Arquitectura del siglo IX a. C.
El santuario de Artemisa Ortia es uno de los centros religiosos más importantes de la ciudad griega de Esparta.
El santuario
El culto de Ortia es común en las cuatro poblaciones constitutivas de la Esparta original: Limnai, Pitana, Kynosoura y Mesoa. Está probablemente precedido, cronológicamente hablando, por el culto de la divinidad poliada de Esparta: Atene, griego Πολιοῦχος, Polioũkhos («protectora de la ciudad») o griego Χαλκίοικος, Khalkíoikos («de la Calcoteca»).
El santuario estaba situado entre Limnai y la orilla occidental del río Eurotas, en una depresión natural. Los vestigios más antiguos, fragmentos de cerámica del periodo geométrico, testimonian su existencia desde el siglo IX a. C. En el origen, el culto era celebrado sobre un altar rectangular hecho de terrones de tierra. A principios del siglo VIII, el témenos estaba dotado de un pavimento de piedras sacadas del río y rodeado de un muro de forma trapezoidal. Un altar de piedra y de madera se construyó a continuación, así como un templo. Las guerras emprendidas por Esparta permitieron financiar los trabajos.
Un segundo templo fue construido hacia 570 a. C., bajo el reinado conjunto de León y de Agasicles (hacia 575–560 a. C.), cuyos éxitos militares suministraron los fondos para los trabajos. Primero, el terreno fue realzado, sin duda, tras un desbordamiento del Eurotas. Sobre el lecho de arena del río fue levantado un altar y un templo de piedra caliza, orientados como los edificios precedentes. El muro del recinto fue alargado y adquirió forma rectangular. El segundo templo fue totalmente rehecho en el siglo II a. C., a excepción del altar, el cual fue reemplazado por los romanos que construyeron en el siglo III un anfiteatro para acoger a los turistas de la diamastigosis
El culto
Elementos primitivos del culto
En el origen, el culto de Ortia fue el de una religión preantropomórfica y preolímpica. Las inscripciones mencionan simplemente «Ortia» (u otras variantes como Ortria)o como el poeta lírico Alcman (Partenias, I, v. 61), que la llama Aotis («la de la aurora», v. 87).
El culto se dirige a un xoanon (efigie grosera de madera) considerada maléfica. Pausanias (III, 16, 9-11) cuenta que, era originario de Táurica y fue robado por Orestes e Ifigenia. Volvía locos a los que lo encontraban, y hacía matarse a los espartanos que ofrecían sacrificios a Artemisa. Sólo la intervención de un oráculo permitió «domesticar» la estatua. Sangre humana fue derramada sobre el altar, que acogía sacrificios humanos por sorteo. El legislador Licurgo los remplazó por la flagelación ritual de los efebos, la diamastigosis. Según Plutarco (Vida de Arístides, 17, 10), hay que ver más bien la conmemoración de un episodio de las guerras médicas.
Artemisa fue venerada allí bajo la epíclesis de griego Λυγοδέσμα, Lygodésma, literalmente «en el lazo de mimbre», lo que sugiere una estatua «incómoda», típica de los cultos griegos primitivos. Para Pausanias (ibid.), sin embargo, el nombre se explica porque se habría encontrado el xoanon en un matorral de mimbre, que mantuvo a la estatuilla orthia, es decir «derecha». Su culto comprendía, además de la flagelación, danzas individuales de jóvenes y danzas de coros de chicas. Para los chicos, el premio del concurso era una hoz, lo que hace suponer que se trataba de un rito agrario.
La presencia de exvotos atestigua la popularidad del culto: máscaras de arcilla representaban a ancianos u hoplitas, así como figurillas de plomo de terracota, mostrando a hombres y mujeres tocando la flauta, la lira o los címbalos, o incluso montando a caballo.
La diamastigosis
El culto de Ortia daba lugar a la griego διαμαστίγωσις, diamastigosis (de διαμαστιγῶ, diamastigô, «azotar duramente»), la flagelación de los efebos, descrita por Plutarco, Jenofonte y Platón. Unos quesos eran apilados sobre el altar y protegidos por adultos armados de látigos. Los jóvenes debían apropiarse de ellos, desafiando los latigazos. Al menos, en la época romana, la sacerdotisa podía controlar la fuerza de los golpes: según Pausanias (III, 16, 10–11), ésta llevaba a lo largo del ritual el xoanon de Ortia. Cuando uno de los porta-látigos detenía sus golpes, para no desfigurar a un guapo joven o en consideración a su familia, el xoanon se consideraba su función entorpecida. La sacerdotisa reprendía entonces al azotador culpable.
En la época romana, según Marco Tulio Cicerón (Tusculanas, II, 34), el ritual se había transformado en un espectáculo sangriento, llegando a veces hasta la muerte de un joven, bajo la mirada de los espectadores llegados de todo el Imperio. Hubo de construirse incluso un anfiteatro, en el siglo III, para acoger a los turistas. Libanio indica que aún en el siglo IV, el espectáculo atraía curiosos.
La exploración del sitio
El santuario fue sacado a la luz a principios del siglo XX por la Escuela británica de arqueología, en el trascurso de sus excavaciones en Laconia. En dicha época, el sitio albergaba únicamente las ruinas de un teatro romano, ampliamente saqueadas desde la fundación de la Esparta moderna en 1834 y en trance de ser cubiertas por el río. Rápidamente, los arqueólogos, bajo la dirección de R. M. Dawkins, encontraron vestigios griegos. Dawkins escribió: «El teatro romano ha podido protegerse eficazmente (…) una gran cantidad de objetos arcaicos que, por la luz que arrojan sobre la primitiva Esparta, han dado a exta excavación una importancia capital.»
La primera campaña de excavaciones duró cinco estaciones, al término de las cuales Dawinks publicó en 1910 una Histoire du sanctuaire (Historia del santuario). Estuvo marcada por un recurso intensivo de la estratigrafía. La campaña de 1924–1928 en Esparta constó también de un episodio de limpieza en Ortia en 1928.
Protomés de la déesse Artémis Orthia
Olověné votivní figurky. Sparta, svatyně Artemis Orthia
Ex-votos retrouvés au sanctuaire d'Artémis Orthia
El Obelisco negro de Salmanasar III es un monumento que data del año 827 a. C. y fue erigido en época del imperio asirio, que se extendió por Mesopotamia en la zona de los ríos Tigris y Éufrates.
Hallazgo e historia
La escultura fue hallada en 1846, por el arqueólogo Austen Henry Layard en Nimrud o Kalhu, antigua capital asiria, situada junto al río Tigris, a unos 30 km al sudeste de Mosul en el actual Irak y fue erigido como monumento público, en tiempos de guerra civil, y en sus relieves se enumeran los logros realizados por el rey Salmanasar III, hijo y sucesor de Ashur-nasir-pal II que gobernó Asiria entre 858 a. C. y 824 a. C. y su comandante en jefe, en treinta y un años, que reflejan los tributos que recibieron de otros reinos sometidos por los asirios: camellos, monos, elefantes y un rinoceronte, metales, madera, marfil y en cinco escenas repartidas en cada cara del obelisco (en total 20 recuadros), se narran junto a una escritura cuneiforme que reza.
- Tributo de los habitantes de Guilzanu (reino del noroeste de Irán).
- Tributo de Jehú, rey del Lugar de Omri (antiguo reino del norte de Israel).
- Tributo del país de Musri (probablemente Egipto).
- Tributo de Marduk-apilusur, príncipe del país de Sukhu (reino del medio Éufrates situado entre Siria e Irak).
- Tributo de Qarparunda, príncipe del país de Khattin (Antioquía, actual provincia de Hatay, Turquía).
El obelisco fue situado en una sala de audiencias del palacio de Kalhu, como propaganda de su reinado y es en uno de sus relieves en el que se ve la imagen más antigua de un israelita que se conoce (la un emisario del rey Jehú u Oseas, o acaso la de uno de ellos).3
Características
- Altura: 197,850 cm.
- Anchura: 45,080 cm.
- Material: Piedra caliza.
- Contiene una inscripción con los logros del rey, sus ascendientes y títulos.
- Forma: Obelisco de base rectangular coronado por una torre escalonada.
El Templo de Eshmún, ubicado en la colina de Birsa (o Byrsa), fue la construcción más destacada de la Cartago púnica (actual Túnez). 1 2 El templo estaba dedicado a Eshmún, el dios sanador, y uno de los principales dioses del panteón fenicio. Tras la conquista romana de la ciudad en 146 a. C., que dio fin a la tercera guerra púnica, los invasores demolieron por completo el templo, por lo que no se conserva ningún resto del mismo.
Historia
Los orígenes del templo se remontan a la creación de la propia ciudad de Cartago, en torno al 820 a. C. Durante la época fenicia, el templo tenía el acceso restringido a los sacerdotes, y para acceder era necesaria abstinencia sexual durante 3 días, y no comer alubias ni cerdo3 Se accedía al templo mediante una escalinata de 60 peldaños que desembocaba en un espacio abierto rectangular, porticado por los tres lados restantes. Al templo se le achacaban poderes curativos, y al parecer algunos métodos de sanación consistían en dormir en el propio templo; una característica compartida por todos los templos dedicados a este dios.4
El edificio dominó la ciudad hasta la total devastación de Cartago por los los ejércitos romanos de Publio Cornelio Escipión Emiliano en el 146 a. C. En los últimos días del asedio, unos mil combatientes cartagineses, comandados por Asdrúbal, se refugiaron en este templo por ser más fácilmente defendible gracias a su ubicación elevada. Sin embargo el templo fue finalmente incendiado por los atacantes,5 y se cuenta que varios de los defensores prefirieron inmolarse en el propio templo antes que entregarse.6
Tras el incendio de la ciudad y la ocupación romana, el templo fue totalmente demolido y el terreno allanado por los ingenieros romanos.7 Posteriormente se edificaron en el lugar nuevas construcciones, que serían a su vez destruidas en el siglo V.
Actualmente en el lugar se encuentra la Catedral de San Luis de Cartago.
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