of Pook's Hill. Juliet Marillier, autor de fantasía histórica, escribe sobre pictos y gaélicos en el siglo VI d.C. en su serie "The Bridei Chronicles". Nancy Farmer en "The Sea of Trolls" muestra unos pictos ficticios. Incluso Anne Rice escribió sobre los pictos, dándoles vida en su libro Taltos de la serie Las Brujas de Mayfair. También aparecieron en un contexto de fantasía en la obra de Terry Pratchett, en la que aparece Nac Mac Feegle, un espadachín delgado y azul llamado "Pictsies". Jacqueline Carey escribió sobre el reino de Alba y los pictos y sus tratos Terre D'Ange, una serie fantástica protagonizada con Kushiel's Dart.
Cultura popular[editar]
En su álbum de 1969 Ummagumma, Pink Floyd tiene un tema llamado «Several Species of Small Furry Animals Gathered Together in a Cave and Grooving with a Pict», que consiste, como su nombre indica, en diversas especies de pequeños animales peludos haciendo ruido y un picto dando un discurso al final.
- En la película de 1982 Conan el Bárbaro, en la escena inicial aparece un explorador picto.
- También aparecen los pictos en la película de 2004 George and the Dragon, dirigida por Tom Reeve y protagonizada por Michael Clarke Duncan, James Purefoy, Patrick Swayze, Jean-Pierre Castaldi y Piper Perabo.
- En la película de Neil Marshall de 2010 Centurión se muestra el enfrentamiento entre los pictos y la IX legión romana y se fabula su destrucción, aunque esta no sucedió en la realidad.
- En la película "The Eagle" (El Águila) se muestra el enfrentamiento entre pictos y romanos.
Videojuegos[editar]
Senua, la protagonista de Hellblade: Senua's Sacrifice es una joven picta. A medida que el juego avanza, el jugador puede recopilar información acerca de su pasado. Se habla sobre su origen picto, su poblado materno situado en una Isla Orkney, la forma de vida tribal y la invasión que sufrieron por parte de los "Hombres del Norte", los cuales sabemos que profesan la religión germánica y podemos presuponer que vienen de Escandinavia.
Historietas[editar]
El 24 de octubre de 2013 salió a la venta un nuevo álbum de la serie de historietas Astérix el Galo titulado Astérix y los pictos. Tiene la peculiaridad de ser el primer álbum en el que no participaron los dos creadores originales del personaje (Uderzo, fallecido de 2020, y Goscinny, fallecido en 1977).
Los ambisontes fue un pueblo de origen rético con nombre celta que habitaban a orillas del Isonta (Salzach) en la actual Austria. Su nombre aparece en la lista de pueblos vencidos por los romanos en el Trofeo de los Alpes erigido por Augusto. Su nombre significa "quienes viven junto al Isonta".
La tribu de los ambrones aparece brevemende detallada en las fuentes romanas relativas al siglo II a. C. Su localización al principio de esta breve historia fue la costa noreuropea, al norte de la desembocadura del río Rin, en las Islas Frisias, la región ahora ocupada por lo que queda del Zuiderzee, y Jutlandia, territorio que compartían con sus vecinos, los cimbrios y los teutones.
No existe consenso sobre su origen étnico. Los teutones fueron casi con toda seguridad de origen germánico, pero existen evidencias de que los ambrones y los cimbrios podrían no haber tenido este origen, o al menos no en parte. Tras su breve y sanguinario recorrido por Europa, los cimbrios fueron gobernados por un tal Boiorix (un nombre de origen celta que significaba "Rey de los Boii"). El prefijo "amb-" de "ambrones" es un segmento inicial para denominar a muchas tribus celtas. Además, los ambrones siguieron la costumbre celta de vociferar el nombre de su tribu cuando iban a la batalla. A pesar de ello, los romanos les consideraron como germanos, y no como celtas, y ayudaron a los celtas a luchar contra ellos. Estas circunstancias sugieren un origen étnico mezclado, probablemente de antiguos celtas asimilados por los germanos. No obstante, este pueblo no procedía sólo del área que había sido recientemente germanizada desde el norte, sino que también hubo un tiempo en que los germanos fueron influenciados por la cultura celta.
Los ambrones participaron en varias migraciones desde su territorio de origen, llegando a invadir, junto con tribus cimbrias, la meseta central de la península ibérica entre los siglos IX-VIII a. C. Ya dentro de la Península, esta rama de los ambrones se diseminó, mezclándose con otros pueblos de origen celta, si bien algunos topónimos modernos les recuerdan en las zonas de Soria, Salamanca y La Coruña.1
Los ambrones, junto con los cimbrios y los teutones, iniciaron su recorrido por la historia de Roma como un conjunto de aliados determinados a emigrar a las tierras del sur a finales del siglo II a. C. Tal vez los ambrones fueran conducidos a esta situación por recientes inundaciones en la zona del Zuiderzee. El número total de emigrados germánicos era de alrededor de 300.000, incluyendo a unos 30.000 ambrones. La migración se transformó rápidamente en depredación.
Al avanzar hacia Bohemia fueron rechazados con éxito por los Boii, que habitaban por entonces aquella región que, con el tiempo, recibiría su nombre por este pueblo.
Recorrido de las tribus de
Cimbrios,
Teutones y Ambrones en su migración por
Europa. Las aspas verdes corresponden a las batallas ganadas a
Roma, mientras las rojas indican sus derrotas.
Evitando y rodeando las tierras de los Boii, el grupo de tribus entró en Serbia y Bosnia, subiendo por las riberas de los ríos Sava y Morava, pero pronto abandonaron estas tierras montañosas por las más verdes praderas de la Galia, siguiendo una ruta que les llevó al norte de los Alpes, amenazando a Roma.
Los romanos intentaron cortarles el paso, pero sufrieron una trágica derrota. Un ejército al mando de Cneo Papirio Carbón fue vencido en la Batalla de Noreia en el 113 a. C., y otro ejército bajo el mando de Marco Junio Silano tuvo el mismo destino en la Galia en el 109 a. C. También fue derrotado un tercer ejército comandado por Quinto Servilio Cepión y Cneo Malio Máximo en la Batalla de Arausio, en el 105 a. C.
Suponiendo que no deberían tener demasiados problemas para saquear Roma y asentarse en el norte de Italia, los tres aliados dejaron una base en la Galia y se dividieron en dos puntas de avance. Los ambrones y los teutones se encaminaron hacia Liguria (al este de Masilia), mientras que los cimbrios se dirigieron hacia Italia desde el norte.23
En ese momento, los romanos designaron a Cayo Mario como cónsul, a pesar de que las leyes le impedían ser reelegido para un nuevo mandato. Mario marchó con rapidez hacia Liguria y estableció su campamento en el camino de sus enemigos. Los teutones asaltaron el campamento, pero fueron repelidos. Entonces, los teutones rodearon el campamento tratando de desmoralizar a la tropa romana. Mario les persiguió con rapidez y acampó de nuevo cerca de ellos en Aquae Sextae, ya en las faldas de los Alpes. Era el año 102 a. C.2
La Batalla de Aquae Sextae se inició como un encuentro equilibrado, pero los romanos la convirtieron en una victoria. Los romanos acampados que trataban de sacar agua de un río cercano fueron atacados por los ambrones. Los ligures, actuando como tropas auxiliares romanas, acudieron al rescate y fueron rechazados a lo largo del río. Mario no desaprovechó la oportunidad: Los romanos formaron con rapidez y cayeron sobre los ambrones, que trataban de volver a cruzar el río. En ese combate, los ambrones perdieron la mayor parte de sus fuerzas. Dos días más tarde, Mario rechazó un ataque sobre su campamento y capturó a las fuerzas enemigas entre sus propias fuerzas por el frente, y una emboscada por la retaguardia enemiga.2
Mario hizo 100.000 prisioneros. Los ambrones fueron virtualmente destruidos, aunque el campo de la Galia sobrevivió. Combinándose con otras tribus celtas locales, este campamento creó una nueva tribu celta: los aduáticos, en la región de donde procedían.
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