lunes, 5 de septiembre de 2016

Arte de paisajes


La esclusa (The Lock) es una de las seis pinturas al óleo de gran tamaño pintadas por el pintor inglés John Constable con el tema de la vida rural de Suffolk y que se exhibieron en laRoyal Academy entre 1819 y 1825.1 La esclusa se encontraba cerca de la aldea de Flatford, donde el padre de Constable tenía el molino de agua que también sería representado por el artista como parte de esta serie basada en el río Stour,2 y que incluye a La carreta de heno.1
El uso del color y las pinceladas utilizadas por Constable en esta serie de paisajes fueron considerados radicales en su época y tuvieron una influencia directa sobre los pintores franceses Théodore Géricault y Eugene Delacroix, y, a través de ellos, sobre elImpresionismo y el arte moderno.

La obra fue comprado por el empresario, mecenas y coleccionista de arte James Morrison, el primer día de su exposición en la Royal Academy en 1824,4 y perteneció a su familia hasta 1990,3 cuando fue adquirida en subasta por Hans Heinrich, el barón Thyssen, por 10,8 millones de libras, la cantidad más alta pagada hasta aquel entonces por una obra de arte inglesa,1 récord que ostentó durante dieciséis años.5 La obra adquirida pasó a formar parte de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, estando expuesta en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, hasta que Carmen Cervera, alegando «falta de liquidez» la puso a subasta en Christie's en 2012, obteniendo una puja de 22,4 millones de libras.2
El Museo de Arte de Filadelfia tiene un esbozo en óleo a tamaño real del cuadro que demuestra que el artista pensó originalmente en un cuadro horizontal, el formato de los demás cuadros de la serie.4
En septiembre de 2015, se anunció que otra versión de la misma escena, aunque con «ligeras pero significante diferencias», sería subastada a finales del año por Sotheby's. Esta obra permaneció en la colección privada del propio artista, aunque lo dejó prestado para exposiciones.








La feria de Madrid es un cartón para tapiz diseñado por Francisco de Goya para el antedormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo. Se conserva actualmente en la pinacoteca del Museo del Prado.
Como en todos los tapices, los efectos debían verse desde lejos.1 En el caso específico de La feria de Madrid, los tejedores debieron apartarse del cartón original. Aquí se destaca un grupo de tres personajes bien vestidos y figuras secundarias sombreadas. La parte occidental del lienzo está realizada con poca luz y pinceladas casi imperceptibles. Era necesario inventar más pormenores para realzar la luminosidad.

Varios individuos observan las vasijas, muebles y otras mercancías de un vendedor, al tiempo que se observan otros puestos, incluso de cuadros. Al fondo se aprecia la iglesia de San Francisco el Grande.
Goya presenta usos y costumbres de la sociedad madrileña, como el hombre que observa con monóculos los objetos, la petimetra que señala con el abanico algún producto y quien negocia precios con el vendedor. Lo que el vendedor ofrece ha pasado ya de moda y la gente se ha deshecho de ellos para adornar sus casas al uso galo. El aragonés demuestra su control de perspectiva y de género, incluyendo un bodegón en el juego de chocolate visible en primer plano.
La escena se desarrolla en el rastro de Madrid. Goya nuevamente recurre a temas castizos para adornar los palacios reales, que gustan de esos asuntos, como toda la aristocracia de finales del siglo XVIII. Existe una hipótesis que pretende situar el cuadro en la plaza de la Cebada, tomando como referencia la iglesia de San Francisco el Grande que representara también Goya en El baile de San Antonio de la Florida. Entre las mercancías destaca un retrato de factura similar a los de Diego Velázquez. Especialmente los dos majos reciben fuerte iluminación y pinceladas rápidas, centrando Goya su atención en los reflejos metálicos hechos en un magnífico tono gris plata.







La fábrica de cal (1821-1822) es una pintura romántica de Théodore Géricault. Se trata de un óleo sobre lienzo que mide 50 centímetros de alto por 60 cm de ancho. Actualmente se conserva en el Museo del Louvre de ParísFrancia. También se conoce este cuadro como El horno de yeso, obra realizada por Géricault al final de su carrera.
Esta imagen, en la que están ausentes las figuras humanas, acaba pareciendo, más que un cuadro de género, un paisaje. Se representa una fábrica de cal, en la que Géricault había invertido dinero, y que esbozó en una primera visita, sobre el terreno.1
Aquí representa a tres caballos vigorosos, aún con los arreos, que están comienzo de los morrales que llevan al cuello. Delante de ellos, ocupando la mitad derecha del primer plano, el terreno embarrado de la fábrica. Detrás puede verse el edificio, en el que están entrando otros dos caballos. De la fábrica sale, por la parte izquierda, un intenso humo blanco, que revela la realización de actividades en su interior. Esas nubes de humo blanco contrastan con el cielo sombrío.1
Géricault realiza una pintura prácticamente monocroma, toda ella en tonos terrosos, beiges y marrones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario