Palacios de España del siglo XI
La casa del Cid (denominada también Casa de Arias Gonzalo) es un edificio civil de estilo románico situado en la ciudad deZamora (España). Desde 1931 ha sido protegido al haber sido declarado monumento histórico artístico.1 Se encuentra este edificio ubicado junto a la Puerta Óptima, de Olivares o del Obispo, esta última denominación por estar abierta junto al palacio episcopal. Se encuentra por tanto en un lugar privilegiado del viejo burgo, ocupando parte de las murallas, permitiendo vistas hacia el Duero.
Historia
Sobre su historia, existen diversas opiniones. Unos, como Tomás María Garnacho, partidarios de considerar esta vivienda como la Casa del Cid, conforme a la tradición que así nos informa.2 Frente a éstos, otros autores como el historiador zamorano Cesáreo Fernández Duro, prefieren definir a esta vivienda como la Casa de Arias Gonzalo, porque de éste era la vivienda, aunque una tradición antiquísima afirme la crianza aquí del citado caballero.3 En cualquier caso, y al margen de su valor histórico, cuenta con la peculiaridad de ser una de las escasísimas muestras de arquitectura civil románica que se conservan en España.4
Características
En la actualidad se pueden observar en sus muros dos partes claramente diferenciadas, siendo la más antigua la fachada abierta en el lienzo de la muralla, donde se encuentran dos ventanas, ya alteradas, que fueron ajimezadas, pues allí permanecen los dinteles, enmarcados por bocel con arquillos de herradura, pero sin las columnillas divisorias. El resto del muro carece de adornos, siendo su fábrica de sillería. Parece obra del siglo XI, mientras que la puerta de la casa, de arco semicircularcon molduras y capullos, parece ya más bien obra de mediados del siglo XI.
Palacio Real Mayor (Palau Reial Major en catalán) de Barcelona se encontraba situado en el centro delbarrio gótico de la ciudad, en la plaza del Rey. Constituía la residencia de los condes de Barcelona y más tarde de los reyes de la Corona de Aragón. Se compone básicamente de tres edificios:
- Salón del Tinell, mandado construir por el rey Pedro el Ceremonioso entre los años 1359 y 1362 al maestro de obras Guillem Carbonell. La tradición dice que fue el lugar del recibimiento, al regreso de su viaje deAmérica, de Cristóbal Colón por los Reyes Católicos; sin embargo, parece irrefutable que este (primer) encuentro tuvo lugar realmente en el Monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona, mientras que la recepción en el Palacio Real Mayor fue posterior.1
- La capilla palatina de Santa Ágata, del año 1302, obra del rey Jaime II de Aragón y su esposa Blanca de Nápoles. En su interior se encuentra el retablo del condestable Pedro de Portugal del pintor Jaime Huguet(1465).
- El Palacio del Lloctinent, del año 1549, encargada su construcción por el rey Carlos I a Antoni Carbonell, ha sido sede del Archivo General de la Corona de Aragón desde el año 1836 hasta 1994.
Se tiene documentación del nombre de Palau Major por primera vez en 1116, y fue nombrado así para diferenciarlo del Palacio Real Menor, que se encontraba edificado en la plaza de Sant Miquel, detrás de la Casa de la Ciudad y que fue derribado en el año 1847.
Historia
Durante la segunda mitad del siglo XI, el palacio se extendía desde la catedral románica a la plaza de San Ivo. De esta época es la escalinata exterior, aún existente, donde se hacían las reuniones del Consejo de Ciento cuando aún no disponían de edificio propio.
Jaime I reunió las Cortes en el Palacio Real Mayor el día 20 de diciembre de 1228, dirigiéndose a los asistentes con estas palabras:
On nós vos pregam molt carament (…) que ens donets consell e ajuda (…) en est viatge que volem fer sobre el regne de Mallorques e les altres illes que pertanyen a aquella.2
En estas Cortes se debía de pactar el concurso de cada estamento en la empresa de la conquista de Mallorca y la repartición de las ganancias.3
En los años 1461 y 1472 sirvió de capilla ardiente para Carlos de Viana y para su padre Juan II de Aragón.
En las escaleras de la entrada del Palacio Real Mayor el 7 de diciembre de 1492 sufrió un intento de asesinato el reyFernando II de Aragón por Joan de Canyamars. Siendo juzgado y condenado a morir en una cruelísima muerte, para ser ejemplo y castigo de otros.
La disolución del aparato político catalán por la victoria militar borbónica, hizo que desaparecieran las dependencias de la administración real y en el año 1718 el rey Felipe V cedió el palacio a las monjas clarisas, cuyo convento del Barrio de la Ribera, se había derribado para la construcción de la Ciudadela.
En la actualidad, el Salón del Tinell y la Capilla de Santa Ágata forman parte del Museo de Historia de Barcelona.
Arquitectura
Bajo el Salón del Tinell, se encuentran vestigios de un conjunto de edificios monumentales de la época visigótica. Durante el siglo XI el edificio fue derribado para construir uno nuevo, la obra románica, era rectangular y perpendicular a la muralla a la que se encontraba adosada. Este palacio románico permaneció cerca de dos siglos sin hacerse ninguna reforma importante.
El cambio en los dominios de los condes barceloneses que habían pasado a gobernar una corona por tierras aragonesas ysicilianas, hizo que empezaran las reformas. En el siglo XIII se realizaron pinturas murales representando el ejército catalán conservadas en el Museo de Historia de Barcelona, y la construcción de un nuevo cuerpo en la parte sudoeste del patio, con planta baja y arcadas y en el piso principal de doble altura con ventanales triforados y con dintel de arcos (en la actualidad, completamente reconstruidos).
El Salón del Tinell consta de planta rectangular de 34 metros de longitud por 17 de anchura y 12 de altura, cubierta con una techumbre plana con vigas de madera que descansan sobre seis arcos de medio punto en piedra con perfil de moldura sobre unascolumnas adosadas con capiteles y con más de 16 metros de luz entre ellas.
Pedro el Ceremonioso hizo derribar todo el interior por el maestro de obras Guillem Carbonell, pero conservó las fachadas y construyó un gran salón para recepciones y banquetes en el año 1362 ya se estaba pintando el techo por Jaime Desfeu. Seguidamente se pavimentó y en 1370 se puso una placa conmemorativa sobre la puerta:
En l’any de la nativitat de Nostre Senyor MCCCLXX lo molt alt Senyor en Pere Terç Rei d’Aragó féu obrar aquesta cambra.
Por éste tiempo además de las salas de representación y de residencia se tiene noticia de una armería:
arxiu de les armes reials.
En el año 1302, se realizó la construcción de la capilla real de Santa Ágata, que fue encargada por el rey Jaime II al maestro de obras Bertran Riquer, ya con traza gótica plenamente, adosada a la muralla romana, que disponía de puerta directa con el palacio y de una tribuna en alto para la asistencia de los reyes a las ceremonias religiosas. Tiene una torre octogonal del primer cuarto del siglo XIV, la planta es de una sola nave y con bóveda de cañón. La sacristía está construida dentro de la muralla romana.
El rey Martín I el Humano, en el año 1403 reformó la plaza agrandándola para que se pudieran celebrar torneos en ella. Emprendió nuevas reformas en las plantas altas y en el patio, para las cuales se trajeron piedra mallorquina de Santanyí, ladrillar de Valencia y materiales diversos de Sicilia, se realizó un paso elevado hacia la catedral al lado del portal de San Ivo (dicho paso fue derribado en 1823).
Durante el reinado de Pedro V (1463-1466) los trabajos llevados a cabo fueron sobre todo decorativos, como la chimenea del Salón del Tinell obrada por el escultor Juan Claperós así como la realización de sesenta baldosas de tierra cocida para la capilla de Santa Ágata, representando ángeles y las armas de Aragón y Sicilia. Asimismo, encargó la realización del retablo de laEpifanía al pintor Jaime Huguet en el año 1465 y la policromía del techo fue realizada por Alfons de Córdova.
En el siglo XVI dejó de ser la residencia real y se repartió el conjunto entre la Inquisición y la administración real, adaptándose el edificio para los nuevos usos, como las escribanías y los archivos de la Real Audiencia y el Salón del Tinell fue dividido en diferentes espacios además de abrir diversas puertas. La puerta coronada por un frontón triangular, por la que se entraba a la Real Audiencia, y que se puede ver en un dibujo de Gustave Doré publicado en Le Tour du monde: Voyage en Espagne, en el año1862, es la que está colocada en la plaza de San Ivo para la entrada del Museo Marés.
Entre los años 1549 y 1557 se construyó el palacio del Lloctinent encargado por Carlos I al maestro de obras Antoni Carbonell. Consta de planta rectangular, con cuatro plantas más los bajos, de estilo gótico tardío con elementos renacentistas y un gran patio central, en su planta baja tiene cuatro grandes arcos carpaneles sobre pilares que sostienen una galería de tipo toscano con arcos de medio punto la escalera hacia el piso superior está dispuesta como en los palacios italianos.
En 1555 se construyó también el llamado mirador del rey Martín, una torre rectangular de cinco pisos de altura, habiendo en cada uno de ellos una galería de arcos de medio punto con siete ventanas. En su origen, estas torres tenían finalidad defensiva, como mirador, y también por simple ostentación. De la época medieval, lo más parecido al mirador de la plaza del Rey es la torre Vittoria en Como o las torres de la población toscana de San Gimignano.
La sede que ocupaba la Inquisición y la capilla de Santa Ágata sufrieron la desamortización del año 1835. Durante la Guerra Civil se volvió a descubrir la sala gótica, tapada por un piso añadido, iniciándose su recuperación por los arquitectos municipalesAdolf Florensa y Joaquim Vilaseca bajo la dirección de Agustí Duran i Sanpere. Al mismo tiempo también se hizo la intervención para acoger el Museo Marés en la parte posterior del edificio, consiguiéndose en su mayor parte, otra vez, la unidad de los edificios.
Palacio del Real de Valencia (en valenciano Palau del Real) fue el antiguo palacio de los Reyes de Valencia en el «Cap i Casal» (cabeza y casa común) del Reino, como se conocía a la ciudad. También conocido como «Palacio de las 300 llaves» en alusión al número de habitaciones que llegó a tener.
Desde el siglo XI al XIX fue sede regia para los reyes tanto de la taifa valenciana, como para los monarcas de la Corona de Aragón, los Austrias y los Borbones.
Orígenes
Su origen se encuentra en el siglo XI en una finca de recreo o almunia musulmana, de los reyes de la Taifa de Valencia, donde se retiraban para descansar. Se encontraba situado extramuros de la ciudad, al lado izquierdo del río Turia. Fue mandada construir para descanso del rey Abd al Aziz.
El arabista Henri Pérès describe el Palacio como una Alhambra primigenia del siglo XI.
El palacio fue destruido por las tropas españolas que defendían la ciudad en la Guerra de la Independencia española, en uno de los sitios de Valencia en 1810.
Durante todos estos siglos, el Palacio del Real de Valencia padeció el paso del tiempo, sufrió asaltos durante guerras, destrucciones, reconstrucciones y ampliaciones. Una de las últimas y más importantes fue la llevada a cabo por Pedro IV el Ceremonioso o del Punyalet, que lo llamaba «alberg delitós» (albergue deleitoso) y lo rehabilitó en todo su esplendor después del saqueo de las tropas castellanas en 1364, haciendo honor a su rango de lugar real.
Construcción extramuros
Según apuntan algunos historiadores, la construcción de sus palacios en lugares un tanto alejados era lo habitual entre los príncipes andalusíes, que gustaban disponer de un lugar a una distancia premeditada para poder controlar la capital y a la vez defenderse de las revueltas. Pero también era importante su gusto por los albergues con amplios y grandiosos jardines.
El Palacio
Nació como finca de recreo musulmana, continuó como palacio de los reyes de Aragón y Valencia, tras la unión dinástica deAragón y Castilla sería residencia oficial de los virreyes de Valencia, para acabar siendo Capitanía General hasta su destrucción en 1810.
Según los planos rescatados por el profesor Giner Boira, se trataba de un gran edificio, su fachada principal llegó a alcanzar los 200 metros y dispuso de varias torres bien fortificadas, algo imprescindible debido a que el estar extramuros de la ciudad lo hacia fácilmente vulnerable en caso de guerra. Fue conocido como el Palacio de las 300 llaves en alusión al número de habitaciones que llegó a tener.
Boira lo describe integrado por dos cuerpos: el llamado palacio viejo, que era la antigua almunia musulmana reformada y adaptada a las nuevas necesidades, y el llamado palacio nuevo, que sería una ampliación de nueva planta del viejo.
Fue reedificado por Pedro el Ceremonioso (1336-1387) y posteriormente ampliado por el rey Alfonso el Magnánimo (1416-1458). En 1363, durante las guerras entreCastilla y Aragón, el palacio fue incendiado por las tropas castellanas en su sitio de la ciudad.
El palacio viejo disponía de cuatro torres en las esquinas, y en una de sus dependencias albergaba la capilla del palacio. Durante años sirvió como dependencia de uso exclusivo para la reina, pero con el tiempo sería un espacio destinado a viviendas del alcaide y el personal de servicio.
La parte nueva integraba dos patios, en el mayor estaba la escalera principal por la que se accedía a los salones principales. El patio pequeño también disponía de una escalera que daba acceso a una nueva capilla, dedicada a Santa Catalina. Los salones estaban dedicados al servicio de los reyes, audiencias, fiestas, recepciones, etc.
El rey tenía sus aposentos en la torre principal, conocida como de los Ángeles y reconocible en los grabados antiguos a simple vista, ya que en ella se encontraba un gran escudo real.
Ya en el siglo XVII se acometió una gran transformación en el palacio, modificando la estructura interna y la externa, añadiéndose una galería con arcos en la fachada principal y eliminándose las ventanas góticas.
Las ilustraciones que se conservan muestran el palacio en este momento histórico.
Maestros canteros
Entre los maestros canteros cuyos nombres han llegado hasta nosotros y que trabajaron en el palacio podemos encontrar a Joan Franch (siglo XIV), que trabajó también en las obras del Convento de Santo Domingo y al "piquer" Mateu Teixidor, que trabajó en la construcción del Puente de la Trinidad.
Habitantes ilustres
La quinta de recreo "Omunya" conocida como "Rahal", construida en el siglo XI por el Rey Moro Abd Al-Aziz, para su uso y de sus descendientes, fue transformada en Alcázar Regio y ampliada por Don Jaime I el conquistador. En el palacio, conocido como del Real y reedificado por Pedro IV de Aragón, se alojaron Juan I, Martín el Humano, Alfonso el Magnánimo y su esposa lareina Doña María, entre otros monarcas, fue una de sus residencias favoritas; ocasionalmente se alojaron Carlos I, Felipe II yFelipe III, a cuyas bodas con Margarita de Austria sirvió de marco admirable.
Hasta su derribo fue residencia oficial de los virreyes, primero, y de los capitanes generales después.
La Corte virreinal
El momento de esplendor de esta época lo encontramos ya a finales del Siglo de Oro valenciano. El Palacio del Real fue el centro neurálgico del reino de Valencia, allí la reina Germana de Foix y especialmente su segundo esposo el duque de Calabria, ejercieron de mecenas de la cultura, convirtiéndose en entrada y centro neurálgico del Renacimiento español. No podemos pese ello olvidar su papel en la represión de las Germanías.
Se considera a la reina doña Germana una mujer de su tiempo, criada en la corte de Luis XII y Ana de Bretaña, familiarizada con un mundo renacentista y con fuertes vínculos italianos. Gustaba del lujo pero, también de la conversación ingeniosa y espiritual.
Ambiente cortesano
Su formación cultural, fue decisiva para crear un ambiente cortesano en la Valencia del siglo XVI ya que, si bien la corte imperial de Carlos V, nieto de su primer esposo, era itinerante, en Valencia y bajo la protección de la última reina de Aragón, se creó una corte estable siguiendo el ejemplo de las italianas de su momento; floreció entre damas y caballeros la poesía, el humanismo, la diversión, incluso los problemas políticos tomaron un cierto tinte cultural.
Esta fue una de las claves para situar a Valencia en la órbita europea de su época, y para que la corte virreinal se relacionara con otras cortes europeas.
Carlos I facilitó la boda de Fernando de Aragón, hijo del rey Federico I de Nápoles, con la reina Doña Germana, ambos entraron por la puerta de San Vicente en Valencia como virreyes el 28 de noviembre de 1526 y en la Catedral juraron su cargo.
La formación y personalidad de ambos hizo que el Palacio del Real de Valencia fuera una de las residencias más ricas de España. Así los elogios que dedica el alemán Jerónimo Münzer en 1494, describiendo de la belleza de sus jardines, alcázar y numerosas estancias, se quedaron cortas ante las reformas y abundantes cambios introducidos por el matrimonio Germana-Calabria.
Al morir la destronada reina de Nápoles, Isabel de Balzo, madre del duque de Calabria, llegaron las infantas Julia e Isabel y, con ellas toda una corte de damas que aunque no tuvieran una gran influencia en la corte, representaban con su lengua y costumbres una influencia forastera en las gentes y ambiente.
Poco a poco la corte valenciana era un hervidero de intelectuales y cortesanos.
Hay que destacar entre otras muchas cosas, la enorme biblioteca que reunió el duque y de la que da fe Claude de Bronseval 1532:
(...) el virrey que estaba entonces en su estudio lo recibió con cortesía. Había allí más de doscientos volúmenes, pues era extraordinariamente amante de la literatura...
Los fondos fueron saqueados por algunos de los que habían participado en su destrucción, como el propio arquitecto a las órdenes del general Joaquín Blake, y también por los franceses tras su entrada en la ciudad.
En la corte se hablaban distintas lenguas además de las autóctonas, así encontramos a Don Luis Milán destacado además de por su faceta de músico, por sus obras. La obra más importante de Milán, relacionada con la corte del duque de Calabria y Doña Germana, es la que en 1561 imprimió Juan de Arcos en Valencia; se trata del Libro intitulado El Cortesano, donde exponen "lo que debe tener por reglas y práctica, repartido por jornadas", inspirada en El Cortesano de Baltasar de Castiglione. Dedicada a Felipe II, el autor manifiesta su propósito de dar consejos tanto en al forma de hablar como de presentarse todos los personajes de aquella corte virreinal.
(...) haciendo que hablen en nuestra lengua valenciana como ellos hablaban, pues muchos que han escrito usaron escribir en diversas lenguas, para bien representar el natural de cada uno; se trata del mejor testimonio de aquella vida cortesana en la Valencia del XVI.
Se encuentra también a Juan Fernández de Heradia, alguna de cuyas composiciones figuran en el Cancionero General de Hernando del Castillo (Valencia, 1509), y que versificaba igualmente en castellano y valenciano; El poeta Francisco Gilabert de Fenollet, más conocido por Francesc Fenollet, amén de un sinfín de cortesanos que aparecen en las obras citadas, a los que habría de añadirse el complemento de toda corte: dos bufones: el catalán que se hacía llamar “canonge Ester”, ocurrente y siempre en continua riña con “Gilot”, el otro bufón.
Los jardines
Además del extenso jardín del palacio, existía ya en el siglo XV una importante colección zoológica compuesta de leones, osos, ciervos, faisanes, pavos reales etc.
La otra denominación con que se conoce a los Jardines del Real, los Viveros, procede de la huerta del Vivel, nombre tomado de la laguna o vivero que los regaba, y que se viene utilizando desde que en 1903 este parque fue donado al ayuntamiento para plantel o viveros de árboles. Anteriormente había pertenecido a la Diputación Provincial, a la que había sido cedida por el Real Patrimonio en 1869.
Su utilización como vivero está documentada ya en 1560, fecha en que Felipe II dispuso le fuesen remitidos de la Almaciga del Real de Valencia infinidad de naranjos y limoneros así como más de cuatro mil plantas florales para embellecimiento de los jardines de su Palacio de Aranjuez.
Derribo
Oficialmente su demolición en la Guerra de Independencia, 12 de marzo de 1810, fue una supuesta estrategia militar para no permitir un bastión desde donde se pudieran hacerse fuertes las tropas napoleónicas invasoras, y bombardear la ciudad. Si bien de poco sirvió, pues atacaron por otro flanco y las tropas españolas terminaron entregando la ciudad sin luchar, a cambio de poder marchar a Alicante, todo ello pese a que en el primer sitio, el 28 de junio de 1808, los valencianos derrotaron a los franceses dirigidos por Moncey en las Torres de Quart, que con multitud de bajas fueron obligados a retroceder a Madrid.
Si bien algunas fuentes consideran discutible esa concepción táctica, y dicen lo contrario, que el Palacio podía ser un punto desde donde batir a los atacantes de la muralla.
Para una parte de los investigadores pudo ser una forma de terminar con los vestigios que aún quedaban del antiguo régimen derrotado en Almansa. En esta teoría, Teodoro Llorente habla de la “incomodidad política” del Palacio del Real en unos tiempos en los que se imponía la uniformidad borbónica que terminaría convirtiendo los antiguos reinos en meras provincias.
El mismo Llorente dice:
¿Qué fue de ti, Palacio Real? Noble mansión de los monarcas valencianos, centro y símbolo de nuestro antiguo y glorioso reino (...) Desaparecido todo, con las instituciones que representabas, la autonomía ilustre de aquel reino del que fuiste cabeza...
Unos años después de su demolición, parece ser que hubo un intento de reconstruirlo por parte del general Elío, nombrado capitán general de Valencia por Fernando VII. Según Vicente Vidal Corella en cita recogida en el libro La Valencia de otros tiempos:
(...) al encontrarse ante los escombros del Palacio Real, derribado durante la Guerra de la Independencia, pensó en reedificarlo, pero ante los inconvenientes que se le opusieron, ordenó reunir los restos del memorable y glorioso monumento, formando con ellos dos montículos inmediatos, que las gentes denominaron “les montanyetes d’Elio”.
Josep Vicent Boira, en el libro El Palacio Real de Valencia. Los planos de Manuel Cavallero (1802)1 editado por el Ayuntamiento de Valencia, apunta:
Podríem pensar que el derrocament va obeir a una conjunció de factors: una fallida estratègica militar podia estar present, però també intervindria la necessitat econòmica de la Junta de Defensa i la percepció de ser el símbol per excel·lència del passat, vist a ulls de les forces burgeses i liberals que sorgien en aquell moment. Podíamos pensar que el derribo obedeció a una conjunción de factores: una fallida estrategia militar podía estar presente, pero también intervendría la necesidad económica de la junta de defensa y la percepción de ser un símbolo por excelencia del pasado, visto a ojos de las fuerzas burguesas y liberales que surgían en aquel momento.
Vestigios
En 1810, solamente se salvó de su grandiosa fábrica algún fragmento de artesonado conservado en el Archivo del Reino de Valencia.
En 1814 el capitán general de Valencia, don Francisco Javier Elio, ordenó amontonar los escombros del derribado palacio del Real en los jardines, y formó con ellos dos pequeños montículos ("Les muntanyetes d'Elio") que rodeó de macizos sustentantes, sombreados de arbusto y de flores.
En los mismos jardines se puede observar unas escalinatas que según la tradición, respaldada por las posteriores investigaciones arqueológicas, pertenecieron al palacio.
De otros restos pequeños se tiene constancia en Sevilla y otros lugares.
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