Sistema inmunitario
El sistema inmunitario (término preferido académicamente1 ) o inmunológico (dellatín in-mūn(itātem) 'sin obligación', cient. 'inmunidad' y del griego sýn σύν 'con', 'unión', 'sistema', 'conjunto'), también conocido con el término (rechazado a menudo1 )sistema inmune (por influencia de la mala traducción del inglés de immune system) es aquel conjunto de estructuras y procesos biológicos en el interior de un organismoque lo protege contra enfermedades identificando y atacando a agentes patógenos ycancerosos.2 Detecta una amplia variedad de agentes, desde virus hasta parásitos intestinales,3 4 y necesita distinguirlos de las propias células y tejidos sanos del organismo para funcionar correctamente.- ...................................................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=a954eab13500a53eeefe3e98f48d7d943bf1eea6&writer=rdf2latex&return_to=Sistema+inmunitario
Acerca del sistema inmunológico
El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo ante organismos infecciosos y otros invasores. Mediante una serie de pasos llamados "respuesta inmune", el sistema inmunológico ataca a los organismos y las sustancias que invaden los sistemas del cuerpo y causan las enfermedades.
El sistema inmunológico se compone de una red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para proteger al cuerpo. Las células mencionadas son glóbulos blancos (leucocitos) de dos tipos básicos, que se combinan para encontrar y destruir las sustancias u organismos que causan las enfermedades.
Los leucocitos se producen o almacenan en varios lugares del cuerpo, que incluyen el timo, el bazo y la médula ósea. Por este motivo, estos órganos se denominan "órganos linfáticos". Los leucocitos también se almacenan en masas de tejido linfático, principalmente en forma de ganglios linfáticos, que se encuentran en todo el cuerpo.
En el cuerpo, los leucocitos circulan desde y hacia los órganos y los ganglios por medio de vasos linfáticos y vasos sanguíneos. De esta manera, el sistema inmunológico funciona de forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de gérmenes o sustancias que puedan ocasionar problemas.
Los dos tipos básicos de leucocitos son:
- los fagocitos, que son células que destruyen a los organismos invasores
- los linfocitos, que son células que permiten al cuerpo recordar y reconocer a los invasores anteriores y lo ayudan a destruirlos
Los fagocitos incluyen varias células diferentes. El tipo más común son los neutrófilos, que principalmente atacan a las bacterias. Si los médicos sospechan una infección bacteriana, pueden pedir un análisis de sangre para saber si el número de neutrófilos del paciente ha aumentado debido a la infección. Los otros tipos de fagocitos tienen funciones específicas para garantizar que el cuerpo reaccione adecuadamente a un determinado tipo de invasor.
Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se originan en la médula ósea y, o bien se quedan allí y se convierten en células B, o se dirigen a la glándula del timo, donde se convierten en células T. Los linfocitos B y los linfocitos T tienen funciones diferentes: Los linfocitos B funcionan como el sistema de inteligencia militar del cuerpo, ya que localizan el objetivo y envían defensas para atraparlo. Las células T se asemejan a los soldados: destruyen a los invasores que el sistema de inteligencia identifica.
Funciona de esta manera:
Cuando se detectan antígenos (sustancias extrañas que invaden el cuerpo), varios tipos de células trabajan de forma conjunta para reconocerlos y responder a la amenaza. Estas células inducen a los linfocitos B a producir anticuerpos, proteínas especializadas que atrapan antígenos determinados.
Una vez fabricados, estos anticuerpos permanecen en el cuerpo de la persona, de modo que, si el mismo antígeno regresa, el sistema inmunológico ya cuenta con los anticuerpos para atacarlo. Por lo tanto, si una persona se enferma, por ejemplo, de varicela, generalmente no volverá a contraer la enfermedad.
Las inmunizaciones también previenen algunas enfermedades de esta forma. Las inmunizaciones introducen un antígeno en el cuerpo de modo que no le produzca ninguna enfermedad pero le permita fabricar anticuerpos para proteger a la persona de ataques futuros del germen o sustancia responsable de esa enfermedad determinada.
A pesar de que los anticuerpos pueden reconocer un antígeno y atraparlo, necesitan ayuda para destruirlo. Esa es la función de las células T, que forman parte del sistema que destruye los antígenos que los anticuerpos han identificado o las células infectadas o modificadas. (En efecto, algunas células T se denominan "células asesinas".) Las células T también ayudan a indicar a otras células (como los fagocitos) que cumplan con su función.
Los anticuerpos también pueden neutralizar las toxinas (sustancias tóxicas o perjudiciales) producidas por distintos organismos. Por último, los anticuerpos pueden activar un sistema de proteínas llamado complemento que también forma parte del sistema inmunológico. El sistema de complemento ayuda a matar a las bacterias, los virus o las células infectadas.
Todas estas células y componentes especializados del sistema inmunológico protegen al cuerpo de las enfermedades. Esta protección se denomina inmunidad.
Inmunidad
Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad: innata, adquirida y pasiva:
Inmunidad innata
Todas las personas nacen con inmunidad innata (o natural), que es una forma de protección general. Muchos de los gérmenes que afectan a otras especies no nos hacen daño. Por ejemplo, los virus que producen leucemia en los gatos o moquillo en los perros no afectan a los seres humanos. También se observa el caso contrario: algunos virus que producen enfermedades en los seres humanos (como el virus del VIH/SIDA) no afectan a los gatos o los perros.
La inmunidad innata también incluye las barreras externas del cuerpo, como la piel y las membranas mucosas (por ejemplo, las que recubren la nariz, la garganta y el tracto gastrointestinal), que constituyen la primera línea de defensa para evitar que las enfermedades ingresen al cuerpo. Si esta barrera defensiva exterior se rompe (como por un corte), la piel intenta sanar la ruptura rápidamente y las células inmunitarias especiales de la piel atacan a los gérmenes invasores.
Inmunidad adquirida
El segundo tipo de protección es la inmunidad adquirida (o activa), que se desarrolla durante el transcurso de nuestras vidas. La inmunidad adquirida comprende la actividad de los linfocitos y se desarrolla a medida que las personas se exponen a las enfermedades o se las inmuniza contra ellas mediante la vacunación.
Inmunidad pasiva
La inmunidad pasiva se "pide prestada" a otra fuente y dura poco tiempo. Por ejemplo, los anticuerpos de la leche materna inmunizan temporalmente al bebé contra las enfermedades a las que la madre estuvo expuesta. Esto puede ayudar a proteger al bebé de las infecciones durante los primeros años de la infancia.
No existen dos sistemas inmunológicos idénticos. Algunas personas parecen exentas de contraer infecciones, mientras que otras parecen enfermarse constantemente. Con el transcurso de los años, el sistema inmunológico de las personas entra en contacto con cada vez más gérmenes y adquiere inmunidad contra ellos. Por este motivo, los adultos y los adolescentes tienden a resfriarse menos que los niños: sus cuerpos han aprendido a reconocer y atacar inmediatamente a muchos de los virus que provocan los resfriados.
La función principal del sistema inmunitario consiste en proteger al organismo de los patógenosy partículas extrañas que penetran en él desde el exterior. Además, el sistema inmunitario es capaz de identificar y eliminar las células enfermas del propio cuerpo. Como consecuencia de lasreacciones inmunológicas, aparecen inflamaciones que producen la eliminación de las células dañadas o los cuerpos extraños.
Sin embargo, el sistema inmunitario no solo proporciona inmunidad ante los agentes patógenos o las células tumorales, también puede producir efectos no deseados: una alergia, por ejemplo, es la consecuencia de una reacción inmunológica alterada. Además, en las denominadasenfermedades autoinmunes, el sistema inmunitario se dirige a las estructuras del propio cuerpo y las daña. Si existen problemas para identificar las células enfermas alteradas por el propio cuerpo, es posible que se desarrolle un cáncer. El sistema inmunitario también es responsable de la reacción de rechazo a los órganos trasplantados.
Cuando existen problemas en el sistema inmunitario y por ello, la reacción inmunológica del organismo al contacto con agentes patógenos o partículas extrañas es insuficiente o inexistente, los afectados están más expuestos a las infecciones. Estos trastornos del sistema inmunitariopueden manifestarse en forma de enfermedades de inmunodeficiencia. Un sistema inmunitario debilitado puede ser innato o formarse a lo largo de la vida:
- La inmunodeficiencia innata puede estar causada por un defecto en el portador del factor hereditario, es decir, un defecto genético, como consecuencia de la lesión de uno o más componentes del sistema inmunitario.
- La inmunodeficiencia adquirida puede estar causada por determinadas enfermedades, por ejemplo, leucemia o SIDA.
Además, factores como la alimentación, la flora intestinal o el estado físico o mental influyen en la capacidad de reacción del sistema inmunitario. La carencia en nuestra alimentación de determinadas sustancias como el hierro, el cinc o las vitaminas durante un largo periodo de tiempo, hace que la capacidad del sistema inmunitario se vea mermada. Los factores desencadenantes del estrés también pueden afectar notablemente al sistema inmunitario. Medidas como el fortalecimiento razonable de la musculatura y el ejercicio regular en forma de paseos o deporteligero hacen que el sistema inmunitario se fortalezca. También existen diversas prácticas naturales como la hidroterapia (sauna, baños, ducha escocesa) o la fitoterapia (uso de extractos de plantas, por ejemplo, rudbeckia o flor de árnica) que repercuten de manera positiva en el funcionamiento del sistema inmunitario.
El sistema inmunitario (del latín, immunis = libre, intacto) es un sistema de defensa que protege al cuerpo de las enfermedades. Abarca órganos, células y proteínas, su función consiste en mantener la estructura propia del cuerpo mediante el rechazo de sustancias extrañas y agente patógenos como bacterias, virus, parásitos y hongos. Se supone que el sistema inmunitario es capaz de diferenciar entre estructuras del propio cuerpo y estructuras extrañas, de manera que normalmente no se llevará a cabo una reacción inmunológica contra el propio cuerpo si está sano (tolerancia inmunológica). Sin embargo, también es una tarea del sistema inmunitario reconocer y atacar a las células enfermas del cuerpo, como las células tumorales.
El sistema inmunitario desarrollado a lo largo del desarrollo filogenético (evolución) se divide en dos sistemas principales: un sistema inmunitario innato o inespecífico, que se caracteriza sobre todo por luchar contra las infecciones bacterianas y un sistema inmunitario adquirido o específico, que se ocupa de los diferentes agentes patógenos. Con la ayuda del sistema inmunitario específico, el cuerpo puede luchar contra las bacterias y los virus provistos de cápsula, que poseen una estructura superficial que se modifica rápidamente durante su evolución. Los mecanismos de defensa específicos e inespecíficos del sistema inmunitario están estrechamente unidos.
El sistema inmunitario: Información acerca de linfocitos, células dendríticas, macrófagos y leucocitos
El sistema inmunitario es una red compleja de células (como los linfocitos) y órganos que trabajan juntos para defender al cuerpo de sustancias extrañas (antígenos) tales como las bacterias, los virus o las células tumorales. Cuando el cuerpo descubre una sustancia extraña, varios tipos de células entran en acción en lo que se denomina respuesta inmune. A continuación se describen algunas de las células que forman parte del sistema inmunitario.
Linfocitos
Los linfocitos son uno de los principales tipos de células inmunitarias. Los linfocitos se dividen principalmente en células B y T.
Los linfocitos son uno de los principales tipos de células inmunitarias. Los linfocitos se dividen principalmente en células B y T.
- Los linfocitos B producen anticuerpos, proteínas (gamma-globulinas), que reconocen sustancias extrañas (antígenos) y se unen a ellas. Los linfocitos B (o células B) están programados para hacer un anticuerpo específico. Cuando una célula B se encuentra con su antígeno desencadenante, ésta produce muchas células grandes conocidas como células plasmáticas. Cada célula plasmática es esencialmente una fábrica para producir anticuerpos. Un anticuerpo corresponde a un antígeno de la misma manera que una llave lo hace con su cerradura. Siempre que el anticuerpo y el antígeno se corresponden, el anticuerpo marca el antígeno para su destrucción. Los linfocitos B no pueden penetrar en las células, de manera que el trabajo de atacar estas células diana se deja a los linfocitos T.
- Los linfocitos T son células que están programadas para reconocer, responder a y recordar antígenos. Los linfocitos T (o células T) contribuyen a las defensas inmunitarias de dos formas principales. Algunos dirigen y regulan las respuestas inmunes. Cuando son estimulados por el material antigénico presentado por los macrófagos, las células T forman linfocinas que alertan a otras células. Otros linfocitos T pueden destruir células diana (dianocitos) al entrar en contacto directo con ellas.
Macrófagos
Los macrófagos son la primera línea de defensa del cuerpo y cumplen muchas funciones. Un macrófago es la primera célula en reconocer y envolver sustancias extrañas (antígenos). Los macrófagos descomponen estas sustancias y presentan las proteínas más pequeñas a los linfocitos T. (Las células T están programadas para reconocer, responder a y recordar antígenos.) Los macrófagos también producen sustancias llamadas citocinas que ayudan a regular la actividad de los linfocitos.
Los macrófagos son la primera línea de defensa del cuerpo y cumplen muchas funciones. Un macrófago es la primera célula en reconocer y envolver sustancias extrañas (antígenos). Los macrófagos descomponen estas sustancias y presentan las proteínas más pequeñas a los linfocitos T. (Las células T están programadas para reconocer, responder a y recordar antígenos.) Los macrófagos también producen sustancias llamadas citocinas que ayudan a regular la actividad de los linfocitos.
Células dendríticas
Las células dendríticas se conocen como el tipo de célula más eficiente en la presentación de antígenos, y tienen la capacidad de interactuar con las células T e iniciar una respuesta inmune. Las células dendríticas están recibiendo cada vez más atención científica y clínica debido a su función clave en la respuesta inmune y su posible uso en las vacunas antitumorales.
Las células dendríticas se conocen como el tipo de célula más eficiente en la presentación de antígenos, y tienen la capacidad de interactuar con las células T e iniciar una respuesta inmune. Las células dendríticas están recibiendo cada vez más atención científica y clínica debido a su función clave en la respuesta inmune y su posible uso en las vacunas antitumorales.
Leucocitos
Hay diferentes tipos de leucocitos que forman parte de la respuesta inmune. Los granulocitos neutrófilos son las células inmunitarias más comunes del cuerpo. En una infección, su número aumenta rápidamente. Son los principales componentes del pus y se encuentran alrededor de las inflamaciones más comunes. Su función es ingerir y destruir el material extraño. Los basófilos y eosinófilos son leucocitos que contienen grandes gránulos dentro de la célula. Estos interactúan con determinados materiales extraños. Un aumento de su actividad puede provocar una reacción alérgica.
Hay diferentes tipos de leucocitos que forman parte de la respuesta inmune. Los granulocitos neutrófilos son las células inmunitarias más comunes del cuerpo. En una infección, su número aumenta rápidamente. Son los principales componentes del pus y se encuentran alrededor de las inflamaciones más comunes. Su función es ingerir y destruir el material extraño. Los basófilos y eosinófilos son leucocitos que contienen grandes gránulos dentro de la célula. Estos interactúan con determinados materiales extraños. Un aumento de su actividad puede provocar una reacción alérgica.
La respuesta inmune es un esfuerzo coordinado. Todas las células inmunitarias trabajan juntas, por lo que necesitan comunicarse entre sí. Esta comunicación se logra mediante la secreción de mayores niveles de una molécula proteica especial llamada citocina, que actúa sobre otras células. Hay muchos tipos diferentes de citocinas. Ejemplos de éstas son las interleucinas, los interferones, los factores de necrosis tumoral y los factores estimulantes de colonias. Algunas estrategias de tratamiento con inmunoterapia incluyen la administración de mayores cantidades de estas proteínas mediante inyección o infusión. Esto se realiza para estimular las células del sistema inmunitario a fin de que actúen de manera más eficaz o para hacer que las células tumorales sean más reconocibles para el sistema inmunitario.
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