Funciones de los astrocitos
Los astrocitos diferenciados tienen distintas funciones entre las que se destacan: regulación de la composición iónica del líquido extracelular del sistema nervioso central, inducción de la formación de la barrera hematoencefálica (BHE), actuar de soporte y guía de las neuronas durante la migración y ayudar a mantener los niveles de los intermediarios del ciclo de los ácidos tricarboxílicos en las neuronas (Kimelberg y Norenberg, 1989; Miller y col., 1989).
Durante el desarrollo embrionario una de las funciones principales de los astrocitos es la de servir de soporte y guía en la migración de las neuronas postmitóticas, así como, conducir la emisión de prolongaciones axónicas. En el cerebro adulto, los astrocitos realizan esta misma función durante la regeneración axonal y la formación de nuevas sinapsis. Parece ser que entre las sustancias implicadas en este mecanismo están las moléculas de adhesión celular nerviosa (NCAM) y las N-caderinas (Edelman, 1983; Takeichi, 1988). En cocultivos de neuronas con astrocitos tipo 1 ó astrocitos tipo 2 se ha demostrado que el crecimiento axonal se favorece cuando se emplean cultivos de células neonatales en vez de células adultas. De estas observaciones se concluye que las diferencias en la composición molecular de las membranas astrocíticas, son las responsables del crecimiento de las neuritas (Geisert, 1991; Smith, 1993).
Los capilares cerebrales están rodeados, casi en su integridad, por los pies terminales de las fibras astrocíticas. A diferencia de los que ocurre en otros tejidos, las células endoteliales de los capilares cerebrales están fuertemente conectadas por uniones estrechas (tight junctions). Este hecho impide el transporte paracelular de muchas sustancias. En este sentido, los astrocitos inducen a las células endoteliales de los capilares cerebrales a formar las uniones estrechas y a sintetizar las enzimas carácteristicas de la barrera hematoencefálica (Janzer y Raff, 1987).
Las neuronas debido a la transmisión sinaptica liberan una serie de neurotransmisores al medio (glutamato, aspartato, GABA, etc.). Este hecho trae consigo una disminución de la concentración de intermediarios del ciclo de los ácidos tricarboxílicos, principalmente oxalacetato y a-cetoglutarato, que son fundamentalmente, los precursores de estos neurotransmisores. En este sentido, estudios recientes han puesto de manifiesto que los astrocitos podrían estar implicados en el mantenimiento de los niveles de los intermediarios del ciclo de los ácidos tricarboxílicos en las neuronas (Kaufman y Driscoll, 1992).
Los niveles de sodio y potasio deben estar regulados muy estrictamente en el espacio que rodea las neuronas, de manera que pueda llevarse a cabo los potenciales de acción. En otros tejidos, los iones externos residen en el espacio intersticial, que en el cerebro, está ocupado por las finas prolongaciones astrocíticas. Este hecho dió lugar a la hipótesis llamada amortiguación espacial de potasio (Orkand y col., 1966). Esta hipótesis propone que los astrocitos retiran el potasio sobrante del espacio extracelular procedente de la actividad neuronal y los transfieren a zonas con baja concentración de potasio. La fuerza determinante de este proceso sería el aumento local de potasio extracelular puesto que, los astrocitos captarían el potasio debido a la alta permeabilidad que presentan a este ión (Erecinska, 1993; Kuffler, 1966a). Más tarde lo transmitirian de unos astrocitos a otros a través de las llamadas uniones comunicantes (gap junctions) (Gardner-Medwin, 1986; Sáez y col., 1993). En efecto, el acoplamiento entre astrocitos a través de las uniones comunicantes aumenta su capacidad de amortiguar espacialmente el potasio (Mobbs y col., 1988).
Recientemente se ha comenzado a conjeturar sobre la posibilidad de que los astrocitos tengan una función mucho más activa en el SNC y no un papel meramente protector de las neuronas. Se ha propuesto que los astrocitos presentan un tipo de excitabilidad basada directamente en la dinámica del ión calcio intracelular y que es esencialmente independiente del potencial de membrana (Cornell-Bell y Finkbeiner, 1991; Cornell-Bell y col., 1990). Así, en los astrocitos se expresan una amplia variedad de receptores funcionales para agentes neuroactivos (Dermietzel, 1991a; Cornell-Bell y col., 1990; Jensen, 1990; Salm y McCarthy, 1990). En estos estudios se ha establecido que el glutamato y otros neurotransmisores pueden provocar oscilaciones en los niveles del ión calcio intracelular y la propagación de estas ondas de calcio, creando en definitiva una forma de exitabilidad, basada en las corrientes de Ca+2 (Cornell-Bell y col., 1990; Jensen y Chiu, 1991b; Jensen y col., 1991a). Esta forma de excitabilidad comienza con la liberación de iones calcio de los depositos intracelulares (Cornell-Bell y Finkbeiner, 1991) y continua con la oscilación en los niveles de calcio, que se propaga dentro del astrocito exitado a los astrocitos adyacentes, a través de las uniones comunicantes. Recientemente, se ha demostrado que las inervaciones aferentes de las neuronas glutaminérgicas provocan la formación de las ondas de calcio en los astrocitos (Dani y col., 1992; Nedergaard, 1994).
Los astrocitos con sus prolongaciones ramificadas forman un marco de sostén para las células nerviosas y las fibras nerviosas. En el embrión funcionan como un riel para la migración deneuronas inmaduras. Al cubrir los contactos sinápticos entre las neuronas pueden servir como aislantes eléctricos que impiden que las terminaciones axónicas influyan en las neuronas vecinas y no relacionadas. Incluso pueden formar barreras para impedir la diseminación de sustancias neurotransmisoras liberadas en las sinapsis. Se demostró que los astrocitos absorben el ácido gammaaminobutírico (GABA) y el ácido glutámico secretado por las terminaciones nerviosas y de ese modo limitan la influencia de estos neurotransmisores. Los astrocitos son capaces de captar el exceso de iones de potasio del espacio extracelular de modo que pueden cumplir una función importante durante la descarga repetitiva de una neurona. Almacenan glucógeno dentro de su citoplasma. El glucógeno puede ser degradado a glucosa e incluso a lactato y ser liberado hacia las neuronas circundantes en respuesta a la noradrenalina.
Los astrocitos pueden funcionar como fagocitos al captar las terminaciones axónicas sinápticas en degeneración. Cuando hay muerte neuronal debido a una enfermedad los astrocitos proliferan y llenan los espacios que antes ocupaban las neuronas, un proceso denominado gliosis de reemplazo.
Es posible que los astrocitos puedan servir como conducto para el pasaje de metabolitos o materias primas desde los capilares sanguíneos hasta las neuronas a través de sus células basales perivasculares. El hecho de que los astrocitos estén vinculados por uniones en hendidura permitiría que los iones pasaran de una célula a la otra sin necesidad de entrar en el espacio extracelular. Los astrocitos pueden producir sustancias que tienen una influencia trófica sobre las neuronas vecinas.
La investigación reciente ha sugerido la posibilidad de que los astrocitos secreten citosinas que regulen la actividad de las células inmunitarias que entran en el sistema nervioso en caso de enfermedad. Por último, los astrocitos desempeñan un papel importante en la estructura de la barrera hematoencefálica.Oligodendrocitos y células de Swhann. Organización de las membranas de mielina.
Los axones de las neuronas estan rodeados de una capa lipídica, la mielina, que favorece la propagación de los potenciales de acción. Dentro del SNC, los oligodendrocitos son las células encargadas de formar la mielina. Esta capa lipídica deriva de la membrana plasmática de los oligodendrocitos, aunque su composición difiere de la que presenta la membrana progenitora. En peso seco, la mielina esta compuesta por un 70-75% de lípidos y un 25-30% de proteínas. La mielinización comienza, en la rata, aproximadamente una semana después del nacimiento, siendo más activa a la tercera semana postnatal declinando después progresivamente. En el hombre, el proceso de mielinización abarca desde las 25 semanas de gestación hasta los 20 años de edad (Bourre, 1989; Gould, 1985; Martínez, 1989).
La mielinización requiere la interacción entre los axones y las membranas plasmáticas de los oligodendrocitos. Parece que la producción de mielina por los oligodendrocitos empieza cuando los axones alcanzan un cierto díametro. Cronológicamente la mielinización coincide en parte, con el proceso de sinaptogénesis. Se ha sugerido que las neuronas estimulan la diferenciación de los oligodendrocitos y su capacidad para formar mielina (Vernadakis, 1988). No obstante, parece que los oligodendrocitos están intrínsicamente programados para formar membranas mielinizantes, aunque este proceso se estimula por las neuronas (Lopes-Cardozo, 1989).
Los oligodendrocitos diferenciados presentan como marcadores los galactocerebrósidos y la proteína básica de mielina (MBP). Asimismo, durante la diferenciación de los oligodendrocitos aumentan las actividades de la glicerol-3-fosfato deshidrogenasa (EC 1.1.1.8) y de la fosfodiesterasa (EC 3.1.4.1). Probablemente, estas enzimas están implicadas en la mielogénesis (Saneto, 1985). Los glucocorticoides favorecen la direnciación de los oligodendrocitos y la mielinización, ya que inducen la expresión de la MBP, de la proteína proteolipídica y de la glicerol-3-fosfato deshidrogenasa (Kumar, 1989).
Asimismo, las hormonas tiroideas favorecen la mielinización (Dussault y Ruel, 1987; Ferreiro y col., 1990), mientras que la insulina y el factor de crecimiento insulínico estimulan el desarrollo de los oligodendrocitos en cultivo, favoreciendo la expresión de la glicerol-3-fosfato deshidrogenasa (Lopes-Cardozo, 1989).
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