Al final del Paleolítico, surgió en el Magreb y el Sáhara la cultura Ateriense que se extendió aproximadamente del 38.000 a. C. al 10 000 a. C.).
Se considera la primera civilización prehistórica regional de África, después del Achelense, que abarcó a todo el continente. De esta cultura regional surgen sus sucesoras: el Ibero-Mauritano (u Oraniense), el Capsiense y el Keremiense (este último propio de la Argelia Occidental).
Los límites de la expansión territorial son, por el sur el paralelo 18, por el este Tripolitania, Libia, y parte de Egipto, y por el oeste el Río de Oro. Al parecer, a Egipto solo llegó una fase tardía, que no alcanzó todo el territorio. Salvo en Marruecos, el ateriense litoral es de factura arcaica, correspondiendo las formas más evolucionadas al interior de Marruecos y norte-centro de Sáhara.
Lo que caracteriza al ateriense es la industria lítica de puntas pedunculadas, aplicada a armas y utensilios.
El fenómeno ‹‹ateriense›› ha sido uno de los ejemplos tecnológicos que más impacto han causado a lo largo de la historia de la investigación. Por ello se han escrito numerosos trabajos donde se ha intentado explicar esta cultura y además interrelacionarla con el musteriense peninsular. Pues bien, a todo ello haremos referencia en las siguientes líneas.
En los primeros compases de este artículo vamos a centrarnos en enmarcar la zona de estudio de una manera clara y concisa. En la parte septentrional de la zona a tratar nos encontramos la cordillera del Atlas, en Marruecos, y sus derivaciones hasta los montes de Gafsa en Túnez. El límite se extiende por el mar Mediterráneo hasta Egipto. Al poniente encontramos el océano Atlántico. Al sur encontramos una gran franja que se dilata desde Mauritania hasta Sudán. Para concluir con esta delimitación perimetral del territorio estudiado, marcaremos que en el levante nos encontramos con el famoso Mar Rojo. Por consiguiente, el área que hemos estudiado se ubica de una forma transnacional por bastantes países cuyas fronteras actuales fueron trazadas de forma artificiosa y coyuntural. Tenemos que tener en cuenta que esta zona no tiene una separación natural importante (mares, grandes ríos o macizos montañosos), de ahí que esa separación ‹‹artificiosa y coyuntural›› se completase de una manera más fácil. Seguramente el desierto del Sáhara sea el medio sedimentario desértico más perfecto y de mayor extensión que podemos encontrarnos; aunque no podemos decir que todo el territorio sea desértico, ya que fuera de esta franja encontramos al norte los palmerales y por el sur, el Sahel (límite o borde) y la sabana.
Por todos es conocido que en el ámbito de estudio peninsular hay una gran tradición africanista. Pues bien, este interés asimismo es compartido por nosotros, de ahí la elaboración de esta primera toma de contacto con estos entes líticos. Como bien es sabido, la industria ateriense comparte con el musteriense muchas características comunes, sobre todo en lo relacionado con la técnica utilizada (Levallois) y su espléndida calidad en los retoques. Estos elementos tallados los encontramos a lo largo de todo el territorio africano (aunque la zona de nuestro estudio se basa únicamente en el Sahara Occidental, no obstante para un conocimiento más completo sobre este periodo, también hemos tenido que ver algunos ejemplos de ateriense fuera del territorio saharaui, como es el caso de los estudios llevados a cabo en el Norte Occidental de Marruecos.
El nombre de ‹‹Ateriense›› se debe a Bir el Ater, siendo esta industria una de las que cuentan con una mayor dispersión geográfica, localizándose a lo largo de esta irradiación ateriense importantes yacimientos, los cuales no solo se deben al terreno saharai, ya que también hay una gran profusión de yacimientos en todo el norte africano. Es una industria donde está presente la técnica de levallois pero que se diferencia de las industrias musterienses por la presencia de una herramienta pedunculada, a veces en forma de punta, raspador, buril o incluso percutor.
A lo largo del tiempo, en el ateriense se han documentado varias fases, donde el perfeccionamiento de los útiles y el aumento de los pedunculados han sido el hilo conductor para esta división. Sin embargo, en los últimos años tales afirmaciones se han puesto en duda. Una de las cosas que parecen innegables es la larga pervivencia del ateriense, teniendo una fecha máxima de 30.000 años (fecha la cual se puede extender si tenemos en cuenta que existe un vacío entre las fechas asignadas a las últimas producciones aterienses y el desarrollo de las industrias microlaminares posteriores, ya enmarcadas en el denominado iberomauritano).
La discusión de la relación entre el Musteriense y el Ateriese ha sido siempre muy complicada y ha vaciado muchos tinteros en este sentido. Tradicionalmente las diferencias se han situado en la ausencia en el musteriense de pedunculados y de una cronología más antigua. Aunque el catalogar estos conjuntos de recursos abióticos dentro de un grupo u otro en base a la tenencia o no de pedúnculos presenta deficiencias y poca consistencia, de ahí que para nuestro estudio esto vaya a ser un indicativo de diferencia entre ambas culturas.
La plataforma horizontal que conforma los altos de la formación montañosa de Erqueyez presenta una gran superficie muy erosionada que puede llegar a constituir un transepto con un eje norte-sur de 12 kilómetros de extensión, y en el eje este-oeste que oscila entre 1 y 1.5 kilómetros, por lo que estaríamos hablando de unos 13 km². Esta plataforma alargada está fracturada por dos potentes profundos barrancos que siguen la dirección oeste-este. Una de las cosas que tenemos que señalar es la excelente situación en la que se encuentra la plataforma (donde se despliega el taller), ya que desde este lugar se controlan todos los pasos naturales, los cuales conducen, por un lado hacia el nordeste a la cuenca de Saguia Al Hamra, que desemboca en el Atlántico a unos 250 kms., y por otro se divisa hacia el oeste el paso natural hacia Smara. Este gran taller forma parte del grupo que algunos investigadores denominan Saguia Al Hamra.
Las características de estos talleres y asentamientos estacionales tienen unas tipologías similares a los complejos aterienses de zonas cercanas geográficamente del Sáhara Occidental, sobre todo Marruecos y Mauritania. El Ateriense ocupa zonas en los lugares llanos, bordes de las depresiones, etc., cercano a los cursos de agua dulce.
En la superficie de la roca expuesta descansan directamente los recursos líticos sin ningún sedimento que lo atrape. Esto se debe a los procesos postdeposicionales, como es el caso de la erosión eólica, la cual ha sido la causante, mediante una gran fuerza, del desmonte de los sedimentos que lo atrapaban. Como consecuencia de esta exposición de los materiales líticos en superficie, otros factores erosivos han actuado sobre ellos. El viento ha sido el causante de la erosión que podemos ver en las aristas de las herramientas y restos. Esta erosión se manifiesta en un redondeamiento de estas aristas, teniendo una erosión mecánica muy elevada. Otro factor erosivo lo encontramos en las acciones antrópicas, las cuales no son muy intensas ni sistemáticas y que tienen en el expolio su mayor exponente (este expolio abarca el expolio por parte de los visitantes ocasionales y de los habitantes autóctonos de la zona).
Cronológicamente este taller se podría situar a mediados del periodo ateriense, es decir, en un entorno entre el 20.000 a.n.e. y el 15.000 a.n.e. La talla que se lleva a cabo en este periodo es la unifacial, que están talladas únicamente por una de sus caras. Tenemos que señalar que hay una gran profusión de la técnica levallois para obtener los soportes para la fabricación de puntas y raspadores con retoques y pedúnculos. Uno de los problemas más evidentes e importantes que nos encontramos en el estudio de esta industria es la imposibilidad de asociar estos instrumentos a un grupo humano determinado, el cual llevase a cabo su producción. Es cierto que hay varios hallazgos fósiles (los cuales podrían estar asociados a este periodo o no), pero ninguno en contextos estratigráficos fehacientes.
En conclusión, con este artículo hemos intentado traer al conocimiento del público uno de los fenómenos que consideramos fundamentales para poder conocer el pasado de esta zona y toda su evolución histórica. Otra de las líneas que hemos intentado dar a conocer es el debate que existe con la relación entre el ateriense y el musteriense peninsular, no pudiendo llegar a una conclusión definitiva.
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