Arco iris en un paisaje de montañas (en alemán, Gebirgslandschaft mit Regenbogen) es un cuadro del pintorromántico alemán Caspar David Friedrich. Data hacia 1809-1810. Se trata de un óleo sobre lienzo que mide 70 centímetros de alto por 102 centímetros de ancho. Actualmente se conserva en el Museo Folkwang de Essen(Alemania).
Este cuadro, lo mismo que el Paisaje del Riesengebirge (1810), está inspirado por sus viajes a través de Alemaniay por las orillas del mar Báltico en 1809.1
En este cuadro se ve, en el primer plano, a un caminante que se ha detenido a descansar. Mira más allá, donde se abre bruscamente un negro abismo. Al fondo se vislumbra una montaña. Encima del paisaje, un arco iris formado por la luz menguante.2
En 1810 Friedrich pintó dos paisajes con arco iris: el Paisaje con arco iris, hoy perdido, y este Paisaje de montaña con arco iris. Como aquél, esta obra fue adquirida por el duque Karl August von Weimar gracias a la mediación de Goethe.
Análisis
Este paisaje representa el norte de Bohemia, región que Friedrich conocía bien gracias a sus viajes de 1807 y 1808. En primer término, aparece el propio pintor, contemplando el horizonte, vuelto y apoyado en una roca, con un destacado traje urbano rojo y blanco. De este modo parece fuera de lugar en esta escena tenebrosa, solo en la inmensidad del mundo. No sólo el primer plano es extraño por este motivo. A pesar de tratarse de un paisaje nocturno, cubierto por densas nubes, entre las que asoma a lo lejos algo de luz lunar, el primer plano se halla intensamente iluminado por una luz directa. Pero el centro de la composición, de cuidado equilibrio geométrico, es el arco iris que cruza el lienzo de extremo a extremo, en una regular curva sobre el eje del horizonte. En el centro se alza, en forma piramidal, el Rosenberg. Es una alegoría de Dios, de su presencia en la tierra, ciertamente remota, contemplada por el hombre incapaz de adentrarse más allá del valle. Es ésta una idea que, procedente del pietismo protestante del siglo XVIII, había calado hondamente en la concepción romántica del paisaje, que veía a Dios a través del templo de la naturaleza. Precisamente Goethe, quien ejerció no poca influencia en Friedrich, expresó lo que parece ser la idea del caminante del lienzo: "Heme aquí subiendo y bajando cerros y buscando lo divino en las hierbas y las piedras". En la montaña se unen lo terreno y lo divino; este significado está realzado por la presencia del arco iris. Calificado de forma unánime como "lunar", lo cual es imposible, parece tratarse de un añadido del propio pintor sobre la versión acabada previa, un paisaje lunar. En la tradición cristiana, el arco iris representa a Cristo en la iconografía del Juicio Final o Cristo en Majestad. Es, además, el símbolo de la Alianza de Dios con el hombre tras elDiluvio. De este modo se representaba en la iconografía bajomedieval alemana, en que Cristo aparecía sentado sobre un arco iris. Las contradicciones visuales de esta obra, de inexplicable luminosidad, con un imposible arco iris, han sido consideradas precursoras del Surrealismo.
La denominación arte de las Montañas Blancas se refiere en principio al conjunto de obras creadas durante el siglo XIX por más de cuatrocientos paisajistas en el entorno geográfico de las Montañas Blancas de Nuevo Hampshire, en Estados Unidos. También se han incluido los trabajos realizados por artistas del paisaje a lo largo del siglo XX.1
Dicho macizo montañoso inspiró a maestros como Thomas Cole, Thomas Doughty y Benjamin Champney, o pintores posteriores como Winslow Homer, George Inness, y a algunos modernistas del siglo XX, como William Zorach.
Origen y evolución
Desde la década de 1820, algunos pintores decidieron aventurarse en las inmediaciones de las Montañas Blancas de Nuevo Hampshire en busca de motivos paisajísticos e incluso para practicar su trabajo al aire libre.
Al parecer muchos de ellos fueron alertados y morbosamente atraídos por la tragedia de la familia Willey en 1826, en que nueve personas murieron en una avalancha de barro. Esta necesidad de hacer un tipo de "pintura-crónica" (como la que Goya había hecho con sus obras sobre el 2 y el 3 de mayo en Madrid), dio como fruto un conjunto de cuadros retratando un páramo montañoso dramático y agreste.nota 2 2 Aquellas imágenes estimularon la imaginación de los americanos, sobre todo los de las ciudades grandes del noreste, que viajaron a Las Montañas Blancas para ver el escenario con sus propios ojos. A la avalancha de público seguirían, además de escritores, científicos y más artistas, una avalancha proporcional de comerciantes. Las Montañas Blancas se convirtieron en un foco turístico de Nueva Inglaterra, e incluso de más allá.
El mercado de pinturas y grabados que representaban el área se disparó sustancialmente. Mejoraron: los transportes, la infraestructura hotelera y empezaron a proliferar los "rincones artísticos". Así, por ejemplo, Benjamin Champney, uno de los artistas pioneros, popularizó Conway. Otros pintores prefirieron la Franconia, e incluso algunos se aventuraron hasta Gorham, Shelburne y parajes y localidades más al norte. Con el tiempo, los pintores de las Montañas Blancas que siguieron la tradición del estilo romántico de los paisajistas de la escuela del río Hudson tuvieron que dejar paso a nuevas sensibilides.
La tragedia de Willey
El 28 de agosto de 1826, lluvias torrenciales en Las Montañas Blancas causaron un derrumbe de barro en lo que luego se ha denominado "Monte Willey". La familia Willey, que vivía en una cabaña entre los Montes Willey y Webster, intentó escapar con algunos de sus bienes y la ayuda de dos hombres contratados, pero murieron todos en la avalancha final. En la casa, que sin embargo sobrevivió el desastre, los equipos de rescate encontraron una biblia abierta sobre la mesa.3 La noticia de la tragedia, que se difundió por toda los Estados Unidos produjo, durante los años siguientes, abundante literatura, estudios científicos y todo tipo de obras de arte, en esencia dibujos y pinturas,4 como el óleo de Thomas Hill, titulado Crawford Notch.5 Curiosamente, aquel triste suceso desató una nueva conciencia del paisaje americano y la naturaleza salvaje de Las Montañas Blancas.
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