miércoles, 30 de marzo de 2016

Neurobioquímica

Somatostatina 
    La somatostatina está compuesta por varios péptidos, se detectó por primera vez en el hipotálamo y controla la liberación de las hormonas hipofisarias. La somatostatina está formada por 14 residuos de aminoácido en forma de anillo que se une por un puente disulfuro formado entre dos residuos de cisteína. 
    Posteriormente, se ha encontrado en otras zonas donde actúan como neurotransmisor y neuromodulador. Ejerce una acción inhibidora sobre la liberación de la hormona del crecimiento a partir de la hipófisis anterior y sobre otros péptidos funcionalmente activos, insulina, tirotropina, hormona paratiroidea y hormonas gastrointestinales. 
     La somatostatina es un péptido cíclico con peso molecular de 11500 daltons que forma parte de un grupo de péptidos encontrados en el hipotálamo y ejercen su acción en la hipófisis controlando la liberación hormonal; pero luego se hallo fuera de este en páncreas, tiroides, amígdalas, sistema límbico, corteza cerebral hipocámpica, neocortex y placenta; en donde lleva acabo funciones de neurotrasmisor y neuromodulador.
Síntesis de la somatostatina
    Se cree que la proteína precursora de la somatostatina es la prosomatostatina, una proteína de gran tamaño, aunque también es probable que lo sea la pre-prosomatostatina. Ésta es hidrolizada proteolíticamente y procesada para dar origen a la somatostatina, y otros péptidos activos.
    Se han aislado dos forma de somatostatina que extienden el terminal aminoácido hasta 28 ó 25 residuos aminoácidos y que poseen una actividad biológica mayor que la 14-somatostatina a la hora de inhibir la secreción de hormona de crecimiento.
    Existe un precursor la presomatostatina que por hidrólisis proteolítica da origen a la somatostatina de la cual se han aislado dos formas de 14 (SS-14) y 28 (SS-28) aminoácidos. La velocidad de transcripción del gen de la prosomatostatina es aumentada por el cAMP, primero se procesa la prohormona como un péptido de 28 aminoácidos y finalmente como una molécula con peso molecular de 1640 Daltons de 14 aminoácidos. La forma SS-28 contiene en su mitad C-terminal la secuencia completa de aminoácidos de la forma SS-14, esta última es más potente que la forma SS-28 como inhibidor de la secreción ácida gástrica estimulada por la pentagastrina.  La vida media de la forma SS-14 en sangre es de dos minutos y de SS-28 es de seis minutos.
NH2-Ala-Gly-Cys-Lys-Asn-Phe-Phe-Try-Lys-Thr-Phe-Thr-Ser-Cys-OH
Somatostatina 14
NH2-Ser-Ala-Asn-Ser-Asn-Pro-Ala-Met-Ala-Pro-Arg-Glu-Arg-Lys-Ala-Gly-Cys-Lys-Asn-Phe-Phe-Tryp-
Lys-Thr-Phe-Thr-Ser-Cys-OH
Somatostatina 28
    La somatostatina inhibe la secreción de distintas células, como en el caso de la inhibición de la secreción de saliva, la secreción de hormonas gastrointestinales como: gastrina, secretina, insulina, glucagón, enzimas pancreáticas (pepsina) y reduce el flujo sanguíneo esplénico.
Distribución de la somatostatina
    Aunque la somatostatina fuese detectada en el hipotálamo por primera vez y es donde existe en concentraciones más altas, se sabe que el 90% se encuentra en otras zonas. Gracias a estudios inmunohistoquímicos, de radioinmunoensayo y biológicos se ha localizado en los cuerpos celulares del complejo amigdalino, área periventricular anterior, zona incierta del área interpeduncular, sistema límbico, neocórtex, corteza cerebral hipocámpica y en los ganglios de la raíz dorsal.
    Además los terminales nerviosos que reaccionan ante la somatostatina se localizan en muchas otras áreas. Fuera del sistema nervioso se localiza en el páncreas, tracto gastrointestinal, retina, glándulas tiroides y en las células A o D de los islotes de Langerhans. Parece que coexiste con la b-endorfina en las células D.
La somatostatina como neurotransmisor
    Parece ser que la somatostatina actúa como neurotransmisor aferente primario en la médula espinal ya que se encuentra en los terminales nerviosos de la sustancia gelatinosa y en las neuronas pequeñas de los ganglios del asta dorsal. El gran aporte de esta en sistema nervioso central es recuperable en sinaptosomas y en vesículas sinápticas.  Las catecolaminas y la acetilcolina influyen en su liberación, bajas dosis de dopamina y elevados niveles de noradrenalina la liberan.  La neurotensina y el GABA también llevan a cabo un control sobre su liberación.
    Además de su función como inhibidor de la hormona de crecimiento, tiene un importante efecto central sobre el comportamiento que sugiere una acción depresiva. Prolonga los efectos sedantes e hipotérmicos de los barbitúricos, reduce la actividad motora e inhibe la frecuencia de descarga de muchas neuronas en diferentes regiones del cerebro.
    Si es administrada periféricamente, elimina la secreción de ácido y de pepsina del estómago, así como el vaciamiento gástrico. También inhibe la liberación de todas las hormonas gastrointestinales conocidas.
    En cuanto a las interacciones con otros neurotransmisores, se ha comprobado en estudios in vivo parece que las catecolaminas y la acetilcolina influyen en la liberación de la somatostatina y ejercen algún tipo de control sobre ella. Por ejemplo, bajas dosis de dopamina y elevadas de noradrenalina liberan somatostatina en la eminencia media. Por otro lado, si se administra dopamina, noradrenalina o acetilcolina, pero no serotonina, se aumenta el nivel en sangre hipofisaria de somatostatina. También la neurotensina y el GABA pueden ejercer un control sobre su liberación.



Hormona liberadora de tirotropina (TRH) 
    Las hormonas tiroideas son los únicos compuestos que contienen yodo con actividad biológica. Poseen dos funciones principalmente. En animales y seres humanos en desarrollo, éstos compuestos son determinantes esenciales para el desarrollo normal, especialmente para el sistema nervioso central (SNC), pero además, en adultos, las hormonas tiroideas ejercen un papel en la conservación de la homeostasis metabólica, al afectar la función de casi todos los sistemas. Para llevar a cabo éstas funciones, hay grandes reservas de hormona preformada dentro del tiroides.
    El metabolismo de las hormonas tiroides se lleva a cabo, principalmente en el hígado, aunque también existe metabolismo local en algunos tejidos diana, como el cerebro. Las concentraciones séricas de dichas hormonas son reguladas por medio de la hormona hipofisiaria, tirotropina, mediante un sistema clásico de retroalimentación negativa. Los principales efectos de la hormona tiroidea están mediados por la unión a receptores de hormona tiroidea nuclear, así como por la regulación de la transcripción de genes específicos. A éste respecto, las hormonas tiroideas comparten un mecanismo de acción con las hormonas esteroides, vitamina D, y retinoles, cuyos receptores conforman una superfamilia de receptores nucleares.
Acción y síntesis de hormonas tiroideas
   Las hormonas tiroideas se sintetizan y almacena como residuos de aminoácidos de tiroglobulina, proteína que constituye la mayor parte del coloide folicular del tiroides. En concreto, esta glándula es singular porque almacena grandes cantidades de hormona potencial de ésta manera, y la tiroglobulina extracelular puede constituir una porción grande de la masa de la glándula. La tiroglobulina es una glucoproteína formada de dos subunidades parece ser idénticas. La clonación molecular ha permitido saber que la tiroglobulina pertenece a una superfamilia de serina hidrolasas, incluso acetilcolinesterasa.
    Los principales pasos en la síntesis, el almacenamiento, la liberación e interconversión de hormonas tiroideas son:
1.  Captación del ion yoduro por la glándula.
2.  Oxidación del yoduro y yodación de grupos tirosil de la tiroglobulina.
3.  Acoplamiento de residuos de yodotirosina mediante enlace éter para generar las yodotironinas.
4.  Proteólisis de la tiroglobulina y liberación de tiroxian y triyodotironina hacia la sangre.
5.  Conversión de tiroxina en triyodotironina en tejidos periféricos.
    La TRH  fue la primera hormona hipotalámica en ser descubierta, libera tirotropina y prolactina a nivel de la glándula hipofisiaria anterior, estimula la descarga de hormona estimulante de tiroides (TSH) desde la hipófisis y esta última a su vez, incita la descarga de T1 (tiroxina) y T3 (troyodotironina),  se identificó y se aisló inicialmente en el hipotálamo, tiene una estructura tripeptídica. Es sintetizada en  las neuronas hipotálamicas (región basal medial) y liberadas al sistema porta hipotálamo-hipofisiario, es transportada a través de este sistema a la hipófisis anterior, donde actúa sobre las células hipofisiarias locales, provocando la liberación de hormonas tróficas al torrente sanguíneo. Este péptido, estimula también a las células hipofisiarias que descargan dopamina y somatostatina.
Estructura
Pyro-Glu-His-Pro-NH2
Distribución
    En cuanto a la distribución de ese péptido, se presentan contradicciones, así, por ejemplo, según Brandford (1988), plantea que aproximadamente el 70% de la TRH reside en el hipotálamo, mientras que Adams (1999), especifica que más de la mitad de la TRH se encuentra fuera del hipotálamo, o sea, en núcleos del rafe del tallo cerebral, el haz solitario y células de las astas anterior y lateral de la médula espinal, lo cual sugiere que la TRH puede funcionar como un regulador central del sistema nervioso vegetativo.
    Se han detectado terminales nerviosos que contienen TRH en la corteza cerebral y en los núcleos  del tronco encefálico de diversos nervios craneales importantes, entre los que se hallan el facial, el trigémino y el hipogloso. La retina parece contener también TRH, esta TRH extrahipotalámica se origina en esas regiones.
    En laboratorio se ha comprobado que la respuesta inmediata sobre el metabolismo de las hormonas tiroideas cuando se administra esta hormona, es un incremento en la secreción, que se presenta a los pocos minutos. Cuando se une esta hormona con su receptor de membrana plasmática, hay un incremento en la vascularidad de la glándula, hipertrofia de las células tiroideas e hiperplasia de las mismas.
    El receptor de la hormona estimulante del tiroides pertenece a la familia de receptores acoplados a la proteína G y es similar, estructuralmente, a la hormona luteizante (LH) y a la folículoestimulante (FSH), ya que comparten secuencias de aminoácidos y poseen dominios extracelulares grandes que participan en la unión de la hormona.
    Cuando la hormona estimulante del tiroides se une al receptor, se estimula la adenil ciclasa y aumentan las concentraciones de AMPc en las células. Si hay una concentración mayor que la necesaria para estimular la formación de AMPc, la hormona provoca la activación de la fosfolipasa C, resultando en la hidrólisis de polifosfatidil-inositoles, incremento de calcio citoplasmático y activación de la protein-quinasa C. Ambas vías de emisión de señales, la adenil ciclasa y la fosfolipasa C, parecen mediar los efectos de la hormona estimulante del tiroides sobre el funcionamiento tiroideo en los humanos.
TRH como neurotransmisor
    El  péptido TRH puede actuar como neurotransmisor o neuromodulador en el sistema nervioso. Presenta un elevado contenido y su liberación es dependiente de Ca+2 a partir de los sinaptosomas hipotalámicos,  estas dos condiciones pueden ser moduladas por bajos niveles de dopamina y de serotonina.
    La TRH provoca la liberación de hormona estimulante del tiroides, que se forma a partir de las glándulas secretoras, y estimula la síntesis de las subunidades a y b. Hay sustancias que inhiben, a dosis farmacológicas, la secreción de hormona estimulante del tiroides; algunas de ellas son la somatostatina, la dopamina y los glucocorticoides.
    La TRH es un tripéptido que se sintetiza en el hipotálamo y se libera hacia la circulación porta-hipofisaria, donde entra en contacto con receptores para la hormona liberadora de tirotropina sobre los tirotropos. Esta unión con el receptor, que está acoplado a la proteína G, desencadena la estimulación de la hidrólisis de los polifosfatidil-inositoles y activan la protein-quinasa C. Por último, la hormona liberadora de tirotropina estimula la síntesis de hormona estimulante del tiroides y la liberación de la misma a través del tirotropo.
    La TRH se ha localizado en el sistema nervioso central (SNC), en la corteza cerebral, estructura circunventriculares, neurohipófisis, epífisis y médula espinal, también en terminaciones nerviosas, por esto se ha propuesto que actúa como neurotransmisor o neuromodulador. En experimentos se ha comprobado que la administración de esta hormona provoca efectos sobre la conducta, la termorregulación, el tono del sistema nervioso autónomo y la función cardiovascular, mediados por el SNC. También se ha localizado en islotes pancreáticos y en zonas del tubo digestivo, sin que se conozca su función fisiológica.
Agonistas y antagonistas
    Las peptidasas parecen constituir el principal método de inactivación, se ha implicado a una piroglutamil peptidasa que ataca a las peptidilamidas.
    La potencia neuroactiva de la TRH se refleja en sus numerosas acciones centrales, las mayor parte de las cuales involucran un incremento del despertamiento. La TRH estimula la actividad locomotriz, reduce la ingesta de alimentos y antagoniza las acciones de los fármacos depresivos. Algunos investigadores han propuesto que la TRH puede estar involucrada en los mecanismos nerviosos relacionados con el despertamiento, favorece el acicalamiento, la alerta y el comportamiento de crianza en los animales.
Acciones de las hormonas tiroideas
    El mecanismo bioquímico por medio del cual estas hormonas ejercen sus efectos se propone que es el siguiente: la triyodotironina regula la transcripción de genes, uniéndose a receptores nucleares de alta afinidad, que se unen a una secuencia de ADN específica para sintetizar las proteínas. Por lo general, un receptor sin hormona está unido al elemento de reacción del tiroides en estado basal, ésto reprime la transcripción de genes, aunque hay casos de activación. La unión por medio de triyodotironina puede activar la transcripción de genes por la liberación de tal represión. Los receptores relacionados con la hormona también pueden tener efectos de activación o represión directo. La tiroxina también se une a los receptores pero con una afinidad menor.
Crecimiento y desarrollo
    La mayor parte de sus efectos se producen por medio de la transcripción de ADN, y en la síntesis de la proteína. El ejemplo más notorio está en el renacuajo, que se transforma en rana por medio de la hormona tiroidea.
    Esta hormona es crítica para el desarrollo cerebral; en el momento de la neurogénesis es cuando aparecen los receptores funcionales, unidos a la cromatina, para la hormona tiroidea. Si hay deficiencia de esta hormona durante este periodo de neurogénesis activa (hasta 6 meses después del parto) aparecerá un retraso metal irreversible (cretinismo) y se acompaña de alteraciones morfológicas del cerebro diversas, debidas a anormalidades en la migración neuronal, alteraciones en las proyecciones axónicas y reducción de la sinaptogénesis.
    La proteína básica de la mielina es producto de un gen regulado por la hormona tiroidea durante el desarrollo; si hay una expresión reducida de esta proteína aparece una mielinización defectuosa del cerebro hipotiroideo. Por otro lado, se sabe que la hormona tiroidea regula la expresión de otros genes menores específicos para el cerebro.
    A parte del cerebro, las hormonas tiroideas influyen en otros tejidos como puede observarse en los individuos que padecen cretinismo. El cretinismo se puede clasificar en endémico o esporádico. El primero se observa en regiones donde hay bocio endémico y suele estar provocado por la deficiencia de yodo, aunque la existencia de bocio no está predeterminada. El esporádico está causado por el desarrollo anormal del tiroides que resulta en una secreción hormonal defectuosa que provoca bocio.
    Esta enfermedad se puede detectar en el momento del nacimiento, pero se suele detectar unos meses más tarde. Sin tratamiento provocará la cascada de síntomas: enanismo, retraso mental que se manifiesta con inactividad, impasibilidad y apatía. La cara está como hinchada e inexpresiva, la lengua suele ser grande y puede mostrar protrusión por los labios engrosados de la boca semiabierta. La piel puede tener un color amarillento. La frecuencia cardiaca es baja, así como la temperatura corporal. El apetito también se ve alterado observándose una alimentación lenta que, en muchas ocasiones, se ve interrumpida por sofocación. El estreñimiento es frecuente, y pueden darse casos de hernia umbilical.
Acción calorígena
    En animales homeotérmicos, la hormona tiroidea provoca un incremento en el consumo de oxígeno que afecta a casi todos los tejidos periféricos siendo notorio en el caso del corazón, músculo esquelético, hígado y riñones. En concreto, entre el 30% y 40% del incremento del consumo de oxígeno puede atribuirse a la estimulación de la contractibilidad cardiaca. No obstante, existen varios órganos, entre ellos el cerebro, las gónadas y el bazo, que no muestran respuesta a éstos efectos calorígenos de la hormona tiroidea.
Efectos cardiovasculares
    La hormona tiroidea también ejerce su acción sobre la función cardiaca ya sea directa o indirectamente, siendo especialmente notorio en casos de disfunción tiroidea. En casos de hipertiroidismo, las consecuencias clínicas características son la taquicardia, incremento del volumen sistólico, aumento del índice cardiaco, hipertrofia cardiaca, decremento de la resistencia vascular periférica así como un aumento de la presión del pulso. En el hipotiroidismo, se observa taquicardia, índice cardiaco disminuido, derrame pericárdico, incremento de la resistencia vascular periférica, disminución de la presión del pulso, y aumento de la presión arterial media.
Efectos metabólicos
    Las hormonas tiroideas estimulan el metabolismo del colesterol hacia ácidos biliares, incrementando la unión específica de lipoproteínas de baja densidad (LDL) por las células hepáticas. Se ha observado que en casos de hipotiroidismo, se produce un decremento de la concentración de receptores hepáticos para LDL, por lo que la determinación del número de estos receptores es un gran determinante de la concentración plasmática de colesterol.
    Las hormonas tiroideas aumentan las respuestas lipolíticas de las células adiposas de otras hormonas, así en casos de hipertiroidismo se pueden observar concentraciones plasmáticas altas de ácidos grasos libres. No obstante, éstas hormonas no incrementan de forma directa la acumulación de AMPc, aunque sí pueden regular la capacidad de otras hormonas para aumentar la acumulación de nucleótido cíclico mediante disminución de la actividad de la fosfodiesterasa microsómica que hidroliza el AMPc. Así mismo, parece ser que las hormonas tiroideas actúan para conservar el acoplamiento normal del receptor b-adrenérgico a la subunidad catalítica de la adenilil ciclasa en células adiposas.
    La tirotoxicosis es un estado de resistencia a la insulina en el que los defectos posreceptor tanto en el hígado como en los tejidos periféricos producidos como consecuencia de un agotamiento de las reservas de glucógeno y un incremento de la glucogénesis, van a dar como resultado una insensibilidad a la insulina así como un aumento en la absorción de glucosa a partir del intestino, sobreviniendo incrementos compensatorios de la secreción de insulina para conservar la euglucemia. Todo esto puede originar un desenmascaramiento de diabetes clínica en pacientes que no han sido diagnosticados con anterioridad así como un aumento de los requerimientos de insulina en pacientes que ya la reciben. En casos de hipotiroidismo, se observa un decremento en la absorción de glucosa a partir del intestino así como una disminución de la secreción de insulina; así mismo la captación periférica de glucosa también se ve afectada mostrándose más lenta, excepto en el cerebro. Los requerimientos de insulina se hallan disminuidos en hipotiroideos con diabetes.




 Hormona liberadora de gonadotropina (LHRH).
    Las hormonas peptídicas producidas en la parte anterior de la hipófisis (hipófisis anterior) son esenciales para la regulación del crecimiento, la reproducción y el metabolismo intermediario. Su síntesis y secreción dependen de hormonas de origen hipotalámico, de hormonas de las glándulas endocrinas periféricas, del efecto de enfermedades y de muchos fármacos. Las interrelaciones entre la hipófisis y las glándulas endocrinas periféricas son un buen ejemplo de la regulación por retroalimentación (retroacción). Una comprensión de esas interacciones ha sido útil en el diagnóstico y el tratamiento de trastornos endocrinos, así como para evaluar algunos de los efectos adversos de fármacos que afectan al sistema endocrino. Además, al reconocerse las estructuras de las hormonas de la hipófisis anterior, y con la creación de técnicas modernas para la síntesis de péptidos y la producción de proteínas recombinantes, las hormonas peptídicas y proteínicas de esta parte de la hipófisis y el hipotálamo se han convertido en importantes agentes de diagnóstico y tratamiento.
    En los vertebrados se reconocen 10 hormonas de la porción anterior de la hipófisis. Según sus características estructurales, son sustancias que pueden clasificarse en tres grupos (ver cuadro). La del crecimiento y la prolactina pertenecen a la familia de las hormonas somatotrópicas. La familia de hormonas glucoproteínicas comprende la hormona estimulante del tiroides, la luteinizante y la estimulante del folículo (foliculostimulante). La corticotropina, las dos hormonas estimulantes de melanocitos y las dos lipotropinas, forman una familia derivada de la hormona propiomelanocortina. Además, dos hormonas polipeptídicas sintetizadas por la placenta, el lactógeno placentario y la gonadotropina coriónica, son miembros de las familias de hormonas somatotrópicas y glucoproteínicas, respectivamente. Salvo las dos hormonas estimulantes de los melanocitos y las dos lipotropinas, en seres humanos se ha demostrado la importancia de las otras seis hormonas anterohipofisarias y los dos homólogos placentarios. Sin embargo, aún no puede negarse la posible importancia de las otras cuatro, ni la probable existencia de otras hormonas de la parte anterior de la hipófisis.
    La síntesis y liberación de las hormonas anterohipofisarias dependen en gran medida del sistema nervioso central. El control hipotalámico de la función de la parte anterior de la hipófisis lo ejerce un grupo de hormonas llamadas hormonas o factores liberadores. Estas sustancias se originan en la región de la eminencia media y alcanzan la hipófisis por medio del sistema porta hipotalámico-adeno-hipofisario. En la actualidad se reconocen seis hormonas hipotalámicas con efectos bien definidos sobre la porción anterior de la hipófisis: hormona liberadora de hormona del crecimiento, somatostatina, hormona liberadora de gonadotropina, hormona liberadora de tirotropina, hormona liberadora de corticotropina, y dopamina.
Hormona liberadora de gonadotropina
    Las hormonas hipofisarias llamadas hormona luteinizante (lutropina, LH) y hormona estimulante del folículo (felitropina, FSH), así como la hormona placentaria relacionada, gonadotropina coriónica (coriogonadotropina, CG), se denominan genéricamente hormonas gonadotrópicas, debido a sus efectos en las células gonadales. Esas tres hormonas muestran relación estructural entre sí y con la hormona estimulante del tiroides (TSH). Debido a sus composiciones similares y a su naturaleza glucoproteínica, la LH, la FSH, la CG y la TSH suelen denominarse hormonas glucoproteínicas. La hormona luteinizante  controla la función sexual en hombres y mujeres. La hormona liberadora de gonadotropina (GnRH o LHRH) se encarga de regular la síntesis y secreción de FSH y LH. La GNRH endógena madura es un péptido de 10 aminoácidos.
Secreción
    En ambos sexos, la LH y la FSH son sintetizadas y secretadas por las células gonadótropas en la parte anterior de la hipófisis. La CG se produce sólo en primates y caballos, y se sintetiza en células del sinciciotrofoblasto de la placenta. La subunidad a, LHb y FSHb están codificadas cada una por un gen único. En contraste, hay al menos siete genes que codifican la CGb (hCGb) o genes parecidos a los que codifican la hCGb humana, dispuestos en una agrupación en el cromosoma humano 19, que también contiene el gen que codifica la LHb.
    Regulación independiente de la secreción de hormona luteinizante y hormona estimulante del folículo. Las células gonadótropas adenohipofisarias sintetizan y secretan tanto LH como FSH, pero su síntesis y liberación pueden regularse de manera independiente. Esas células sintetizan más subunidades a que subunidades LHb y FSHb, lo que impulsa la relación de las subunidades b recién sintetizadas con subunidades a. Las subunidades a y b se combinan en el retículo endoplásmico, donde también ocurre el procesamiento inicial de los carbohidratos. En el complejo de Golgi ocurren más modificaciones (específicas para hormonas) de los carbohidratos. Las hormonas heterodiméricas maduras se almacenan en gránulos secretores dentro de la célula.
    La secreción de LH y FSH por la hipófisis es regulada de manera positiva por el decapéptido hipotalámico hormona liberadora de gonadotropina (GnRH, denominada LHRH en los primeros estudios, y que se analiza en detalle más adelante), y regulada de modo negativo por efectos de retroalimentación de los esteroides gonadales y el péptido gonadal inhibina. En mujeres, la progesterona y los estrógenos inhiben la liberación de LH y FSH. En varones, la testosterona y el estradiol inhiben la secreción de gonadotropina.
    Los efectos inhibidores de los esteroides gonadales siempre se deben, al menos en parte, a inhibición de la liberación de GnRH a partir del hipotálamo. Además, los esteroides gonadales también pueden actuar de manera directa en la hipófisis. Si bien dichos esteroides inhiben la secreción tanto de LH como de FSH, sus efectos en la secreción de FSH no son tan pronunciados como en la de LH. Una excepción a la retroalimentación negativa mediante esteroides gonadales en la secreción de gonadotropina es que, en ciertas circunstancias, los estrógenos pueden incrementar la secreción de LH y FSH. Desde el punto de vista fisiológico, esto sólo ocurre durante la última porción de la fase folicular en mujeres, cuando el incremento rápido y sostenido de las concentraciones de estrógenos desencadena el incremento súbito preovulatorio de la secreción de LH y FSH.
    Otra regulación de la secreción de gonadotropina por la hipófisis se logra mediante la inhibina, un péptido producido tanto en los ovarios como en los testículos en respuesta a la FSH. La inhibina suprime de manera selectiva la síntesis de FSH y su secreción, sin efectos conocidos en la síntesis y secreción de LH (de Jong, 1988).
    En el feto, las concentraciones de LH y FSH aumentan a partir de los 80 a 150 días de gestación, una vez que se ha establecido el sistema porta hipotalámico-hipofisario y las neuronas que secretan GnRH son operantes. No obstante, a partir de entonces los esteroides gonadales inhiben la liberación de gonadotropina.
    Por tanto, en el momento del nacimiento, las cifras de gonadotropina son indetectables. Con todo, debido al decremento de los estrógenos y la progesterona previamente proporcionados por la placenta, las concentraciones de gonadotropina aumentan poco después del nacimiento; permanecen altas durante algunos meses, pero después disminuyen y quedan suprimidas hasta la pubertad. Durante esta última se inicia la secreción de GnRH, lo que desencadena la de LH y FSH. La hipófisis descarga estas dos últimas de una manera pulsátil (alrededor de un pulso cada 1.5 a tres horas en varones; uno cada una a cinco horas en mujeres), en respuesta a impulsos de GnRH. La frecuencia y amplitud de los pulsos de GnRH dictan si se descargan o no LH o FSH, y la magnitud de cada respuesta. Debido a los cambios de las concentraciones de gonadotropina que resultan de su liberación pulsátil, se ha sugerido que se pruebe un fondo común de dos o tres muestras de sangre, más que sólo uno de ellos, para obtener una medición más exacta de las cifras plasmáticas de gonadotropina. Otra complicación en la valoración de las cifras de esta hormona es el hecho de que la proporción entre la fracción inmunorreactiva y la bioactiva no necesariamente es constante, debido, al menos en parte, a variabilidad de la naturaleza de la glucosilación de las hormonas.
    En varones, la liberación de LH y FSH es muy concordante, aunque la magnitud de los impulsos de LH es mayor que la de los de FSH. Al contrario de lo que sucede en mujeres, este patrón paralelo de secreción de LH y FSH persiste durante todo el lapso de vida de los varones. Durante la vida fértil de la mujer ocurre un patrón más complejo de secreción de LH y FSH, como resultado del ciclo menstrual. De este modo, si bien las gonadotropinas todavía se liberan de una manera pulsátil, las concentraciones generales de hormona varían con el ciclo menstrual. En el patrón de secreción de LH y FSH durante ese periodo puede observarse que las cifras de LH siempre son más altas que las de FSH durante la menstruación. Los cambios más notorios de las concentraciones de gonadotropina son los incrementos súbitos preovulatorios de LH y FSH. En ese momento, la concentración plasmática de FSH aumenta desde 5 a 15 IU/ml hasta 12 a 30 IU/L, y la concentración plasmática de LH aumenta desde 5 a 25 IU/L hasta 25 a 100 IU/L. Los incrementos preovulatorios de las gonadotropinas se denominan brotes, porque las concentraciones de hormona se incrementan con rapidez (en el transcurso de uno a dos días), alcanzan un máximo, y después disminuyen rápidamente (en uno a dos días).
    En etapas más avanzadas de la vida, cuando ocurre la menopausia, la función ovárica cesa. Dado que ya no hay esteroides ováricos ni inhibina para suprimir la secreción de LH y FSH, se produce un gran aumento de la secreción de gonadotropina, y las cifras de FSH son más altas que las de LH en posmenopáusicas.
    Secreción de gonadotropina coriónica. En etapas muy tempranas del embarazo, aun antes de la implantación, las células trofoblásticas del blastocisto empiezan a secretar CG.
    La de GnRH está regida por el \"generador de secreción intermitente de GnRH\" (u \"oscilador de GnRH\"), que reside en la porción mesiobasal del hipotálamo, por mecanismos no del todo aclarados. Aunque es activa durante las etapas fetal y temprana de la lactancia, la secreción de GnRH se suprime después hasta el inicio de la pubertad. La GnRH es descargada por las neuronas hipotalámicas en la circulación porta hipofisaria, donde entra en contacto con los receptores de GnRH sobre gonadótropos hipofisarios. Una característica clave de la secreción de GNRH es su liberación pulsátil. Con todo, debido a la vida media breve de la GnRH y a la inaccesibilidad de la circulación porta hipofisaria, es difícil medir de modo directo las concentraciones secretadas de GnRH. Por tanto, en los seres humanos el patrón de secreción de GnRH se ha inferido en gran parte a partir de los patrones de LH y FSH circulantes. La frecuencia de impulsos de GnRH y la amplitud de los mismos determinan si se secreta FSH, LH o ambas, y las cantidades relativas de cada una.
    Los esteroides gonadales pueden ejercer regulación negativa de la secreción de GnRH. No obstante, como se mencionó, en ciertas circunstancias el estradiol puede tener una influencia positiva sobre la secreción de GnRH; por ejemplo, justo antes del incremento súbito preovulatorio de LH y FSH en mujeres. Se ha informado que muchos otros factores hormonales, neurales, metabólicos y ambientales influyen en la secreción de GNRH. Por ejemplo, se ha informado que los neurotransmisores inhibidores (p. ej., ácido g-aminobutírico), los aminoácidos excitadores (puede ser ácido glutámico), los péptidos opioides endógenos, las monoaminas cerebrales provenientes de las vías noradrenérgica, dopaminérgica y serotoninérgica, la acetilcolina y las secreciones de la glándula pineal (como melatonina y vasotocina), regulan la liberación de GnRH. El ejercicio vigoroso prolongado, o la pérdida importante de peso, también causarán inhibición de la secreción de GnRH, lo que en mujeres da por resultado amenorrea.
Efectos fisiológicos de las gonadotropinas
    El principal efecto fisiológico de las gonadotropinas es promover la gametogénesis o, en su defecto, la producción de esteroides gonadales.
Acción de las gonadotropinas en los testículos.
    En varones, la LH estimula la síntesis de novo de andrógenos, principalmente testosterona, por las células de Leydig. La testosterona secretada se requiere para la gametogénesis y para conservación de la libido y de las características sexuales secundarias. Por otro lado, la FSH no participa en la producción de esteroides gonadales en varones, pero es esencial para la producción de espermatozoides normales. Las células de Sertoli, que expresan receptores de FSH de superficie celular, se extienden desde la membrana basal hasta la luz de los túbulos seminíferos, y envuelven a los espermatozoides en desarrollo, que emigran entre dichas células hacia la luz del túbulo. Las uniones estrechas entre las células de Sertoli forman una barrera hematotesticular. Aunque no se comprenden a fondo los mecanismos por los cuales la FSH favorece la espermatogénesis, dicha hormona parece estimular a las células de Sertoli para que sintetice muchas de las proteínas y nutrimentos que necesitan los espermatozoides en maduración. Otra consecuencia importante de los efectos de la FSH es el incremento de la síntesis de proteína de unión a andrógenos. Si bien esta última se libera en la circulación general, también se secreta de modo directo en la luz de los túbulos seminíferos. En ese sitio, sirve para proporcionar concentraciones locales altas de andrógenos, donde se necesitan para el desarrollo de los espermatozoides.
    Mientras que la gametogénesis depende tanto de la FSH como de la LH, la producción de esteroides gonadales en varones sólo depende de la LH. En consecuencia, la supresión selectiva de los efectos de la FSH conduciría a alteraciones de la producción de espermatozoides, sin afectar la biosíntesis de testosterona y, de este modo, representa una oportunidad mecanística potencial para la creación de anticonceptivos para varones.
Acción de las gonadotropinas en los ovarios.
    Los efectos de la LH y de la FSH en los ovarios son mucho más complejos que en los testículos y, a veces, son interdependientes. El efecto general de la FSH consiste en estimular la síntesis de estrógenos, y favorecer el crecimiento de los folículos en desarrollo, en tanto el efecto general de la LH es inducir ovulación y estimular la síntesis de progesterona. Al principio de la fase folicular de cada ciclo menstrual, se inicia el crecimiento y desarrollo de varios folículos. Durante la fase folicular, la FSH estimula la producción de estrógenos en células de la granulosa, al estimular la conversión de andrógenos en estrógenos. Los andrógenos, a su vez, se sintetizan de novo en células de la teca en respuesta a la LH, y quedan a disposición de las células de la granuloso por medio de difusión desde células de la teca adyacentes. La diferenciación de las células de la granulosa durante el crecimiento folicular incluye la adquisición (dependiente de FSH y estradiol) de receptores de LH/CG, lo que prepara a las células de la granulosa para responder al brote preovulatorio de LH que ocurre a la mitad del ciclo. Durante la foliculogénesis, normalmente sólo un folículo (el folículo dominante) se selecciona del fondo común de folículos en crecimiento, para que siga creciendo hacia el folículo preovulatorio, o de Graff. El brote de LH origina rotura del folículo preovulatorio, y liberación del óvulo.
    Durante la fase luteínica del ciclo menstrual, la LH estimula la producción de progesterona y estrógenos por el cuerpo amarillo (cuerpo lúteo). La progesterona así producida es fundamental en la preparación del útero para la implantación potencial de un óvulo fecundado. Si el óvulo queda fecundado, la producción subsecuente de CG por el blastocisto \"rescata\" el cuerpo amarillo, y conserva su secreción de progesterona y estrógenos hasta que la placenta pueda sintetizar cantidades adecuadas de esas hormonas esteroides. Sin embargo, si no hay fecundación del óvulo liberado, el cuerpo amarillo degenera, por la falta de estimulación continua por CG derivada del blastocisto, y disminuye la producción de progesterona y estrógeno.




Angiotensina
    Hace casi un siglo, en 1898, se descubrió que el extracto del riñón produce un fuerte efecto vasopresor; a este principio se le dio el nombre de renina. Posteriormente se descubrió que la renina no era vasopresora por sí misma, sino que era una enzima que convertía a un producto inactivo del plasma, el angiotensinógeno, en uno activo, la angiotensina. La angiotensina es una hormona que descubrieron el doctor Braun-Menéndez y su grupo, en Argentina hacia 1939. Casi al mismo tiempo, el grupo de Page, hizo el mismo descubrimiento. Cada uno de estos grupos dio un nombre al compuesto generado en el plasma, el primero lo llamó "hipertensina" y el segundo "angiotonina". Fue necesario que pasaran casi 20 años, para que se pusieran de acuerdo los investigadores del campo en el nombre adecuado para la hormona, y en 1957 se le dio el nombre híbrido de angiotensina.
    Actualmente sabemos que hay tres angiotensinas: la I, la II y la III, las cuales son productos cada vez más pequeños; es decir, del angiotensinógeno se forma la angiotensina I, de ella la angiotensina II y de ésta a su vez la angiotensina III; la más activa es la angiotensina II.
  A partir del angiotensinogeno, un péptido de 14 aminoácidos  y por acción de una enzima proteolitica (renina) se forma la angiotensina II por acción de la enzima convertidora de angiotensina (ACE), este octapéptido estimula la sed, ingesta de liquido, aumento de la presión sanguínea y secreción de aldosterona.
    En el cerebro se han localizado todas las enzimas para su síntesis y se encuentra en la medula espinal, área postrema, órgano subfornical y la lamina terminal en donde los capilares son carentes de barrera hematoencefálica.  Se han encontrado receptores específicos en los sinaptosomas, en neuronas del núcleo supraóptico sintetiza y libera vasopresina.
    Un antagonista es la saralina que bloquea la respuesta a ingesta de líquidos, por inhibición de la ACE, por lo que la Angiotensina II no se produce.
    La angiotensina I es un decapéptido que resulta de la acción de la enzima proteolítica renina sobre la prohormona angiotensinógeno, que se origina en el hígado. La enzima conversora de angiotensina, que se encuentra sobretodo en tejido pulmonar, elimina el dipéptido terminal C (His-Leu) de la angiotensina I y da lugar al octapéptido angiotensina II, que es la especie activa más importante. Por último, a través de la acción de las aminopeptidasas se forma la angiotensina III de siete aminoácidos.
    La angiotensina II posee acciones tanto centrales como periféricas, estimula intensamente la sed, libera vasopresina, ACTH y aldosterona, además de ejercer su conocido efecto de elevación de la presión sanguínea del que deriva su nombre. Muchos de estos efectos se pueden evitar por medio del antagonista relasina. La angiotensina II es el agente vasopresor más potente que se conoce hasta ahora; además es un importante regulador de la secreción de otra hormona por la corteza de la glándula suprarrenal: la aldosterona. En el corazón, la angiotensina II incrementa el flujo de calcio y la fuerza de contracción del músculo. Otra acción importante de este péptido es favorecer la secreción de la vasopresina. Durante los últimos años ha resultado evidente que este compuesto es también capaz de alterar el metabolismo hepático.
    Pero ¿cómo ejerce sus efectos? La angiotensina II tiene receptores específicos localizados en la membrana plasmática de muchas células. Se han identificado dos tipos de receptores para la angiotensina II. El AT1 de distribución periférica y el que media las acciones más conocidas del péptido. En algunas especies el gen que codifica para el receptor se ha duplicado y modificado dando origen a dos variedades de este tipo de receptor (A y B). El receptor está acoplado al recambio de fosfoinosítidos a través de Gq y a la adenilil ciclasa en forma inhibidora por medio de Gi. Además parece estar asociado a otros sistemas de transducción, que le permiten actuar como un poderoso factor de crecimiento en muchas células.
    El receptor AT2 parece estar acoplado a través de proteínas G (aún no bien identificadas) a una fosfatasa de proteínas para residuos de tirosina. Este parece ser un nuevo sistema transductor que ahora se está estudiando con mucho interés. Por otro lado, el receptor AT2 parece expresarse en el sistema nervioso y especialmente en ciertas etapas del desarrollo, lo que ha sugerido que ocupe un lugar en la diferenciación de este importante sistema.
Distribución de angiotensina
    Por medio de estudio se ha comprobado que la angiotensina II se encuentra en muchas regiones del cerebro y médula espinal. Parece que también se sintetiza localmente y una vez liberada interactua con receptores inaccesibles a la angiotensina circulante. Otras regiones como el órgano subfornical, órgano vasculoso de la lámina terminal y el área postrema son accesibles a la angiotensina circulante puesto que se encuentran en órganos con capilares fenestrados carentes de barrera hematoencefálica.
La angiotensina como neurotransmisor
    Se han llevado a cabo varios estudios para estudiar tanto los receptores inaccesibles como los accesibles; de éstos últimos se ha localizado el doble de concentración de angiotensina II en el órgano vasculoso de la lámina terminal de ratas hipertensas, esto indica una respuesta funcional por la población de receptores. También se ha detectado receptores específicos de la angiotensina II en los terminales nerviosos (sinaptosomas) con mayor afinidad que los receptores de la corteza suprarrenal.
    Se ha mostrado que la angiotensina II aplicada por medio de iontoforesis activó la velocidad de descarga del 75% de las neuronas del órgano subfornical, estando la respuesta relacionada con la dosis y antagonizada por la saralasina. En otros trabajos se ha comprobado que la angiotensina activa las neuronas del núcleo supraóptico que sintetiza y secreta vasopresina. No obstante, todavía no se conoce bien la función de transmisor en el SNC. 

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