El Primer Templo
Reconstrucción computarizada del Templo de Salomón (2010).
Reconstrucción de los recintos del Templo de Salomón. De derecha a izquierda: Vestíbulo (blanco), Santo (verde claro),
Santo de los Santos (rosado).
Encyclopaedia Biblica, 1903.
Sección longitudinal del Templo de Salomón.
Fragmento de vidrio con el Templo de Salomón, siglo III. Nótense los dos pilares exentos. Encyclopaedia Biblica, 1903.
Según la
Biblia, la construcción del Templo de Salomón se realizó en el siglo X a. C., para sustituir el
Tabernáculo que, desde el
Éxodo y durante siglos, era utilizado como lugar de reunión y para rendirle culto a Dios. El Tabernáculo preservaba el
Arca, que fue luego traída a Jerusalén por el rey
David y depositada en el monte Moriá, sobre una plataforma de aproximadamente 40 por 100 metros.
El Templo propiamente dicho, según la descripción de la
Biblia, era un edificio orientado sobre un eje longitudinal en dirección Este-Oeste. El edificio debió tener una longitud interior de aproximadamente 27 metros, 9 metros de ancho y una altura de también 13,5 metros (60×20×30 codos). Sus dimensiones, por tanto, eran comparables a las de una capilla, mas el culto por lo general se llevaba a cabo desde su exterior. A ambos lados de la entrada del templo fueron erigidas dos columnas, llamadas
Jaquín y
Boaz. Los sacerdotes y el rey entraban en el Templo a través de una gran puerta enchapada en oro, de aproximadamente 10 metros de alto y 4 de ancho. Tras esa puerta se encontraban tres recintos.
Un vestíbulo era seguido por otros dos recintos. El primero de esos recintos era denominado
Hejal o Santo (es decir, Lugar Santo o Santuario), que era iluminado a través de ventanas altas. La anchura y longitud de esta estancia guardaba una proporción de 1:2, lo que significa que la planta del
Hejal estaba compuesta por un doble cuadrado. El forjado de piedra se encontraba cubierto por un solado de madera de cedro. Las paredes y vigas del forjado del
Hejal estaban recubiertas por láminas de cedro libanés.
La tercera cámara, denominada
Dvir o
Kodesh Ha-Kodashím era el lugar más sagrado del Templo de Salomón. En latín se la conoce como
Sancta Sactorum y en español como "Santo de los Santos". Este último recinto se encontraba a un nivel más alto que el
Hejal y solo podía accederse a él subiendo una escalera. El
Dvir tenía la forma de un cubo de aproximadamente 10×10×10 metros (20×20×20 codos). En su centro se encontraba el
Arca de la Alianza (gran arcón hecho de madera de acacia, cubierta con planchas de oro y con cuatro anillas a las esquinas en las que eventualmente se ponían varas para transportarla; dentro del Arca se preservaban las
Tablas de la Ley, entregadas por Dios a
Moisés, y las Tablas a su vez llevaban grabados los
Diez Mandamientos, sirviendo de conexión entre Dios e Israel).
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El patio interior del Templo era rodeado por un muro formado por tres capas de bloques de piedra cubiertas por vigas de madera de cedro. En este patio interior podían entrar los peregrinos y las masas de fieles, pero el Dvir o Santuario del Templo solo era accesible a los sacerdotes y el monarca de turno.
La construcción del Templo de Jerusalén fue el evento más importante del reinado de
Salomón, gracias al cual su nombre se ha recordado hasta 30 siglos después de su muerte. Ya en la Biblia el Templo acapara la mayoría de los escritos donde aparece el rey
Salomón. Su fama ha trascendido los tiempos y, como edificio ideal concebido por Dios, constituye hasta hoy un importante referente y fuente de inspiración en materia proyectual y arquitectónica.
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Tras la muerte de
Salomón, el templo sufrió profanaciones debido a invasiones extranjeras y también a la introducción de deidades sirio-fenicias. Con todo, fue rededicado bajo sus condiciones originales durante los reinados de
Ezequías y
Josías.
Implementos del Templo
Mesa de panes de la proposición.
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Destrucción del Primer Templo
Inscripción incisa en el único vestigio que sobrevivió.
Del Templo de Salomón solo sobrevivió un pequeño objeto de gran valor simbólico, tratáse de una
granada de marfil del tamaño de un pulgar, sumamente estilizada y con inscripciones en caracteres paleohebreos: iconográficamente, las granadas (
rimonim en hebreo) se presentan en las culturas de la Antigüedad como símbolos de fertilidad y esperanza,
14 estando ellas ya presentes en Jaquín y Boaz, las dos columnas externas emplazadas delante del Templo de Salomón;
15 la
inscripción incisa en la granada de marfil por otra parte indica claramente que se trata de un objeto "[Perteneciente] al Templo of [Yahvé]h, consagrado a los sacerdotes".
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El Museo de Israel en 2011 retiró de la exhibición la granada, un objeto ciertamente de la Edad de Bronce tardía, pero no así la inscripción, que se sospecha es una falsificación reciente, aunque no haya pruebas de la culpabilidad de quien vendió la pieza al Museo.
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El Segundo Templo
Plano general del Templo de Jerusalén.
Reconstrucción de Zorobabel
Luego del retorno del cautiverio y con el liderazgo de
Zorobabel se hicieron los arreglos necesarios para reorganizar el desolado
Reino de Judá y reconstruir su Templo, desaparecido para ese entonces hacía ya siete décadas. El grupo recién llegado constaba de 42.360 personas judías, incluyendo niños, junto a sus 7.337 sirvientes y 200 músicos (
Esdras 2:65). Había completado el largo y lúgubre retorno a casa desde las riberas del
Éufrates hasta
Jerusalén. Dicha gente estaba animada por un fuerte impulso religioso y una de sus primeras preocupaciones fue restaurar su antigua casa de adoración, reconstruyendo el Templo y restituyendo sus rituales.
Junto con la invitación de
Zorobabel, el gobernador mostró un noble gesto al contribuir con 1.000
dáricos de oro y otros tantos regalos. La gente aportó además su parte al tesoro sagrado y lo hizo con gran entusiasmo (
Esdras 2). Primero se levantó y dedicó el altar de Dios en el punto exacto donde se encontraba su predecesor. Luego se limpiaron los escombros carbonizados que se hallaban en lo que había sido el sitio de Primer Templo. Finalmente, en el segundo mes del segundo año (
535 a. C.), y ante la emoción y el júbilo del público allí congregado (
Libro de los Salmos 116-118), se pusieron los cimientos del Segundo Templo. Este acto tuvo importancia para el pueblo hebreo, dando además lugar a no pocos recuerdos (
Zacarías 4:10).
De la oferta samaritana a la culminación de los trabajos
Los
samaritanos hicieron una propuesta de colaboración en los trabajos. Mas Zorobabel junto con el consejo de ancianos declinaron a la oferta ya que entendían que
Judea debía construir el Templo sin ayuda externa. Como consecuencia de ello, informes malintencionados fueron difundidos acerca de los judíos; de acuerdo con Esdras 4:5, los samaritanos buscaban frustrar el propósito de construir el Templo y enviaron mensajeros a
Ecbatana y
Susa, lo que ocasionó que los trabajos de reconstrucción fueran retardados y eventualmente suspendidos.
Siete años después de este episodio,
Ciro el Grande, quien había permitido y ordenado la reconstrucción del Templo, murió y fue sucedido por su hijo
Cambises. Luego
Esmerdis ocupó el trono por cerca de siete u ocho meses. Por último ascendió
Darío I (
521 a. C.) y, en el segundo año de su reinado, se retomaron los trabajos de reconstrucción del Templo y hasta su finalización. Ello se desarrolló a partir del estímulo, los consejos y las premoniciones de los profetas
Hageo y
Zacarías. En la primavera de
516 a .C., veinte años después del retorno desde el cautiverio en Mesopotamia, el Templo estaba listo para su consagración. Según el (
Libro de Esdras (6:15), el Templo fue terminado por completo el tercer día del mes de
Adar, en el sexto año del reinado de Darío I.
Renovación de Herodes
Maqueta del Segundo Templo de Jerusalén en el siglo I E.C.
Piedra del Segundo Templo de Jerusalén con inscripción en hebreo: "Hacia el lugar donde suenan las trompetas".
El candelabro de los siete brazos figura entre los expolios del Templo de Jerusalén. Relieve del
Arco de Tito,
Roma.
El
Kotel es uno de los pocos vestigios arquitectónicos del Templo de Jerusalén. Los grandes bloques visibles en esta fotografía se remontan a la
Antigüedad.
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Alrededor del
19 a. C., el rey
Herodes el Grande comenzó una masiva renovación y expansión del Templo. Éste fue prácticamente demolido y se construyó uno nuevo en su lugar. La nueva estructura es referida algunas veces como el Templo de Herodes, pero generalmente se lo siguió llamando Segundo Templo. Los rituales de sacrificios fueron retomados en él. La superficie ocupada por el nuevo edificio ocupaba una explanada de 500 metros de largo por 300 metros de ancho.
El
25 de septiembre de
2007, el
arqueólogo Yuval Baruch, junto con la
Autoridad de Antigüedades de Israel, anunciaron el descubrimiento de una de las
canteras que proporcionaron a
Herodes las piedras para el Templo. En dicha cantera fueron encontradas monedas, piezas de alfarería y postes de hierro, los que son datados hacia
19 a.E.C.. Otro arqueólogo, Ehud Nesher, confirmó que los contornos largos de las rocas evidencian que se trató de un proyecto público masivo en el que probablemente trabajaron cientos de esclavos.
Características del Segundo Templo
Al igual que en el
Tabernáculo, el
Kodesh Hakodashim (Santo de los Santos) estaba separado por cortinas, había una sola
Menorá en el
Hejal (Santo), además de una mesa para los panes de la preposición y un altar de los inciensos; se conservaban también vasijas de oro que pertenecieron al
Templo de Salomón y, aunque habían sido llevada a Babilonia, las mismas fueron luego devueltas al Templo de Jerusalén por
Ciro.
El Segundo Templo se diferenciaba de su predecesor porque presentaba árboles en su patio y poseía además un área reservada para los
gentiles.
Destrucción del Segundo Templo
En el
66 d.C., la población judía se rebeló en contra del
Imperio romano. Cuatro años después, el
70, las legiones romanas bajo las órdenes de
Tito reconquistaron y luego destruyeron la mayor parte de
Jerusalén y el Segundo Templo. El
arco de Tito, levantado en
Roma para conmemorar la victoria de Tito en Judea representa los soldados romanos llevándose la
Menorah del Templo. Jerusalén fue arrasada por el Emperador
Adriano nuevamente en
135.
La tradición cristiana y el Templo
El Templo de Jerusalén es, según una tradición cristiana, la expresión preparatoria para el nuevo Templo:
Cristo. Ella sostiene que en tanto que morada de Dios entre los hombres, el Templo jerosolimitano prefigura la morada definitiva que se encarna en la figura del Redentor. La base de esta noción tiene su principal referente en el Evangelio: "el verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros" (San Juan 1, 14).
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A ello se le suma la profecía de Jesús sobre la destrucción del Templo ante sus discípulos, admirados ante la belleza del Templo de Herodes:
Cuando salió Jesús del Templo, y se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo. Mas respondiendo Él les dijo: ¿Veis todo esto? En verdad os digo: no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.
Pocos años después, en el año 70, el Templo fue destruido por los romanos bajo las órdenes de Tito. Lo único que ha quedado son restos del muro de la explanada, no del templo en sí. De todas formas sigue siendo desde entonces un "monumento símbolo" y el sitio de referencia más sagrado para el
judaísmo.
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La tradición islámica y el Templo
Aunque no sea una
mezquita en el sentido estricto del término,
21 el
Domo de la Roca es indudablemente un lugar de veneración para los musulmanes. El edificio islámico alberga la así llamada "Roca Fundacional",
22 cuya significación es de suma importancia para el credo musulmán.
La así llamada "Roca Fundacional" (hebreo: אבן השתייה, Even Hashetiá; árabe: صخرة, Sajrah), preservada en el interior del
Domo de la Roca.
La Roca Fundacional es reverenciada por numerosos monoteístas como el lugar donde
Abraham iba a sacrificar a su hijo;
23 sobre dicha formación pétrea se ubicaba
el recinto más sagrado del Templo de Salomón; y en ese mismo sitio, siglos después de la destrucción del Templo y según sostiene la tradición islámica, el profeta
Mahoma ascendió a los cielos, siendo portado por
buraq, caballo alado con cabeza humana que allí lo condujo en una "travesía nocturna".
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Presenta asimismo la Roca Fundacional una importante impronta que, según la tradición islámica, fue hecha por Buraq al ascender a los cielos o, según otra versión islámica, el
arcángel Gabriel grabó en la Roca la mencionada impronta. Un hueco bajo la roca, sostiene la tradición musulmana, es reminiscente del turbante de Mahoma, quien, al levantarse, reincorporándose después de haber orado, se habría golpeado la cabeza con la piedra de no haberse ésta reblandecido instantáneamente.
Considerado también santo por los hebreos,
25 el lugar en cuestión es no menos venerado por los musulmanes, quienes construyeron el Domo de la Roca para preservar dicho sitio y lo que el mismo involucra, dado que es sumamente significativo desde un punto de vista monoteísta.
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Debido a su valor histórico y simbólico, la Cúpula de la Roca figura como una imagen constante y dominante en numerosas representaciones de la cultura islámica.
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Para los musulmanes incluso las gradas del Domo de la Roca poseen un valor simbólico importante. Ocho gradas que mueren bajo unas arcadas conducen desde cuatro lados hacia lo alto de la
Cúpula de la Roca; los musulmanes llaman a estas arcadas "mavazin", las balanzas. Según una leyenda islámica, el día del Juicio Final se tenderá una cerda de caballo desde las "balanzas" al
Monte de los Olivos y todos los resucitados deberán pasar por sobre ella: quien haya cometido injusticias caerá a la perdición eterna.
El Templo de Jerusalén en el imaginario colectivo
El rey Salomón observa los planos de lo que será el Primer Templo de Jerusalén. Fresco de Andreas Brugger, 1777.
El rey Salomón con el modelo para el Templo de Jerusalén. Escultura gótica de la catedral de Laón, siglo XIII.
El rey Salomón porta el modelo del Templo de Jerusalén. Ícono ruso, siglo XVIII.
Salomón supervisa la edificación del Templo de Jerusalén. Miniatura de los Hermanos Limburg, 1412-16.
Construcción del Templo de Salomón. Frater Rufillus, Códice Bodmer, 1170-1200.
Ejecución de trabajos para el Templo de Salomón. Biblia Historiada, 1450.
El rey Salomón dedica el Templo de Jerusalén. Gouache por Tissot, 1896-1902.
El Arca de la Alianza es introducida en el Templo de Jerusalén. Miniatura de los Hermanos Limburg, 1412-1416.
Dedicación del Templo de Salomón. Óleo por Biacciarelli, 1788-1791.
Sumo sacerdote con los implementos del Templo. Pentateuco de
Ratisbona, Bavaria, Alemania, 1300.
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El Templo de Salomón en Jerusalén. Xilografía de Hatmann Schedel, 1493.
-
El Templo de Salomón en Jerusalén.
Hagadá de
Pésaj, Ámsterdam, 1695.
29
Templo de Salomón sobre el monte Moriá. Grabado del rabino
sefardí Jacob Judah Leon, 1665.
Planta general del Templo de Salomón, mostrando sus patios. Plano de Isaac Newton, 1728.
Templo de Salomón. Grabado de Francois Vatable, 1546.
Hiram, arquitecto del Templo de Salomón, retratado entre sus célebres columnas. Vitral, 1900.
La reina de Saba visita el interior del Templo de Salomón. Óleo por De Bray, 1657.
El Templo de Salomón en la Antigua Ciudad de Jerusalén. Estampa de Charles O'Donnell, 1871.
El Primer Templo de Jerusalén incendiado por Nabucodonosor. Biblia Historiada, 1372.
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Zorobabel reconstruye el Templo de Jerusalén. Miniatura francesa, siglo XV.
Herodes ante el Templo de Jerusalén, 36 a.C. Miniatura por Jean Fouquet, 1470-1475.
El Segundo Templo de Jerusalén y sus alrededores. Christian van Adrichom, 1584.
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Maqueta del Segundo Templo de Jerusalén, reconstruido por Herodes y en tiempos de Jesús, siglo I E.C.
32
Presentación de María en el Templo de Jerusalén. Giotto, 1304-1313
Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén. Rembrandt, 1631.
Jesús y los doctores en el Templo de Jerusalén. Veronese, 1560.
María y José encuentran a Jesús en el Templo de Jerusalén. William Hunt, 1860.
Saqueo y destrucción del Segundo Templo de Jerusalén. Nicolas Poussin, 1626.
El muro occidental, único vestigio del Segundo Templo de Jerusalén. Jean-Léon Gérôme, 1867.
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Planes de reconstrucción en el siglo XXI
Según la teología judía, con el advenimiento del
Mesías, el Templo de Jerusalén será restaurado. De llegar eso a tener lugar, se tratará del
Tercer Templo de Jerusalén.
33 Para tal propósito en
Israel se han delineado planos detallados e incluso elaborado una gran
menorá.
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