jueves, 24 de septiembre de 2015

Términos médicos


La astenia (del griego α [a] —alfa privativo—: "carecer", y σθένος [sthénos]: "fuerza", "poder") 1 es un síntoma presente en varios trastornos, caracterizado por una sensación generalizada de cansancio, fatiga, debilidad física y psíquica; con principal incidencia entre las personas de 20 a 50 años, y mayor preponderancia en las mujeres que en los hombres.- .............................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Astenia&printable=yes

La astenia es una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, tanto física como intelectual, que reduce la capacidad para trabajar e incluso realizar las tareas más sencillas.
La astenia es una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, tanto física como intelectual, que reduce la capacidad para trabajar e incluso realizar las tareas más sencillas. 
Curiosamente, no aparece después de realizar un gran esfuerzo, como sería lo normal, sino que se manifiesta cuando desarrollamos aquellas actividades que marcan nuestro día a día, incluso las más sencillas. Es más, la astenia puede manifestarse de forma constante, sin que se haya realizado ningún tipo de esfuerzo. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres. 
ORIGEN DE LA ASTENIA
Las causas de la astenia son muy diversas. Una situación de estrés, la ansiedad provocada por las dificultades de la vida o una situación de depresión, pueden originarla, pero también puede tener su origen en una efermedad orgánican -alteraciones cardíacas, pulmonares, infecciones de todo tipo y otras muchas-. La astenia de origen orgánico es la más aguda y la que tiene síntomas más concretos. 
ASTENIA PRIMAVERAL
La llamada astenia primaveral es la que afecta a un mayor número de personas. Todas ellas presentan claros síntomas de fatiga durante esta estación. Este tipo de astenia, de carácter leve, da lugar a síntomas poco alarmantes y de corta duración, remitiendo normalmente al cabo de unos días sin precisar tratamiento alguno. En el caso de no desaparecer en pocas semanas, lo más conveniente es acudir al médico para obtener un diagnóstico preciso. 
Las causas de este fenómeno no se conocen con exactitud pero se cree que pueden estar relacionadas con el cambio de climatológico o, en las personas propensas, con los procesos alérgicos tan frecuentes en esta época del año, de ahí que a este síndrome se le haya definido popularmente como "astenia primaveral". 
La incidencia de esta afección se ha multiplicado en las últimas décadas, y casi el 2% de la población sufre en algún momento de su vida los efectos de la astenia. 
Cuando la astenia no tiene una causa orgánica conocida -ya que en este caso hay que tratar la enfermedad que la ocasiona- hay que intentar aliviar o disminuir sus síntomas. Es recomendable respetar las horas de sueño, realizar ejercicio físico moderado y llevar una dieta sana y equilibrada. El ajuste nutricional proporcionará a nuestro organismo proteínas, hidratos de carbono, grasas, sales minerales, vitaminas y agua. En determinadas ocasiones, sin embargo, el aporte de una dieta variada no es suficiente, y es preciso recurrir a un aporte vitamínico o mineral complementario. Ojo, sin embargo: en ningún caso, los suplementos vitamínicos y de minerales pueden transformar una dieta poco equilibrada en saludable. 
Cuando la sensación de cansancio se prolonga durante más de seis meses, cosa poco frecuente, y no existe ningún problema físico ni psicológico que pueda ser el causante de nuestro estado, es posible que nos estemos enfrentando a un caso de fatiga crónica. Esta enfermedad tiene una evolución a largo plazo y, aunque presenta mejorías y remisiones, entraña un alto grado de incapacidad física para llevar a cabo las actividades corrientes
El tratamiento dietético acertado 
El mejor tratamiento y el más efectivo de la astenia primaveral es la prevención. 
Los expertos coinciden en señalar que la clave para combatir y prevenir la astenia primaveral es mantener unos hábitos de vida saludables. En este sentido, es aconsejable: llevar un ritmo de vida ordenada, respetar las horas de sueño, mantener unos horarios fijos para acostarse y levantarse, realizar ejercicio físico moderado y llevar una dieta saludable y equilibrada.
La revisión de la alimentación es una condición fundamental para que el organismo extraiga de los alimentos los nutrientes que necesita con el fin de estimular el sistema de defensas y combatir los síntomas. 
– La dieta tiene que estar enriquecida en vitaminas y minerales, nutrientes que participan en funciones diversas del sistema nervioso y de defensas y cuya deficiencia tiene una relación directa con nuestro estado de ánimo y de salud. En conjunto, la dieta puede ser marcadamente vegetariana, aunque sin obviar los alimentos de origen animal. Abundarán las frutas, las ensaladas y las verduras combinadas con farináceos (arroz, pasta, legumbre, patatas…) o como ingrediente de los platos de carne, pescado o huevos. 
– Las comidas a lo largo del día tienen que mantener un ritmo y un orden. Interesa distribuir la alimentación en 5 tomas si pasan más de cuatro horas de una a otra. No pueden faltar el desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda y la cena. 
– El desayuno será consistente y aportará energía suficiente para poder mantener el ritmo de tareas que se presentan durante la mañana. Las sustancias excitantes como el café o el té se pueden sustituir por los equivalentes sin cafeína o por preparados solubles a base de cereales (malta, achicoria…). Los alimentos como el pan o derivados (galletas, cereales, pan tostado, de molde…) son básicos y se preferirán los integrales que aportan más fibra y mayor densidad nutritiva. Una fruta fresca rica en vitamina C compensa parte de las necesidades aumentadas de este nutriente, y se puede elegir entre: naranja al natural o en zumo, zumo de pomelo, mandarinas, fresas, kiwi o piña. Si se omite la fruta en el desayuno, ésta se reserva como aperitivo a media mañana. 
– Entre horas, se puede tener optar por alimentos de mayor densidad en vitaminas y minerales: frutas diversas, jugos de hortalizas o de frutas, frutos secos, sandwich vegetales, macedonia de frutas y yogur, batidos de fruta y leche, etc 
– Las comidas y las cenas estarán marcadas por la abundancia de los vegetales. Comenzar cada comida por un caldo vegetal, un puré de verduras caldoso o una ensalada variada es una buena elección. Los alimentos proteicos (carnes, pescados o huevos) no deben faltar al menos una vez al día, y pueden ser el complemento de una comida o una cena equilibrada. Terminar o comenzar las comidas con una ración de frutas es todo un acierto. El café de la sobremesa encuentra un sustituto más acertado en las infusiones digestivas o relajantes. 
– Las cenas serán más ligeras y se tomarán al menos dos horas antes de acostarse, para que la digestión no interfiera con el sueño, y éste pueda ser reparador. Una cena a base de un caldo vegetal o un puré clarito, una ensalada completa junto con un postre constituye una alternativa saludable para varios días. Se puede preparar una sabrosa, exquisita y nutritiva ensalada a base de: hojas de lechugas diversas, escarola, endivias, espinacas, hierba de los canónigos, cebolla, pepino, ajo espolvoreado, zanahoria, remolacha, tomate, espárragos, vegetales germinados… Cuanta más variedad de hortalizas y verduras incluya la ensalada mayor es la riqueza nutritiva, y esto se traduce en mayor vitalidad y energía. Como complemento del aliño, la levadura de cerveza, las semillas de sésamo u otros complementos dietéticos, además de enriquecer en vitaminas y minerales los platos, proporcionan agradables sabores. 
– Mantener el cuerpo bien hidratado es fundamental para contribuir al buen desarrollo de las distintas funciones orgánicas. De esta manera, se favorece la función renal e intestinal y el organismo no se sobrecarga de sustancias de desecho. Disponer de una botella de agua en un lugar fresco y bien visible es la mejor forma de obligarse a tomar la cantidad de agua necesaria. Esto se puede complementar con infusiones, zumos y jugos de hortalizas y frutas. 
En determinadas ocasiones, el consumo de una dieta variada no es suficiente, y es preciso recurrir a un aporte vitamínico o mineral complementario, siempre bajo el asesoramiento profesional.









Astrafobia (del latín astrum, y del griego —φοβία, "temor"), también conocida como astrapofobiabrontofobia , ceraunofobia otonitrofobia, es el miedo irracional a los truenosrelámpagos y tempestades. Es especialmente común en los niños. También suele recibir el nombre de "miedo a las tormentas".
Los síntomas, como en las demás fobias, incluyen el pánico, dificultad para respirartaquicardiasudoración, y náuseas. El fóbico suele sentirse sin control de estos síntomas.
Muchos afectados intentan controlar su fobia escondiéndose durante las tormentas. Los niños típicamente se esconden en lugares sin ventanas, como en un armario, debajo de la cama, o en cualquier otro lugar donde puedan evitar ver el relámpago y escuchar el trueno.
El tratamiento de la astrafobia es similar al de todas las demás fobias: exponer al paciente a lo temido de forma gradual es el método más eficaz. Enseñar al afectado a respirar pausadamente durante la crisis puede ser de ayuda, como lo son también en algunos casos las terapias basadas en la hipnosis.









La ataxia (del griego a- que significa "negativo" o "sin" y taxiā que significa "orden") es un signo clínico que se caracteriza por provocar la descoordinación en el movimiento de las partes del cuerpo de cualquier animal, incluido el hombre. Esta descoordinación puede afectar a los dedos y manos, a los brazos y piernas, al cuerpo, al habla, a los movimientos oculares, al mecanismo de deglución, etc.
La OMS determinó que el día internacional para concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad es el 25 de septiembre.
Según el glosario de términos del Laboratorio de Genética Gregorio Marañón, se define la palabra ataxia como un:
"Trastorno caracterizado por la disminución de la capacidad de coordinar los movimientos".
Por tanto, "ataxia" puede utilizarse indistintamente para referirse al signos clínico de una coordinación defectuosa del movimiento muscular, o para nombrar una enfermedad degenerativa concreta del sistema nervioso de cuantas cursan con tal signo; en este segundo caso, debiera usarse esa palabra seguida de un nombre o numeración que identifique el desorden.














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